martes, 30 de agosto de 2022

,

Evaluación de la biblioteca del tercer piso, Taygeta


Inglés

Español
Tobías

Corrección y edición
Miguel
Carlos
Pretinaverse

※ ※ ※ ※ ※

El mundo de blanco que los rodeaba desapareció, dejando atrás una habitación de piedra tallada y una infinidad de estanterías de libros.
Al sentir que el monolito que había estado tocando desaparecía, Subaru comprendió que su respuesta había sido correcta.
Lo que significaba que…
 
Emilia: ¡Lo has conseguido! ¡Subaru, eres increíb!
 
Subaru: ¡¡La personalidad del examinador es demasiado retorcida!!
 
Emilia: ¡¿Eeeh?! ¡¿Esa es tu primera reacción?!
 
Justo después de gritar de alegría por liberar el tercer piso —Taygeta—, Emilia abrió sus ojos de par en par. Frunciendo el ceño, Subaru soltó un abucheo que hizo eco en la torre.
Volviéndose para mirar a la sorprendida Emilia y a todos los demás que le observaban, Subaru dijo Ah, lo siento y procedió a hablar.

Subaru: Aunque ha resultado como todos sospechaban y lo he resuelto… que haya sido resuelto de esta manera es un gran problema. O, mejor dicho, es injusto para todos ustedes.
 
Emilia: ¿Ah sí? Subaru resolvió el acertijo gracias a que es una enciclopedia andante… así es como me pareció a mí.
 
Subaru: Más que haberlo resuelto gracias a mi conocimiento, el mayor problema es que únicamente alguien como yo podría resolverlo.
 
Ladeando la cabeza en señal de confusión, Emilia se giró hacia Subaru mientras éste se rascaba la cabeza.
Al considerar en detalle la mejor manera de explicar esto, apareció un pequeño problema.
 
Tal como Subaru había respondido, el Examen en el tercer piso —Taygeta— estaba relacionado con el mito de Orión. Debido a que dicho mito no existía en este mundo, inicialmente Subaru dejó de lado la noción de que «la persona que armó este acertijo debe haber sido un fan de la astronomía o un romántico».
 
Orión, el nombre celeste de Shaula, o cualquiera de las demás constelaciones… todo eso era conocimiento astronómico que provenía del mundo original de Subaru.
Cabía la pequeña posibilidad de que este mundo fuera un futuro lejano situado después de que la civilización del mundo de Subaru se hubiera perdido en el pasado, pero Subaru comprobó hace tiempo que el cielo nocturno de este mundo contenía estrellas distintas a las que él conocía.
 
Subaru: Bueno… si el paso del tiempo cambió completamente la disposición de las estrellas… entonces no hay esperanza, ya que Orión o cualquier otra constelación ya no existirán.
 
Si tanto tiempo había pasado, era muy probable que sus mitos hubieran desaparecido antes incluso de que Orión desapareciera del firmamento. En ese caso, se podía deducir que quien planteó el acertijo era alguien que conocía el mismo firmamento que Subaru.
 
Lo que era peor: el que llamó «Examen» a un acertijo que únicamente podrían resolver quienes conocieran las estrellas del mundo anterior debía tener una personalidad malograda.
Y según dijo Shaula, el que había diseñado el acertijo era sin duda el Sabio Flugel.
 
Subaru: Tu Gran Maestro parece haber sido un tipo con una personalidad definitivamente perversa.
 
Shaula: No no no no, ¿por qué diría eso? ¡No es propio del Gran Maestro ser autodespectivo! Aunque lo de la personalidad perversa no se puede negar, ¡aún es superrazonable que el acertijo pueda ser resuelto! Si fuera Reid, definitivamente sería irresoluble… o sea, algo acerca de revelar al otro yo y ser incapaz de pasar sin victoria en la batalla.
 
Subaru: Eso también es espantoso; me pregunto cuál ofrece más probabilidades de superarlo.
 
Considerando todo esto, todos los héroes del pasado que habían sometido a la Bruja de la Envidia parecían tener terribles personalidades.
Con esta persona, usar conocimiento de otro mundo probablemente funcionaría mejor.
 
Anastasia: Muy bien, y ahora…
 
Cuando Subaru suspiró por la explicación de Shaula que no era una explicación, Anastasia intervino mientras miraba alrededor. Acariciando su piel de zorro, examinó las estanterías repletas de libros.
 
Anastasia: Gracias a la gran labor de Natsuki-kun, er Examen fue resuerto. Eso es excelente, pero ¿cuár es er senti’o de esta biblioteca? Me interesa musho qué tipo de libros tiene.
 
Julius: Según dijo la señorita Shaula, este lugar es una fuente de conocimiento donde uno puede aprender todo lo que quiera. Eso dijo, pero…
 
Asintiendo en acuerdo con las palabras de Anastasia, Julius lanzó una mirada a Shaula. Portando una expresión como si hubiera olvidado sus propias previas palabras, Shaula tenía su piel presionada contra la de Meili mientras jugaba con ella.
Las expectativas no habían sido altas para empezar, pero parecía casi imposible que Shaula explicara algo sobre esta biblioteca llamada Taygeta.
 
Beatrice: Por esa reacción, parece que es la primera vez que Taygeta ha sido abierta, de hecho. Caminemos y echemos un vistazo, supongo.
 
Subaru: Ciertamente. … Oye, pareces animada, ¿no?
 
Beatrice: Pues… quizás sí, de hecho.
 
