domingo, 10 de septiembre de 2023

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El abrazo del pecador


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Martín

Corrección y edición
Carlos
Pretinaverse

※ ※ ※ ※ ※

——Unas dolorosas gotas de sangre caían por su brazo derecho cuya piel tenía un patrón de manchas negras.
 
Se preguntó si era afortunado que, a pesar del drástico cambio que había sufrido su brazo derecho, la resistencia de éste se pareciera a la de un cuerpo humano común.
Si se clavaba las uñas en él, sentía dolor; y si le aplicaba fuerza, la piel se desgarraba y sangraba.
Aunque la sangre parecía haber dejado de brotar con notable rapidez, la diferencia era casi imperceptible.
 
Subaru: …
 
Limpió con vehemencia la sangre de su mano y se bajó la manga, dejando una leve mancha roja en el brazo derecho. Aunque lo que tenía en frente no era más que el resultado de sus propios actos, Subaru prefería no verlo durante mucho tiempo. Naturalmente, se bajó también la manga del brazo izquierdo, ocultando la inscripción que había en él. «Natsuki Subaru estuvo aquí».
 
Subaru: En todo caso, debo apresurarme…
 
Ya había perdido demasiado tiempo en aquella habitación.
El cuerpo inerte de Meili aún yacía en medio de la sala; pero, por lo menos, no quedaba ya ningún rastro de lo que Subaru le había hecho.
No deseaba llorar su muerte ni profanar aún más el cadáver…

——pero lo que Subaru haría a continuación podría considerarse profanar su muerte aún más.
 
Subaru: …
 
Poniendo ambas manos bajo el ligero cuerpo y las axilas de la chica, Subaru arrastró el cadáver a un rincón de la sala.
Allí se encontraba lo que antaño habría sido el antiguo mobiliario de la ahora abandonada sala.
Puede que fuera originalmente un escritorio de piedra, o tal vez ropa de cama. Independientemente de lo que hubiera sido antaño, Subaru escondió el cuerpo de Meili tras aquella losa tallada de piedra.
 
Lo siento.
 
A pesar de que la disculpa de Subaru era sincera, decidió ocultar igualmente el fatídico destino de Meili.
 
Después de todo, ¿quién demonios podría argumentar a favor de Subaru si confesara lo que había hecho?
Si el propio Subaru no podía desentrañar las verdaderas intenciones de «Natsuki Subaru», ¿quién demonios podría?
 
Subaru: No hay argumentos ni nada a mi favor. Aunque no fuera yo quien… mató a Meili, es indudable que el arma asesina fueron mis propias manos.
 
No sabía cómo se llevaban a cabo las investigaciones criminales en este mundo, pero una vez el jurado viera las uñas de Meili y las heridas en las muñecas de Subaru, atarían los cabos y sería sentenciado por decisión unánime.
Y Subaru no podría apelar tal decisión.
 
En el caso de que la situación se desarrollara de esa manera, lo único que podía hacer era intentar evitar el juicio——no, ya había cubierto su crimen.
Era consciente de que las decisiones que había tomado no eran las correctas, y mucho menos las mejores. No obstante, Subaru no tenía alternativa——ya no sabía en quién debía confiar ni de quién debía dudar.
Sin embargo, si había algo de lo que estaba seguro, era de que…
 
Subaru: La próxima vez que nos veamos, Meili… serás la única de quien no sospecharé.
 
Eran ya dos las ocasiones en las que Subaru había presenciado el cadáver de Meili: aniquilada en la primera, y estrangulada en la segunda.
Dadas las circunstancias, por lo menos Meili era de quien menos sospechaba. Pero esa afirmación era irrelevante, pues era ya imposible obtener información de ella.
 
Un misterio de habitación cerrada… en otras palabras, un cliché en el que el fallecido es el único sujeto del que no se puede sospechar.
Sin embargo, como detective, Subaru disponía de una habilidad que le permitía romper las reglas: el Retorno por muerte, que le hacía rebobinar el tiempo cada vez que moría. Cualquier persona, sin importar cuán inútil fuera, podría convertirse en un detective de renombre si pudiera escapar de cualquier tragedia usando tal habilidad.
 
Subaru: Aunque el hecho de que el detective sea el culpable también es un giro de trama cliché en las historias de MISTERY.
 
