viernes, 22 de septiembre de 2023

,

A ti, el defectuoso


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Aer

Corrección y edición
Miguel
Carlos
Pretinaverse

※ ※ ※ ※ ※

Poco a poco, fue consciente de una sensación de entumecimiento que provenía de su brazo.
Lentamente, pero sin cesar, las marcas de los arañazos de la mortal agonía de Meili empezaban a desaparecer y sanar bajo la manga de Subaru, quien, al darse cuenta de que se estaba curando, apartó la mirada de su propia manga.
 
Subaru: … Vaya, esta sala sí que es tan magnífica como se decía.
 
Le habían dicho que el espíritu que residía en esta sala llena de hiedras curaría las heridas de los seres vivos. Sin embargo, como Subaru no había tenido la experiencia de visitar la habitación con algún golpe hasta ahora, había dudado de su eficacia.
Mientras disfrutaba de la sensación de que sus heridas estuvieran siendo realmente sanadas, comenzó a reconsiderar que hubiera sido desconfiado innecesariamente.

Meili: Con lo que me había esforzado con ese DYING MESSAGE… Cielos santo, onii-san es horriblee.
 
Subaru:
 
Meili: Pero menos mal que Beatrice-chan llegó a una conclusión equivocada, ¿verdaad? Gracias a ella, las pruebas irrefutables en tus brazos desapareceráán.
 
A Subaru le molestaba el fantasma de la niña que le hablaba incesantemente dentro de su cabeza.
Pero lo que realmente le molestaba era que las palabras de la niña calaban hondo en su corazón, hasta el punto en que era imposible decir que no reflejasen los pensamientos internos de Subaru.
 
No sabía si el fantasma de esta niña estaba desatado por ser parte de Subaru, o porque su espíritu le había literalmente poseído tras leer su Libro de los difuntos.
 
Pero lo que sí sabía era que, fuera cual fuera el motivo, no debía prestar atención a lo que decía la niña. No debía escucharla. Sólo eso le producía fastidio.
 
Así pues, Subaru cerró conscientemente su mente al sonido de esas incesantes alucinaciones.
Sin embargo, cuanto más intentaba recluirse en su propio caparazón, más ruidosa y habladora se volvía la fantasma, volviéndose cada vez más pícara al burlarse de Subaru.
Lo más molesto era…
 
Meili: Ahora mismo, ya no tienes a Beatrice-chan a tu lado, ¿verdaad? Ya que nadie se interpone en tu camino, ¿por qué no te deshaces de esa chica dormilonaa?
 
Subaru: … Gh.
 
Meili: Ju ju… No pongas esa cara de estar a punto de lloraar. Que intentes ignorarme, pero no puedas, te hace realmente adorable, onii-san.
 
La voz de la niña invisible fue escuchada por Subaru como si fuera un susurro en su oído.
Si cerraba los ojos, casi parecía que pudiera ver a la niña apoyándose suavemente en la espalda de Subaru mientras ella le susurraba al oído esas dulces palabras acompañadas de dulces suspiros.
 
Le habían llevado a la sala del espíritu para que descansara, y se le volvió a presentar la misma elección que cuando estaba sosteniendo el Libro de los difuntos.
Beatrice se fue para decirle a Emilia y a los demás que Subaru había dejado la biblioteca de Taygeta, y que lo había traído a esta sala. Ahora mismo, en este momento en el que nadie más podría ver qué estaba sucediendo, Subaru tenía ante sí a una chica que seguía durmiendo sobre una cama de hiedras, como si de una ofrenda se tratase.
 
Subaru: … Rem.
 
Aunque dijera su nombre en voz alta, ninguna emoción surgía dentro de Subaru.
No tenía recuerdos de ella. Lo único que sabía de ella era su nombre, que era la hermana gemela de Ram y que era una de las compañeras de Emilia. Habían venido a esta torre buscando la forma de despertarla de su largo letargo.
 
——Quería saber más que eso.
 
Meili: Ya sabes cómo, ¿no? Sólo tienes que elegir hacerlo o no haceerlo.
 
