sábado, 23 de septiembre de 2023

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La torre de los vivos, 2ª parte


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Aer

Corrección y edición
Carlos
Pretinaverse

※ ※ ※ ※ ※

Al oír la familiar voz del pelirrojo detrás de él, Subaru tembló tanto de miedo, que incluso se olvidó de respirar y del dolor de su hombro izquierdo dislocado.
 
Subaru: …
 
Su mente estaba dominada por una vasta sucesión de emociones negativas, como el miedo y la cobardía; una tempestad de sentimientos de desesperanza nubló sus pensamientos con una única frase que se repetía dentro de su cabeza: «¿Por qué?».
 
Su lista de «¿Por qué?» era interminable.
¿Por qué se dislocó su hombro izquierdo? ¿Por qué la frase «Natsuki Subaru estuvo aquí» estaba grabada por toda la habitación? ¿Por qué tras capturar a Subaru, Emilia y Ram estaban ausentes? ¿Por qué había desaparecido el cadáver de Meili, el cual él había escondido? ¿Por qué Natsuki Subaru había perdido sus recuerdos? ¿Por qué Natsuki Subaru fue invocado a un mundo diferente? ¿Por qué nunca pudo decirles a su madre y a su padre la verdad acerca de todo? ¿Por qué…?
 
Pelirrojo: Oye, tú, ¿qué faces fecho una bola? Oye, no te quedes tan callado, asqueroso bastardo.

——¿Por qué el hombre, que se suponía no podía bajar, estaba aquí?
 
Pelirrojo: ——Tch.
 
De repente, la irritación surgió de la voz de ese hombre, causando que Subaru se girara presa del pánico.
Mirar directamente a la figura que había detrás de él era una idea aterradora. En la mayoría de los casos, lo que le llegaría a desencadenar esta sensación de inquietud sería el miedo a lo desconocido; pero el miedo que inspiraba este hombre procedía de algo más que sólo el riesgo inmediato de mirar.
 
Esto era mucho más que la sola inquietud de no poder ver, ya que la intención específica de este oponente no era sólo la de inspirar miedo.
Subaru no pudo evitar pensar en ello como algo mucho más cercano a un simple impulso de mutilar o incluso de matar.
 
Pelirrojo: Haa… Oye, tú, ¿qué estás mirando con esa cara? Sí, tú, te estoy fablando a ti, ¿estás tan acojonado? Se conoce que estás a punto de plorar, oye. Eres un tipo repugnante en esta desagradable habitación.
 
Y entonces, burlándose de Subaru que había tomado esa decisión, el hombre vestido con un kinagashi mostró descaradamente sus dientes blancos.
Su cabello era largo y rojo, su ojo derecho estaba oculto tras un parche, su pecho desnudo estaba envuelto en un sarashi blanco y tenía un cuerpo musculoso y bien formado; miraba al lamentable Subaru.
 
El hombre que lo estaba llamando era el guardián del segundo piso de la Atalaya Pléyades: Reid.
 
Subaru: …
 
Reid: … Oye, ¿¿acaso tu boca no funciona?? ¿No puedes oírme fablar? ¿O estás tratando de demostrar que no tienes intención de fablar conmigo? Si es eso, entonces diéreme igual; pero supongo que se siente más digno dese modo.
 
Diciendo esto sin rodeos en voz alta y con palabras llenas de arrogancia, Reid miró a Subaru con una expresión de enojo en su rostro. Mientras estaba abrumado por la hostilidad proveniente de Reid, Subaru obligó a sus labios a murmurar.
 
Subaru: Ojo… derecho…
 
Reid: ¿Aaahh?
 
Subaru: ¿No estaba tu parche… en tu ojo izquierdo? ¿Por qué… está en tu ojo derecho?
 
Era una pregunta que no debería haber pronunciado ahora.
Cuando Subaru le preguntó, el párpado del azul ojo izquierdo de Reid se agitó levemente. Y justo después, el hombre rechinó los dientes.
 
Reid: ¡Capricho, es un capricho! Oye, tú, cualquiera de los dos ojos sirve. Ansí son las cosas, póngomelo sólo cuando tuviere ganas de jugar. Si no lo ficiera, vería demasiada basura. No me toques los cojones.
 