Era una pena, puesto que, sin importar lo útil que resultara el Retorno por muerte, mientras la teoría de que «Natsuki Subaru» era el asesino resultara factible, los hechos se repetirían una y otra vez, y sería inmensamente complicado detenerlo.
Que el asesino resultara ser una segunda personalidad del detective también era un recurso ampliamente utilizado en las tramas de misterio; pero, si el detective se lanzara por un acantilado tras enterarse, el caso estaría resuelto, ¿verdad?
 
Al juntar el Retorno por muerte y «el culpable es el propio detective», la situación se tornaba irresoluble. Era como un laberinto en espiral del que no se podía salir.
 
Subaru: ¡No es el momento de estar hablando! En cualquier caso, lo que debería estar haciendo es ganar tiempo.
 
El problema al que se enfrentaba no era de los que se resolvían con el tiempo, pero tener un poco más no podía hacer daño.
Subaru se puso en pie con convicción, deseando escapar del callejón sin salida en el que se encontraba.
 
Subaru: …
 
Dejando de lado la situación, Subaru acarició la frente de la inmóvil Meili por última vez; aunque, seguramente, ella no querría que Subaru la tocara.
Prueba de ello era que la frente de Meili estaba fría al tacto, como si rechazara sus caricias.
 
 
    
 
 
Así, tras encubrir desesperadamente el asesinato de Meili, Subaru salió de la sala. Y luego, mirando el pasillo de un lado a otro mientras abandonaba lentamente el lugar…
 
???: ¡——Ah, Subaru! Conque aquí estabas. Menos mal.
 
Subaru: ¡¿——Gh?!
 
El inesperado llamado de Emilia provocó un respingo en Subaru mientras se giraba a mirarla. Acercándose a paso ligero, Emilia ladeó la cabeza al ver lo rígidas que se habían puesto las mejillas de Subaru.
 
Emilia: Lo siento, ¿te asusté?
 
Subaru: … S-sólo me sorprendiste un poco. Es que, pueees, mmm, tú sabes. Fue muy repentino. ¿Ocurrió algo, Emilia-chan?
 
Emilia: ¿—? Sólo paseaba por la torre buscando algo que hacer antes de comer. Pero, Subaru…
 
Subaru: ¿Sí?
 
Emilia: ¿Acaso ahora estabas haciendo otra travesura?
 
Subaru inhaló bruscamente ante la misteriosa pregunta de Emilia.
Sus ojos color amatista miraban directamente a Subaru, pero este no comprendía el significado de su pregunta.
Aunque era cierto que había titubeado un poco, lo que había dicho debería haber sido una respuesta incompleta, pero suficiente.
 
Subaru: …
 
En lugar de los alegres ojos de Emilia, lo que Subaru percibió fue una sensación de incomodidad, y tragó saliva que le resultó amarga.
En la habitación tras ellos se encontraba el cadáver frío e inerte de Meili. Aunque se había asegurado de que no estuviera a plena vista, si alguien se diera a la tarea de revisar el cuarto, no tardaría más que unos pocos minutos en hallar el cuerpo.
Por lo tanto, salir de ese lugar era su mayor prioridad.
 
Subaru: Lo siento, necesito ir al TOILET un momento.
 
Emilia: Ah, por supuesto.
 
Subaru abandonó rápidamente la habitación tras decir unas palabras fácilmente malentendibles.
Debía huir, alejarse de Emilia tan pronto como fuera posible e ir a un lugar donde pudiera matar todo el tiempo posible. Luego, podría hacerse cargo de las heridas en su brazo derecho——
 
Subaru: Esto… ¿Emilia-chan? Voy al baño; ¿por qué me estás siguiendo?
 
Emilia: ¿Eh? Es que iremos todos juntos a comer de todas formas, ¿no crees que estaría bien que te acompañe un rato? No te preocupes, te esperaré en la puerta.
 
Subaru: No me preocupa que escuches cómo orino, pero…
 
Emilia se plantó frente a Subaru, quien quería separarse de ella, y lo miró a la cara.
Debía admitir que era un buen argumento, pero los buenos argumentos también podían herir a quienes los recibían. Este caso no era la excepción, y Subaru se halló sin palabras ante el razonamiento de Emilia.
Sin embargo, Subaru conjeturaba simultáneamente sobre las intenciones de Emilia.
 
