Inglés
Español
Luís
Krry
Carlos
Corrección y edición
Carlos
Pretinaverse
※ ※ ※ ※ ※
——Una desagradable danza
de espadas había
comenzado a desarrollarse en el espacio abierto de las
escaleras en el quinto piso.
『 … 』
Con
su larga melena pelirroja volando de un lado a otro, el hombre vestido con un
parche en el ojo se movía impecablemente hacia todas las direcciones con un control absoluto
de su corpulento cuerpo,
produciendo un increíble espectáculo blandiendo sólo unos cortos y frágiles
palillos de madera.
『 Centauro: ¡¡——ϠϠ!! 』
Una
mabestia con forma de centauro se abalanzó sobre el pelirrojo, y su figura
mitad humana y mitad caballo lanzó un
grito que sonaba como el que emitiría un recién nacido.
La mitad superior de la mabestia era como la de un humano sin cabeza, en cuyos brazos empuñaba espadas llameantes que emanaban un calor tan inconmensurable y abrasador que su roce sin duda carbonizaría a cualquier persona.
Y, sin embargo… ¿cómo era que ese hombre estaba haciendo esto? Había retorcido su cuerpo en esta danza dentro del calor abrasador, defendiéndose de él como si fuera un juego de niños, y utilizando sólo aquellos obviamente simples palillos de madera que llevaba consigo.
Las llamas
no prendieron los palillos
de madera que habían logrado
repeler a la criatura. No ardían. ¿Por qué?
——Quizá movía tan rápido
aquellos palillos de madera, que no
les daba tiempo de prenderse y arder.
La
razón por la que el fuego no quemaba sus palillos era porque los movía demasiado rápido.
La razón por la que había repelido esos tajos de las espadas llameantes era porque las desviaba con la cantidad justa de aire que él movía cuando esgrimía.
Y la razón por la que aquel hombre parecía divertirse en medio de este ambiente cargado con una intención asesina abrasadora era porque estaba loco.
Disfrutando plenamente de esta loca situación como si fuera
el mejor momento del mundo, Reid reanudó el Examen.
『 Reid: ¡Mira mira mira mira mira mira mira
mira! ¡Oye tú, ¿qué pasa?! ¡Oye tú, ¿estás jugando?! ¡A diferencia de la vegada
pasada, es hora de ponerse serio, oye! ¡Usa a los amigos a tu alrededor, es
hora de vengarse de mí! ¡Vamos vamos vamos vamos vamos vamos vamos vamos! 』
Gritando
eufóricamente y haciendo volar saliva de su boca hacia las llamas, Reid sostenía
un palillo de madera
en cada mano. De forma similar a como le miraban aquellos ojos azules, Julius se vio acorralado por las llamas a su alrededor.
Espada de caballero en mano, Julius lidiaba con las mabestias a su alrededor con una repentina sensación de tensión y desconcierto que se reflejaba en su rostro; no quería prestar atención a las palabras de Reid, quien trataba aquella situación como si se tratara de una ocasión para bailar y cantar.
Y manteniendo esa expresión en su rostro, Julius gritó.
『 Julius: ¡¿En qué demonios estás pensando?! ¡Todas estas mabestias vinieron
del sótano! ¡Esto
es muy serio para la atalaya, deberíamos unir nuestras fuerzas para combatirlas! 』
『 Reid: ¡Caramba! Siendo un espadachín con buenos modales, seguro que
también tienes buenos modales
en tu modo de pensar, ¿eh?
Oye, ¿puedes siquiera
gozar de la vida
ansí? Por mi experiencia, quienes se
abstienen de facer lo que gustan, viven vidas harto más aburridas que quienes facen lo que gustan,
oye. 』
『 Julius: ¿Qué estás…? 』
『 Reid: En primer lugar,
¿qué problema hay en dejar sueltos a esos repugnantes caballitos en llamas?
Moléstanme tanto como la pluvia…
aunque la pluvia es harto molesta, porque encrespa el pelo. 』
El
argumento de Julius había partido de un punto de vista sensato, pero Reid se
rio de él como si hubiera sido un
disparate de un loco.
Comparar a la manada de mabestias —con obvias intensiones asesinas— de fuego con algo del mismo nivel que la lluvia demostraba que cualquier sensatez dentro de Reid hacía tiempo que había desaparecido. Era imposible que existiera un motivo adecuado, más que el de llenar de confusión y caos las mentes de los que escuchaban.
『 Julius: ——Gh! 』
Al
oír esto, Julius se sintió perturbado por un pensamiento que ni siquiera se había planteado, y como resultado, un rastro de duda nació en él mientras blandía
su espada, y su rechazo
al ataque del centauro fue tardío.
『 Julius: ¡Maldita sea! 』
Julius
no se interpuso en el camino de la flamígera espada, sino que la esquivó con
algo parecido a una voltereta hacia
atrás. Y justo después, otro centauro vino a aplastar con los cascos su cabeza. Lo esquivó saltando hacia delante
aprovechando el impulso de su aterrizaje.
