sábado, 26 de noviembre de 2022

,

Una proposición de convivencia en la torre


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Krry

Corrección y edición
Robert
Carlos
Pretinaverse

※ ※ ※ ※ ※

——Finalmente, en la reunión estratégica se decidió posponer la conquista del segundo piso —Electra—.
 
Aunque no habían encontrado una idea que les permitiera a todos superar la situación actual, el mayor factor a la hora de decidir posponerlo todo no fue más que uno: las tripas de Subaru que habían comenzado a rugir.
 
Subaru: Ahora que lo pienso, estuve inconsciente durante dos días enteros antes de despertar, e inmediatamente me puse a enfrentar los Exámenes de la torre. No me extraña que mi estómago estuviera a punto de devorarse a sí mismo.
 
Cuando la conversación se detuvo, las tripas de Subaru rugieron fuertemente y, por primera vez, notó lo hambriento que estaba.
Tener el estómago vacío no imposibilita luchar, pero sí que merma la capacidad de pensar adecuadamente. Por eso, una vez las tripas de Subaru comenzaron a rugir para dar a conocer su hambre, todos lo tomaron como una oportunidad para posponer sus discusiones.
 
Subaru: La verdad, en parte siento que me he salvado gracias a que mis tripas rugieron…
 
Dejando de lado el plan para abrirse camino a través del segundo piso, se podía observar cierto patrón en las preguntas propuestas por los Exámenes de la atalaya.
Junto al entendimiento de la mezquindad del Examinador, la naturaleza exacta del peligro que Shaula imponía también se hizo evidente. Para empezar, se suponía que Subaru debía ser cauteloso con ella debido a su poder en batalla; pero, debido a su actitud de cabeza hueca y lo excesivamente familiar que era con Subaru, la tensión del grupo frente a ella había empezado a desvanecerse.
 
Shaula: ¡Está bien quedarse aquí y divertirse conmigo!
 
Sin importar cuántos días, años, o incluso siglos.
 
Así, la audaz declaración de Shaula les recordó a todos exactamente qué peligro imponía ella. Como seguramente debería ser.

Subaru: No es que esté planeando hacerlo, pero si escapamos en mitad de nuestra conquista de la torre, parece que hay una regla que hará que ella definitivamente se vuelva nuestra enemiga.
 
Escudriñando a través de su mente, Subaru recordó una de las muchas reglas de las que Shaula habló.
Abandonar en mitad de los Exámenes, violar cualquiera de las reglas de los Exámenes, faltarle el respeto a la biblioteca, y dañar la torre. Si se rompiera alguna de dichas reglas, entonces Shaula se volvería nuevamente en la enemiga que una vez fue cuando impedía que ellos entraran a la atalaya.
Subaru quería evitar llegar a ese punto, tanto tácticamente como emocionalmente.
 
Subaru: Pero quedarnos simplemente aquí durante años sin fin, tal como dijo Shaula, no parece muy realista, así que realmente me gustaría evitarlo.
 
Pensando seriamente acerca de la conquista de la torre, era natural que surgiera ansiedad por los diferentes aspectos a enfrentar.
Subaru y compañía ya habían gastado más de un mes de camino a la Atalaya Pléyades. Aunque hubieran aprobado los Exámenes uno tras otro sin complicaciones y hubieran conquistado la torre, tardarían otro mes en regresar a Priestella y, en total, su viaje ya habría durado alrededor de tres meses.
 
Obviamente, la opción de retirarse a mitad de camino estaba descartada, ya que provocaría que Shaula se enemistara con ellos, pero la fecha límite de la Selección Real debía tenerse en cuenta, ya que Emilia y Anastasia eran participantes.
Tres años en total, de los cuales ya había transcurrido algo más de un año, por lo que les quedaba menos de 2 años.
Obviamente el tiempo disponible, así como el tiempo que podían tardar, no era infinito.
 
Beatrice: Pero si sigues preocupándote sobre lo que te espera después de mañana, no llegarás a ninguna parte, de hecho. Por ahora, el mañana que tiene como base el día de hoy es importante, supongo. Y para ello…
 
Subaru: Ahora tengo que comer hasta llenarme, ¿no?
 
Beatrice: Efectivamente, de hecho.
 
Beatrice señaló a Subaru con un dedo al oírle pronunciar esas palabras.
Ya que las discusiones se detuvieron a favor de preparar la comida de todos, Subaru aprovechó la oportunidad para ir a dar un paseo por las diferentes partes de la torre——empleando su tiempo libre deambulando por el cuarto piso, el área que todos designaron como alojamiento.
Y quien lo acompañaba sujetando su mano tan fuerte como podía era Beatrice.
El motivo por el que de vez en cuando se daban la mano era porque la Puerta de Subaru estaba rota, y su espíritu contratado Beatrice recolectaba todo su maná acumulado. Pero incluso dejando ese motivo de lado, Subaru quería sostener la mano de Beatrice, y Beatrice nunca se negaba.
 
Subaru: Además, estuviste muy preocupada por mí cuando estuve inconsciente durante dos días enteros, ¿verdad? Así que por hoy relájate y déjame mimarte.
 
Beatrice: Deja de decir comentarios estúpidos, supongo. Tan sólo estoy recolectando el maná que no me molesté en recolectar mientras Subaru estaba durmiendo, de hecho. Betty siempre quiere estar a pleno rendimiento, especialmente en esta torre, supongo. Quiero evitar la falta de preparación, de hecho.
 
Subaru: Aunque dices eso, ¿al fin y al cabo no fuiste tú quien sostuvo mi mano mientras dormía, aunque no recolectaras mi maná?
 
Beatrice: Efectivamente, eso no estaba relacionado con el maná, fue un acto con el propósito de recargar el corazón de Betty, supongo.
 
Subaru sonrió mientras Beatrice sacaba pecho afirmando con orgullo sus intenciones sin relación con el maná, y decidió no señalar que eso era algo mucho más conmovedor y vergonzoso.
 
En cualquier caso, Subaru levantó las manos y dio su visto bueno a los pensamientos de Beatrice.
Había que considerar el Examen del segundo piso. Subaru no quería pensar de ninguna forma que el Examen del primer piso también requeriría una gran capacidad de combate, pero no podía descartar esa posibilidad.
Además, el poder de combate no era el único punto fuerte del dúo de Subaru y Beatrice. Y por ello, Subaru necesitaba que Beatrice se encontrara a plena capacidad en todo momento.
 
Subaru: ¡Vale, Beako! Ya estoy bien, así que no tienes que preocuparte por mí. ¡Tan sólo sigue succionándome el maná hasta engordar!
 
Beatrice: ¡Aunque recolecte mucho maná, Betty no engordará, de hecho! Además, aunque te encuentres bien, no eres consciente de cuánto maná posees, supongo. No puedo dejar que te desmayes de nuevo por tomar el poco maná que ya tenías, de hecho.
 
Subaru: Oye oye, entonces ¿qué sugieres que haga?
 
Beatrice: ¡Ya-te-lo-dije! Como mínimo, necesitas alimentarte bien, descansar, recuperar tu fuerza y maná, y también trabajar duro y hacerle compañía a Betty, supongo. Esa es tu misión, de hecho.
 
Subaru: Estoy bastante seguro de que ya me encuentro bien, y también estoy bastante seguro de que tus sentimientos de sentirte solita cuando no tienes a nadie se mezclaron con lo que querías decir… Ah.
 
Subaru puso una expresión que era una mezcla de sarcasmo y alegría.
Al escuchar las pisadas de alguien que venía desde más adentro en el pasillo, Subaru dejó de caminar.
Ese sonido lo producía Emilia, quien apareció en el otro extremo del pasillo y, al percatarse de que Subaru y Beatrice se encontraban allí, se le escapó un Ah abriendo los ojos de par en par y se acercó corriendo a ellos. En sus manos sostenía un contenedor de metal de color plateado: un balde.
 
Subaru: Un balde, ¿eh? Incluso en momentos como este, Emilia-tan se está esforzando al máximo, ¿eh? ¿Vas a practicar tu canto?
 