Mientras Reid decía eso, levantó el parche que cubría su ojo derecho con los dedos. Debajo de su parche no había heridas; su ojo gozaba de buena salud, exactamente como había dicho.
Y, por supuesto, tampoco había signos de heridas en su ojo izquierdo descubierto. En resumen, sus palabras habían sido completamente ciertas; y Subaru entendió que llevaba el parche única y llanamente porque quería, sin ningún otro motivo.
Aun así, para él era una manera de reducir la brecha de poder entre él y los demás, para así alargar su diversión.
 
Reid: ——Oye tú, qué te ha pasado. ¿Acaso no dislocádose ha tu hombro? Ya me parecía que lucía raro, ey.
 
Subaru: ——¡¿Gh?!
 
Justo después de sentir una emoción tan profunda, un impacto repentino le produjo una sensación de ardor intenso que inundó el cerebro de Subaru.
 
Subaru: ¡Gui… gah!
 
Su garganta estaba oprimida por un dolor agudo y su campo de visión parpadeaba a su alrededor, atravesado por una gran angustia.
Sin vacilación ni consideración hacia Subaru, Reid había agarrado el hombro dislocado con su mano derecha. Y, como si fuera lo más normal del mundo, Reid hizo un simple giro de muñeca que insertó el hueso dislocado nuevamente en la cavidad del hombro.
El hueso desalineado había sido recolocado, haciendo eco un chasquido sordo por toda la habitación, y la capacidad de movimiento regresó a su hombro izquierdo.
Sin embargo, el dolor que por un momento se había vuelto insignificante regresó a él multiplicado por mil, haciendo que lágrimas bajaran por las mejillas de Subaru mientras el dolor le hacía sentir ganas de maldecir al mundo que lo rodeaba.
 
Reid: Oye tú, no seas tan exagerado. Estás faciendo que parezca que soy yo quien está vejándote, maldita sea. Oye tú, en realidad no soy yo quien te veja, sino esa fermosísima.
 
Subaru: ¿Fermo… sísima?
 
Reid: Esa fermosísima con el cabello plateado, mierdecilla. La jaula de hielo detrás de ti… puedo deducir harto sobre ella con sólo mirarla; además, también está tu hombro dislocado, oye. ¿¿Peleaste con tus amigos?? ¡Qué divertido!
 
Resoplando por la nariz, Reid le dijo esto a Subaru, quien se sujetaba el hombro izquierdo y gemía de dolor. Al escuchar esas palabras, Subaru entendió que, cuando hablaba de una fermosísima, se refería a Emilia.
Y, al mismo tiempo, con respecto a lo que había sucedido en la habitación entre Subaru y todos los demás, Subaru temía que el ojo observador de Reid hubiera captado lo que sucedió.
 
Subaru: ¿Cómo… lo sabes?
 
Reid: Atrapados dentro de esta torre deprimente, las cosas entre un hombre y una mujer mejorar han más allá de la figuración o empeorar han más allá de la figuración; esas son las dos únicas opciones. Y tú eres del género de persona que toca los huevos a la gente más allá de lo figurable. Es obvio.
 
Dado que ninguna de esas conclusiones estaba equivocada, Subaru no tenía forma de rechazar lo que dijo. Apartando su mirada de Subaru, Reid se giró para mirar la jaula de hielo de Emilia.
 
Subaru: …
 
Torciendo el cuello, Reid se alejó enojado de Subaru, mirando la jaula de hielo por un momento antes de pisotearla, aplicando fuerza pero sólo por un breve momento.
En ese instante, la estructura emitió un fuerte crujido y, al siguiente, la fuerza destructiva se extendió a toda la resistente prisión, rompiendo todas las rejas de hielo.
 
Por mucho que lo hubiera intentado, Subaru no habría podido mover esa jaula de hielo ni siquiera ligeramente; la jaula entera se había negado a ceder.
Ya sea en términos de magia o fuerza, la disparidad entre ellos era obvia, dejando a Subaru estupefacto. Dejando a un lado la reacción de Subaru, Reid estiró ligeramente sus manos y sus pies.
 
Reid: Bueno, se conoce que puedes moverlo de nuevo. Cojonudo, cojonudo.
 
Murmurando eso y asegurándose de que tenía algún tipo de sensación ahí, Reid salió lentamente de la habitación.
No le prestó absolutamente ninguna atención a Subaru, quien se quedó quieto, perplejo por esa actitud. La confusión aún no se había calmado, no era capaz de comprender completamente lo que había sucedido; pero lo que sí sabía era que, en este lugar, dejar a Reid campar a sus anchas no resultaría en nada bueno.
Antes que nada…
 
Subaru: ¡Espera! ¿¿No… no dijiste que no podías bajar del piso de arriba?? ¡¿Por qué caminas por este piso como si fuera algo normal?!
 