Agitó su espada hacia el cuerpo de la mabestia que había estado blandiendo la espada en llamas justo antes, mientras
las mabestias detrás
de ellos gritaban.
『 Centauro: ¡¡——ϠϠ!! 』
Cuando
iba a darse la vuelta, una coz alcanzó el hombro izquierdo de Julius.
Tras un sonido sordo, el perfil del apuesto rostro de Julius reflejó agonía. Aun así, aprovechó el impulso de la coz para darse la vuelta y, con la espada de caballero, cortó a la mabestia por las patas y, de un poderoso tajo, le atravesó el cuerpo.
Luego golpeó con el pomo de la espada su propio hombro izquierdo sangrante, haciendo sonar carne y hueso y, de forma mucho más drástica que cuando Reid había tratado el propio hombro de Subaru, su hueso volvió a encajar en su sitio.
『 Reid: ¡Kah!
Y ya está. No está mal esa expresión tuya. 』
Mientras
los cascos de sus gigantescos cuerpos en llamas pisoteaban el quinto piso y lo
convertían en un infierno en llamas, sólo una persona —Julius— se había
atrevido a luchar contra la desesperación
de todos. Reid se alegró por ello, con una sonrisa cruel tomando forma en su rostro.
Las mabestias, incapaces de razonar, considerarían a Reid y a Julius adversarios igualmente dañinos; pero, si las mabestias hubieran tenido algo de inteligencia, su problemática sería más clara que las llamas.
Aunque
sangraba y estaba falto de su elegancia
habitual, Julius mantenía
a raya los ataques de las
mabestias y los iba cortando uno a uno con su espada. Mientras que Reid no parecía preocupado y, con habilidades en
artes marciales que eran casi iguales —o superiores—
a las de Julius, estaba arrebatando las vidas de las mabestias como si fuera
la misma Muerte.
Y, mientras tanto…
『 Julius: ——Gh. 』
『 Reid: Pero… mira por do andas.
Aunque, desde mi punto de vista,
es menester andar con cuidado
por todas partes. 』
Hurgándose
la oreja, aparentemente aburrido, la larga pierna de Reid se estrelló contra la retaguardia de Julius, que le había dado
la espalda. ¿Cuánta fuerza había en esa patada? Al recibirla, el cuerpo de Julius voló por los aires con facilidad, como un
trozo de tela que envuelve a una piedra.
El sonido de su cuerpo estrellándose contra una pared de la atalaya hizo eco, y entonces las mabestias lanzaron un grito estridente, celebrando la situación de su presa. Al caer Julius al suelo, la manada de mabestias se abalanzó en una loca carrera hacia él, que tosía sangre.
『 Julius: ¡Gh... ha! 』
Julius
alzó el torso del suelo y, al dar una patada a uno de los cascos con sus largas piernas, volvió a ponerse
en pie de un salto.
Usando ese impulso,
Julius trepó usando
los hombros y el torso de una
de las mabestias que se había abalanzado hacia
delante como punto de apoyo, e intentó romper su cerco. Apuntó con la
mano izquierda hacia un hueco que quedaba entre las mabestias—
『 Julius: … 』
—pero no
ocurrió nada. Agarrándose la mano izquierda extendida, el rostro de Julius
reflejaba amargura. Las mabestias se habían girado hacia él, acercándose hacia
Julius debido a esa oportunidad…
『 Reid: … Oye tú, incluso en una situación
como está, ¿aún no vas en serio? 』
Mientras
Julius se veía rodeado de mabestias, Reid suspiró y sacudió sus palillos para
interponerse en la pelea.
Sosteniendo uno en cada mano, Reid levantó una fuerte corriente de aire al sacudirlos, mandando a volar a alrededor de diez de los centauros. Una sensación de no saber qué había ocurrido surgió en las mabestias mientras sentían cómo sus cascos estaban en el aire.
『 Reid: ¡Morid, jamelgos! 』
Justo
entonces, Reid pateó suavemente el suelo y dio un salto hacia las mabestias en
el aire. Uno por uno, partió sus torsos por la mitad, perforó sus corazones,
destrozó la parte superior del cuerpo, destruyendo a todas las mabestias,
masacrándolas de diferentes maneras y aniquilándolas.
Todo, desde que perdió contacto con el suelo hasta que esparció todos los cadáveres, había ocurrido en cuestión de dos o tres segundos.
Las mabestias, conocidas por su letalidad, habían sido asesinadas sin haber podido hacer nada al respecto, habían sido destruidas en su totalidad.
Así pues,
los centauros que habían llenado el quinto piso fueron eliminados, y daba la
sensación de que habría algo de respiro, pero…
『 Reid: Joder, no tienen fin. Uno tras otro,
surgen del nido. 』
Reid
chasqueó la lengua y, como si confirmaran lo que él había dicho e indicado con
la mirada, el sonido de cascos y los gritos de bebés se acercaban una vez más
hacia el quinto piso desde las escaleras que descendían hacia el sexto piso.