La tentación de la dulce muchacha le recordó a Subaru, tanto si estaba dispuesto o no a ello, el plan de los Libros de los difuntos.
Aunque ella se encontrara ahora en un sueño profundo, sin duda tuvo algún tipo de relación con Subaru cuando ella tenía buena salud. Si usara el poder de su Libro de los difuntos, podría averiguar qué tipo de relación y sentimientos tenía hacia Subaru.
 
Sobre todo, podría quitarle la vida mucho más fácilmente que a Meili.
Estando ella en coma, Subaru podría asfixiarla con tan sólo taparle el rostro con un paño húmedo. Debía hacerlo urgentemente, urgentemente, urgentemente, urgentemente, urgentemente…
 
Subaru: … ¿Soy idiota? Sí, definitivamente lo soy.
 
Conteniendo la impaciencia que desbordaba de su brazo, Subaru se replanteó esa estúpida idea.
Llevar a cabo inmediatamente algo así no sería sabio. Saltar ante la situación que había delante de sus ojos, como si babeara, no tendría sentido si no hubiese algo a continuación.
 
Matar era el método. Subaru deseaba descubrir qué era lo que todos creían de verdad de él.
En cuanto a cómo conseguir dicho resultado, éste era también un buen momento para tratar de saber cómo lo haría y apresurar los asesinatos.
 
¿Acaso no había pensado en la Biblioteca Taygeta que, si iba a llevar a cabo su plan de los Libros de los difuntos, necesitaba escoger cuidadosamente el orden correcto para poder eliminar a la gente?
 
Subaru: Julius, Emilia, Shaula, Ram, Echidna, Beatrice, Rem…
 
Excluyendo a Meili, Subaru contó con los dedos y enumeró a las personas que permanecían dentro de la torre en el orden en el que preferiría conseguir sus respectivos Libro de los difuntos si fuera posible.
Ese orden se basaba en quién sería más probable que se convirtiera en un obstáculo para su ejecución del plan de los Libros de los difuntos.
Es decir, que si actuara precipitadamente sin seguir esta lista de objetivos que se le había ocurrido, fracasaría——y no quería meter la pata.
 
Meili: Si no lo haces, acabarás perdiendo la oportunidad de matarlos, ¿eeh? Qué miedo.
 
Subaru:
 
Guardó silencio ante la fantasma parlanchina, la cual parecía insatisfecha.
No obstante, aunque intentase dirigirle unas palabras, su comportamiento no cambiaría. Seguiría siendo igual.
 
No era que Subaru quisiera matar a Emilia y a los demás.
Pero, si tenía que matarlos, quería hacerlo sólo una vez.
Sólo una vez, sólo una vez estaba bien. Y sólo si tenía un plan completo.
 
Subaru:
 
Y así, con eso en mente, Subaru suspiró mientras unos penetrantes ojos amarillos le miraban.
La mirada provenía de la figura sentada justo al lado de la chica dormida en la sala del espíritu——es decir, de su dragona de tierra negro azabache, Patrasche.
 
La mirada de Patrasche parecía llena de preocupación y melancolía mientras observaba al agotado Subaru.
Podría ser que, antes de abandonar este lugar por un tiempo, Beatrice le hubiera dicho «No pierdas de vista a Subaru, de hecho».
Mientras los ojos de Patrasche estuvieran fijos en él, por muy frustrado que se sintiera, sería incapaz de cometer ningún acto violento contra la chica durmiente. En ese sentido, le gustaría dar las gracias a Patrasche por haber hecho que no tomase una decisión precipitada en este asunto.
 
Pero, después de leer aquel Libro de los difuntos, Subaru se estaba volviendo incapaz de confiar sólidamente en nadie, ni siquiera en Patrasche, por quien había sentido un gran afecto.
 
Subaru: … ¿Esto también estaba dentro de tus planes, «Natsuki Subaru»?
 
Quería creer en ellos; pero, cuanto más reflexionaba sobre sus verdaderas intenciones, más se aislaba Natsuki Subaru dentro de este mundo paralelo en el que no tenía a nadie a quien recurrir.
¿No se debía esto claramente al despiadado juego presentado por el retorcido «Natsuki Subaru»?
 