Emilia: Juju, qué estás diciendo, Subaru. Es cierto que recibo mucha ayuda de Balde-sensei cuando estoy practicando mi canto, pero ahora no es el momento para eso, ¿sabes?
 
Subaru: Sí, bueno… Entonces, ¿a qué viene el balde?
 
Emilia: Bueno… Voy a hacer que Balde-sensei haga el trabajo para el que fue hecho, por supuesto.
 
Sonriendo ante la pregunta de Subaru, Emilia le entregó el balde. Estaba lleno de agua, así que efectivamente, Balde-sensei volvía a realizar su trabajo original correctamente.
Sin embargo, aunque el balde cumplía su propósito, surgió una pregunta precisamente por ello.
 
Subaru: Eh, ¿de dónde es el agua? La torre está rodeada por un mar de arena, ¿cierto?
 
Emilia: Ah, en eso te equivocas, Subaru. Si vas más allá de la torre, muy muuuy lejos, se supone que está la Gran Cascada. Y de verdad hay muuucha agua allí, así que…
 
Subaru: ¿Fuiste tan lejos para llenar un balde de agua? Todo por mí.
 
Emilia: Si es por ti, Subaru, no me importaría en absoluto hacerlo, pero ese no es el caso. A decir verdad, el espíritu en la Sala Verde nos puede dar agua fresca y limpia.
 
Por alguna razón, se podía ver orgullo en la cara de Emilia mientras lo decía; pero Subaru quedó cautivado por lo que ella dijo justo antes de revelarle la verdad sobre el balde de agua: que, por el bien de Subaru, ella iría incluso a la Gran Cascada para recoger agua.
Eso hizo increíblemente feliz a Subaru.
 
Subaru: Estoy saboreando esa alegría, pero… El espíritu de esa sala sí que es genial. No sólo cura las heridas, sino que también puede hacer cosas así.
 
Emilia: Si es solo crear agua, Beatrice y yo también podemos hacerlo con magia, pero…
 
Beatrice: El miasma alrededor de las dunas y la torre es demasiado denso, supongo. Lo más sensato sería evitar beber el agua creada mediante maná que haya estado expuesto al miasma, de hecho.
 
Emilia: Así es.
 
Subaru: Ya veo.
 
Beatrice complementó la explicación de Emilia, y Subaru reconoció el problema.
El problema de asegurar una fuente de agua potable para el viaje hasta ese momento —el cual debería enfatizarse en un viaje ordinario— se había resuelto más o menos dependiendo de la magia.
Siempre y cuando se poseyera maná, no había la necesidad de cargar con una gran cantidad de agua potable, ya que se podía producir tanta cuanta fuera necesaria; tan sólo los recipientes eran necesarios. En este caso, la magia era extremadamente conveniente.
 
Subaru: ¿Así que el miasma no contamina el aire, sino el maná? ¿Entonces sería malo para la salud si lo tomas a través del agua potable o algo así?
 
Beatrice: No sé si se vería algún cambio inmediato en el cuerpo, supongo. Pero cuanta más agua bebas, más miasma entrará en ti, de hecho. Si eso ocurre, en el peor de los casos, podría acabar como Subaru, atrayendo a las mabestias, supongo. Me dan escalofríos sólo de pensarlo, de hecho.
 
Subaru: Sonará raro viniendo de mí, pero sí que es bastante difícil vivir con ello.
 
Subaru había aprovechado esa propiedad específica de él en diferentes momentos, pero era más bien un último recurso y no algo que se pudiera usar frecuentemente. Por contra, si Subaru se fuera de senderismo por la montaña, cabría el riesgo de acabar rodeado accidentalmente por mabestias.
Obviamente, no tener dicha condición que atraiga a las mabestias sería mucho mejor que sí tenerla.
 
Emilia: Por tanto, estamos usando el agua de manantial purificada del espíritu de la Sala Verde tanto como nos es posible. Hicimos lo mismo cuando Subaru estuvo durmiendo durante dos días seguidos.
 
Subaru: Vaya… Con que así fue.
 
Subaru se sintió impresionado por la explicación de las desconocidas condiciones de habitabilidad de la Atalaya Pléyades.
Y, mientras le daba vueltas a la charla sobre el agua de manantial, una pregunta lógica le surgió a Subaru. Incluso tenía que ver con la cautela que sentía hacia Shaula antes.
 
Subaru: Dejando a un lado todo el tema del agua, ¿cómo nos va con la comida? Nos aprovisionamos en aquel pueblo para cruzar el mar de arena, pero también hubo TROUBLES.
 
Emilia: Descuida. Incluso con toda esa agitación, la comida no salió simplemente volando a alguna parte. Toda sigue en el carruaje de dragón. Pero…
 
Subaru: Da igual cómo la distribuyas, no durará más de un mes, ¿no?
 
Aun descontando el agua potable, había un límite de peso en lo que se podía cargar en el carruaje de dragón. Es más: la necesidad de comida no estaba limitada únicamente a Subaru y los demás. Sus compañeros dragones, Patrasche y Gyan, también necesitaban alimento. Teniendo eso en cuenta, ellos habían acumulado alimentos para un mes.
No era un tema de escapar de la torre con vida. Tenían tan sólo un mes de tiempo para conquistar la Atalaya Pléyades en sí y llegar al pueblo más cercano de forma segura.
 
Subaru y compañía disponían de tan sólo un mes para conquistar la Atalaya Pléyades.
 
Emilia: …
 
Subaru: Dicho eso, no tengo intención de estar aquí durante un mes entero.
 
Emilia: Subaru…
 
Notando un atisbo de preocupación en los ojos de Emilia, Subaru sonrió.
Tenían una fecha límite, y los desafíos eran numerosos, pero no lograrían nada rehuyendo de ellos.
 
Subaru: Sea como fuere, sólo ha pasado un día… Ah, bueno, atrasé nuestro START, así que siendo justos, éste es el tercer día desde que llegamos a la torre, pero ya hemos CLEARED el primer Examen y Emilia-tan fácilmente logró la victoria en el segundo.
 
Emilia: E-en realidad no logré la victoria «fácilmente»
 
Subaru: En esta situación puedes presumir un poco, así que no pasa nada por decir que fue fácil.
 
Arrogantemente, Subaru apuntó un dedo hacia Emilia, quien estaba seria, y luego acercó a Beatrice hacia él y reposó su barbilla sobre su cabeza.
De esa manera, tanto Subaru como Beatrice miraban a Emilia desde abajo.


Subaru: No importa si el oponente es el más poderoso antiguo Santo de la Espada o lo que sea. Con el poder de Beako y mis artimañas, derrotaremos completamente en un plis plas a ese maldito acosador sexual palillero con parche en el ojo.
 
Beatrice: Exacto, supongo. En un plis plas, de hecho.
 
Emilia: Plis plas
 
Subaru: ¿Quién dice «plis plas» hoy en día?
 
Emilia: ¡No vale! ¡Eso es injusto! ¡Subaru y Beatrice no paraban de decirlo!
 
Habiendo caído en la trampa coordinada de Subaru y Beatrice, Emilia hinchó enfadada sus mejillas rojas como un tomate.
Engañada por un patrón añadido a sus habituales interacciones, Emilia suspiró como si no se pudiera hacer nada al respecto luciendo ligeramente insatisfecha.
 
Emilia: Vale, lo entiendo; lo he entendido. Dices esas artimañas de una manera que parecen fáciles de hacer, Subaru. Pero eso hace que suenes aún más confiable.
 
Subaru: Sí, confía en mí, espera eso de mí y sigue amándome. Después de todo, es por eso que soy tu caballero.
 
Emilia: Sí. Cuento contigo entonces, mi gran caballero.
 
Subaru: Ahora no has negado la parte de amarme, así que estoy un poco nervioso…
 
Emilia: ¿?
 