Mientras Reid caminaba por el pasillo del cuarto piso con total indiferencia, Subaru salió corriendo de la habitación.
Sin pretensiones, mirando la espalda de Reid mientras caminaba con un aire de realeza, Subaru lanzó la primera pregunta que surgió en su cabeza desde el principio.
En respuesta, Reid agitó su mano sin mirar atrás.
 
Reid: ¿Cuándo dije que no podía salir del segundo piso? ¿Eso que dices no es un poco injusto? Descuida. Tu suposición de que no podía salir tiene un poco de verdad. Es sólo que no podía salir… fasta agora.
 
Subaru: ¿Hasta ahora? … Espera, ¿puedo preguntar por qué eso cambió?
 
Reid: No tengo intención de darte una conferencia completa aquí y explicarte todo. Puedo salir. Estás a punto de mearte encima. Eso es todo; fin. ——Ah, no, ese aún no es el final.
 
Siguiendo a Reid detrás de él, Subaru lo alcanzó. Cambiando el tono de su voz, Reid entrecerró los ojos hacia él. El cuerpo de Subaru se encogió ahí donde estaba, mientras Reid distorsionaba sus mejillas hacia él; parecía que podía matarlo simplemente con sus ojos penetrantes.
El espadachín pelirrojo, que no llevaba armas, estaba desarmado; pero con sólo el brillo en sus ojos, la mirada de este hombre sería suficiente para matar a alguien. Y así, Subaru respiró hondo.
 
Subaru: ¿Q-qué pasa?
 
Reid: Cojonudo, tú sigue fanfarroneando ansí. Si ni siquiera puedes facer eso, no tienes derecho a considerarte un hombre. A propósito, tengo una pregunta para ti, hombre fracasado casi por completo. Estoy a punto de despedirme desta deprimente torre, mas ¿a do carajos fueron tus compañeros?
 
Subaru: ¿Qu…?
 
Mientras la hostilidad que emanaba del hombre que estaba cerca apretaba su corazón, este sorprendente comentario llegó a los oídos de Subaru, haciendo que sus ojos se abrieran de par en par. Al ver la reacción del agitado Subaru, Reid naturalmente continuó con un Oye tú .
 
Reid: Planeo salir de aquí, mas es menester comida, agua y sake; por no fablar de mujeres. Bueno, de tus amigos, esa fermosísima y esa mujer que se viste eróticamente son ciertamente buenas candidatas. Mas, ya que sintiéreme culpable por seducir a la fermosísima, la mujer que se viste eróticamente tendría que ser la primera candidata para eso.
 
Subaru: ¿Salir? ¿De esta torre? Pero, ¿qué pasa con… tu Examen——no, qué pasa con todo lo demás? ¡¿Qué vas a hacer con esta situación y todo lo que está pasando?!
 
Reid: Nada; todo lo que dijiste no tiene nada que ver conmigo. Tus problemas deberías resolverlos tú mismo, yo no tengo nada que ver con eso. Ah, espera; aún aguarda una última tarea desagradable.
 
Subaru: Si es desagradable, déjalo… ¡¿GAH?!
 
Cuando las cejas de Subaru se fruncieron en una mueca ante esas palabras, la expresión facial de Reid cambió repentinamente y le dio un papirotazo a Subaru en la frente, cuya fuerza hizo que la espalda de Subaru se estrellara contra la pared del pasillo. Mirando hacia abajo a Subaru mientras éste estaba agachado y adolorido, Reid resopló un Jmf por la nariz.
 
Reid: Ya te lo dije. No creas que obtener has una respuesta para todo, polluelo. Oye tú, ya seas una mierdecilla o un polluelo, debes comenzar a caminar por ti mismo.
 
Subaru: Es imposible que lo primero camine…
 
Reid: ¿Agora que aparecí tan afortunadamente ante ti, usarme has como una ferramienta para disipar tus inquietudes, preguntas o arrepentimientos? Vete a la mierda. Resuelve tus propios problemas. No me uses como una muleta.
 
Subaru: …
 
Decir que esas palabras eran irritantes no estaba del todo bien.
Los sentimientos de irritación tenían algo de emoción en ellos, pero a Reid no le importaba en absoluto la existencia de Subaru. Una persona no se emocionaría por alguien que no le importaba. Por lo tanto, su voz estaba libre de irritación.
 
