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Krry
Corrección y edición
Miguel
Carlos
Pretinaverse
※ ※ ※ ※ ※
——Ante aquel
imprevisto espectáculo, Subaru no podía más que quedarse perplejo mientras lo
contemplaba.
Era una noche
en la que sucedían cosas extrañas una tras otra.
Comenzando por haberse quedado dormido sin querer, haber buscado corriendo a Anastasia —o más bien, Eridna— quien había desaparecido de la Sala verde, avistar a un pájaro el cual no se suponía que debía estar en la torre y perseguirlo. Perdió de vista a dicho pájaro en un callejón sin salida y, encontrando un pasaje oculto al investigar las familiares paredes y suelos…
『 Subaru: ——Al otro lado del túnel había
un país de nieve. 』
La mofa que
soltó no contribuyó a explicar tal extraño espectáculo.
Lo que Subaru había atravesado no era una pared o un túnel, y lo que se hallaba ante sus ojos tampoco era un país de nieve, sino una noche en la que un frío aire soplaba a través del mar de arena.
Bajo un cielo color sable con centelleantes estrellas, y desde el balcón de la atalaya, podían verse las dunas extendiéndose a lo lejos como si de un oscuro mar se tratara.
Nada se correspondía con las palabras de Subaru. En su lugar…
『 ???: ¿Natsuki-kun? 』
En respuesta
al murmuro ronco de Subaru, la figura de una persona, con su pelo danzando
sobre el viento, se giró hacia él.
Era una joven que sostenía su ondeante pelo violeta con la mano, tenía redondos ojos color turquesa, piel tan clara que era claramente visible en la oscuridad, y poseía una apariencia encantadora.
Era quien él había estado buscando: Anastasia. Subaru vaciló por un instante cuando ella le llamó.
『 Subaru: … El pintoresco escenario de
este SPOT es ideal para un paseo
nocturno, ¿verdad? 』
Ocultando su
asombro inicial bajo la lengua, Subaru se encogió de hombros frente a
Anastasia. Ante este gesto y las palabras de Subaru, Anastasia sonrió levemente
diciendo 『 Sí que lo es 』.
『 Anastasia: Es cierto que la vista es geniar. Pero es una verda’era pena que er
paisaje sea to’o negro. Habría si’o diferente si desde lejos se viera
también er pueblo. 』
『 Subaru: Eso es cierto, pero el encanto
de mirar hacia el mar de la noche tampoco está tan mal, ¿sabes? Además, aunque
digas eso… 』
Diciendo eso,
Subaru señaló con el dedo hacia el cielo de este paisaje inabarcable en su
totalidad de un vistazo. Atrapada por ese movimiento, Anastasia también miró
hacia el cielo——un cielo con estrellas por todos lados.
Comenzando por haberse quedado dormido sin querer, haber buscado corriendo a Anastasia —o más bien, Eridna— quien había desaparecido de la Sala verde, avistar a un pájaro el cual no se suponía que debía estar en la torre y perseguirlo. Perdió de vista a dicho pájaro en un callejón sin salida y, encontrando un pasaje oculto al investigar las familiares paredes y suelos…
Lo que Subaru había atravesado no era una pared o un túnel, y lo que se hallaba ante sus ojos tampoco era un país de nieve, sino una noche en la que un frío aire soplaba a través del mar de arena.
Bajo un cielo color sable con centelleantes estrellas, y desde el balcón de la atalaya, podían verse las dunas extendiéndose a lo lejos como si de un oscuro mar se tratara.
Nada se correspondía con las palabras de Subaru. En su lugar…
Era una joven que sostenía su ondeante pelo violeta con la mano, tenía redondos ojos color turquesa, piel tan clara que era claramente visible en la oscuridad, y poseía una apariencia encantadora.
Era quien él había estado buscando: Anastasia. Subaru vaciló por un instante cuando ella le llamó.