El susurro de amor que Subaru había mezclado en su charloteo habitual parecía haber sido ignorado delicadamente, así que se sintió un poco decepcionado. Pero, aunque Emilia le hubiera respondido apropiadamente, habría estado nervioso igualmente, así que en realidad era mejor de esa forma.
En cualquier caso…
 
Subaru: Sé que es un poco tarde para preguntar, pero ¿no es un poco extraño que fuera Emilia a quien le pidieran que fuera por agua? ¿No se supone que ese es el trabajo que debería realizar tu caballero… o, más bien, un subordinado?
 
Emilia: No pasa nada, de verdad. Puede que Subaru sea mi caballero, pero no quiero que nuestra relación sea la de un amo y su sirviente. Tan sólo quiero que Subaru se quede a mi lado. Si eso es todo lo necesario para protegerte, entonces sé obediente y deja que te cuide mientras te recuperas.
 
Subaru: ¡¿A qué viene eso, Emilia-tan?! ¡Si vas a mimarme tanto, moriré de felicidad, ¿sabes?!
 
Emilia: ¡Además, estoy a cargo de la cena de hoy! ¡Quiero hacerlo todo por mí misma!
 
Beatrice: Parece que ambas declaraciones van en serio, eso es lo difícil de Emilia, supongo.
 
Ante la declaración de Emilia, Beatrice soltó un suspiro. Y entonces, mientras Subaru mantenía la barbilla sobre su cabeza, Beatrice llamó la atención de Emilia con su mano.
 
Beatrice: Mira, Emilia. Subaru no se va a relajar mientras estés aquí, de hecho. También estás demorando los preparativos para la comida, así que date prisa y márchate, supongo.
 
Emilia: ¿En serio? Vale. Los veré luego. Espérenlo con ansias, ¿vale?
 
Beatrice: Esperaremos llenos de «júbilo».
 
Beatrice despidió a Emilia en lugar de un Subaru sin agallas. La respuesta de Beatrice a las palabras de Emilia reflejaba una sutil diferencia en sus percepciones.
 
Emilia: Les llamaré cuando la comida esté lista, así que no se vayan demasiado lejos, ¿de acuerdo?
 
Beatrice: Iremos al cuarto piso, supongo. En cuanto a lo de si escucharemos tu llamada o no…
 
Emilia: Entendido. Alzaré aún más mi voz.
 
Beatrice: … Vale, de hecho.
 
Tras intercambiar sonrisas, Emilia se marchó por su camino, balde en mano, despidiéndose de ellos con la mano mientras desaparecía a la vuelta de la esquina. Viéndola, Beatrice miró hacia arriba a Subaru, quien todavía reposaba su barbilla sobre la cabeza de Beatrice.
 
Beatrice: Y ahora, espero que te hayas calmado, supongo.
 
Subaru: … Sí, ya estoy bien. No lo entiendo la verdad, pero de repente pensé que Emilia-tan era realmente linda. Como si todo lo demás excepto Emilia-tan hubiera perdido su tonalidad, así que me encuentro mucho mejor ahora que pude verla sonreír de verdad.
 
Beatrice: ¡Entiendo lo que dices aún menos de lo habitual, de hecho! Además…
 
Subaru: ¿Además?
 
Con una cara totalmente seria, Subaru habló en verso sobre sus verdaderos sentimientos sobre Emilia. Así que Beatrice apretó su espalda contra el pecho de Subaru y…
 
Beatrice: Es injusto que estés tan obsesionado con Emilia, supongo. Betty es la PARTNER de Subaru, de hecho. Por favor actúa en consideración de este hecho, supongo.
 
Subaru: Qué linda eres.
 
Beatrice: ¡Migya~, de hecho!
 
Debido a que de repente Beatrice parecía demasiado tierna, Subaru la tomó en alto y dio vueltas en el pasillo mientras frotaba su mejilla contra la de ella.
 
Subaru: No pasa nada, relájate. También te quiero. Cómo decirlo… Ahora mismo, todo a mi alrededor se ve muy hermoso, pero tú te ves particularmente espectacular. ¡Te quiero, Beako!
 
Beatrice: ¡V-va-vale, lo entiendo, lo entiendo! ¡Lo he entendido, así que bájame ya, supongo! ¡He dicho que lo entiendo, de hecho~!
 
Pero, aunque Beatrice gritaba con su cara roja como un tomate, Subaru no la soltaba.
Y así, Subaru deambuló a través de los pasillos del cuarto piso con júbilo, girando a través de cada espacio disponible, con Beatrice aún en sus brazos.
 
Las alegres voces de ambos continuarían durante un rato más, hasta que se escuchó a Emilia gritar ¡La comida está lista! .
 
 
    
 
 
Bueno, no pasaron todo el tiempo antes de la hora de la comida simplemente dando vueltas por el lugar.
Beatrice le ofreció mostrar el cuarto piso, dado que ella tenía más experiencia con el lugar, ya que había pasado dos días más que él despierta en la torre.
 
Aunque, en primer lugar, este lugar realmente era una atalaya, no había necesidad de preocuparse por su habitabilidad; y, de hecho, no era necesario añadir nada adicional para mejorar la comodidad para vivir, ni siquiera en el área residencial designada: el cuarto piso. Las únicas salas especiales eran la Sala Verde, la cual se había convertido en sus instalaciones de tratamiento médico, y las grandes habitaciones que albergaban las escaleras que conducían a los pisos tercero y segundo.
Excepto la gran escalera que conducía al piso inferior, tan solo había un buen número de habitaciones pequeñas esparcidas por aquí y por allá, sin un patrón visible entre ellas.
 
Subaru: Me siento raro sin tener un mapa, pero estoy seguro de que me sentiría aún más raro si tuviéramos uno. Definitivamente esta torre tiene un diseño espeluznante, estoy absolutamente seguro de ello. De verdad que no soy fan de este tipo de distribuciones intrincadas de los edificios…
 
Beatrice: Qué dices… Viendo el poco gusto de los contenidos de los Exámenes, no sirve de nada quejarse de la personalidad retorcida de su creador, supongo. Es demasiado tarde para eso, de hecho.
 
Shaula: ¡Ah! ¡Acabas de insultar a mi Gran Maestro! ¡Tú, pequeñaja, estás hablando supermal de mi Gran Maestro que construyó esta torre! ¡Gran Maestro, ¿no tiene nada que decir?! ¡O sea, si la está consintiendo tan sólo porque es pequeña, acabará siendo una malcriada, ¿sabe?! ¡Tiene que regañarla como si fuera adulta! Y entonces, y entonces, ¡después me podrá consentir a mí tanto como quiera! ¡Apasionadamente!
 
Subaru: Cállate.
 
Triunfante como si hubiera cazado a un demonio enemigo, Shaula intentó culpar a Beatrice. En realidad, Beatrice no había dicho nada particularmente malo, pero daba la sensación de que sería muy problemático explicarlo.
No tenía sentido intentar diferenciar entre Subaru, el Gran Maestro de Shaula y el Sabio en todo momento. Sobre todo, porque estaban utilizando dicho malentendido a su favor.
 
Emilia: Ey, dejen de ser traviesos y hacer un escándalo todo el tiempo. Shaula, tú también, por favor, guarda silencio.
 
Shaula: ¿Qué~?, no lo soporto. Esto es superdiscriminación. Me discriminan unas pequeñajas.
 
Emilia: Si Beatrice realmente hace algo malo, Subaru la regañará apropiadamente y no la consentirá así sin más ni la malcriará. Y dado que él no lo está haciendo, eso significa que Beatrice no hizo nada que merezca ser corregido. Además, es normal mimar más a los más pequeños. Debemos ser pacientes, Shaula.
 
Beatrice: Siendo Betty mayor que todos, no me sienta bien que siempre se me trate como a una niña, supongo…
 
Subaru: Sí, sí, presume de lo mayor que eres.
 
Subaru sonrió irónicamente mientras le acariciaba la cabeza a la insatisfecha Beatrice para tranquilizarla.
En respuesta a la llamada de Emilia para comer, todos se reunieron en la gran sala en el cuarto piso: el lugar donde se había descargado la comida que se traía en el carruaje de dragón.
Todos estaban presentes en la sala donde comerían, excepto Rem y Anastasia, debido a que ambas estaban inconscientes. Estaban sentados mirándose unos a otros.
Todos excepto ellas dos, lo que significaba que…
 
???: … Antes de comenzar, ¿se me permitiría hablar durante un momento, Emilia-sama?
 