Acercándose a Subaru y quedándose justo a su lado, Beatrice agarró el dobladillo de su vestido y habló un poco más rápido de lo normal.
Al darse cuenta de por qué sus ojos brillaban suavemente mientras observaba la biblioteca con fascinación, Subaru olvidó la situación y comenzó a sonreír por algún motivo.
 
Subaru: Parece que no sólo tenías malos recuerdos de la Biblioteca Prohibida.
 
Beatrice: … No todo fueron buenos recuerdos, supongo. Sin embargo, en cualquier caso, es donde Betty pasó cuatrocientos años, de hecho. Además…
 
Subaru: ¿Además?
 
Beatrice: Es donde Subaru le dijo a Betty «elígeme», supongo. No es un lugar que pueda ser tan fácilmente olvidado, de hecho.
 
Subaru: …
 
Al ver que las inesperadas palabras hicieron que Subaru abriera más los ojos, Beatrice volteó la cabeza para dejar de mirarlo. Pero incluso desde atrás, podían verse sus orejas enrojecidas, un claro signo de vergüenza.
 
Subaru: ¿Qué pretendes conseguir diciendo palabras que te avergüenzan por tu propia voluntad?
 
Beatrice: Es una prueba de que Subaru está bien vinculado a los recuerdos de la Biblioteca Prohibida de Betty, supongo. —Eso es todo, de hecho.
 
Subaru: Eres… ¡demasiado linda!
 
Beatrice: ¡Mukya~, supongo!
 
Con la repentina declaración de afecto, Subaru comenzó a acariciar la cabeza de Beatrice hasta despeinarla. El chillido felino de Beatrice se atenuó a medida que ella se alejaba mientras Subaru la miraba con una expresión llena de satisfacción. La escena hizo que Anastasia y los demás los miraran con asombro.
 
Subaru: Muy bien, basta de cháchara, vayamos a ver la biblioteca.
 
Anastasia: Qué espectáculo pa’ la vista. Rearmente parece una durce interacción entre padre e hija, ¿no es así?
 
Subaru: Como mínimo hermano y hermana, ¿no crees?
 
Sacando la lengua hacia la opinión de Anastasia, Subaru se enderezó y observó sus alrededores.
Subaru y los demás se encontraban en el centro de una sala circular de piedra tallada. La estructura en sí volvía a ser una extensión de la torre original, demostrando que el espacio blanco que se expandió sin fin a la vista era una ilusión.
Dejando de lado la larga escalera en espiral, el quinto y sexto pisos no tenían elementos especialmente llamativos para llenar los vastos espacios vacíos. En cambio, el cuarto piso estaba dividido en varias habitaciones, lo que Shaula había descrito como un nido polivalente.
 
Y, por otro lado, el tercer piso llenó el mismo espacio vacío con filas y filas de altas estanterías, cada una atiborrada de incontables libros. Además, en la habitación había múltiples niveles circulares concéntricos; el grupo de Subaru se encontraba en el nivel más bajo, en el centro, rodeados de niveles cada vez más altos cuanto más lejos estaban del centro.
Había tantos libros, que sería imposible contarlos. En la Biblioteca Prohibida de Beatrice también había muchos, pero la cantidad de libros de este lugar era muy superior.
 
Subaru: Ojalá pudiéramos usar una COMPUTER para encontrar el libro que queramos.
 
Beatrice: En la Biblioteca Prohibida, Betty sabía exactamente dónde estaba cada libro, de hecho.
 
Subaru: Eres increíble. ¡Una prodigio!
 
Después de alabar la pequeña muestra de petulancia de Beatrice, Subaru se acercó a la estantería que tenía más cerca.
Al mirar, vio que Emilia y los demás también se acercaron, aunque parecía que nadie se atrevía a coger un libro de la estantería.
 
Emilia: ¿No fue Subaru quien lo resolvió? Quizás ocurra algo malo si lo toca otra persona aparte de Subaru.
 
Subaru: Ah, es cierto que cualquier cosa podría pasar; pero, si sólo el que resolvió el acertijo tuviera permitido leer los libros, ¿no sería raro que Emilia-tan y el resto tuvieran permitido entrar en la biblioteca habiendo únicamente visto cómo se resuelve?
 
Emilia: Ah, ya veo. Entonces se puede considerar que uno tiene permiso si ya ha podido entrar.
 
Subaru: Sí, eso es lo que creo――¡Pero, ¿Emilia-tan?!
 
Emilia, que se había mantenido en alerta, asintió con cara de estar convencida por la teoría de Subaru. Y entonces, bajando su guardia, sacó inmediatamente un libro de la estantería.
Luego comenzó a hojear el contenido del libro, ante la mirada de Subaru que se había quedado sin palabras.
 
Emilia: Mmm, parece un libro normal… ¿Qué ocurre, Subaru?
 
Subaru: No, nada, es sólo que la audacia de Emilia-tan fue chocante, pero rápidamente se volvió hipnotizante. Sé que dije que seguramente no habría ningún problema, pero soy yo de quien estamos hablando.
 
Emilia: ¿? Si fuiste tú quien lo dijo, Subaru, entonces no debería haber problema, ¿verdad? Eh… ¿es tan raro decir eso?
 
Al ver que la cara de Emilia reflejaba que ella realmente no lo entendía bien, Subaru no supo qué decir. Con sentimientos complicados, Subaru murmuró Uah… cuando levantó una mano para cubrirse la cara.
 
Subaru: Cielos, esa penetrante mirada de confianza es dolorosa.
 
Julius: Tú la creaste poco a poco, las cosas como son. Además, resolviste el acertijo de Taygeta, cosa que nadie más pudo. Tal logro es innegable.
 