Sin embargo, estas palabras por encima del hombro fueron suficientes para que Subaru sintiera como si le hubieran clavado un cuchillo en el corazón.
Gimiendo por ese dolor, una vez más las preguntas que quedaron atrás llenaban la mente tambaleante de Subaru, como si fueran a enterrar su corazón. Pero justo antes de que eso sucediera…
 
Reid: ——Ahhh, llegaron.
 
Girando la cabeza para mirar hacia el final del pasillo, Reid refunfuñó como si algo estuviera pasando.
Levantando la cabeza, los ojos de Subaru también fueron atraídos hacia esa dirección, apuntándolos al lugar que Reid estaba mirando, pero no pudo ver nada diferente allí. Sin embargo, se dio cuenta tardíamente.
Agachado, con las nalgas contra el suelo, se dio cuenta.
Un leve temblor. La atalaya temblaba. Débilmente, no de la misma magnitud que un terremoto, pero aún así, sintió temblores.
 
Reid: BAH.
 
Chasqueando los dientes y riendo con los ojos brillando, Reid dio un paso adelante pisando firmemente el suelo con sus sandalias. Al ver su actitud no vacilante por el rabillo del ojo, Subaru, presa del pánico, siguió su rastro.
 
Reid había declarado que no debería utilizarlo como herramienta para disipar sus propias preocupaciones.
Era innegable, no había dudas en Subaru de que las palabras de Reid habían cortado directamente su frágil corazón. Los problemas de Subaru no podían resolverse simplemente quejándose de ellos con Reid.
Sin embargo, aparte de eso, Subaru ahora tenía la responsabilidad de llegar al fondo de la razón por la que Reid deambulaba por el cuarto piso y de lo que estaba sucediendo en la atalaya en general.
 
Subaru: ¡Reid!
 
Reid: …
 
Subaru: ¡Ey, espera! ¡Espera! Por lo menos, dime, ¿qué vas a hacer?
 
Con largas zancadas y un ritmo rápido, Reid avanzaba orgullosamente hacia adelante, dándole la espalda a Subaru y sin dignarse a detenerse y responder la pregunta de Subaru.
Le dolía el hombro, había desconcierto y confusión en su corazón, y tampoco poseía ninguna firmeza. Subaru estaba siendo impulsado por su obligación a medias, no tenía otra opción que perseguir con gran esfuerzo la espalda del hombre que avanzaba.
Y de repente, la espalda del hombre con el largo cabello rojo que se mecía se detuvo abruptamente.
 
Reid: …
 
Reid había detenido sus pies cuando llegó a la escalera de caracol presente en el atrio al final del pasillo donde el amnésico Natsuki Subaru había sido empujado dos veces hacia su muerte.
 
Como Subaru había estado ocupado persiguiendo frenéticamente a Reid, sólo se dio cuenta de dónde estaba en el último segundo. Contuvo la respiración, inmóvil en su lugar.
Sin embargo, su deseo de querer romper ese punto muerto superó la sensación de evitar este lugar que provocó su muerte, y le dio a Subaru la fuerza para seguir adelante.
 
——Lo que mató a Subaru no era este lugar, sino una intención asesina. Lo que debería causarle aversión no era este lugar, sino el culpable.
 
Subaru: …
 
Los latidos de su corazón y el sonido de su sangre fluyendo por sus venas se sentían espantosamente ruidosos. Ignorando eso, Subaru se secó una gota de sudor y siguió adelante, hacia donde Reid se había detenido.
Reid estaba parado en el borde de la caída, mirando hacia abajo a la escena que sus ojos contemplaban. Dondequiera que estuviera, era un hombre a quien la postura de estar mirando las cosas desde arriba le quedaba bien. Mientras semejante pensamiento inútil ocupaba lo más profundo de su mente, Subaru siguió su mirada.
 
Y siguiendo su mirada, finalmente lo notó.
Habiendo estado oculto por los ruidosos latidos de su corazón, un sonido que no había escuchado antes ahora era audible para él.
 
Subaru: …
 
——Justo debajo de él, y al final de la gran escalera, una manada de repulsivas mabestias llameantes ocupando el quinto piso, dándole un aspecto infernal.
 
 
    
 
 
Al presenciar esta escena más allá incluso de su imaginación más salvaje, Subaru se quedó completamente en blanco.
 
Subaru: ——¿Qu…?
 