Siendo el último que llegó a la sala, Julius habló.
Prácticamente, habían lanzado a Julius a la Sala Verde para que se recuperara de sus heridas, pero definitivamente no había venido aquí únicamente a llenar su estómago.
Él había rechazado la propuesta de que le llevaran la comida a la Sala Verde.
Y respondiendo a su pregunta, Emilia, quien estaba dirigiendo el lugar, dijo asintiendo.
 
Emilia: Por supuesto, adelante. Pero, de verdad que no necesitas pedirme permiso.
 
Julius: Debido a que Anastasia-sama está actualmente ausente, la persona a quien más se le debe respetar es usted, Emilia-sama. Es más, mi actitud egoísta ya ha sido un inconveniente para usted. No puedo asegurar con certeza que se limite sólo a esta ocasión.
 
La respuesta de Julius, mientras sacudía la cabeza, fue articulada elegantemente.
Su manera honesta de hablar y su disposición formal eran al final de todo parte de su naturaleza habitual. Sin embargo, también estaban presentes individuos quienes no se tomarían su discurso de forma favorable.
 
???: Qué admirable. Ojalá hubieras actuado de tal manera antes.
 
Subaru: Ram…
 
Ram: Tenemos suficiente temeridad y testarudez con Barusu. De hecho, es natural estar decepcionado con una persona que parecía ser decente. Espero que te encargues de no repetir esto en el futuro.
 
Ram evaluó con aspereza las arbitrarias acciones de Julius.
La frialdad en su voz y en sus ojos eran rasgos típicos de ella, pero, esta vez en particular, Subaru sintió que su expresión era mucho más severa. Y aunque era severa como de costumbre, parecía que su típica consideración estaba ausente esta vez.
 
Emilia: Ram, esta vez te has pasado un poco.
 
Ram: … Por favor, acepte mis sinceras disculpas, Emilia-sama. A partir de ahora, tendré más cuidado.
 
Ram se disculpó inmediatamente por la acidez de sus palabras, y tras eso le dirigió una fugaz inclinación de cabeza hacia Julius. Por lo tanto, no tenía sentido insistir en ese tema.
Además, sería un error culpar a Ram, que carecía de su habitual compostura. Ella no sentía rencor ni ningún tipo de odio hacia Julius. Ella simplemente deseaba salvar a Rem, y estaba haciendo todo lo que tenía a su disposición para hacerlo.
 
Julius: Mis más sinceras disculpas a la señorita Ram, y a todos los demás. He causado que se inquieten mucho.
 
Entendiendo perfectamente que las palabras de Ram no eran más que él mismo cosechando lo que había sembrado, Julius inclinó la cabeza y también dejó el tema.
Eso era lo que Julius había querido hacer antes de comenzar con la comida.
Subaru entendía ligeramente el comportamiento anterior de Julius, así que ya le había perdonado, pero que Julius se hubiera perdonado a sí mismo era una cuestión completamente diferente.
Ese fue el primer paso que dio para comenzar el ritual para perdonarse a sí mismo.
 
Emilia: ¡Vale! Julius se ha disculpado. Acepto dicha disculpa. Con eso, ya he terminado con el tema.
 
Dando una palmada con sus manos, Emilia resumió sus sentimientos relacionados con el tema de la disculpa de Julius. Subaru, seguido de Beatrice, asintieron.
 
Subaru: Bueno, por mi parte ya le he dicho lo que quería decir, así que no diré nada más por la misericordia de un caballero.
 
Beatrice: Betty también tiene misericordia de un caballero, de hecho. No pasa nada si simplemente lo compensas con tus acciones futuras, supongo.
 
Julius: … Tienen mi gratitud.
 
Reflexionando sobre las palabras de esos dos, Julius susurró en voz baja.
Siguiendo a Subaru y Beatrice, Meili de repente se dispuso a responder al susurro de gratitud de Julius. Y mientras estaba sentada en el suelo con las piernas estiradas jugueteando con su trenza
 
Meili: ¿Acaso no está todo bieen? Después de todo, no ha muertoo. Y, de todas formas, tampoco es que esté muy preocupada por el onii-san caballeroo.
 
Shaula: El Gran Maestro dice que NO PROB, así que NO PROB por mi parte tampoco. NO PASS.
 
Subaru: NO PASS es algo completamente diferente…
 
Los pensamientos de Meili eran exactamente como lo había dicho, indiferencia más que consideración por Julius. Shaula, quien estaba de acuerdo, probablemente pensaba lo mismo.
La posición de Meili en todo ese asunto era vaga, igual que Shaula, quien estaba afiliada con la torre y no había mostrado indicios de abrirse a nadie a parte de Meili y Subaru.
Y con eso…
 
Ram: …
 
Únicamente Ram no respondió directamente a la disculpa de Julius, sin decir una palabra sobre si le perdonaba o no.
Ram simplemente se llevó la túnica blanca sobre su cabeza mientras observaba su comida.
Julius lo aceptó sin decir palabra. Todos además de Julius hicieron lo mismo. Esto no era más que un asunto personal, y los demás sentían que sería mejor si no metieran las narices donde no les llaman.
 
Emilia: … Bueno, comamos. Ram y yo fuimos las cocineras hoy.
 
Ram: No pudimos usar fuego, así que es un poco masculino; pero debería estar decente.
 
Emilia: Mmm, así es. Está muuuy decente… Mmmm, ¿«decente» no suena un poco raro?
 
Emilia se animó a sí misma y tomó la iniciativa. Tras la respuesta de Ram, Emilia preguntó ladeando la cabeza, pero ni Ram ni nadie más contestó.
Sea como fuere, tras esa interacción, todos se sentaron para comer su preciada comida.
 
La mayoría de la comida que llevaban en el carruaje de dragón eran raciones en conserva, como comida ahumada o carne seca; así que, naturalmente, la comida estaría áspera y dura. Sin embargo, la magia demostró ser de mucha utilidad también en esta situación.
Usando la magia especializada de hielo de Emilia, fue posible crear un frigorífico de bolsillo en el carruaje de dragón, permitiendo que pudieran almacenar ingredientes frescos durante mucho tiempo.
Debido a esto, el grupo fue capaz de tener bastantes frutas frescas y otros alimentos, siendo capaces de mantener una dieta bastante equilibrada.
 
Emilia: Es que tenemos que usar primero los ingredientes que se ponen malos más rápido.
 
Subaru: Tenemos bastante suerte de siquiera tener que preocuparnos de eso, ¿sabes? ¡En serio, E·M·S![1] Estoy seguro de que, gracias a este viaje, tus habilidades culinarias han mejorado aún más; así que, si es posible, ¿podrías prepararme una sopa de miso todas las mañanas durante el resto de mi vida?
 
Emilia: Lo siento, no entiendo qué estás diciendo.
 
Sin embargo, era verdad que las habilidades culinarias de Emilia habían mejorado durante este viaje.
 
A petición de la propia Emilia, durante el viaje se turnaban para cocinar. Obviamente se daba por sentado que Emilia nunca cocinaba por sí sola, sino que aprendía siguiendo los pasos de otro cocinero.
 
Gracias a ello, no había nadie que siguiera quemando un platillo de daisukiyaki[2] hasta dejarlo negro como el carbón, dado que a Emilia se le había puesto a cargo de la parte de cocinar que no involucraba el uso de fuego.
 
Por otra parte, entre los miembros que tomaban parte en el viaje, los únicos que realmente podían cocinar eran Subaru, quien había desarrollado su habilidad de cocina durante su año siendo un sirviente en la mansión, Julius, quién al parecer era capaz de hacer fuera lo que fuera que se propusiera, y finalmente Ram, cuya habilidad culinaria era sorprendentemente decente.
Incluso de camino a Priestella, las únicas personas que realizaban la labor de cocinar eran el trío masculino de Subaru, Otto y Garfiel, quienes después decidían el orden mediante piedra, papel o tijeras.
Dejando eso a un lado…
 
Ram: … Dado que me estás mirando fijamente, ¿tienes algo que decirme?
 
