——Érase
una vez, una mujer.
El espíritu de la mujer había sido violado. La mujer yacía en las
profundidades del abismo de la locura. La mujer estaba en el punto más extremo
del hambre.
Gruñendo en el castillo solitario, royendo el trono desierto, rompiendo sus dientes, desgarrando su boca, hambrienta.
La mujer había sido una humana cuando nació, pero ya no lo era.
Todo comenzó hace unos años, cuando el hombre que gobernaba aquellas
tierras cayó víctima de una enfermedad incurable.
Debilitándose día tras día, el hombre, temeroso de su inminente muerte, se aferró a todo tipo de medios para prolongar su vida.
En poco tiempo consiguió técnicas que estaban prohibidas, y reunió un gran número de vidas para cometer una monstruosa inmoralidad con el fin de conseguir una larga vida.
Muchas vidas fueron sacrificadas, muchas vidas fueron inutilizadas, y
entre esos sacrificios estaba la mujer.
Quién era ella, cuál era su nombre, dónde había nacido, quiénes eran sus familiares… Esos recuerdos suyos ya habían sido quemados.
La mujer era un mero instrumento. Un semillero para aquel hombre que aguardaba su muerte, carcomido por el demonio de la enfermedad.
Vidas inútiles que solo servían para ser desperdiciadas, así era como se suponía que debía ser; y, aun así, la mujer sobrevivió.
Gruñendo en el castillo solitario, royendo el trono desierto, rompiendo sus dientes, desgarrando su boca, hambrienta.
Debilitándose día tras día, el hombre, temeroso de su inminente muerte, se aferró a todo tipo de medios para prolongar su vida.
En poco tiempo consiguió técnicas que estaban prohibidas, y reunió un gran número de vidas para cometer una monstruosa inmoralidad con el fin de conseguir una larga vida.
Quién era ella, cuál era su nombre, dónde había nacido, quiénes eran sus familiares… Esos recuerdos suyos ya habían sido quemados.
La mujer era un mero instrumento. Un semillero para aquel hombre que aguardaba su muerte, carcomido por el demonio de la enfermedad.
Vidas inútiles que solo servían para ser desperdiciadas, así era como se suponía que debía ser; y, aun así, la mujer sobrevivió.