Subaru: Eso fue como si un gato ciego atrapara un ratón muerto. Que lo resolviera fue solamente coincidencia.
 
Ante el desconcierto de Subaru, Julius se encogió de hombros. Las palabras del caballero causaron que Subaru desviara la mirada.
La fe de Emilia, la cercanía de Beatrice, la sinceridad de Julius——a pesar de que definitivamente eran cosas que Subaru deseaba, no podía evitar sentirse incómodo cuando recibía esas cosas.
Subaru seguía dudando de la clase de valor que se le estaba dando.
 
Anastasia: Justo como dijo Emilia-san, solo es un libro ordinario. No es arguna clase de objeto extraño que inme’iatamente incendiaría tu cuerpo ar tocarlo.
 
Julius: De lo que está hecho el libro es… difícil de discernir. Así como su antigüedad. Pero el contenido… ¿—?
 
Inspirados por la actitud proactiva de Emilia, los demás comenzaron a tomar libros uno por uno. Aun así, hojear toda esta miríada de libros, era difícilmente una tarea fácil.
Anastasia y Julius examinaron la composición del libro, la encuadernación y similares.
 
Subaru: Beako, ¿qué piensas?
 
Beatrice: Parece que la composición de los libros es idéntica, supongo. Sólo los títulos son completamente distintos, de hecho. Este es Noah Libertas. Este es Libre Fermi… Tampoco parecen seguir ningún patrón particular en su organización, supongo.
 
Con su alma de bibliotecaria herido, Beatrice expresó descontento con quien puso los libros de manera tan desorganizada. La ausencia de cualquier recuerdo de ella ordenando la Biblioteca Prohibida sugería que había sido organizada hace mucho tiempo.
Dejando a un lado la indignación de Beatrice por el momento, Subaru notó de repente algo en los lomos de los libros.
 
Subaru: Los títulos de estos libros… ¿podría ser que todos son nombres de personas?
 
Emilia: Mmm… así parece. Este es Palma Eule, y aquí esta Coyote.
 
Julius: No parecen nombres conocidos. No es que tenga un gran conocimiento, pero ninguno de estos nombres me resulta familiar. Naturalmente, si buscamos lo suficiente caminando y leyendo los títulos, tarde o temprano hallaríamos algo, pero…
 
Subaru: Si tú no los reconoces, quizás ninguno de nosotros lo haga.
 
Ya sea la verdad o mera humildad, últimamente Julius había estado revelando más de su fanatismo por la historia.
Si incluso él desconocía estos nombres, tal vez eran simplemente nombres aleatorios dados a los libros.
Subaru también agarró despreocupadamente un libro para hojearlo, pero el texto se encontraba escrito con los alfabetos comunes Yi Ro Ha, el lenguaje único de este mundo.
 
Si hubiera sido un evangelio, nadie aparte del dueño habría sido capaz de leerlo, y sólo el texto compuesto de lo que parecerían pictogramas habría sido visible, pero este libro no parecía usar ninguno de esos trucos.
Debido a que los caracteres eran minúsculos y el contenido en sí muy aburrido, no se quedaría en el cerebro, aunque se leyera seriamente; un problema común con los libros poco interesantes.
 
Subaru: Por si acaso, le preguntaré a Anastasia-san… ¿Hay algún nombre que reconozcas?
 
Anastasia: Mmm… ¿no?
 
Subaru pidió la confirmación de Anastasia… o, mejor dicho, de quien controlaba ese cuerpo: Eridna.
Era probable que Eridna poseyera más conocimiento que Julius. Y aunque quizás estuviera escondiendo la verdad, desde el principio la espíritu no mostró ningún signo de hostilidad.
Creyendo su respuesta por ahora, Subaru comenzó a preguntarse qué hacer.
 
Subaru: Qué pronto nos hemos quedado sin saber qué hacer. Un árbol escondido en un bosque… quizás un libro de vital importancia esté oculto en estas estanterías, qué irritante.
 
Emilia: No te rindas a mitad de camino. Estás siendo mucho menos positivo que cuando resuelves acertijos imposibles. ¡Tienes que esforzarte!
 
Frente a la gran cantidad de libros, el alma de Subaru, que ya se sentía preocupada, fue asaltada por el abatimiento. Emilia levantó un pequeño puño para animar a Subaru.
Mientras imitaba la pose alentadora de Emilia, Subaru se giró hacia la estantería. Los títulos de estos libros contenían nombres desconocidos.
 
—Si, al menos, encontrara algún nombre que reconozca, me apetecería echarle un ojo, pensó Subaru rozando con sus dedos una fila, libro por libro.
 
Subaru: ¿—?
 
Repentinamente, los dedos de Subaru se quedaron quietos sobre el lomo de un libro.
Agarró el lomo del libro, y luego lo sacó de la repleta estantería. El título del libro era un nombre que Subaru conocía.
Habiendo agarrado el libro por reflejo, Subaru lo abrió. Y entonces, justo cuando los ojos de Subaru vieron los contenidos del libro cuyo título era un nombre familiar para él, algo ocurrió.
——Su consciencia tuvo un apagón.
 
 
    
 
 
——Érase una vez, una mujer.
 
Una mujer tan joven, que uno dudaría en llamarla mujer.
Ropas humildes sobre una figura delgada, pelo verde junto con una piel morena curtida por la luz del día.
 
Aunque la mujer aparentaba una edad de ser llamada «niña pequeña», su corazón estaba gobernado por una angustia interminable.
Incapaz de encontrar la respuesta por ningún medio, para la mujer esa era la verdad innegable de su naturaleza.
 