Subaru: No, sé que ya ha pasado más de un mes desde que comenzamos este viaje y todo eso, pero todavía me extraña que Ram sepa cocinar.
 
Ram: Me preguntaba qué ibas a decir, pero…
 
Ante la mirada elocuente de Subaru y la excusa que dijo, Ram suspiró sin molestarse en esconder su disgusto.
 
Ram: La única razón por la que Ram no se acerca a la cocina no es porque Ram no sepa cocinar, sino porque no quiere. No voy a utilizar mis habilidades para ningún tipo de cocina que no involucre boniatos al vapor. Esa tarea se la pueden repartir Frederica y Petra.
 
Subaru: Así que es por eso… Bueno, pues así es entonces.
 
Ram: , así es… Aunque me pregunto por qué hago una excepción únicamente para los boniatos al vapor.
 
El rostro de Ram se derrumbó en una expresión compleja mientras ella misma se cuestionaba sus propias preferencias. Mientras Subaru la observaba de perfil, él soltó un ligero suspiro.
 
Sin importar en qué labor del hogar fuera, Ram siempre era peor que Rem.
Y ahora, que todo rastro de Rem había sido suprimido del mundo, Subaru observó que su relación de hermanas quizás no podía tomarse al pie de la letra.
De hecho, se suponía que Ram era capaz de realizar cualquier tarea que le fuera asignada, sin importar si estaba presente en su lista de obligaciones como sirvienta. Y eso probablemente no tenía nada que ver con perder contra Rem en cuestión de destreza.
 
En otras palabras, si Ram pensara en hacerlo, ella podía hacer lo que deseara aun cuando Rem estuviera sana. Que no lo hiciera por culpa de su holgazanería innata… no era nada bueno.
 
Subaru: …
 
Subaru sentía que no debería escarbar aquello en particular.
La Ram actual ciertamente no sabía nada de eso. Y si Rem regresaba, Subaru sentía que sería innecesario sacar a relucir el tema.
Por otro lado…
 
Subaru: Aunque supuse que así sería, en verdad que no tienes modales en la mesa, ¿no?
 
Shaula: Ñam, ñam… ¿Eh? Gran Maestro, ¿acaba de decir algo?
 
Shaula, aún con las mejillas hinchadas con comida, parpadeó unas cuantas veces mirando a Subaru, quien la miraba con el ceño fruncido.
En este mundo había bastantes chicas cuyos gestos echaban a perder su grandísima belleza; y, de entre ellas, Shaula debía ser de las que más perdían, estando a la par con Liliana.
Al ver a Shaula llevarse comida a la boca con la mano, Subaru se rascó la cabeza.
 
Subaru: No hables con la boca llena. Come o habla, una de dos.
 
Shaula: ¡Entonces hablaré con mi Gran Maestro! ¡Puedo hablar con mi Gran Maestro por toda la eternidad!
 
Subaru: ¿Quién querría entablar conversación contigo así? Come en silencio.
 
Shaula: Vaaale.
 
Aunque Subaru se sentía un poco honrado por su alto nivel de lealtad hasta el punto de querer priorizar el hablar con Subaru por encima de comer y lo demás, él sentía que, precisamente por estar tan dispuesta a obedecer, el nivel de riesgo de Shaula era en realidad bajo.
Efectivamente, su naturaleza como persona, su destreza en cualquier otro aspecto, y el nivel de peligro que presentaba hacia los demás, estaban todos en un desequilibrio absoluto.
 
Meili: Dime, onee-san desnudaa; realmente tienes una forma de comer voraaz. ¿Tanta hambre teníaas?
 
Shaula: ¡Nah, es solo que esta comida está superbuena! ¡O sea, no pensaba realmente que comer fuera la gran cosa, pero si realmente está así de buena, no me importaría volverme la discípula de esa semibruja!
 
Emilia: ¿Eh? ¿Mi discípula? ¿Te refieres en la cocina?


En vez de detenerse al oír lo que dijo Meili, Shaula señaló a Emilia mientras tragaba lo que fuera que estaba masticando. Emilia se sobresaltó, mientras Shaula seguía asintiendo firmemente con la cabeza.
 
Shaula: Esta comida está super bien hecha. No puedes engañar a mis ojos. ¡Voy a aprender también, me haré superbuena inmediatamente y me colaré en el corazón del Gran Maestro a través de su estómago, y no dejaré que duerma esta noche!
 
Meili: Por ahí se escapan tus verdaderas intencionees.
 
Emilia: Shaula, entiendo tus sentimientos. Pero sabes, el camino del cocinero es largo y tortuoso. Si realmente estás lista, pensaré seriamente en hacerte mi discípula.
 
Subaru: Emilia-tan, a veces eres muy descarada con las cosas más raras, ¿sabes?
 
Además, probablemente el 70 % de la comida de ese día debe haber sido el resultado del trabajo de Ram. Así que era muy cómico ver a Emilia actuar como si conociera todos los secretos de cocinar, y a Shaula estar demasiado cautivada por una cocina de nivel aficionado.
 
Subaru: No sé qué decir, pero en el mundo hay un montón de cosas deliciosas. La cocina de Emilia-tan es, eh… Bueno, yo le daría un sobresaliente tan sólo porque lo hizo ella, pero, dejando eso a un lado, es bastante normal. ¿Qué es lo que sueles comer?
 
Shaula: Gracias por preguntarme, Gran Maestro. Lo que como habitualmente realmente no es nada superespecial. Normalmente me lleno asando cualquier bestia con la que acabo.
 
Subaru: Cualquier bestia con la que acabas… ¿te refieres a esas mabestias del exterior?
 
Ante la pregunta de Subaru, Shaula se cruzó de brazos, entonces hinchó su voluminoso pecho y asintió.
Obviamente, tener una dieta estable basada en carne de mabestias era demasiado raro como para ser algo normal. Así que, para recibir el consejo de una especialista, Subaru se giró hacia Beatrice y preguntó ¿Cómo? directamente.
 
Subaru: Pero si hace un momento hablamos de que no es bueno beber agua creada con maná contaminado con el miasma…
 
Beatrice: Ni siquiera quiero pensar si la carne de mabestia es buena para el cuerpo o no, de hecho. Solo que no es algo que sea tan peligroso como para tener un efecto perjudicial inmediatamente, supongo.
 
Julius: Según ciertos registros, hubo varios investigadores en el pasado que se embarcaron en comer carne de mabestia.
 
Mientras Subaru deshacía con los dedos las arrugas entre las cejas de Beatrice, Julius trajo a colación un dato interesante y al mismo tiempo bastante inusual.
Con las expresiones de todos los demás animándole a continuar tras haberse detenido, Julius cerró un ojo y prosiguió.
 
Julius: Como ya saben, las mabestias tienen el hábito de atacar a la gente. Ya sea a mitad de camino o durante un largo viaje, si alguien se viera en los suficientes apuros con la comida, podrían encontrar mabestias en grandes cantidades deambulando en territorios peligrosos. Al fin y al cabo, las mabestias nunca piensan en esconderse, sino que siempre saldrán a atacar. Sin duda hubo individuos que pensaron que, si se les derrota, entonces obtendrían una buena fuente de alimento.
 
Subaru: ¿Y bien? ¿Les fue bien hacer eso?
 
Julius: Para mejorar la situación para obtener nutrición, aparentemente se enfrentaron a muchos giros inesperados, y llevaron a cabo mucho ensayo y error. Sin embargo, dicha mejora nunca se encontró. Obviamente, aquellos que comieron esa carne descubrieron que no era venenosa, pero…
 
Subaru: ¿Pero?
 
Julius: Parece que hubo un problema con el sabor.
 
Subaru parecía extrañado de que, al final de todo, resultara ser un problema con el sabor.
Si sabía mal, entonces podría ser enmascarado cubriéndolo con diferentes especias u otros condimentos. Era cierto que la carne de animales salvajes tenía cierto sabor crudo y a tierra, pero si no era venenosa, entonces deberían haberlo intentado, aunque fuera un poco más.
 