Subaru:
 
Poco a poco, los arañazos causados por Meili continuaron sanando.
Mientras saboreaba la sensación de que sus dolores se desvanecían, Subaru se subió la manga hasta el lugar donde estaban grabadas las dolorosas cicatrices que mostraban el mensaje «Natsuki Subaru estuvo aquí». Se pasó las uñas por encima de las costras, y se dio cuenta de que también se estaban curando.
 
No le importaba que los arañazos que servían como prueba de los horribles actos criminales cometidos por él —no, más bien, cometidos por su otro yo— estuvieran desvaneciéndose.
Sin embargo, el mensaje que señalaba a su otro yo era la única cosa que no se podía borrar.
 
Subaru: Este MESSAGE también.
 
La herida que había sido grabada en su brazo izquierdo, y también la de su brazo derecho, habían sido formadas de manera similar.
En su aún raro brazo negro moteado por manchas oscuras, había una herida que no había estado allí al principio. Se la grabó ahí, como devolviendo el favor de la herida que su otro yo le había grabado en el brazo izquierdo.
 
——¿Quién eres?, tenía esa pregunta grabada en él como una herida.
 
Subaru:
 
Y así, mientras se hería a sí mismo sin darle importancia a su propio cuerpo, al mismo tiempo Subaru era incapaz de reconocer algo.
 
???: —ϡ
 
El hecho de que Patrasche estuviera mirando con pena la herida que había quedado en el brazo de Subaru como resultado de su propia autolesión.
Aunque las heridas que Meili le había infligido desaparecieran, si mirasen las manos de Meili verían evidente que habría muerto luchando, tratando desesperadamente de protegerse de quien la había asesinado.
La lógica de pensar que había ocultado a todos el asesinato de Meili se basaba enteramente en su terriblemente descuidada limpieza posterior.
 
Bastaría con que un engranaje se derrumbara para que todo se pusiera en marcha.
El actual Subaru se sentía como una marioneta colgando desde lo alto de una torre mecánica construida sobre un fino suelo de hielo y apartando el rostro de la raíz de sus problemas: un gracioso payaso que luchaba desesperadamente por mantener el equilibrio.
 
Sin embargo, la actuación de este gracioso payaso se ganaría finalmente una bajada del telón sin encontrar más obstáculos en su camino.
Y eso era porque…
 
Por suerte para él, el cadáver de Meili Portroute no había sido encontrado en ninguna parte.
 
 
    
 
 
Subaru:
 
En la mesa de la cena había un ambiente terriblemente tenso mientras todos se miraban entre sí.
Esto se debía sobre todo a la peligrosa circunstancia en la que se encontraban——la mitad de ellos reconocía que ya era demasiado tarde para Meili, a quien habían buscado desesperadamente y sin éxito.
 
Aunque eran demasiado pocos como para calificar su búsqueda como una «estrategia de oleada humana»[1], se habían dividido en grupos y todos se movilizaron para poder buscarla. Como resultado, habían pasado casi medio día intentando encontrarla sin hallar ni un solo rastro.
La sensación de que todo había sido en vano había crecido. Era comprensible que muchos de ellos estuvieran bajo mucho estrés.
 
Ram: Todo ha ido mal desde que llegamos a esta torre, ¿eh?
 
Subaru: … Aunque estemos pensando eso, no hace falta dejar tan en claro lo que no se ha dicho.
 
Mientras masticaba su cena, que consistía en algo parecido a pan seco, Subaru masculló esas palabras mirando fijamente a Ram, quien lucía cada vez más cansada.
Al recibir las protestas de Subaru, Ram se encogió de hombros con una mirada inexpresiva adornando su rostro. Sin embargo, incluso para su habitual calma y compostura, un aura de fatiga se desprendía de ella.
Y no era sólo Ram: todos en la torre estaban en el mismo estado.
 
Emilia: Por si acaso… fui a preguntarle primero a Reid sobre ella, pero me dijo que no la había visto. Dijo que nadie había ido allí desde ayer, y que se estaba aburriendo… No creo que mintiera. Meili vio cómo era Reid, así que no creo que fuera allí sola.
 