Si esto siguiera así, debido a la acumulación de los cadáveres, sería solo cuestión de tiempo antes de que subieran hasta aquí el doble de mabestias que las que ahora yacían inertes en el suelo del quinto piso. Si el mar de arena afuera era el hábitat natural de estas mabestias, era imposible imaginar que pudieran acabar con todos.
Y pareciendo pensar lo mismo, Reid lentamente se cruzó de brazos.
『 Reid: Justo agora que bajo con la idea de salir y simplemente poner fin a
algunas cosas, estos se interponen en mi camino. Son un puto coñazo, oye. 』
『 Julius: Espera, ¿salir? ¡¿La situación está
en este estado y aun así quieres salir de la atalaya?! 』
『 Reid: Esa es mi conclusión, y no pienso
repetirla. Está dicho. ¿A quién le apetecería jugar con vosotros y estas
criaturas? No son más que gotas de pluvia.
En esta torre no hay más que criaturas aburridas… a excepción de la fermosísima, que fue capaz de jugar
conmigo; el resto no estades a mi altura. 』
『 Julius: ¡——Gh! 』
Apretando
los dientes, Julius estaba muy insatisfecho con la actitud de Reid, pero vaciló
en expresarlo.
Si perdiera los estribos ahora, la discusión con Reid fracasaría; y entonces, tendría que enfrentarse a Reid Astrea y a las mabestias a la vez. A esa conclusión llegó Julius racionalmente.
Y, al ver el instante de duda y la angustia claras como el agua en Julius…
『 Reid: Su naturaleza no tiene remedio. 』
Reid murmuró
estando decepcionado desde lo más profundo de su ser, lo que hizo que las
mejillas de Julius se endurecieran.
¿Cuánta angustia surcaba su rostro? En el rostro de Julius se podía ver el vórtice de emociones, como si un infante estuviera escalando una montaña cubierta por nubes.
El dolor en su corazón era invisible para todos excepto para él.
——Sin
embargo, inmediatamente después, el chorro de fuego infernal se alzó hacia
arriba, dirigiéndose a Julius. Todo lo que ocurría abajo era claramente visible
para la persona mediocre que miraba al campo de batalla desde arriba.
『 Subaru: … Ah. 』
Cuando todo
alcanzó este punto mientras observaba el quinto piso desde arriba, Natsuki
Subaru se percató de que incluso se había olvidado de respirar por culpa de la
situación escaleras abajo.
『 Subaru: … 』
Bajo sus
ojos, la refriega entre Reid y Julius —más el añadido de las mabestias en la
ecuación— se encontraba en una dimensión absurda, en la cual Subaru, como
personificación de la banalidad que él era, no podía siquiera concebir entrometerse.
Impactado
por una admiración hacia Reid, quien operaba muy por fuera de la norma, no
podía sentir más que un recientemente concebido asombro hacia él.
Pero, por primera vez, atisbó la lucha de Julius. Su destreza con la espada y sus habilidades se encontraban a un nivel del que Subaru no podía ni remotamente aprovechar.
Si Subaru lo desafiara, definitivamente todas sus extremidades serían rebanadas en un instante; no sería más que una espantosa derrota. Incluso sería una derrota aplastante si se enfrentaran sin seriedad y con espada de manera en mano; sin siquiera poder romper la compostura del rostro de Julius.
Ya fueran
Emilia, Julius, o Ram, sería todo lo mismo.
O, digamos, Beatrice y Echidna también, por no mencionar a Shaula, y a todos en esta atalaya. El escaso poder de Subaru no se podía comparar con el de ellos.
Había subestimado demasiado a la gente de este mundo——a los habitantes de este mundo de fantasía.
La joven y débil Meili era la única a la que había asesinado. E incluso en ese caso, había sido «Natsuki Subaru» quién lo había llevado a cabo, lo que significaba que Subaru no participó.
No podía
matar aquello que no podía matar.
Natsuki Subaru cayó en la cuenta de que le faltaba la fuerza para llevar a cabo el plan de los Libros de los difuntos.
『 Subaru: … 』
Tras
percatarse de ello, el corazón de Natsuki Subaru comenzó a dudar.
Estupefacto,
Julius perdió la calma y fue lento en percatarse de la mabestia detrás de él.
Reid sí la había avistado, pero no mostró indicios de querer avisarle.
A este ritmo, Julius moriría inmolado por las llamas de la mabestia que se le acercaba por detrás… lo cual facilitaría conseguir lo que había surcado su mente anteriormente: el Libro de los difuntos de Julius también se añadiría a la biblioteca.
Subaru no
era capaz de lograr tal cosa con sus propias manos.
Pero podría aprovechar esta situación accidental para llevar a Julius hacia su muerte…
『 Subaru: ¡¡——DETRÁS DE TI, JULIUS!! 』
『 Julius: ¡——Gh! 』
Al escuchar
el grito, el cuerpo de Julius se destensó por reflejo. Sin dudar, su delgado
cuerpo voló hacia la derecha, por encima del fuego infernal que se había
desatado detrás de él y que se deslizó por el suelo del quinto piso,
incinerando todo a su paso.