—¿Por qué razón desea Emilia acompañarme?
 
Subaru: …
 
Emilia: ¿—?
 
Aun así, Emilia parecía estar siendo honesta con Subaru, que la observaba de reojo.
Su encantador rostro no daba la impresión de que estuviera tramando algo; pero, para Subaru, ella era uno de los principales sospechosos.
 
Subaru no había visto el cadáver de Emilia ni el de Beatrice cuando todos los demás fueron asesinados.
Aunque era cierto que las intenciones de «Natsuki Subaru» eran desconocidas debido a las heridas en sus brazos, sin importar cuánto caos pudiera causar «Natsuki Subaru», necesitaría ayuda para producir una situación como esa.
 
Alguien mató a Shaula, Echidna y Ram… y a Julius y Meili, después derribó la torre con el poder de las sombras y, finalmente, se burló de Subaru y lo decapitó.
Aún había alguien en la torre a quien Subaru no estaba tomando en cuenta.
 
Emilia: ¿Subaru? ¿Estás bien? Aún no has vuelto a la normalidad, ¿verdad?
 
Subaru: ——Gh. E-estoy bien. Sólo me distraje un momento con mis pensamientos.
 
Emilia: ¿De verdad? Pero… me parece que tienes el rostro pálido…
 
De repente, Emilia tocó a Subaru.
Incapaz de alejarla, permitió que Emilia jugueteara con sus mejillas a su antojo. El cosquilleo hizo que Subaru frunciera el ceño.
 
Subaru: … Estás mirando muy de cerca.
 
Emilia: Ajá. Así es, estoy mirando de cerca. Siento como si te mirara demasiado últimamente… No sé por qué, pero es extraño.
 
Subaru: ——Supongo que sí. Bastante extraño, ¿no?
 
Subaru seguía cuidadosamente cada movimiento de Emilia.
La mano de una sonriente Emilia tocaba el rostro de Subaru. La situación cambiaría drásticamente si la mano de Emilia repentinamente cortara la garganta de Subaru, y no había garantía de que no fuera a hacerlo. Realmente, ni siquiera habría necesitado hacer algo así. Con la fuerza de su brazo, Emilia podría romper con facilidad las cervicales de Subaru.
 
No obstante, Subaru no sentía en sus manos malicia u hostilidad, lo que lo confundía aún más.
Después de todo, Subaru——no era más que un estudiante en el pacífico Japón que salía de una tienda en dirección a su casa, por lo que era normal que no confiara en esos sentimientos. Casi no tenía experiencia tratando con personas hostiles o maliciosas.
 
Subaru tenía familiaridad con estados de ánimo que habrían incomodado a cualquiera, y con el silencio producido por la apática indiferencia——ninguno de ellos podría haber herido al solitario Natsuki Subaru.
Por lo tanto, realmente no sabía si lo que percibía de la chica de ojos amatista frente a él era genuino o no.
Pero, si no lo sabía…
 
Subaru: …
 
Se preguntó cómo reaccionaría Emilia si se lo confesara todo.
¿Cuán bien se sentiría arruinar aquel hermoso rostro que parecía que hubiera crecido viendo únicamente cosas espléndidas, como si todo en el mundo estuviera bien?
 
—El Natsuki Subaru por el que te preocupas ya no existe.
—No, no es sólo eso. ¿Qué pasaría si te dijera que es un asesino loco y despiadado?
 
Emilia: ——Por cierto, respecto a Meili…
 
Subaru: ——Gh.
 
Un sonido ahogado salió de la garganta de Subaru mientras abría los ojos de par en par.
 
—¿Por qué menciona a Meili justo en este momento?
 
Fue incapaz de esconder su sorpresa en lo más mínimo. Lo había tomado con la guardia completamente baja. Si la intención de Emilia era observar la reacción de Subaru, había caído redondo.
 
No obstante, Emilia había dejado de mirar a Subaru y bajó la mirada hacia el suelo. No miraba hacia la habitación de la que había salido. Parecía estar observando la torre entera.
Tras eso, Emilia vaciló un poco y dijo,
 
Emilia: Saqué conclusiones demasiado rápido y se enfadó, supongo. Cuando regresemos sanos y salvos de la torre, hablaremos sobre qué ocurrirá con Meili.
 