Beatrice: Es difícil imaginar que incluso ese arrogante hombre dañaría a una chica de esa edad… aunque, por aterrador que sea, no puedo asegurarlo, supongo. Pero Betty piensa lo mismo que Emilia, de hecho.
 
Emilia y Beatrice intercambiaron palabras entre ellas respecto al hombre pelirrojo y con un parche en el ojo que custodiaba el segundo piso.
Aunque lo único que Subaru recordaba sobre aquel hombre era que le había torturado, Emilia se enfrentó a él y, más o menos, le escuchó sin problemas. Parecía que había conseguido volver ilesa.
Sintiendo alivio por ello, Subaru sacudió la cabeza.
 
No había razón para que sintiera tal alivio, o más bien no tenía derecho a sentirlo considerando lo que había sucedido antes.
Ni siquiera sabía si tenía derecho a consolar a Emilia.
 
Echidna: … ¿Puedo mencionar una cosa? Puede sonar cruel, pero quisiera proponer algo, aunque acaben gritándome por ello.
 
Echidna levantó la mano tras terminar su escasa cena apurando la insípida sopa en su plato.
Y entrecerrando sus ojos turquesa mientras miraba a todos alrededor de la mesa…
 
Echidna: Creo que deberíamos… parar de buscar a esa niña, Meili… y, a partir de mañana, deberíamos centrarnos en intentar conquistar de nuevo esta torre. ¿Qué opinan al respecto?
 
Emilia: ¡Gh! ¡No haremos tal cosa! ¿Qué pensaría Meili de nosotros?
 
Echidna: Ya es demasiado tarde; es imposible que ella pueda pensar o sentir algo. Así lo confirmó Natsuki-kun tras leer su Libro de los difuntos. Estoy en contra de seguir buscándola.
 
Emilia había sido la primera en oponerse a la propuesta de Echidna, de la que podría decirse que era realista y sensata. Sin embargo, la expresión de Echidna no vaciló al escuchar el argumento de Emilia, la cual era puramente fruto de sus emociones.
Sin embargo, en nombre de Emilia que se había quedado sin palabras, Beatrice dijo Espera, supongo para interceder.
 
Beatrice: Tu punto de vista parece tener sentido en un principio, de hecho. Pero me parece bastante repentino que lo menciones, supongo. ¿Por qué quieres detener la búsqueda de Meili, de hecho?
 
Echidna: … ¿Tan extraño te parece? Los suministros de alimentos que trajimos a esta torre son limitados y, a medida que pasen los días, permanecer aquí se volverá cada vez más duro para todos en ambas facciones. Si nuestra estancia se alarga mucho, es de esperar que se envíe un grupo de búsqueda para encontrarnos.
 
Ram: Naturalmente. Emilia-sama y Anastasia-sama… bueno, su interior ahora mismo es distinto, pero ambas son estimadas candidatas a la Selección Real. Ni siquiera deberían estar en esta torre, en medio del mar de arena.
 
Beatrice y Ram empezaron a mostrar una actitud algo tibia por la propuesta de Echidna.
Tal sugerencia que se basaba en la lógica sirvió de detonante para opiniones más frías, intensificando lo tenso que era el ambiente en la reunión para cenar.
 
Shaula: Cómo decirlo… Qué mal ambiente~. A mí me da superigual; pero, si van a discutir, preferiría que lo hicieran lejos del Gran Maestro y de mí. En cuanto a mí, voy a construir una familia feliz con el Gran Maestro, sólo nosotros dos. ¡Primero una hija mayor y luego dos hijos varones menores!
 
No se dignó en contestar a Shaula, que se había deslizado al asiento que había justo a su lado mientras parloteaba, sacando la lengua ante el tenso ambiente que la rodeaba. Ella también había mostrado este tipo de actitud en la biblioteca.
Shaula había presionado a Subaru para que escogiera en la biblioteca; ¿qué era lo que quería que Subaru le respondiera? Como ella se refería a Subaru como su Gran Maestro y lo idolatraba completamente, ¿hasta dónde llegaría por él?
——¿Hasta dónde le obedecería, si Subaru le diera una orden?
 
Julius: Deberíamos dejar de discutir.
 