Llamas explosivas tintaron el aire de carmesí; la fuente de esta continua emisión era una mabestia una talla más grande que todas las anteriores.
Una diferencia en el tamaño corporal entre los adultos y las crías, adolescentes y adultos——ya fuera que estas distinciones entre mabestias existieran o no, Subaru sentía tal discrepancia entre sus niveles de poder.
『 Gran centauro: ¡¡——ϠϠ!! 』
Envuelto en
un manto de llamas, el gran centauro provocó un sonido penetrante, juntando a
otros centauros pequeños a su alrededor. Una vez más, el quinto piso se vio
plagado por una manada.
La situación volvió una vez más a un punto muerto. Viéndose atrapado en las consecuencias del fuego infernal, Julius se quitó rápidamente su capa en llamas cuyo dobladillo se había incendiado por las lenguas de fuego, y la lanzó sin girarse hacia las mabestias, ahora siendo más ágil.
Su vista
ahora se dirigía hacia arriba, hacia Subaru, desesperado e incapaz de moverse.
『 Julius: … 』
『 Subaru: Uh… 』
En ese
instante, las miradas de Julius y Subaru se cruzaron aun a pesar de toda la
distancia entre ellos.
Aunque no podían distinguir la cara del otro a esa distancia, Subaru sintió la compleja emoción enterrada en aquellos ojos amarillos, soltando un quejido desde lo profundo de su garganta.
Dudas, confusión, vacilación, preocupación… Varias tonalidades de emociones negativas surcaban las profundidades de sus ojos. Perforaban directamente las profundidades de la inexpresable culpa de Natsuki Subaru, y…
Y justo después, Julius procedió a decirle algo a Subaru, quien no quería más que correr y huir del lugar.
『 Julius: ¡¡——Dejo a Echidna… Anastasia-sama
en tus manos!! 』
『 Subaru: … 』
Julius
apuntó su espada hacia Subaru… no, más bien hacia detrás de él: al cuarto piso.
Con una confianza agrietada y llena de cicatrices, se había aferrado a esta súplica.
Quizás ni
siquiera Julius estaba seguro de que gritar eso en este momento haya sido lo
correcto. Gritó aquellas palabras en medio de toda esa loca situación.
Aun estando lleno de dudas, confuso, vacilante y preocupado, no se detuvo y tomó una decisión.
Y por eso…
『 Subaru: ¡——Gh! 』
Como una
bala, Subaru levantó sus pesadas piernas, las cuales se veían atraídas al
suelo, y corrió tan rápido como pudo. Saliendo en desbandada hacia adelante y
tropezando, corrió torpemente.
Le dio la espalda a la escalera de caracol y comenzó a correr.
No sabía
cuál era su destino. Y ni siquiera sabía si estaba escapando o no.
No comprendía sus propios sentimientos, pero, aun así, no podía dejar de correr.
Dejando a
Julius escaleras abajo donde se encontraban una horda de mabestias y Reid,
Subaru corrió como un gamo.
『 Reid: ——Uah… De verdad que su naturaleza no
tiene remedio. 』
En la
distancia, Reid, quien observaba la situación a lo lejos, murmuró
silenciosamente.
Murmullos que parecían idénticos al anterior.
Y
permanecería una incógnita si tales murmullos albergaban una emoción diferente.
——¿Por qué
gritó? ¿Por qué no pudo haberlo dejado morir allí mismo?
『 Subaru: ¡Haa, haa…! 』
Mientras
esprintaba casi sin aliento, Subaru se cuestionaba una y otra vez en su cabeza.
¿Por qué gritó? ¿Por qué no pudo haberlo dejado morir allí mismo?
《 Meili: A diferencia de matarlo tú mismo, dejarle morir no debería dejar
sensación alguna en tus manos, ¿ciertoo? 》
Abrazando a
Subaru por la espalda mientras él corría, el fantasma de la chica se quejó dulcemente.
Desde el encuentro con Reid, ésta era la primera vez que aparecía el fantasma. Era como si su voz también dijera 《 A pesar de que me estrangulaste 》 como maldición, para torturar a Subaru.
En realidad,
ese era el caso.
Las acciones de Subaru eran contradictorias. Ni sus pensamientos, ni sus acciones, ni sus deseos y ni sus metas estaban en sintonía.
El plan de
los Libros de los difuntos estaba constantemente en un rincón de su
cabeza; esa ansia aguardaba lista para una oportunidad.
El fantasma de la chica fallecida podía ver a través de los conflictos internos de Subaru; así que, ¿por qué él, incluso cuando ella le había dado un empujoncito en la espalda llamándolo en su momento de duda, había desperdiciado su oportunidad?
『 Subaru: … 』
Le había
dado a Julius la oportunidad de escapar del fuego infernal.