Subaru: …
 
Emilia: Está claro que lo que hizo hace un año fue algo terrible, y entiendo que Otto-kun no quiera que confiemos en ella tan fácilmente, pero… fue gracias a Meili que pudimos cruzar las dunas, y si estuviera tramando algo contra nosotros, creo que lo hubiera hecho antes de llegar a la torre.
 
Emilia expuso sus pensamientos mientras se apretaba los puños de la ropa.
Subaru sintió que debía tomar aquellas palabras con precaución; ya que, entre todas las personas de la torre, Meili se encontraba en una posición especial. Originalmente, fue una asesina contratada para tomar las vidas de Emilia y Beatrice.
Había fallado en su misión, lo que la había convertido en prisionera. No obstante, había hecho pleno uso de su habilidad especial, adquirida de nacimiento, acompañándolos en su travesía actual y contribuyendo así a los fines de sus antiguos objetivos de asesinato.
 
Subaru: Conque una amnistía.
 
Emilia: Aunque pretendiera liberarla, creo que los demás se opondrían, pero tal vez podamos hallar otro sitio para ella que no sea esa lúgubre habitación de confinamiento, ¿no crees?
 
Subaru: …
 
Emilia: Naturalmente, tendríamos que hablarlo con ella primero para preguntarle si eso es lo que quiere. Las cosas se complicarían si lo hiciera sin consentimiento y ella terminara odiándome.
 
Agitando presurosamente las manos, Emilia insistió en que tan sólo era una de sus opiniones.
Era posible que Emilia lo hubiera meditado plenamente, ya que parecía haber pensado en posibles contraargumentos que le lanzarían en respuesta.
 
—¿Son éstas las verdaderas intenciones de Emilia?
 
Subaru: …
 
—¿Debería confiar en ella?
 
Por lo menos hasta ahora, Emilia no se había mostrado hostil con Subaru en ninguna ocasión——de hecho, nadie había sido hostil con él. Beatrice, Echidna, Ram, Julius y Meili… ninguno de ellos se había mostrado agresivo con él.
 
Lo único seguro era que un criminal había asesinado a Subaru empujándolo desde lo más alto de las escaleras, que un criminal había aniquilado a todos en la torre, y que un criminal le había cortado la cabeza——y que «Natsuki Subaru» había asesinado a Meili.
Únicamente debía despreciar aquellos actos malvados.
 
En ese caso, ¿podía confiar en Emilia?
¿Podía creer en su pureza prístina como nieve recién caída?
 
—Emilia ha dado su discurso con tal entusiasmo mientras yo me preocupaba por Meili, asesinada por mi propia mano. Me pregunto si ella me creería.
 
Subaru: … Qué idiota.
 
Emilia: ¿Eh?
 
Subaru: Dije una estupidez. Debí saberlo. ¿Que si sacaste conclusiones demasiado rápido sobre ella? En efecto. En… en una situación como esta, ¿en verdad deberíamos estar hablando de cosas del futuro?
 
Se sentía estancado en todas las direcciones. No tenía tiempo para preocuparse por nadie más.
Y eso se aplicaba especialmente a aquellos planes para el futuro de una chica que ya había fallecido. Aunque cerrara los ojos y fingiera no saber sobre su muerte, ¿en verdad se sentiría reconfortado?
 
Subaru: …
 
Maldiciendo, Subaru se mordió los labios tras pronunciar esas palabras.
Había dicho cosas muy estúpidas. El impulso de sus emociones le hizo decir cosas que, probablemente, sólo harían que Emilia sospechara de él.
Sus acciones eran injustificables. No había hecho más que ventilar su furia en una rabieta infantil. Eso——
 
Emilia: ¡Subaru!
 
Subaru: Bah.
 
Emilia: ¿Qué te ocurrió tan de repente? No está bien que hables así, aunque estés de mal humor.
 
Subaru: …
 
Perplejo, Subaru bajó la cabeza mientras las emociones lo carcomían, y en su rostro sollozante brotaron lágrimas.
Habiendo anticipado tal reacción, Emilia tomó con fuerza las mejillas de Subaru y miró directamente a sus ojos negros.
 
Subaru: ——Ah.
 