Julius: Hasta ahí es donde se tienen registros en literatura. Señorita Shaula, ¿cuál es tu experiencia personal con esa carne?
 
Shaula: Sabe a arena que ha sido enjuagada con agua supersucia.
 
Subaru: Ah, es del tipo en el que las especias no ayudarán.
 
Shaula: Si el Gran Maestro desea probar un poco, la próxima vez asaré superbien a un Soberano de la Hambruna. Es tan asqueroso que es adictivo. Es broma.
 
Ninguno de los demás presentes fue capaz siquiera de imaginar semejante mal sabor, y unánimemente decidieron no volver a culpar a Shaula por sus desastrosos modales en la mesa.
Subaru rechazó educadamente la oferta de un Soberano de la Hambruna entero asado. Para empezar, esa mabestia particularmente perturbadora ya estaba en llamas antes de asarla.
 
Subaru: Pensaba que tener que preocuparse por la comida era un problema de verdad, pero…
 
Subaru estaba muy perplejo.
Delante de su mirada se encontraba Shaula, cuyo rostro presentaba una gran sonrisa tan resplandeciente que podía sacar lágrimas a otras personas mientras se metía diferentes alimentos en la boca, y Emilia, quien miraba a Shaula mientras comía, sintió que su instinto materno se estimulaba aún más, lo que podría llevar a que ella mejorara todavía más sus habilidades culinarias.
 
Un mes, ese era el tiempo que tenían, tomando en cuenta la comida que les quedaba.
Pero, si Shaula mantenía el ritmo con el que estaba comiendo ahora, su tiempo límite quizás se reduciría aún más, pensó Subaru.

 
    

 
Una vez terminaron de comer y se tomaron un baño (que consistió principalmente en frotarse el cuerpo), dieron el día por terminado, y era hora de irse a la cama.
 
A la luz de su situación actual, se podría decir que el Escuadrón de Conquista de la Torre debería pasar la noche intentando idear un plan para atravesar el punto muerto en el que se encontraban, pero en este momento, todos pensaban que no se les ocurriría nada.
Esperar que sus yos de mañana resolvieran los problemas de mañana… podría ser mejor idea de lo que uno podría pensar.
 
Subaru: Realmente, no es un problema cuya solución se nos vaya a ocurrir fácilmente. Tomémonos un poco más de tiempo.
 
Teniendo en cuenta el contenido del Examen del segundo piso, en el peor de los casos, irían al día siguiente sin un plan en absoluto.
En lugar de pensar, tendrían que arriesgarse dándolo todo de sí mismos y, como dirían en teatro, romperse una piernaaunque preferiría no tener que romperse nada. Por suerte, el Examinador la primera generación del Santo de la Espadano tenía intención de matarlos.
O tal vez podrían encontrar una forma de superar ese obstáculo en particular simplemente dialogando con él. De igual forma que Emilia consiguió sacarle las condiciones de victoria simplemente hablando.
 
Subaru: Bueno, hay que hacer lo que hay que hacer para mantener la mente centrada. Así que tengo que comer bien, descansar bien, y ponerme a pleno rendimiento.
 
Eso pensó Subaru mientras se pellizcaba ambas mejillas, y entonces guardó todas sus preocupaciones para el día siguiente.
Mayoritariamente, Emilia y los demás estuvieron de acuerdo con el argumento de Subaru… o más bien, se mostraron reacios a hacer otra cosa por el momento.
Y con eso, se terminó la reunión de la noche. Todos salieron de la sala y se dirigieron al carruaje de dragón que usaban como dormitorio improvisado para descansar y prepararse para el día siguiente. Al menos, así debería ser.
 
Beatrice: Subaru, Betty estará junto a Emilia y los demás en el carruaje de dragón, de hecho.
 
Subaru: Bien, entendido. Lo siento, Beako. No vayas a dormir muy tarde. Dejarás de crecer y te quedarás atascada así de chiquita… Espera, así eres bastante linda. Muy bien, Beako, quédate despierta hasta tarde.
 
Beatrice: No tienes de qué preocuparte, Betty ya no crecerá más, supongo. Seré linda por siempre, de hecho. Así que me quedaré así, aunque me vaya a dormir temprano, supongo.
 
Tras bostezar, Subaru se separó de Beatrice, quien le despedía agitando la mano. Se dieron las buenas noches estando Beatrice y Emilia de la mano, y se alejaron de Subaru.
 
Subaru: Emilia-tan, cuida de Beako. Hasta mañana.
 
Emilia: , hasta mañana. ——Subaru, tú tampoco te vayas a dormir muy tarde, ¿vale?
 
En vez de prohibírselo rotundamente, Emilia sólo dijo eso y empezó a bajar por la Gran escalera hacia el piso inferior. Una vez desapareció de vista, Subaru se estiró unas cuantas veces, y entonces caminó a través del pasillo del cuarto piso.
Su destino era obvio: una puerta cubierta por hiedra, que era la entrada a la Sala verde.
Y allí…
 
???: ¿Eres tú, Subaru?
 
Subaru: … Ah, eres tú.
 
En frente de la sala, Subaru se cruzó con Julius, quien le miraba con los ojos abiertos de par en par.
Subaru llegó justo cuando estaba a punto de entrar a la Sala verde, así que Julius entrecerró los ojos durante un momento, e inmediatamente bajó el mentón comprendiendo.
 
Julius: Entiendo. Parece que compartimos el mismo motivo para entrar en esta sala.
 
Subaru: Estoy bastante seguro de que tenemos a diferentes personas en mente… Entonces, ¿debería cederte esta noche?
 
Julius: No es necesario…
 
Agitando lentamente la cabeza ante la propuesta de Subaru, Julius miró la puerta cerrada. Seguido de un momento de silencio, el par de ojos amarillos una vez más apuntaron hacia Subaru.
Y entonces, Julius retrocedió un paso desde la puerta, como si se la estuviera cediendo.
 
Julius: Esta vez, debería ser yo quien te la ceda a ti. Pensando en todo lo ocurrido, estuviste inconsciente durante dos días enteros hasta esta mañana. Le informé que estabas a salvo, pero estoy seguro de que aun así ella anheló tu presencia durante la noche.
 
Subaru: … Bueno; si me la cedes, aceptaré con gusto tu oferta.
 
Imitando su estilo elegante, Subaru se rascó la cabeza mientras le lanzaba miradas fugaces a Julius.
No encontró ningún indicio de disgusto en la expresión de Julius; aunque, para empezar, a Subaru se le daba fatal adivinar los sentimientos de otras personas. Y si se tratara de los de alguien que ocultara sus verdaderos sentimientos, entonces le era prácticamente imposible.
 
Subaru: ¿Seguro que te parece bien? Estoy bastante seguro de que te gustaría estar ahí con ella.
 
Subaru suspiró y dijo lo que tenía en mente de una manera directa.
Al oírle decir eso, Julius dijo Así es sonriendo débilmente.
 
Julius: Es cierto que, de ser posible, me gustaría estar junto a Anastasia-sama cuando despierte. ——Es sólo que… siento que no sabré qué decirle cuando llegue ese momento. Ciertamente me siento perdido en este aspecto. Es absolutamente patético.
 
Subaru: Primero dirás «estaba muy preocupado, me alegra que haya despertado», ¿no? El problema es lo que viene después. Esto… bueno, te lo dejaré a ti.
 
Julius: Ju.
 
Subaru: ¿Por qué te ríes? Con lo en serio que hablaba…
 
Aunque fue una respuesta bastante seria de parte de Subaru, no parecía haber convencido a Julius. Julius entonces pivotó sobre sus talones, dándole la espalda a Subaru, quien se veía sorprendido por esa extraña reacción.
 
Julius: Eres capaz de decir libremente lo que piensas. ——Envidio eso de ti.
 
Subaru: Me da la sensación de que me estás llamando idiota. Oye, ¿a dónde vas?
 
Julius: Te dejaré este lugar a ti. Regresaré al carruaje de dragón a reposar. Me siento levemente fatigado por todas las actividades de hoy.
 