Sin embargo, al final él había permanecido escaleras abajo, donde el peligro de Reid y las mabestias permanecía sin lugar a duda. Era una forma a medias de dejar a alguien morir. ¿Era que él simplemente no quería verse envuelto en la escena en sí?
¿Acaso no
quería ver morir a más personas porque, en el fondo de su corazón, había
desarrollado una aversión tras estrangular con sus propias manos a Meili?
¿Era por eso por lo que corría desesperadamente?
—Lo que me ha impuesto… confiado Julius no tiene
nada que ver con…
『 ???: ¡——Subaru! 』
Absorto en
sus pensamientos, los pies de Subaru se detuvieron por una llamada autoritaria.
Cuando se detuvo, tambaleándose hacia delante, la voz que escuchó provenía de
un pasillo secundario que había pasado de largo sin darse cuenta.
Viniendo desde el otro lado de la esquina, una silueta se precipitó hacia Subaru.
Era…
『 ???: ¡Te estaba buscando, de hecho! ¡Ir ahí
ahora mismo es demasiado peligroso, supongo! 』
『 Subaru: ¡¿Beatrice?! Y… 』
Sujetando el
dobladillo de su vestido, Beatrice corrió hacia él con una expresión seria.
Después de Julius, Subaru se sintió aliviado y sorprendido al mismo tiempo al
haber confirmado también que Beatrice se encontraba a salvo.
Sin embargo, las sorpresas no pararon ahí. Detrás de ella, había alguien acompañándola.
『 Subaru: ¡¿Echidna?! ¿Qué hacen ustedes dos
juntas? 』
『 Echidna: … De todos los posible lugares,
tenía que ser aquí donde me encontrara contigo, Natsuki-kun. 』
La chica que
seguía a Beatrice —Echidna— se quejó con su respiración ligeramente perturbada.
Más allá de la sorpresa por el encuentro inesperado, lo que se había apoderado estrictamente del corazón de Subaru aún más era la emoción en los ojos color turquesa de Echidna que le estaban observando.
『 Subaru: ——Gh. 』
Esa sospecha
tan clara como el agua hizo que Subaru se diera cuenta de en qué posición
estaba, quisiera o no.
Reid, por supuesto, no sabía nada. Los comportamientos de Julius y de Beatrice claramente indicaban que ellos tampoco sabían nada de nada. Sin embargo, el comportamiento de Echidna contaba una historia distinta.
——Echidna sí lo sabía.
Sabía sobre la interacción que Subaru,
Emilia y Ram habían tenido en la habitación donde escondió el cadáver de Meili,
durante la cual fue encerrado en una jaula de hielo.
Y, posiblemente, eso sólo lo supiera ella.
Recordó cómo Julius le había mirado con una emoción compleja al final.
Se suponía que todos ellos habían compartido lo que le había sucedido a Subaru cuando despertó. Así pues, era natural que Echidna reaccionara así; pero, en cambio...
『 Subaru: Beatrice, tú… 』
『 Beatrice: ¡——Gh! ¡Ahora no es el momento de
hablar, de hecho! ¡Ven, supongo! 』
Sin embargo, al contrario que Subaru —que sentía dudas—, Beatrice le
agarró la mano unilateralmente.
La voz temblorosa de Subaru enmudeció, sobrecogido por haber sido agarrado por su diminuta mano. Porque, si Ram y Emilia hubiera informado a los demás de lo que pasó con Subaru, la determinación que se necesitaría para llevar a cabo esta acción habría sido inconmensurable. Era una acción tan descuidada que a Subaru le daban ganas de preguntar a Beatrice si estaba loca.
『 Echidna: ¡Beatrice, ¿hablas en serio?! ¡Se
ha escapado de la jaula! ¡En una situación como esta! 』
La mitad superior de la mabestia era como la de un humano sin cabeza, en cuyos brazos empuñaba espadas llameantes que emanaban un calor tan inconmensurable y abrasador que su roce sin duda carbonizaría a cualquier persona.
Y, sin embargo… ¿cómo era que ese hombre estaba haciendo esto? Había retorcido su cuerpo en esta danza dentro del calor abrasador, defendiéndose de él como si fuera un juego de niños, y utilizando sólo aquellos obviamente simples palillos de madera que llevaba consigo.
La razón por la que había repelido esos tajos de las espadas llameantes era porque las desviaba con la cantidad justa de aire que él movía cuando esgrimía.
Y la razón por la que aquel hombre parecía divertirse en medio de este ambiente cargado con una intención asesina abrasadora era porque estaba loco.
Espada de caballero en mano, Julius lidiaba con las mabestias a su alrededor con una repentina sensación de tensión y desconcierto que se reflejaba en su rostro; no quería prestar atención a las palabras de Reid, quien trataba aquella situación como si se tratara de una ocasión para bailar y cantar.
Y manteniendo esa expresión en su rostro, Julius gritó.