 
Una verdad suprema que continuaba atormentando su mente incansablemente.
Era la lógica omnipresente en el mundo, el contraste de blanco y negro——dicho de otro modo: el bien y el mal.
 
Lo que era correcto, los errores.
Aunque había innumerables elecciones en el mundo, todas las acciones se alineaban con alguno de los polos: positivo o negativo.
 
Para la mujer, aún llena de juventud, había una razón para continuar angustiándose sobre esa lógica. Era inevitable para ella.
Quien había dividido el mundo de la mujer en blanco y negro, bien y mal, los justos y los pecadores, era su padre.


 
El padre de la mujer decapitaba los cuellos de los pecadores, y se ganaba el pan repartiendo el castigo apropiado por sus crímenes.
La ocupación del padre era dar fin a las vidas de los pecadores que habían pecado, dándoles el castigo que merecían sus pecados.
 
——Verdugo.
 
La mujer había visto el hacer de su padre, que era llamado de esa manera, y las reglas del lugar de ejecución, incluso antes de los días de juventud.
El lugar de ejecución estaba dominado por las acciones repulsivas y crueles, los sonidos agónicos de los pecadores cuando morían, y por sangre y muerte.
 
——Lo que hizo que la mujer continuara presenciando muertes era nada más y nada menos que la voluntad de su propio padre.
 
El castigo era arrojado sobre los pecados cometidos, y las malas acciones eran recompensadas mediante malas acciones.
Como verdugo, el padre intentó transmitir a la mujer sus creencias; lo que era bueno y malo en el mundo.


Sin dudar, ella creía de manera pura que la voluntad de su padre era noble.
Sin embargo, considerando la juventud de la mujer, eso era engreído de su parte, ya que todavía era demasiado pronto para buscar ideales.
 
La mujer vio las muertes de muchos con sus propios ojos, sintió el aroma de la sangre, y grabó a fuego en su memoria el castigo arrojado sobre los pecadores.
Como resultado, antes de que pudiera estudiar en profundidad el valor de la vida y los principios de la vida y la muerte, la mujer aprendió los castigos correspondientes a los pecados.
 
Las buenas acciones crean buenas causas, las malas acciones llaman a las raíces del mal; las almas de los pecadores fueron corrompidas, dignas de castigo.
Comprendiendo las enseñanzas de su padre mediante esa interpretación, la mujer deseó que la manera correcta de hacer las cosas fuera dar castigos acordes a los pecados. Para ello, buscaba algo que se convirtiera en su guía, algo que midiera la virtud como una balanza y que estableciera las malas acciones como malas.
 

 
Sin embargo, la balanza que la mujer buscaba no existía dentro de su rango de alcance.
Las buenas y malas acciones no tenían una respuesta simple; lo correcto, lo incorrecto, los pecados y los castigos estaban determinados por muchos factores.
 

 
Sin embargo, siendo aún joven y sin saber lo que era transigir o rendirse, la mujer no se detuvo.
Ella debía obtener la respuesta. Ella debía albergar en su corazón la balanza adecuada para el bien y el mal.
Ella debía hallar la respuesta a la indisoluble duda presente dentro de su pecho.
 

 
Los días de agonía continuaron; pero, como si una bendición le hubiera sido concedida por los cielos, obtuvo la respuesta.
 
Al romper la copa de vino de su padre, la mujer se asustó enormemente por el pecado que había cometido.
Preparándose para enfrentar la decapitación, la mujer le confesó su propio pecado a su padre.
 
——Admitir tus pecados y disculparse por ellos es correcto.
 
Dijo el padre perdonando el error de la mujer, incluso sonriéndole a ella.
Ante la sonrisa de su padre y la sensación de su palma acariciando su cabeza, la jovencísima mujer logró entender.
 
——La balanza para medir el peso del pecado cometido no estaba en otro lugar, más que en el corazón del propio pecador.
 
Aunque nadie estuviera ahí para atestiguarlo, el corazón del pecador conocía su pecado.
El bien y el mal, ella no los entendía. Eran complicados. Las correcciones no tenían pautas a seguir. No se podía encontrar.
 
Sin embargo, la conciencia del pecado estaba dentro de uno mismo.
No había castigos estandarizados de acuerdo a los pecados. Sino que la conciencia del castigo merecido por los pecados residía dentro de uno mismo.
 
La mujer lo entendió, ella estaba satisfecha y finalmente obtuvo la balanza.
Todavía ignorando el valor de la vida y el principio de la vida y la muerte de las personas, la jovencísima mujer reveló los pecados que merecían castigo.
 

 
Aprendiendo mediante la observación de su padre verdugo, con tal de repartir castigos acordes a los pecados, la mujer caminó bajo la luz del día.
Para revelar los corazones de aquellos pecadores que habían sido juzgados dignos de castigo.
 

 
El objetivo en la vida de la mujer era dividir todo entre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, la sinceridad y la falsedad.
Ante la pregunta de la jovencísima mujer, algunos sonrieron, otros se preocuparon, y otros se desconcertaron.
Sin embargo, el resultado de la respuesta a la pregunta de la mujer, era el mismo para todos.
 
——Los pecados merecedores de castigo se encontraban dentro de ellos mismos.
 
Ella miró a su alrededor. No había nadie ahí. Ya no había nadie ahí, aparte de los pecadores que habían recibido castigo.
Pisando sobre las personas que habían sido despedazadas en pequeños fragmentos, y finalmente sobre los fragmentos de su padre, en aras de cumplir el viejo deseo que se le había concedido, la mujer siguió caminando, buscando pecados dignos de castigo.
 