Julius dijo eso levantando su mano por encima del hombro mientras se alejaba de Subaru dándole la espalda.
Ya sea que se encontraba lo suficientemente bien como para bromear sobre estar levemente fatigado por el examen, o si simplemente estaba manteniendo una fachada, era algo que Subaru no podía asegurar.
No podía asegurarlo, pero…
 
Subaru: … Julius, sí que sería mejor si estuvieras al lado de Anastasia cuando despierte. Cuando haya acabado con todos mis asuntos iré a despertarte, así que será mejor que estés listo.
 
Julius: …
 
Subaru: Que sepas que estoy bastante seguro de tener muchos más arrepentimientos sobre mis espaldas que tú. Así que este es mi ADVICE. Te lo digo en serio.
 
Subaru le gritó a la espalda que desapareció por el pasillo. No podía estar seguro de si Julius le escuchó o no ya que no hubo respuesta. Sin embargo, definitivamente Julius no lo malinterpretaría. Al menos, eso creía Subaru.
 
Subaru: Voy a entrar.
 
Con una sacudida de cabeza, Subaru tiró a la basura toda consideración que tenía por Julius, y empujó la puerta para abrirla, dando un paso en la Sala verde. La sala, iluminada por un resplandor tenue y apenas visible, seguía dominada por el follaje, con dos chicas que yacían durmiendo en unas camas de hiedra: Anastasia en la cama cerca de la entrada, y Rem en la cama de más adentro.
 
Subaru: Y tú, que estás al fondo.
 
???: Ϡ.
 
Al ver que Subaru había ido a visitarla, Patrasche alzó la mirada y soltó un leve gruñido. La dragona color negro azabache no parecía sorprendida, como si ella supiera que Subaru vendría.
Tan perspicaz como era ella, seguramente supo que Subaru vendría. Espontáneamente, se hizo a un lado para dejarle espacio a Subaru para que se sentara sobre su cama de hiedra.
 
Subaru: En serio, tremenda chica que eres… Esas heridas también parecen estar sanando bien, ¿eh?
 
Con una sonrisa amarga, Subaru recorrió las escamas negras de Patrasche con las manos.
Las heridas que recibió durante su pelea contra el Soberano de la Hambruna en el subsuelo sanaron bastante bien tras tres días de tratamiento. Normalmente, Patrasche no dejaría que Subaru supiera del verdadero alcance de sus heridas; pero esta vez ella no estaba haciéndose la fuerte, sino que estaba genuinamente recuperándose.
 
Subaru: En serio, no puedo agradecérselo lo suficiente a este espíritu. Si no fuera por esta habitación, quién sabe lo duro que hubiera resultado todo esto.
 
Subaru jamás diría en alto que era bueno que Patrasche sólo hubiera sido herida superficialmente, pero era cierto que el daño que sufrieron en su viaje a través de las Dunas de Auguria había sido mínimo.
Los únicos heridos del grupo fueron Subaru y Patrasche. Y, teniendo en cuenta que serían capaces de recuperarse bien gracias al efecto de esta Sala verde, eso era un resultado más que excelente.
 
Incluyendo también al dúo de Julius y Anastasia, quienes fueron heridos durante el Examen del segundo piso, la existencia de la Sala verde era su salvación. Como si alguien hubiera sabido que aquello podría ocurrir y lo hubiera dejado preparado de antemano.
 
Subaru: Y ahora…
 
Una vez hubo acabado de afirmar su amor por Patrasche, Subaru aspiró profundamente antes de dirigirse a la cama que se encontraba más adentro en la sala… hacia Rem.
Cuando llegó al lado de la cama, la hiedra se desplazó como seda que fluye, acumulándose en un punto para formar una especie de silla para que Subaru, quien estaba de pie, se sentara en ella.
 
Subaru: Cuán hospitalario puedes llegar a ser.
 
Acababa de expresar su eterna gratitud hacia el espíritu de la Sala verde, y esto fue lo que ocurrió.
Subaru se sintió como si lo hubiera halagado a cambio de un tratamiento aún mejor. Eso estaba lejos de ser su intención, pero igualmente aceptó la oferta, y así Subaru tomó asiento al lado de la cama
 
Subaru: Julius mencionó que Rem me ha estado echando de menos durante las noches, pero
 
Eso no era cierto.
Aquel no era el caso en absoluto. Porque no era Rem quien aguardaba un momento para hablar a solas con Subaru, sino el propio Subaru.
 
 
    
 
 
Subaru sintió que algo andaba fuera de lugar cuando sintió cómo le sacudían ligeramente los hombros.
 
Subaru: … ¿Eh?
 
Elevando su cabeza de la cama, Subaru parpadeó varias veces. Contraria a las reacciones físicas, la mente solía ser mucho más lenta en reaccionar.
Y lentamente, su consciencia regresó junto a él. Regresando a la realidad, se dio cuenta.
 
Subaru: ¿Me he… quedado dormido?
 
Con su mano en su mentón, Subaru meditó sobre el sorprendente hecho de que realmente se había quedado dormido.
Parecía que seguía en la Sala verde, todavía sentado en aquella silla justo al lado de la cama de Rem, y parecía que se había dormido en aquella misma posición. Sin embargo, sintió que la forma de su silla era de alguna manera diferente de cómo la recordaba.
La silla de sus recuerdos no tenía respaldo. Pero ahora, la silla tenía un gran respaldo para soportarlo mientras dormía, y había tomado una forma casi como la de un huevo para ajustarse a todo su cuerpo tanto como fuera posible. La hospitalidad del espíritu simplemente era demasiado poderosa.
Era tan cómoda, que cayó dormido inadvertidamente.
 
Subaru: Lo que significa que yo también estaba bastante cansado… ¿Eh, Patrasche?
 
Murmurando sobre la sensación de fatiga la cual ignoraba, Subaru se volvió hacia la causa de su despertar —Patrasche que le había tocado en el hombro con su larga cola para despertarle.
Hecha un ovillo sobre la cama de hiedra, su querida dragona seguramente le había despertado para alertarle de algo. Subaru miró entrecerrando los ojos hacia donde ella estaba mirando, y entonces…
 
Subaru: ——No puede ser, ¿no?
 
Siguiendo la línea de visión de Patrasche, Subaru saltó de su silla y se dirigió corriendo hacia la cama que se encontraba junto a la puerta de entrada de la Sala verde——la que se suponía que Anastasia estaba ocupando.
«Se suponía» porque ahora ella no se encontraba allí. Y una vez Subaru cayó en la cuenta de ello, su cara perdió todo color.
 
Subaru: A-aunque le di el tostón a Julius sobre esto…
 
Por haberse quedado dormido, Subaru no pudo traer a Julius para que estuviera junto a Anastasia cuando ella se despertara. Debido a esto, no podría siquiera mirarle a la cara.
 
Desafortunadamente, aquél no era el único problema.
 
Subaru: Se levantó, ¿y entonces…? ¿A dónde ha ido? ¿Al baño? ¿Sin despertarme?
 
No era realmente un asunto sobre si ella había ido de verdad al baño. Era que Anastasia —o mejor dicho: Echidna se había despertado y se había escabullido de la Sala verde, sola, sin siquiera una palabra de aviso a Subaru, quien estaba durmiendo justo allí.
 
Que haya desaparecido justo tras el Examen del segundo piso… No puede ser… ¿Se fue a desafiar a Reid de nuevo, al igual que ya hizo Julius? Ni siquiera quiero imaginármelo.
 
Subaru: La cama todavía está caliente… Tengo que ir a buscarla.
 
La cama de hiedra de Anastasia seguía ligeramente caliente. Y también estaba el hecho de que Patrasche le había despertado.
Lo que significaba que seguramente no había pasado mucho tiempo desde la partida de Anastasia.
 
Subaru: ¡Patrasche! ¡Te dejo a cargo de Rem! ¡Y gracias por despertarme!
 
Patrasche: ——Ϡ.
 