El crujido de la abrasadora llama carmesí y el sonido de innumerables bebés llorando llenaban la atalaya.
Relacionar esos dos factores llevó a una única conclusión: que esta aterradora mabestia, que llevaba una melena de llamas alrededor de su cuello, era sólo una parte del violento caos de una horda de ellas.
 
Cuatro patas y un torso similar al de los caballos; brazos y un torso humanos con una gran fauce abierta y llena de colmillos de punta a punta del torso. Las terriblemente ardientes llamas estaban a punto de quemar y devorar el oxígeno dentro de la atalaya.
Podía ver unas veinte mabestias en el quinto piso, arrasando con todo.
El terrible calor llegó desde abajo hacia Subaru y a Reid, a decenas y decenas de metros de altura. Retrocediendo, fue tomado por sorpresa por esta ola de calor, hasta el punto en que sintió como si sus globos oculares se hubieran secado en un instante.
 
—En serio, ¿qué es lo que está pasando?
 
Reid: Se conoce que hay algunas mabestias espeluznantes aquí. Oye tú, ¿sabes qué son?
 
Subaru: … No lo sé. Es la primera vez que veo también mabestias, aparte de ese enorme gusano de arena… ¡¿ah?!
 
Mientras observaban uno al lado del otro la escena bajo sus ojos, Reid le preguntó eso a Subaru, quien en respuesta sacudió la cabeza y su voz tembló involuntariamente ante el cambio en su visión.
 
Las mabestias arrasaban el interior de la atalaya, envueltas en llamas; parecían tanto caballos como hombres; un término más conveniente para llamarlas sería «centauros». Los centauros soltaron un grito desgarrador.
De sus fauces deformadas salió un grito violento, un rugido estridente como causado por pura furia. Y la razón de eso era el caballero solitario que estaba contraatacando, blandiendo su delgada espada, abriéndose paso entre la manada de mabestias.
 
Centauro: ¡¡—ϡϡ!!
 
Conteniendo la respiración, una elegante espada se deslizó a través de un hueco en la manada de mabestias que portaban espadas de fuego.
La sangre se esparció, los brazos y piernas de una mabestia fueron cortados, y su chillido retardado resonó en los alrededores. Mientras escuchaba esto, el caballero que corría el riesgo de ser abrumado por la cantidad de centauros saltó hacia la siguiente bestia, con la espada preparada.
Y entonces…
 
Subaru: ¡——JULIUS!
 
Inconscientemente, los labios de Subaru gritaron su nombre, profundamente conmovido por haber encontrado un sobreviviente.
No sabía qué emoción era más fuerte dentro de él, si la de alegría o la de la tristeza.
Sin embargo, una de las veces que quedó inconsciente se despertó después con el cadáver de Meili ante sí.
Temía que, la próxima vez que se encontrase con alguien, también se lo encontrara muerto. Siempre tuvo ese miedo. Por lo tanto, era una buena noticia que, gracias a esto, hubiera superado este miedo.
 
Subaru: …
 
Dejando a un lado la expresión de sorpresa que había desde arriba, bajo los ojos de Subaru, Julius blandió su espada y continuó su combate cuerpo a cuerpo contra las mabestias.
Aunque estaba en desventaja numérica, individualmente parecían más débiles que Julius. Pero, teniendo sólo una espada para defenderse, si las mabestias que emitían llamas libremente pensaran en atacar en masa a Julius, entonces él estaría en graves apuros.
 
——Y si muriese quemado, entonces su Libro de los difuntos debería aparecer en la biblioteca.
 
Reid: ¿Do están todos los demás? ——Bueno, supongo que esto es conveniente.
 
Subaru: ¡——Gh!
 
Justo cuando un pensamiento oscuro que deseaba la muerte de su compañero apareció en la mente de Subaru, el murmullo de Reid —mientras contemplaba la escena de abajo— devolvió sus pensamientos a la realidad.
Pero Reid no estaba al tanto del conflicto interno de Subaru. Mostrando sus afilados dientes, dio un paso adelante. Ya a punto de caer a las profundidades, dio un paso adelante nuevamente.
 
Subaru: O-oye, ¿qué vas a hacer?
 
Reid: Oye tú, no faces más que preguntas y más preguntas. Deja de preguntarme y trata de facer algunos movimientos atrevidos para variar. Fablar contigo es aburridísimo. No eres una dama atractiva que pueda deleitar mi vista, ni es interesante fablar contigo. Oye, ¿con qué intenciones intentas fablar conmigo?
 