Con la angustia grabada en su apuesto rostro, Julius rompió el tenso ambiente que los rodeaba.
Colocó su brazo delante de Echidna y miró a Beatrice y Ram.
 
Julius: Beatrice-sama, señorita Ram; como miembro de su facción, me disculpo profundamente por las descuidadas palabras de Echidna. Sin embargo, no malinterpreten lo que quiso decir. No hizo tal propuesta teniendo en mente sólo la lógica, sin ningún otro sentido.
 
Echidna: Julius, detente. Decir eso sería…
 
Julius: Puede ser que la facción de Emilia-sama haya perdido a la niña que nos acompañaba hasta aquí. Se puede sentir ese dolor. Si es posible, deberíamos ser más comprensivos en esta situación.
 
Al escuchar los sinceros comentarios de Julius, Echidna se abstuvo de seguir hablando. Julius se volvió de nuevo hacia Beatrice y los demás.
 
Julius: Por ahora, el cuerpo de Anastasia-sama ha sido poseído por el espíritu de Echidna. Es cierto que no podemos encontrar una forma de recuperar a Anastasia-sama a su estado anterior… pero, también hay otros problemas: Echidna está, a cada momento, consumiendo el Od de Anastasia-sama.
 
Emilia: Su Od… Entonces, ¿siempre lo ha estado consumiendo? ¿Siempre ha sido así, desde que Anastasia-san se volvió incapaz de despertar?
 
Julius: … Efectivamente. Imagino que por eso quiere apresurarse en tomar prestada la sabiduría del Sabio conquistando esta torre.
 
Los demás reaccionaron conmocionados al escuchar el secreto de Echidna dicho en voz alta por Julius.
Al haber sido revelado su secreto por alguien de su misma facción, Echidna se encogió de hombros ante la gente que la miraba fijamente.
 
Echidna: Ya no tiene sentido ocultarlo. Es como dijo Julius. Yo… esta situación en la que consumo el poco Od de Ana con tan sólo estar así es perjudicial. Si pudiera, quisiera devolverle este cuerpo a Ana lo antes posible.
 
Emilia: ¿Llegando incluso a desprenderte de su cuerpo humano, para ser así libre?
 
Echidna: Aunque pudiera liberarme del cuerpo de Ana, mi propia mente está ligada a ella de manera ajena a mi propia voluntad. No sé hasta qué punto confiarás en lo que te diga, pero…
 
Echidna hizo una pausa y luego reanudó su discurso.
 
Echidna: En esencia, el recipiente personal de uno debe contener su propio ser. Aunque sólo se tome prestado el caparazón exterior, si el interior no es el mismo, se hará jirones y se volverá antinatural… y eso es sencillamente horrible.
 
¡¡——!!
 
Bajando la mirada, las palabras de Echidna habían sido implacables, como si se maldijera a sí misma.
Si uno tomase prestado solamente la cáscara exterior, y el interior no fuera el mismo… Eso atravesó profundamente el corazón de Subaru.
 
Echidna: De todas formas, es por eso por lo que quiero darme prisa y conquistar esta torre. Aun si no creen en lo que he dicho, pueden dejar que alguien como Beatrice revise este cuerpo solamente para confirmarlo. Supongo que se dará cuenta enseguida de lo distorsionada que estoy como espíritu, y de cuánto Od he consumido.
 
Echidna confió a otros la prueba de su propia situación, sin percatarse de la agitación que rebosaba en el interior de Subaru debido a sus palabras.
De hecho, tras ser nombrada, Beatrice tomó el brazo de Echidna y sondeó lo que en principio era su cuerpo; confirmando que las palabras de Echidna eran ciertas.
Y al recibir ese resultado…
 
Emilia: … Bien. Entiendo las circunstancias difíciles en las que se encuentran Echidna y Anastasia-san. No es de extrañar que quieran apresurarse y subir hasta la cima de la torre…
 
Echidna: No sé si esto te traerá tranquilidad, pero si es como se dice y el Sabio de esta torre es omnisciente y poseedor de sabidurías esotéricas, entonces es posible que también conozca el paradero de la niña desaparecida. Entiendo que decir esto ahora es injusto, pero…
 
Emilia: No, no, gracias. Es mejor que no tener ninguna esperanza. Solo estabas siendo considerada conmigo y Meili, ¿verdad?
 