Ante la breve respuesta, Subaru agitó la mano para despedirse y salió a toda prisa de la Sala verde.
Incapaz de descubrir exactamente adónde podría haberse ido siquiera, su corazón latía más rápidamente. Si Subaru estuviera en su lugar, primero querría asegurarse de que Emilia y Beatrice se encontraban bien; lo que significaba que, naturalmente, Anastasia estaba yendo hacia donde estaba Julius.
 
Subaru: No, espera, es Eridna quien se encuentra dentro de ella ahora mismo. Es imposible que sea algo tan simple. Pero entonces…
 
Él solo no bastaba para enfrentarse a aquel problema. Aunque tuviera que exponer a los demás su vergüenza de haberse quedado dormido, ahora debía contactar con los demás y conseguir su ayuda para encontrar a Anastasia…
 
Subaru: … ¿Eh?
 
Y de camino hacia las escaleras que iba a bajar para llamar a los demás, Subaru se detuvo.
Se encontraba perplejo y aturdido, escapándosele una expiración estúpida debido a su reacción. Era una voz estúpida que le sale a la gente de los labios cuando encuentran algo increíblemente anormal, algo que definitivamente no podía ser.
 
Subaru: …
 
Ese algo cruzó velozmente a través del campo de visión de un Subaru pasmado.
Con unas alas blancas extendidas en el estrecho pasillo, un pájaro volaba gloriosamente.
 
Subaru: ¿Por qué hay… un pájaro dentro de la torre?
 
Esas palabras se le escaparon al atónito Subaru al ver ese pájaro, ya que no debería haber ninguno en aquel lugar.
Las paredes de la Atalaya Pléyades no tenían ventanas que conectaran con el exterior. La torre era un edificio que estaba completamente aislado del mundo exterior, con la única conexión siendo la gigantesca puerta del quinto piso.
Al menos, eso era lo que Subaru creía, y su guía del cuarto piso Beatrice dijo que la presencia de una ventana que pudiera conducir al exterior era algo de lo que no tenía noción alguna.
 
Subaru: ¡——Gh! ¡E-espera!
 
Sintiendo como si algo estuviera muy fuera de lugar, Subaru apresuradamente comenzó su persecución del pájaro mientras éste se alejaba volando.
Vaciló durante un momento. ¿Debería seguir al pájaro? ¿O debería llamar primero a alguien debido a la ausencia de Anastasia, y después discutir sobre el asunto del pájaro?
Sin embargo, Subaru decidió seguir al pájaro. Una corazonada le decía que perder de vista al pájaro en este momento lo conduciría a un peligro aún mayor al final del camino.
 
Subaru: …
 
Naturalmente, los pájaros no eran criaturas tan gentiles como para escuchar a Subaru y dejar de volar tan sólo porque les estuviera llamando. Suavemente se alejaba volando de Subaru, adentrándose más y más en el pasillo.
Lo siguió y lo siguió, y más pronto que tarde…
 
Subaru ¡¿—?! ¡¿Ha desaparecido?! ¡Pero qué diablos…!
 
Gritó al alcanzar el final del pasillo.
El pasillo del cuarto piso en sí era circular, siguiendo la forma de la atalaya. Sin embargo, no estaba conectado de manera que uno pudiera dar vueltas, sino que en un punto había una pared que impedía el paso.
Si se comparase con un reloj, era como si hubiera una pared a las doce en punto, impidiendo el paso de un lado de las doce hacia el otro lado.
Subaru lo sabía, y siempre y cuando ninguna de las puertas a las habitaciones estuviera abierta, estaba seguro de que podría atrapar al pájaro, pero…
 
Subaru: No parece que se haya estampado contra la pared y se haya caído. ¿Qué está pasando aquí?
 
Confuso sobre a dónde ese par de alas habían desaparecido, Subaru sondeó sus alrededores una y otra vez.
Desafortunadamente, no había habitaciones abiertas en las que el pájaro pudiera entrar. Había aparecido repentinamente y había desaparecido igual de repentinamente. Era como si estuviera envuelto por el humeante velo de un sueño.
Pero pronto confirmó que no estaba soñando.
 
Subaru: … Esto es una pluma, ¿no?
 
En el camino de vuelta para salir del pasillo, Subaru encontró una pluma caída en el suelo. Todavía tenía sus dudas; pero, dadas las circunstancias, aquella pluma blanca definitivamente pertenecía a aquél pájaro que había estado persiguiendo.
Era la prueba de que aquél pájaro definitivamente existía. Perfectamente podría tomarla y llevársela a Emilia y los demás y decir «¡Había un pájaro dentro de la torre!», pero eso no resolvería nada.
Sobre todo, no llevaría hacia donde Anastasia había desaparecido…
 
Subaru: Un momento… Si había una pluma tirada por aquí, entonces…
 
Debería haber algo aquí.
 
Mientras pensaba eso, Subaru buscó a través de la pared y el suelo alrededor del lugar donde había caído la pluma. Examinó el suelo de piedra y el techo, comprobó las habitaciones cercanas, e incluso intentó empujar las paredes.
Sin embargo, no sintió que se pudiera encontrar algo similar a un truco, y solo notaba como se le aceleraba el pulso con cada momento que pasaba. Pero justo cuando pensaba que sí o sí necesitaría ayuda…
 
Subaru: ¡¿Ah?!
 
Fue mientras movía la palma de su mano sobre el lugar donde habían caído las plumas. Inicialmente pensó que sus dedos rozaron contra la pared de justo al lado, pero en realidad sus dedos habían atravesado la pared, como si fuera una ilusión.
Incluso cuando intentó presionar sus dedos cuidadosamente contra la pared, estos la atravesaron, así que no era ninguna alucinación visual.
 
Subaru: Pero estoy bastante seguro de que he revisado las paredes de aquí a fondo.
 
Aquello no significaba que hubiera fracasado en buscar apropiadamente, sino que únicamente la pared por encima de su cintura era sólida, y una ilusión había sido establecida por debajo de ese punto.
Una pared ilusoria que cubría la entrada. La última vez que había visto algo parecido fue tiempo atrás cuando Petelgeuse y el Culto de la Bruja se escondían en aquella caverna[3].
 
Subaru: Quien no arriesga no gana, eh.
 
Si gateara, podría atravesar la pared ilusoria.
Tras un buen momento de vacilación, decidió gatear a través y dirigirse hacia el otro lado. Muy seguramente, el pájaro había pasado por aquí haciendo un vuelo bajo.
Si aquello conducía al exterior de la torre, o tal vez hacia otra parte de la torre, entonces…
 
Subaru: ¡Puah!
 
La oscuridad más allá de la pared no duró tanto como había esperado.
Subaru surgió de la pared ilusoria y aspiró profundamente, como quien emerge de bucear bajo el agua. Mantuvo la respiración mientras se encontraba en la oscuridad sin una razón aparente.
Pronto notó en su rostro el aire del exterior——una brisa fresca.
 
Subaru: … Caramba.
 
Abrió los ojos, lentamente adaptándose desde la oscuridad al mundo exterior.
Extendiéndose en todas direcciones a través del vasto horizonte y bajo la noche se encontraban las dunas, vistas desde una altura inconmensurable.
Y vigilando tal espectáculo se encontraba el cielo oscuro, moteado por incontables estrellas titilantes.
Y allí…
 
???: …
 
En este lugar que podría ser considerado el balcón de la atalaya, y rodeada de múltiples pájaros mientras la brisa ondeaba su cabello violeta, se encontraba Anastasia.



[1] Emilia-tan, Maji Shoku no Megami (エミリアたん・マジ。食の女神) Emilia es verdaderamente una diosa de la comida.
[2] El daisukiyaki es la versión de Re:Zero del okonomiyaki, que es una comida japonesa que consiste en una masa con varios ingredientes cocinados a la plancha. Su primera mención es en el capítulo 15 del arco 5.
[3] Esto hace referencia a contenido recortado del volumen 5 de la novela, capítulo 5, sección 7. El escondite de Petelgeuse se encontraba oculto por una roca ilusoria que daba la impresión de ser sólida vista desde el exterior, pero transparente vista desde dentro, y que funcionaba como un holograma.