——La Bruja del Orgullo continuó cuestionando pecados, dando castigos y juzgando pecadores.
 
 
    
 
 
Al ver el comienzo de la bruja que reconoció, la consciencia de Subaru volvió con dolor.
 
Subaru: ¡¡Aaaa!!
 
La consciencia de Subaru fue expulsada del libro con el sonido de un velcro despegándose. Mientras estaba dominado por una sensación como de sangre seca y aferrada, se despegó forzosamente, aunque eso significara que su exterior fuera arrancado.
 
El dolor resonaba, no en su cabeza o cuerpo, sino en su alma.
El alma entrando al libro, y luego dolorosamente siendo despegada de él.
 
Beatrice: ¡Subaru!
 
Emilia: ¡Hah!
 
En el mismo instante que un grito vino desde su lado, su muñeca recibió un golpe feroz. Era Emilia dando un golpe seco con el filo de su mano a la muñeca de Subaru.
Al recibir el impacto, la mano de Subaru se sacudió y el libro que sostenía cayó al suelo. Aterrizó extendido boca abajo, y Subaru tropezó con una estantería.
 
Subaru: ¿O-oh?
 
Emilia: ¿E-estás bien? Lucías muuuy incómodo…
 
Subaru: De alguna manera, evité que se me llevara… ¿no? No lo entiendo.
 
Asintiendo a Emilia que lo sostenía con inquietud en sus ojos, Subaru recuperó el aliento. Aunque no había estado corriendo, sus latidos eran rápidos y respiraba agitadamente.
Presionando una mano contra su propio pecho para sentir los latidos, Subaru respiró profundamente. Su mirada dio vueltas hasta posarse finalmente en Emilia.
 
Emilia: ¿Estás bien?
 
Subaru: Contemplar el rostro de Emilia-tan me tranquiliza. ¿Podrías darme la mano?
 
Emilia: Está bien, pero ¿qué ha sucedido?
 
Aceptando las halagadoras palabras de Subaru, Emilia preguntó mientras apoyaba su hombro. Mientras preguntaba, Beatrice llevó una mano hacia el libro que estaba en el suelo.
 
Beatrice: Hace un momento, tu expresión se volvió extraña después de tocar este libro, supong
 
Subaru: ¡Espera, Beatrice! ¡No lo toques!
 
Beatrice: ¿?
 
Intentó detener a Beatrice mientras ella alcanzaba el libro, pero ella ya lo había tomado en su regazo. Beatrice no había mirado el interior; y manteniendo una cara de estar intrigada ante la furiosa mirada de Subaru, ella leyó el título del libro en voz alta.
 
Beatrice: Typhon. ¿Es el nombre de alguien que Subaru conoce, supongo?
 
Subaru: A-así es. ¿Acaso tú…?
 
Ante la pregunta de Beatrice, Subaru quiso preguntar «¿Acaso tú no la conoces?». Sin embargo, su futura respuesta ya era obvia, y Subaru frunció el ceño mientras consideraba lo que debía decir a continuación.
Mientras tanto, Beatrice abrió el libro y comprobó sus contenidos.
 
Subaru: ¡Idiota!
 
Beatrice: Decir «idiota» es bastante grosero, de hecho. Este libro no tiene nada especial, es igual que los demás, supongo.
 
Beatrice tendría la misma experiencia impactante que Subaru——o eso pensó que ocurriría, pero la chica no tuvo ninguna reacción especial cuando vio el contenido del libro. Decepcionada, le devolvió el libro a Subaru. No estaba satisfecha con el libro, y se lo devolvió.
 
Beatrice: Pero, para Subaru, no luce igual a los demás libros… o eso parece, de hecho.
 
Subaru: … Exacto. Pero ¿por qué sólo yo?
 
Emilia: ¿Podría ser que, justo como el acertijo  de la habitación, sólo Subaru puede entenderlo? O que sólo funciona para Subaru, quien resolvió el acertijo.
 
Subaru: Si es así, esa personalidad parece cada vez más y más retorcida.
 
Considerando las palabras de Emilia, Subaru sacudió la cabeza mientras un desagradable presentimiento se apoderaba de él. En cualquier caso, no tenía el coraje suficiente para hojear el libro que le habían devuelto.
 
——Lo que cruzó su mente fueron los recuerdos demasiado vívidos de la experiencia en primera persona de la mujer.
 
Los olores, el sabor del aire, pisar la tierra firme, así como el peso de destrozar una vida.
Despertar después de tener una experiencia vicaria tan profunda con los recuerdos de una persona, era verdaderamente un milagro.
 
Se sentía como si estuviera siendo engullido por la vida de otra persona.
En semejante experiencia ciertamente hubo terror y asco más allá de lo imaginable.
 
Emilia: Subaru, ¿dónde está esta tal Typhon?
 
Subaru: Sería difícil explicarlo… un momento, ¿quizás no sea tan difícil a Emilia-tan? No sé si la viste, pero estaba en la Tumba.
 
Emilia: En la Tumba…
 
Al escuchar esa palabra, Emilia y Beatrice se quedaron inmóviles simultáneamente.
La Tumba era un lugar cargado de significado, no sólo para Subaru, sino también para Emilia y Beatrice. Así que, teniendo en cuenta la Fiesta de té de las brujas que se había celebrado en esa antigua Tumba, no sería extraño que ellas dos conocieran a Typhon.
 