Echidna: … Tal vez. ¿O quizá sólo sea porque me preocupo demasiado por mi cuerpo y el de Ana?
 
Al ver que Emilia parecía dispuesta a aceptar su alegación, Echidna puso cara de incomodidad y dejó de encararla.
Emilia entrecerró sus ojos amatistas al ver a Echidna reaccionar así. Y, respirando hondo, procedió a hablar.
 
Emilia: Estoy muuuy preocupada por Meili. Pero también entiendo el punto de vista de Echidna. Así que, a partir de mañana, vamos a hacer de nuevo todo lo posible para poder tratar de llegar a la cima de la torre. Por supuesto, voy a seguir buscando a Meili tanto como pueda, pero…
 
Julius: Recuerde no descuidar la importancia de conquistar la torre, Emilia-sama.
 
Emilia: Lo sé… A veces tienes que pensar por ti mismo en qué es importante.
 
Poniéndose la mano en la mejilla, Emilia se reprendió a sí misma con una firme resolución creciendo en lo más profundo de sus ojos.
Y entonces, se volvió hacia Subaru, quien había estado observando la conversación como lo haría un espectador. Por un momento, la intensidad de su mirada le dominó, pero las palabras con las que Emilia continuó no le molestaron.
 
Emilia: ¿A ti también te parece bien, Subaru?
 
Subaru: Su… pongo… que sí. Así Meili también podrá descansar en paz… no, supongo que todos tenemos que seguir adelante… no, eso tampoco… ¿por qué me lo preguntas?
 
Emilia: Porque leíste el libro de Meili, ¿no, Subaru? La reacción que tuviste justo después de leerlo… me hace pensar que el más preocupado por Meili eres tú.
 
Emilia se lo recordó. Al oír sus palabras, Subaru contuvo la respiración.
La mirada de Emilia no era la única dirigida hacia Subaru. Beatrice, Ram, Echidna y Julius miraban a Subaru.
 
No podía adivinar qué tipo de intención había tras aquellas miradas.
Sin darse cuenta, Subaru movió los labios siguiendo el espíritu deshonesto que llevaba dentro.
 
Subaru: … Realmente estoy preocupado. Pero creo que Meili también hubiera querido que siguiéramos.
 
Quizás fue sólo para poder pronunciar las palabras más superficiales del mundo.
 
 
    
 
 
——En medio de la noche, Subaru se puso en acción, teniendo tiempo por fin para poder actuar libremente sin que nadie interfiriera.
 
Subaru:
 
Cuando el grupo terminó de devanarse los sesos en busca de ideas sobre cómo conquistar el segundo piso y de establecer un plan firme para mañana, la reunión en la mesa de la cena terminó y procedieron a irse a dormir.
 
Era una noche en la que ocurrió algo imprevisto a uno de sus compañeros.
Naturalmente, recomendaron poner todas las camas en una habitación y dormir juntos, por si acaso. Por eso, todos se habían reunido en una habitación y habían creado una improvisada separación a lo largo de la misma, utilizando una manta a modo de cortina entre el lado masculino y el femenino.
 
Sin embargo, Subaru fue la única persona que insistió en dormir dentro de la sala del espíritu, justificándolo con las secuelas de leer el Libro de los difuntos.
De hecho, al ver lo anormal que se había vuelto Subaru tras leer el Libro de los difuntos, nadie intentó discutírselo. Por supuesto, Beatrice se mostró muy en contra de dejar que Subaru durmiera solo, pero la sala del espíritu tenía un límite fijo de capacidad.
Sintiéndose muy preocupada, Beatrice tuvo que retirar su oposición, cediendo a la voz temblorosa de Subaru.
 
Más que por la destreza interpretativa de Subaru, probablemente había sido por su rostro terriblemente pálido.
Subaru era consciente de que se encontraba en un estado terrible, y de que era un milagro que no se hubiera desmayado aún.
 
Meili: «Creo que Meili también hubiera querido que siguiéramos». Menudo actor estás hecho, ¿eeh?
 