Comparar a la manada de mabestias —con obvias intensiones asesinas— de fuego con algo del mismo nivel que la lluvia demostraba que cualquier sensatez dentro de Reid hacía tiempo que había desaparecido. Era imposible que existiera un motivo adecuado, más que el de llenar de confusión y caos las mentes de los que escuchaban.
Tras un sonido sordo, el perfil del apuesto rostro de Julius reflejó agonía. Aun así, aprovechó el impulso de la coz para darse la vuelta y, con la espada de caballero, cortó a la mabestia por las patas y, de un poderoso tajo, le atravesó el cuerpo.
Luego golpeó con el pomo de la espada su propio hombro izquierdo sangrante, haciendo sonar carne y hueso y, de forma mucho más drástica que cuando Reid había tratado el propio hombro de Subaru, su hueso volvió a encajar en su sitio.
Las mabestias, incapaces de razonar, considerarían a Reid y a Julius adversarios igualmente dañinos; pero, si las mabestias hubieran tenido algo de inteligencia, su problemática sería más clara que las llamas.
Y, mientras tanto…
El sonido de su cuerpo estrellándose contra una pared de la atalaya hizo eco, y entonces las mabestias lanzaron un grito estridente, celebrando la situación de su presa. Al caer Julius al suelo, la manada de mabestias se abalanzó en una loca carrera hacia él, que tosía sangre.
Sosteniendo uno en cada mano, Reid levantó una fuerte corriente de aire al sacudirlos, mandando a volar a alrededor de diez de los centauros. Una sensación de no saber qué había ocurrido surgió en las mabestias mientras sentían cómo sus cascos estaban en el aire.
Todo, desde que perdió contacto con el suelo hasta que esparció todos los cadáveres, había ocurrido en cuestión de dos o tres segundos.
Las mabestias, conocidas por su letalidad, habían sido asesinadas sin haber podido hacer nada al respecto, habían sido destruidas en su totalidad.
Si esto siguiera así, debido a la acumulación de los cadáveres, sería solo cuestión de tiempo antes de que subieran hasta aquí el doble de mabestias que las que ahora yacían inertes en el suelo del quinto piso. Si el mar de arena afuera era el hábitat natural de estas mabestias, era imposible imaginar que pudieran acabar con todos.
Y pareciendo pensar lo mismo, Reid lentamente se cruzó de brazos.
Si perdiera los estribos ahora, la discusión con Reid fracasaría; y entonces, tendría que enfrentarse a Reid Astrea y a las mabestias a la vez. A esa conclusión llegó Julius racionalmente.
Y, al ver el instante de duda y la angustia claras como el agua en Julius…
¿Cuánta angustia surcaba su rostro? En el rostro de Julius se podía ver el vórtice de emociones, como si un infante estuviera escalando una montaña cubierta por nubes.
El dolor en su corazón era invisible para todos excepto para él.
Pero, por primera vez, atisbó la lucha de Julius. Su destreza con la espada y sus habilidades se encontraban a un nivel del que Subaru no podía ni remotamente aprovechar.
Si Subaru lo desafiara, definitivamente todas sus extremidades serían rebanadas en un instante; no sería más que una espantosa derrota. Incluso sería una derrota aplastante si se enfrentaran sin seriedad y con espada de manera en mano; sin siquiera poder romper la compostura del rostro de Julius.
O, digamos, Beatrice y Echidna también, por no mencionar a Shaula, y a todos en esta atalaya. El escaso poder de Subaru no se podía comparar con el de ellos.
Había subestimado demasiado a la gente de este mundo——a los habitantes de este mundo de fantasía.
La joven y débil Meili era la única a la que había asesinado. E incluso en ese caso, había sido «Natsuki Subaru» quién lo había llevado a cabo, lo que significaba que Subaru no participó.
Natsuki Subaru cayó en la cuenta de que le faltaba la fuerza para llevar a cabo el plan de los Libros de los difuntos.
A este ritmo, Julius moriría inmolado por las llamas de la mabestia que se le acercaba por detrás… lo cual facilitaría conseguir lo que había surcado su mente anteriormente: el Libro de los difuntos de Julius también se añadiría a la biblioteca.
Pero podría aprovechar esta situación accidental para llevar a Julius hacia su muerte…
Llamas explosivas tintaron el aire de carmesí; la fuente de esta continua emisión era una mabestia una talla más grande que todas las anteriores.
Una diferencia en el tamaño corporal entre los adultos y las crías, adolescentes y adultos——ya fuera que estas distinciones entre mabestias existieran o no, Subaru sentía tal discrepancia entre sus niveles de poder.
La situación volvió una vez más a un punto muerto. Viéndose atrapado en las consecuencias del fuego infernal, Julius se quitó rápidamente su capa en llamas cuyo dobladillo se había incendiado por las lenguas de fuego, y la lanzó sin girarse hacia las mabestias, ahora siendo más ágil.
Aunque no podían distinguir la cara del otro a esa distancia, Subaru sintió la compleja emoción enterrada en aquellos ojos amarillos, soltando un quejido desde lo profundo de su garganta.