Subaru: …
 
Reid: Ey tú, preguntártelo he de nuevo: ¿qué diablos vas a facer? Uno de tus camaradas está ahí, atrapado para enfrentarse a un grupo de mabestias repugnantes, ¿y todavía estás parado? Decir que los chicos débiles no tienen opciones es sólo una lamentable excusa.
 
Al igual que un carnívoro que se burla de un herbívoro, las palabras de Reid se basaban en la filosofía de vida de los fuertes.
La incompatibilidad de esa filosofía con Subaru no hacía más que reforzar su veracidad; esa era la absoluta disparidad entre los fuertes y los débiles.
 
Reid: Jmf.
 
Sin decir ni una palabra ni mirar a Subaru, Reid finalmente se puso en movimiento, inclinándose ligeramente hacia adelante.
No había habido ninguna posibilidad de detenerlo. Así pues, Reid cayó hacia delante y hacia abajo, siguiendo el mismo camino que Subaru cuando murió.
 
Reid cayó recto, recto, recto.
En aquel entonces, Natsuki Subaru quedó inconsciente antes de estrellarse contra el suelo, y ni siquiera pudo ver el momento en que falleció.
 
Ese espadachín pelirrojo, Reid, cayó de la misma manera; cayendo, cayendo…
 
Centauro: ¡¡—ϡϡ!!
 
Al ser golpeado en la espalda por unas sandalias que caían desde alturas tan grandes, el cuerpo equino de un centauro quedó aplastado. Sus extremidades, incapaces de soportar ese impacto, se hicieron añicos. Era increíble cómo el enorme cuerpo de la mabestia había sido destrozado, y su negra sangre se había derramado, manchando el suelo del quinto piso.
 
Y quien causó tal violenta escena fue Reid Astrea, habiendo caído desde una altura que habría sido fatal para Subaru, y pisoteando enérgicamente a la mabestia bajo sus sandalias.
 
Subaru: …
 
Las mabestias, que probablemente no poseían inteligencia a juzgar por su apariencia, cesaron sus movimientos. Al notar la apariencia caótica de este hombre pelirrojo, sus gemidos de bebé cesaron.
Ahora que se fijaba, Subaru supuso que estas mabestias sin cabeza estaban usando sus sentidos no visuales para medir a su oponente.
 
Sin órganos que pudieran ver, el resto de sentidos de las mabestias notaban claramente que Reid no era normal.
Esa observación fue igualmente evidente para el caballero, con los cinco sentidos intactos, que había estado involucrado en una vigorosa batalla contra estas mabestias.
 
Julius: Tú… ¿Por qué… estás aquí?
 
Reid: Por qué, por qué, por qué. ¿Vosotros sólo sabedes preguntar eso? Hay otras preguntas, como: ¿cuál es el secreto para ser popular entre las mujeres?, ¿cuál es la mejor bebida alcohólica?, ¿cómo llegaste a ser tan fuerte?
 
De pie frente a Julius, cuyos ojos estaban muy abiertos por la sorpresa, Reid se sacudió los trozos de carne de las suelas de sus sandalias; y entonces, dirigió su mano hacia otro centauro que estaba a su lado.
Como si fuera una broma, en su mano sostenía un palo delgado de madera——un palillo, eso era lo que veía que él estaba sosteniendo .
 
Reid: El secreto para ser popular entre las mujeres es mi rostro. La mejor bebida alcohólica es el brandy Granhiert. Y en cuanto a por qué soy el más fuerte del maldito mundo… es simplemente porque soy yo.
 
Haciendo una pausa por un momento después de terminar de hablar, Reid movió los palillos que tenía en la punta de los dedos muy ligeramente.
Al momento siguiente, el cuerpo inmóvil de un centauro explotó en una lluvia de sangre. Lento para detectar el colapso de su cuerpo, la mabestia finalmente soltó los gritos de su agonía. Esos gritos, que recordaban los llantos de un bebé aferrándose desesperadamente a este mundo, eran lo peor de lo peor.
 
Sin embargo, una sonrisa permaneció firme en el rostro del hombre que había causado todo esto. Levantó sus inmaculadas armas —sus palillos— una vez más… pero esta vez no hacia las mabestias, sino hacia Julius.
Y entonces, Reid mostró sus afilados dientes mientras miraba los ojos amarillos de Julius, quien estaba lejos de él y parecía temer esos palillos mucho más de lo que aparentaba.
 
 
 
Reid: ——Bien, prosigamos con el Examen. Intenta facerlos picadillo antes de que me aburra, lechuguino.