Aun así, tal vez Echidna no había sido tan directa con Emilia; y en cuanto a Beatrice, ella probablemente había conocido a una Echidna diferente a la que conoció Subaru.
 
Subaru: Typhon fue una de las brujas históricas. La Bruja del Orgullo, que se veía como una loli como Beako, pero con piel bronceada. Sin embargo, ella era la personificación de la expresión «inocentemente cruel».
 
Al escuchar la explicación de Subaru, Emilia y Beatrice negaron con la cabeza después de pensarlo.
Parecía que el despliegue de brujas de Echidna había sido reservado especialmente para Subaru. Aunque sólo lo había hecho para hacer uso de él, había habido mucha preparación en ello.
 
Subaru: Inocentemente cruel, ¿eh?
 
Mientras hablaba, Subaru recordó el breve período de tiempo que estuvo con Typhon.
Aunque no había pasado en el mundo físico, la sensación de sus brazos y piernas siendo destrozados por ella era inolvidable. Aunque habían sido subsecuentemente reparados, el impacto de sus miembros siendo arrancados seguía golpeando con toda su fuerza.
Sin embargo, después de vislumbrar su anormal origen mediante la lectura, sentía que entendía someramente el porqué de su comportamiento. Desde luego, comprender al instante su manera de pensar con toda su complejidad y sus matices era un asunto totalmente diferente.
 
Subaru: En cualquier caso, el libro que leí ahora era… ¿las memorias, la vida, el origen? de una niña llamada Typhon. En resumen, tuve la experiencia vicaria de su vida. No es algo fácil de digerir.
 
Emilia: Por tu reacción, Subaru, eso era obvio; pero… ¿una experiencia vicaria con los recuerdos de otra persona? Esto recuerda cada vez más a las Pruebas de la Tumba.
 
Subaru: En aquel caso, sólo fue una lucha con tus propios recuerdos. Aunque, bueno, fue facilísimo.
 
Emilia: Ci-cierto. Facilísimo.
 
Subaru y Emilia asintieron y prefirieron no mencionar los gritos sollozantes, los innumerables fracasos uno tras otro y sus cuerpos y mentes derrumbándose bajo la presión.
Mientras ponía los ojos en blanco ante la actitud de la pareja, Beatrice limpiaba las manchas del libro.
 
Beatrice: Un libro que provoca experiencias vicarias con los recuerdos de otra persona… En otras palabras, es una manera de acceder al pasado, supongo. En ese caso, el concepto de una biblioteca donde uno puede saber todo lo que quiera saber…
 
Subaru: Beako, has pensado en alg
 
Escuchando a Beatrice murmurar, Subaru se levantó y se preparó para preguntarle su opinión. Pero antes de que Subaru tuviera la oportunidad de hablar…
 
――――
 
una voz irrumpió nuevamente.
La voz vino de la dirección en la que se encontraba el grupo de Julius, que había estado examinando otras estanterías. Siguiendo la dirección del grito, se encontraron con Julius arrodillado en el suelo, con un libro en la mano.
A su lado, una alarmada Anastasia sacudía el hombro del caballero, arrebatándole el libro.
 
Anastasia: ¿Julius? ¡Julius, aguanta! ¿Pue’es oír mi voz?
 
Julius: … Anastasia… -sama.
 
Anastasia: Exacto, bien. Lento, respira profundo… Sí, así. ¿’Tas bien?
 
Exactamente como le había ocurrido a Subaru, la consciencia de Julius regresó al presente. Contemplando la figura de Julius que era elegante incluso cuando estaba exhausto, la expresión de Anastasia mostró alivio.
Diciendo ¿Están bien? , Subaru corrió hacia ellos dos.
 
Subaru: ¿Te da vueltas la cabeza después de leer un libro difícil? Entiendo cómo te sientes.
 
Julius: Ciertamente, no he leído nada últimamente. Qué estado más deplorable para un caballero que debe estar versado en asuntos civiles y militares. Debería aprender de ti, que has logrado resolver el acertijo con tanta desenvoltura.
 
Subaru: ¿Cómo demonios…? Está fresco como una lechuga.
 
Si hubiera sentido lo mismo que Subaru, su espíritu habría soportado una gran carga. Por lo tanto, que pudiera mantener esa elegancia justo después, era algo odioso.
Ante los pensamientos extraños en la mente de Subaru, Emilia le dio en la nuca con el filo de su mano.
 
Subaru: Auch.
 
Emilia: Nada de decir cosas groseras por reflejo. Julius, ¿estás realmente bien?
 
Julius: Mis más sinceras disculpas por haberla preocupado. Me avergüenza haber reaccionado de forma tan exagerada. … Aun así, esto es realmente una experiencia desagradable para el corazón.
 
Ocultando lo que sentía, la respuesta de Julius a Emilia fue elegante. Sin embargo, una fina película de sudor cubriendo su frente evidenciaba una conmoción que no podía ocultarse. Anastasia se puso de puntillas, apretando un pañuelo en la frente de Julius, mientras éste bajaba apresuradamente la cabeza con aire de consternación.
 
Anastasia: Aunque la terque’ad es parte de la naturaleza de un shico, habla cuando te sientas mal, ¿sí? Si insistes en hacer argo que te sobrepasa, también causarás problemas a los demá’.
 
Julius: Cierto. Le doy mi gratitud por su consideración.
 
Emilia: Exacto exacto, es tal como dice Anastasia-san. ¿Verdad, Subaru?
 
Subaru: No sé por qué necesitas que esté de acuerdo, pero… ¡así es!
 