Subaru:
 
Meili: Ju ju, no te enfadees. No es sarcasmo; te elogio porque lo pienso de verdaad.
 
Subaru pensó que ella había estado sorprendentemente callada durante la reunión en la mesa de la cena, y se preguntó si ella se había enfadado por la mentira descarada que había dicho al final; pero el fantasma de ella rompió su silencio aparentando buen humor repetidamente.
Aunque Subaru se negase a escuchar a esta molesta alucinación, taparse los oídos ante su voz no tendría ningún efecto. Esa dulce voz seguiría causándole molestias, al igual que lo hacía el sonido de las uñas arañando una pizarra.
 
Meili: Entonces… ¿esta noche no te vas a ocupar del cuello de la onee-san de pelo azuul?
 
Subaru:
 
La fantasma insinuaba repetidamente a Subaru, que había esperado a que oscureciera para entrar en acción, sobre la existencia de la bella durmiente en la sala.
La tentación de la fantasma era idéntica a la de hace varias horas atrás, y la respuesta de Subaru también lo era.
 
Subaru: Aún no es su turno.
 
Diciendo esto, Subaru salió de la sala, sin siquiera mirar al rostro de la bella durmiente.
En ese momento, sus ojos se fijaron en los de Patrasche, quien había abierto ligeramente los ojos. Manejó la situación llevándose el dedo a los labios, haciéndola callar con un gesto que le indicaba que guardara el secreto.
No sabía hasta qué punto se había transmitido su intención a su compañera reptiliana, pero tenía la sensación de que Patrasche era más inteligente que los perros o los caballos. Lo fuera o no, estaría bien que permaneciera en silencio.
 
Subaru:
 
Después de asegurarse de que había conseguido estar solo, Subaru empezó a moverse en plena noche… pero no era para acabar con la vida de sus compañeros dormidos y poner en práctica así el plan de los Libros de los difuntos.
Por supuesto, también había considerado cuidadosamente ese plan. Con las habilidades de Subaru, lo mejor para ese plan serían ataques sorpresa, y se podría decir que la mejor oportunidad sería cuando durmieran.
Sin embargo, aún era demasiado pronto. Era un último recurso, un acto que iba en contra de la humanidad, que no debería realizar a menos que le obligaran.
 
Entonces, ¿con qué propósito había empezado Subaru a actuar en plena noche?
Era para…
 
Meili: … ¿Qué harás con mi cadáveer?
 
Al darse cuenta de hacia dónde iba Subaru, la voz de la niña le planteó esa pregunta como si estuviera detrás de él.
Subaru no le respondió, pero la dirección hacia la que caminaba era como una confirmación a su pregunta.
 
——Subaru estaba actuando para deshacerse del cuerpo aún oculto de Meili.
 
Subaru:
 
Si esto se podía calificar como una historia ridícula o una situación afortunada; en cualquier caso, no tenía otra opción.
Que Emilia y los demás no hubiesen encontrado el cuerpo de Meili hoy no debería ser llamado nada más que un complot del diablo en lugar del plan de Dios.
 
Pensándolo bien, con respecto a esta abrupta situación, su ocultación estaba llena de imperfecciones que saltaban a la vista, hasta el punto de que quería maldecirse a sí mismo por su propia torpeza.
Por inesperado que fuera, no la habían encontrado. Eso le había salvado. Sin embargo, mientras se empeñasen en conquistar la torre a partir de mañana, no sería nada extraño que encontrasen por casualidad algo que se les hubiera escapado.
 
Esperaba que, como mínimo, Emilia no abandonase la búsqueda de Meili.
Viendo que era una muchacha sin ningún conflicto propio, su corazón no se rendiría hasta resolver la situación. Era fácil de imaginar que reanudaría la búsqueda de la niña desaparecida.
 
Por lo tanto, era necesario que Subaru estuviera tranquilo.
Si no podía estar tranquilo, no podría sentar las bases de su éxito. A menos que preparase los cimientos, no podría construir su castillo en el futuro. Y si no podía construir los cimientos, no podría alcanzar su futuro.
 