Emilia: ¡Si te vas a poner todo enfurruñado y emocional, habla! Da igual si es conmigo o con Beatrice. Si Subaru está en problemas, yo estaré en problemas junto contigo. No tienes que soportar todo por tu cuenta, deja de tragarte tus problemas; no tienes por qué hacerlo todo solo. Ese es el tipo de cosas que haría Roswaal cuando hacía cosas malas; ¡no hagas como él!
 
Dándolo todo, Emilia se giró hacia Subaru y continuó hablando. Tras ello, quitó sus manos del rostro aturdido de Subaru, tomó su cabeza y la trajo hacia ella.
Abrazó la cabeza de Subaru contra su pecho y empezó a acariciarla suavemente.
 
Emilia: ¿Lo entiendes? En mi corazón, no estoy para nada enojada contigo. Nada de lo que ocurra me desilusionará, así que puedes hablar conmigo.
 
Subaru: …
 
La sensación de la suave y cálida piel de Emilia lo abrazaba. Además de su calidez, notaba cómo el ritmo de la vida latía incesante en ella.
Era sutil, como una canción de cuna para un bebé. Un ahogado sollozó resonó en la garganta de Subaru. En ese momento, el corazón de Subaru se estremeció con un sentimiento de intensa culpabilidad.
 
Tras todo lo que había hecho y tras las cosas terribles que había dicho, ella aún era amable con él.
Subaru había dudado de ella. Había odiado ciegamente a la pobre chica que ahora lo consolaba, ¿y para qué?
 
——¿De verdad había alguien que planeaba matar a Subaru?
——Cuando cayó hacia su muerte, ¿en verdad no fue más que un simple accidente?
——No era algo que alguien hubiera hecho a propósito. Tal vez, en un despiste, alguien se tropezó y lo empujó.
 
No había alguien malvado dentro de esta torre.
Los únicos que portaban dentro de sí mismos corazones ennegrecidos y peligrosos eran Natsuki Subaru y «Natsuki Subaru». A decir verdad, ¿acaso no era él un simple extranjero insolente que nunca debería haber existido?
 
Subaru: Emilia, yo…
 
Emilia: … ¿Sí?
 
Subaru: Yo…
 
No sabía cómo confesarlo.
Tan solo quería decírselo, confiar en ella, revelarlo.
 
La pérdida de sus recuerdos, lo que había hecho a Meili, los regresos en el tiempo.
Quizás no todo lo que dijera fuera creíble, pero también cabía la posibilidad de que Emilia le creyera en algunas cosas. Si ella le creía, tal vez Subaru encontraría una forma de solucionar las cosas.
Si la encontrara, Subaru podría——
 
???: ——¡Emilia-sama! ¡Barusu!
 
Justo cuando Subaru intentaba dejar salir los pensamientos que imperaban en su cabeza, lo oyó.
Una voz aguda que desprendía urgencia provino de un lateral, eclipsando la angustia de Subaru, quien no podía ver a la dueña de aquella voz debido al abrazo de Emilia. Tras un instante, escuchó a Emilia murmurar Ram sobre su cabeza, confirmando así quién había venido hacia ellos dos.
 
Emilia: ¿Qué ocurre? Subaru y yo estábamos hablando de algo muuuy importante.
 
Ram: Eso es algo que Ram pudo notar a simple vista… pero ruego que lo dejen para otro momento. Ocurrió algo importante.
 
Emilia: Va-vale.
 
El sonido de los pasos empezó a acercarse y, en cuanto lo hizo, Emilia soltó nerviosamente a Subaru, quien entonces se limpió agresivamente el rostro con las mangas de su ropa, dejando atrás la distante sensación de calidez y el fervor en sus ojos.
Tras ello, tanto Emilia como él se giraron hacia Ram.
 
Tanto por la carencia de tacto, como por la terrible elección del momento, Subaru deseaba lanzar a Ram la ola de emociones que se revolvía en su interior.
Aunque había reflexionado sobre ello, Subaru se sintió resentido consigo mismo por su incapacidad de erguirse inmediatamente una vez más.
 
No obstante, tras verlos, la apariencia de Ram indicaba que no tenía tiempo para meterse con ellos por abrazarse ni para considerar los sentimientos encontrados de Subaru.
 
Emilia: Ram, ¿qué ocurre?
 