La interacción entre líder y súbdito de ambas facciones llegó a su fin, y todos se fijaron en el libro en las manos de Anastasia.
Julius había echado un vistazo al contenido del libro y quizás había tenido la misma experiencia que Subaru. Mirando el lomo, el título inscrito en él era…
 
Emilia: … Balleroy Temeglyph. ¿Lo conoces?
 
Subaru: No es un nombre que haya oído. Creo que estoy seguro.
 
Subaru observó a Emilia, que leyó el título en voz alta a su lado, y respondió con confianza.
Aun así, Subaru confiaba en su excelente memoria. Cuando se trataba de recordar relaciones en este mundo, desde la Aldea de Arlam hasta el dueño del puesto de frutas en la capital, no había olvidado ni una sola persona.
En esa lista de recuerdos, no había nadie llamado Balleroy. Sin embargo, Anastasia giró su cabeza tras escuchar el nombre, con una expresión pensativa.
 
Anastasia: Ese nombre… me suena haberlo escusha’o. Creo que… sí, cierto. ¿No es ese er nombre de un generar der Imperio de Vollachia?
 
Julius: … Más precisamente, es un antiguo general.
 
Ante la respuesta de Anastasia, nacida de vagos recuerdos, Julius añadió un detalle. Al oír tales palabras, todo el mundo supondría que se trataba de alguien que Julius conocía.
Pero, que conociera a alguien de tan lejos de ese rango hizo que Subaru frunciera el ceño.
 
Subaru: Vollachia… Es el país al sur, ¿no? ¿Incluso conoces a un general de ahí?
 
Julius: Una vez más, es un antiguo general. ¿Es eso tan extraño? Después de todo, soy uno de los caballeros reales. Dado que Lugnica y el Imperio de Vollachia son vecinos, no debería ser inesperado que unilateralmente conozca su nombre.
 
Subaru: Ya veo, conque alguien conocido unilateralmente… eh.
 
Aceptando la explicación de Julius, Subaru asintió. Entonces suspiró ligeramente y repentinamente estiró la mano para arrebatar el libro de Balleroy de las manos de Anastasia.
 
Anastasia: ¿Natsuki-kun?
 
Subaru: Siento asustarte. Pero hay algo que debo comprobar.
 
Después de que le arrebataran el libro, Anastasia abrió los ojos de par en par. Subaru comprobó la portada del libro, y luego lo abrió de un tirón para leer su contenido.
En ese momento, Subaru se había preparado para tener una experiencia vicaria a continuación. Sin embargo, también había considerado que seguramente eso no ocurriría, y esto último resultó ser el caso.
 
Subaru: También traté de leer el libro después de escuchar el nombre unilateralmente, pero nada sucedió.
 
Julius: … Subaru.
 
Subaru: Ahora mismo, lo que más importa entre nosotros es la confianza, ¿no? ¿Acaso yo era el único que pensaba que había confianza entre tú y yo?
 
Julius: … Qué manera tan cruel de decirlo.
 
Julius miró hacia abajo y respondió así mientras Subaru lo miraba con indignación.
Y, acariciándose el flequillo,
 
Julius: Actualmente no tengo a nadie en quien pueda confiar más que los aquí presentes. Tú y Anastasia-sama me dan el apoyo emocional que ni siquiera Reinhard puede darme.
 
Subaru: … Esa manera de decirlo me desagrada por algún motivo.
 
Julius: Decirlo también hace que me pique la lengua.
 
Subaru se rascó la nariz, y Julius continuó tocándose el flequillo con los ojos cerrados. Luego se relajó un poco y procedió a hacer una reverencia formal a Anastasia y Emilia.
 
Julius: Me disculpo por mi comportamiento irreflexivo, Anastasia-sama, Emilia-sama. Hace un momento, permití que mis sentimientos nublaran mi respuesta. En estas circunstancias, el contenido del libro debe ser compartido por todos nosotros, por lo que mi comportamiento es imperdonable.
 
Anastasia: Que seas perdona’o o no depende de mi temperamento y der de Emilia. ¿Qué piensas?
 
Emilia: Lo que quiero decir, ya lo han dicho Subaru y Anastasia-san. Así que, piensa en lo que debes hacer ahora. Eso es todo.
 
Después de que Emilia y Anastasia aceptaran de buen grado sus disculpas, Julius volvió a inclinarse. Subaru sabía exactamente lo que había en su corazón.
Después de cometer un error, una persona que se ha disculpado con entusiasmo siente debilidad por ser perdonada. Subaru comprendía muy bien este sentimiento que él mismo había experimentado antes.
 
Julius: Balleroy Temeglyph. Un antiguo general del Imperio de Vollachia… ya fallecido. Y aquel que tomó su vida… no es otro que yo mismo.
 
Anastasia: Haber mata’o ar generar de otro país… Es bastante sorprendente.
 
Julius: Anastasia-sama, usted… No, disculpe, no es nada.
 
Anastasia: …
 
Ante la meditada afirmación de Julius, Anastasia entrecerró los ojos.
A juzgar por la reacción de Julius de hace un momento, parecía que esto era algo que ya había sido compartido con Anastasia antes de que sus recuerdos fueran alterados, y antes de que Eridna asumiera el control de su cuerpo.
Así pues, debería ser la primera vez que Anastasia oía acerca de eso, pero lucía poco sorprendida, mientras que Subaru y Emilia estaban bastante más sorprendidos.
 
Emilia: Emm… según un libro que estudié, Lugnica y Vollachia se llevan muuuy mal, pero…
 
Subaru: ¿Matar al general del imperio o algo así no es motivo para comenzar una guerra?
 