Dudas, confusión, vacilación, preocupación… Varias tonalidades de emociones negativas surcaban las profundidades de sus ojos. Perforaban directamente las profundidades de la inexpresable culpa de Natsuki Subaru, y…
Y justo después, Julius procedió a decirle algo a Subaru, quien no quería más que correr y huir del lugar.
Con una confianza agrietada y llena de cicatrices, se había aferrado a esta súplica.
Aun estando lleno de dudas, confuso, vacilante y preocupado, no se detuvo y tomó una decisión.
Y por eso…
Le dio la espalda a la escalera de caracol y comenzó a correr.
No comprendía sus propios sentimientos, pero, aun así, no podía dejar de correr.
Murmullos que parecían idénticos al anterior.
※ ※ ※ ※ ※
¿Por qué gritó? ¿Por qué no pudo haberlo dejado morir allí mismo?
Desde el encuentro con Reid, ésta era la primera vez que aparecía el fantasma. Era como si su voz también dijera 《 A pesar de que me estrangulaste 》 como maldición, para torturar a Subaru.
Las acciones de Subaru eran contradictorias. Ni sus pensamientos, ni sus acciones, ni sus deseos y ni sus metas estaban en sintonía.
El fantasma de la chica fallecida podía ver a través de los conflictos internos de Subaru; así que, ¿por qué él, incluso cuando ella le había dado un empujoncito en la espalda llamándolo en su momento de duda, había desperdiciado su oportunidad?
Sin embargo, al final él había permanecido escaleras abajo, donde el peligro de Reid y las mabestias permanecía sin lugar a duda. Era una forma a medias de dejar a alguien morir. ¿Era que él simplemente no quería verse envuelto en la escena en sí?
¿Era por eso por lo que corría desesperadamente?
Viniendo desde el otro lado de la esquina, una silueta se precipitó hacia Subaru.
Era…
Sin embargo, las sorpresas no pararon ahí. Detrás de ella, había alguien acompañándola.
Más allá de la sorpresa por el encuentro inesperado, lo que se había apoderado estrictamente del corazón de Subaru aún más era la emoción en los ojos color turquesa de Echidna que le estaban observando.
Reid, por supuesto, no sabía nada. Los comportamientos de Julius y de Beatrice claramente indicaban que ellos tampoco sabían nada de nada. Sin embargo, el comportamiento de Echidna contaba una historia distinta.
Y, posiblemente, eso sólo lo supiera ella.
Recordó cómo Julius le había mirado con una emoción compleja al final.
Se suponía que todos ellos habían compartido lo que le había sucedido a Subaru cuando despertó. Así pues, era natural que Echidna reaccionara así; pero, en cambio...
La voz temblorosa de Subaru enmudeció, sobrecogido por haber sido agarrado por su diminuta mano. Porque, si Ram y Emilia hubiera informado a los demás de lo que pasó con Subaru, la determinación que se necesitaría para llevar a cabo esta acción habría sido inconmensurable. Era una acción tan descuidada que a Subaru le daban ganas de preguntar a Beatrice si estaba loca.
Sin embargo, Beatrice tomando la mano de
Subaru hizo que el rostro de Echidna palideciera y les gritara. Ella estaba
cuestionando los pros y los contras de las acciones de Beatrice, y después
levantó una mano para señalar a Subaru con un dedo, cuyo gesto provocaba mucha
más presión de lo que parecía.
Subaru sentía que ese gesto era equivalente al «manos arriba» de alguien apuntándole con una pistola, y que no era ningún farol.
Sin embargo, Subaru se tomó esta amenaza contra su vida como algo normal.
Desde el punto de vista de Echidna, desconfiar de Subaru era natural. Beatrice estaba, por alguna razón… incluso ahora, de pie frente a Subaru y enfrentándose incluso a Echidna.
『 Echidna: ¡Apártate, Beatrice! ¡Con ese
comportamiento suyo tan extraño, estar de su parte es muy peligroso y no puedo
permitirlo! ¡Es tal como nos avisó Ram, él no es Natsuki Subaru! 』
『 Beatrice: ¡Eso no es cierto, de hecho!
Tomándole la mano así... ¡Betty, que ha estado en contacto con él así, lo sabe,
supongo! Subaru y Betty todavía estamos vinculados por nuestro contrato, de
hecho. ¡Lo entenderías si estuvieras en la misma posición que Betty, supongo! 』
『 Echidna: … ¡Aunque eso fuera cierto,
seguimos sin poder fiarnos de él! ¡Ha escapado de la jaula en esta situación!
¿Cómo demonios podría confiar en él? ¡Estoy segura de que ni siquiera puede
darnos una explicación convincente! 』
Mientras Echidna gritaba así, su rostro expresaba las emociones más
fuertes que él hubiera visto jamás en ella.
Era inquietante que ella, que hasta ahora siempre había sofocado sus sentimientos hábilmente, pareciera verse acorralada y, por tanto, intentando desesperadamente eliminar la amenaza que tenía ante sí. Se estaba desesperando.