Para la paz mental de Natsuki Subaru, la existencia de Meili Portroute era un obstáculo.
 
Meili: Supongo que ahora te sientes… aún más inquieto dentro de tu cabezaa.
 
Hizo oídos sordos a sus palabras. Acababa de dejar clara su afirmación de que se interpondría en su camino. Él se negaba rotundamente a permitir que eso sucediera.
 
Mientras Subaru se movía de manera sigilosa por la noche, asegurándose de no llamar la atención, llegó a la habitación donde escondió el cadáver de Meili.
Aunque todas las habitaciones de esta zona parecían iguales, se podía ver una decoloración en la pared de piedra cercana a la entrada de ésta, por lo que la habitación era fácil de identificar a través de este punto de referencia.
 
Subaru: Sinceramente, esto va a dejar un mal sabor de boca…
 
Sacarla de la torre a través de la entrada al desierto y enterrarla en la arena sería lo mejor.
Seguiría descomponiéndose si se la dejaba unos días más dentro del edificio. Y, aunque la temperatura no fuera demasiado alta ni demasiado baja, no se podía esperar que un cuerpo, una vez cesadas sus funciones biológicas, evitase la descomposición.
 
De hecho, si quería no tener que verlo de nuevo, lo mejor sería llevárselo lejos de la torre, por muy molesto que fuera, y convertirla en comida para las mabestias que merodeaban fuera.
Sin embargo, imaginó cómo eso pesaría en su corazón. Era una decisión imposible.
 
Subaru:
 
Al fondo de la oscura habitación, estaba consagrado un bulto cuadrado de roca. En el lado opuesto, su cadáver estaba oculto.
Era una manera terriblemente infantil de esconder, no era posible pasarlo por alto si se miraba a conciencia.
Sintiéndose patético por haber perdido la cabeza, Subaru se dirigió al otro lado de la piedra.
 
Y allí, el cadáver de Meili de aproximadamente medio día…
 
Subaru: … ¿Qu—?
 
Dijo eso sin querer.
Su cabeza no podía entender lo que estaba viendo ante sí.
 
Al otro lado de aquella piedra… no había absolutamente nada.
Por lo menos, había hecho arreglos con el cuerpo de la niña, cerrándole los ojos, cruzando sus brazos sobre su pecho. El cadáver de la pobre niña con hematomas que adornaban su pálido cuello… no estaba por ninguna parte.
 
Subaru: ¿Por qué? Estaba seguro de que la dejé aquí…
 
Se suponía que tenía que estar aquí.
No podía haberse equivocado de habitación. No había cometido un error tan básico mientras venía a aquí.
Y como no lo había hecho, entonces ¿dónde estaba el cadáver que debería estar aquí?
 
——¿A dónde había ido a parar el cadáver de Meili Portroute?
 
 
 
???: … ¿Qué estás buscando a escondidas a estas horas, Barusu?
Subaru: ¡¿Gh?!
 
Asombrado, la voz que provenía desde atrás hizo que su cuerpo se pusiera rígido, y Subaru se giró temeroso.
Palideciendo, Subaru vio que dentro de su campo de visión——en la entrada de la no tan pequeña habitación se erguía una única silueta.
 
Era una imponente y bella chica que estaba de pie con los brazos cruzados, con pelo rosa tan largo como la cabeza, ojos agudos de color cereza, y un hermoso, pero severo, rostro mirando hacia Subaru con frialdad.
Con esa sensación fuera de lugar en su pecho, mientras miraba fijamente al petrificado Subaru, la chica —Ram— le miró a los ojos y, con un tono de voz absolutamente frío…
 
 
Ram: O tal vez debería llamarte farsante. Un Barusu… un Natsuki Subaru defectuoso.



[1] En japonés dice 人海戦術 (jinkai-senjutsu), que se refiere a la estrategia de utilizar una gran cantidad de personas para lograr un objetivo o abrumar a un oponente. En este contexto, «人海» (jinkai) significa «mar de gente» o «multitud de personas», y «戦術» (senjutsu) significa «estrategia» o «táctica». Por lo que «人海戦術» se puede traducir al español como «estrategia del mar humano» o «estrategia de oleada humana».