Ante las cándidas y sencillas preguntas de ambos, la expresión de Julius se volvió más segura mientras asentía ligeramente.
 
Julius: Ese fue el resultado de una situación muy delicada. Reinhard y Ferris también fueron arrastrados a ello; pero, en resumidas cuentas, el general había preparado un golpe de estado en el imperio. Y el motivo por el que acabé encontrándomelo cara a cara fue porque justo entonces yo estaba visitando el imperio.
 
Subaru: Así que esos dos también estuvieron ahí. ¿No estaba prohibido exportar a Reinhard?
 
Julius: Como el emperador extranjero quería conocerlo en persona, el permiso le fue concedido. Dejando eso de lado, ¿no crees que decir «exportar a Reinhard» es algo inadecuado?
 
Subaru: No se me ocurre una manera mejor de describirlo. ¿De qué otra manera debería llamarlo? ¿Contrabando?
 
Considerarlo «algo que no debía ser exportado» no era estrictamente erróneo. En realidad, después de haber sentido en Priestella la habilidad de combate de Reinhard capaz de desafiar la lógica, no era difícil imaginar que Reinhard sería una pesadilla para las fuerzas de otros países.
No tener permitido acercarse a la frontera era una estipulación perfectamente entendible en tratados internacionales.
 
Julius: En resumen, el nombre del general era Balleroy Temeglyph. Mis disculpas. Debido a lo delicado del asunto, los detalles del incidente no pueden ser compartidos, y el recuerdo también es doloroso para mí.
 
Subaru: Así que es algo que no se puede discutir abiertamente. Entiendo. Mantendré mi boca cerrada.
 
Emilia: Vale, entendido. También guardaré el secreto.
 
Habiendo entendido las circunstancias de Julius, Subaru y Emilia prometieron mantener la confidencialidad de la conversación.
Y ahora que se había aclarado de quién hablaba el libro que le produjo una experiencia vicaria a Julius…
 
Beatrice: Tiene sentido ahora, de hecho. En resumen, estos libros permiten al lector tener experiencias vicarias de personas que hayas conocido, supongo.
 
Subaru: Yo tuve a la bruja, y Julius tuvo al general. Creo que tienes razón.
 
Anastasia: Me parece haber escusha’o una palabra que no pue’o dejar pasar. Natsuki-kun, ¿has conoci’o a una bruja? No me gusta ese círculo de amigos tuyo. ¿‘Tás de lleno en er Curto de la Bruja?
 
Subaru: A mí también me dan un montón de miedo, así que no te preocupes, no soy un CHARACTER así de profundo. De hecho, últimamente me preocupa ser alguien muy simplón.
 
Subaru se encogió de hombros ante las palabras de Anastasia. Sin embargo, las expresiones de Emilia y Beatrice, e incluso la de Julius, lucían como si hubieran comido algo amargo.
Al ver que la inesperada reacción dejó a Subaru frunciendo el ceño, Anastasia suspiró profundamente.
 
Anastasia: Ya entiendo er significa’o de los libros de esta biblioteca. Pero, pa’ compartirlo tendré que decir argo aterra’or.
 
Subaru: Ahora que has dicho eso, ya no me apetece tanto escucharlo, pero ¿qué quieres decir?
 
Anastasia: To’os los libros en esta biblioteca tienen un nombre inscrito, ¿sí?
 
Mencionando este hecho que todos conocían, Anastasia miró a Subaru pidiendo permiso para continuar. Cuando Subaru asintió con la cabeza, pensó que lo que vendría a continuación serían esas palabras aterradoras.
Y entonces, Anastasia señaló con el dedo el libro de Balleroy y el de Typhon, actualmente sostenido por Beatrice.
 
Anastasia: Er punto en común entre er libro der generar der imperio y er de la amiga bruja de Natsuki-kun—
 
Subaru: —No soy su amigo.
 
Anastasia: Y er de la amiga bruja es… que es er libro de arguien falleci’o.
 
Subaru: …
 
Referirse a Typhon como fallecida le producía incomodidad; pero, ahora que el lugar donde se había celebrado la fiesta de té de las brujas ya no existía en la Tumba, se podría pensar que ella había muerto completamente.
En cuanto a Echidna, como había muchos aspectos dudosos —incluyendo a Eridna—, Subaru no podía sentirse tranquilo.
 
Dejando de lado los pensamientos internos de Subaru por ahora, Anastasia extendió sus manos y rotó sobre sí misma para señalar toda la biblioteca mientras continuaba.
 
Anastasia: ¿Y si los libros aquí incluyen los nombres de ca’a persona desde er pasa’o ar presente en este mundo? Si es así… encontrar el libro de alguien en concreto, ¿cuánto tomaría?
 
Corrección. El que hizo esta biblioteca no tenía una mala personalidad.
—En realidad, tenía la peor.
 
 
Nota del autor
Según Julius, «la diplomacia del Imperio es seriamente terrible», que es algo que se describe en una serie de historias cortas que se están publicando por entregas en Gekkan Comic Alive. No importa si no saben nada al respecto; pero, ya que el autor escribe unos veinte mil caracteres cada mes mientras casi se muere, sería interesante y bonito que lo encontraran y lo leyeran. Aviso, aviso.

Nota del traductor
La historia a la que se refiere Tappei está listada aquí y aquí como «Royal Election Prequel: Imperial Diplomacy of Bloodshed», y fue adaptada en el volumen 4 de EX, que ha sido traducido al inglés por YenPress.