Subaru sentía que ese gesto era equivalente al «manos arriba» de alguien apuntándole con una pistola, y que no era ningún farol.
Sin embargo, Subaru se tomó esta amenaza contra su vida como algo normal.
Desde el punto de vista de Echidna, desconfiar de Subaru era natural. Beatrice estaba, por alguna razón… incluso ahora, de pie frente a Subaru y enfrentándose incluso a Echidna.
Era inquietante que ella, que hasta ahora siempre había sofocado sus sentimientos hábilmente, pareciera verse acorralada y, por tanto, intentando desesperadamente eliminar la amenaza que tenía ante sí. Se estaba desesperando.
『 Subaru: … 』
Escaleras abajo, había una cantidad abrumadora de mabestias; cada cosa que
ocurría en esta torre era de temer.
Viéndolo así, es natural que ella tenga un arrebato al ser arrojada a esta situación imposible, pensó Subaru.
『 Subaru: Da igual… 』
『 Beatrice: ¿Subaru? 』
Los ojos de Beatrice, que sostenía su mano, se abrieron de par en par
al oír el susurro de Subaru. La pequeña y suave mano de Beatrice se soltó
entonces.
Con un sonido repentino, lo que había estado tenso hasta ahora se rompió. Fue roto.
『 Echidna: … ¿Qué estás tratando de hacer? 』
Cuando Subaru apartó los hombros de Beatrice, Echidna le miró con el
ceño fruncido. Estaba desconcertada, pero estaba mucho más cautelosa. Aun así,
el corazón de Subaru no flaqueó.
Viéndolo así, es natural que ella tenga un arrebato al ser arrojada a esta situación imposible, pensó Subaru.
Con un sonido repentino, lo que había estado tenso hasta ahora se rompió. Fue roto.
『 Subaru: Como ves, me rindo. ——Haz lo que quieras conmigo. 』
Había cometido un crimen que no recordaba; quiso ocultarlo todo desesperadamente, haciendo que los que le rodeaban sospecharan; y si simplemente intentaba permanecer en paz, su vida sería el objetivo. Todo ello mientras era continuamente atemorizado por la sombra de «Natsuki Subaru».
『 Echidna: ¿Crees que bajaremos la guardia con esa admirable actitud? Si es así, estás cometiendo un gran error. Desde el fondo de mi corazón, no puedo confiar en ti. 』
Había pasado por tantas situaciones imposibles, que su mente ya no podía más. Lo que él estaba haciendo no era más que refunfuñar ante la situación actual.
Sin embargo, Echidna lo interpretaría de manera diferente.
Justo ahora, ella estaba viendo algo que Subaru no podía ver. Es más, ella sospechaba que Subaru estaba relacionado con esto… Pero ¿acaso importaba? Este mundo estaba llegando a su fin.
La voz temblorosa sacudió sus oídos, y Subaru miró fijamente a Beatrice.
Si tuvieran la libertad de elegir, si tuvieran el lujo de ser quisquillosos, ¿quién querría convertirse en «Natsuki Subaru»? Retorcido e insoportable; esa era la clase de persona que él era. ¿Quién demonios querría eso?
Seguramente ellas no entendían lo que él estaba diciendo. Para ellas, la angustia de Subaru simplemente no tenía sentido.
Sin embargo, ellas no entendían lo que de verdad él quería decir con las palabras «mundo paralelo»; había una brecha insalvable entre ellos.
Del mismo modo, ellas tampoco se convertirían nunca en la salvación que Subaru buscaba.
No quería salir herido él mismo, ni quería herir a nadie más.
La palma de Beatrice empezó a acariciar suavemente la espalda de Subaru, quien, al sentirla, empezó a preguntarse por qué ella aún estaba de su parte.
Escuchar la respuesta a esa pregunta le producía un miedo atroz a Subaru.
Al oír su voz, Echidna sacudió la cabeza lentamente.
Al ver que el dedo dejaba de ejercer la presión que tenía desde que llegó a este pasillo, se hizo obvio que la cuestión de ese dedo que sujetaba la vida de Subaru se había resuelto.
Subaru no pudo soportar la mirada acusadora de Echidna. Aun así, tras escuchar la desagradable súplica de Subaru, Echidna había decidido no ponerle las manos encima.
Pero las yemas de los dedos de Subaru estaban erosionando esa decisión.
Para empezar, las grietas de su corazón aún no se habían curado. En este momento en el que todo estaba fuera de su control y en el que él quería desentenderse de todo, ¿por qué actuó su cuerpo en pro de este mundo?
Mirando sus esfuerzos, Subaru tragó saliva.
Distraído por él, Subaru se preguntó qué era.
Intuitivamente, Subaru comprendió que se trataba de una situación de estar «mirándose mutuamente» con alguien o algo.
Tenía un cuerpo negro que se confundía con la oscuridad, un punto brillante de luz, un par de pinzas afiladas extrañamente desarrolladas y, sobre todo, un tembloroso aguijón afilado en la cola…