Ram: …Es algo urgente. Por favor vengan a la biblioteca del tercer piso de inmediato. Beatrice-sama ha hallado algo terrible.
 
Emilia: ¿Beatrice?
 
Ante la pregunta de la sorprendida Emilia, Ram dijo asintiendo brevemente.
Y luego, girándose para dar la espalda hacia Subaru y Emilia…
 
Ram: Anastasia-sama… No, ¿Echidna, se llamaba? Da igual. Ram irá a buscarla, y también a Julius. Barusu, ve con Emilia-sama.
 
Subaru: S-sí; entendido…
 
Subaru asintió, incapaz de formular una respuesta ante la contundente actitud de Ram.
Sin siquiera esperar respuesta, Ram dio una patada a la puerta y se alejó apresurada de Emilia y Subaru. Sorprendido por la situación, Subaru miró a Emilia.
 
Subaru: Esto… Ram dijo que…
 
Emilia: ——No perdamos tiempo. Ram sonaba muy seria. Debe haber ocurrido algo terrible.
 
Subaru: …
 
Emilia: Subaru, no olvidaré retomar nuestra conversación de antes.
 
Subaru: … Sí.
 
Al oír a Emilia remarcándole eso, Subaru asintió débilmente.
La culpa que sentía hacia Meili y la sensación de urgencia de la situación habían dejado por los suelos los planes de Subaru de hacerse cargo de las cosas por su cuenta.
 
Y así, Subaru y Emilia se dirigieron hacia el tercer piso —Taygeta— a paso ligero.
Tras correr por las largas escaleras, la Biblioteca de los difuntos les dio la bienvenida, presumiendo de una inmensa colección de libros.
 
???: ——Has venido, supongo.
 
Estando de pie frente a las escaleras detrás de las estanterías que albergaban innumerables Libros de los difuntos, Beatrice dio la bienvenida a Subaru.
La chica, de brazos cortos y con un diseño peculiar en los ojos, dejó salir un cansado suspiro con el ceño fruncido.
 
Emilia: Beatrice, Ram nos dijo que viniéramos. Dijo que encontraste algo terrible.
 
Beatrice: Ciertamente, no puedo decir que sean buenas noticias, de hecho. Más bien, es un mal augurio, supongo.
 
Habiendo dicho eso, Beatrice negó con la cabeza ante la pregunta de Emilia.
Y luego, posó sus azules ojos en Subaru.
 
Beatrice: Betty ha estado buscando en la Biblioteca Taygeta desde la mañana, de hecho. Mientras Subaru estaba fuera de combate, Betty trataba de analizar esta sala, aunque sus mecanismos son completamente diferentes a los de la Biblioteca Prohibida, supongo.
 
Subaru: Ahórrate la introducción. ¿Qué ocurrió? Cuéntanos, por favor.
 
Jadeando ligeramente por el esfuerzo de subir las escaleras, Subaru instó a Beatrice a ir al grano.
Tras escucharlo, Beatrice cerró sus ojos momentáneamente. Lentamente, apuntó hacia una de las estanterías, una que se encontraba diagonalmente detrás de ella.
 
Beatrice: La tercera fila empezando por arriba, el libro a la derecha del todo.
 
Subaru: ——Tercera fila.
Emilia: ——A la derecha del todo.
 
Haciendo caso a las indicaciones de Beatrice, Subaru y Emilia se dirigieron a la estantería, repitiendo sus palabras.
La estantería estaba repleta de libros. Para Subaru, que era de otro mundo, los caracteres en el lomo resultaban ilegibles. Como siempre, para él no eran más que jeroglíficos.
 
Por lo tanto, incluso el título del libro que Beatrice señaló le era desconocido.
Lo único seguro era que, si estaba en la Biblioteca, sería un Libro de los difuntos——
 
Emilia: No puede ser…
 
Emilia, de pie junto a él, dejó salir aquellas palabras.
Al mirarla, las mejillas de Subaru se tensaron.
 
El aturdimiento retrasó momentáneamente la tristeza que llegaría después.
¿Qué podría haber golpeado tan fuertemente el corazón de Emilia?
Estremecida, sus labios temblaron junto a Subaru, demostrando su estado de shock.
 
Y así, Emilia finalmente habló.
 
 
 

Emilia: ——Meili Portroute.