domingo, 27 de agosto de 2023

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Condecoración de sangre


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Pretinaverse

Corrección y edición
Carlos
Pretinaverse

※ ※ ※ ※ ※

Dentro de la habitación de piedra, Subaru se miraba las manos, atónito por la niña que yacía inmóvil frente a él.
 
Subaru: …
 
Era incapaz de darle sentido a lo que estaba ocurriendo.
Sus muñecas estaban heridas, su garganta irritada y su corazón acelerado. Sin embargo, nada de eso parecía estar relacionado con sus recuerdos, por lo que solo podía pensar en ellos como fallos nacidos en los vacíos de su mente.

Aparte de la evidencia física presente, su mente y espíritu carecían de algún registro de aquella situación.
Solo una cosa era segura: la luz en los ojos de la niña que yacía frente a él… se había extinguido.
 
Subaru: … Gh, todavía es temprano para rendirse.
 
Respirando con dificultad, Subaru sacudió la cabeza y se apresuró hacia la niña que yacía boca arriba.
Cada paso que daba se sentía pesado, con movimientos lentos, como si las suelas de sus zapatos estuvieran pegadas al piso. Pero, de algún modo, logró levantar los pies del suelo hasta inclinarse al lado de esta niña llamada Meili.
 
Subaru: …
 
Meili se encontraba inmóvil en el suelo, con sus delgadas y pálidas extremidades extendidas y su boca medio abierta. Tenía una expresión de consternación congelada en su rostro y sus ojos apagados parecían estar fuera de foco, mirando hacia algún lugar lejano.
Esta niña siempre había dado una impresión difícil de entender; sin embargo, su apariencia de ahora solo intensificaba dicha impresión.
 
Subaru: M-Meili… ¡Oye, Meili!
 
La llamó.
Pero no obtuvo ninguna respuesta.
 
Como hablarle no fue efectivo, Subaru sacudió sus hombros y golpeó suavemente sus mejillas con las palmas para ver si lograba causar alguna reacción.
Pero nuevamente no obtuvo ninguna respuesta. Sus párpados, todavía abiertos, ni siquiera pestañearon.
 
Subaru: Mei…
 
Cortando su propia voz, Subaru tomó aire y decidió que intentaría reanimarla usando los conocimientos que recordaba.
Para hacer un masaje cardíaco, debía colocar ambas manos sobre su pequeño pecho y aplicar presión con su propio peso corporal. Si no recordaba mal, el corazón se encontraba ubicado unos dos dedos por encima de la boca del estómago, así que empezó a hacer las compresiones en ese lugar.
 
Subaru: Haa… ¡Haaaaa…! ¡Meili! ¡Eh, Meili!
 
Meili: …
 
Subaru: ¡Mierda!
 
No había respuesta. Con el rostro pálido, el cuerpo de la niña era sacudido sin ofrecer resistencia alguna.
Maldiciendo entre dientes la situación en que se encontraba, Subaru inclinó la cabeza de la niña, asegurando su vía respiratoria, para poder darle respiración artificial. El procedimiento de reanimación cardiopulmonar consistía en alternar entre masaje cardíaco y respiración artificial.
 
Subaru: ¿Qué venía después? ¿Qué más puedo hacer? ¿Qué más, qué más?, mierda, mierda, mierda, ¡mierda!
 
Desesperadamente intentando recordar, Subaru luchaba con todas sus fuerzas para encontrar algo más que pudiera hacer.
Sin embargo, al final, solo tenía conocimientos parciales adquiridos de la televisión o técnicas aprendidas a medias. Cuanto más se esforzaba en resucitarla, más sentía sus brazos sucumbir ante la fatiga, y más sentía que su lucha era en vano.
 
Aun así, de manera obstinada, continuó alternando entre masaje cardíaco y respiración artificial, una y otra vez.
No podía sentir ningún latido de corazón en la palma que presionaba sobre el pecho. Incluso al insuflar aire directamente a los pulmones, no sentía ninguna respuesta de la niña transmitida a través de su contacto.
Así, continuó realizando maniobras de resucitación cardiopulmonar hasta llegar al límite de su resistencia física.
 
Subaru: Maldi… ción.
 
Con su frente cubierta en sudor y la respiración agitada, Subaru se dejó caer hacia atrás en el suelo.
 
Subaru: Haaa, haa… ¡Mierda, MIERDAAAA!
 
Cubriéndose el flequillo con la palma de la mano, Subaru maldijo con frustración.
Meili no daba ningún indicio de haber vuelto a respirar. Era tal como lo había imaginado al principio.
La llama de vida de la niña se había extinguido, y nunca volvería a encenderse.
 
―—Meili estaba muerta.
 
Despiadadamente, el destino había arrebatado cruelmente la vida de la niña. Aunque describir su muerte de ese modo no era más que palabrería reconfortante que no tenía nada de apropiado en esta situación.
No fue el destino lo que la mató, sino que fue asesinada por alguien.
 
Como prueba de ello, en el delgado cuello de Meili quedaba una dolorosa y amoratada marca.
 
Subaru: …
 
Recuperando el aliento y lleno de remordimientos, Subaru se miró las palmas de las manos.
Hasta hace unos momentos, había estado luchando desesperadamente para salvar la vida de Meili usando sus dos manos… en cuyas muñecas había numerosas marcas de arañazos que parecían haber sido dejadas por las uñas de alguien.
Como si alguien le hubiera rasguñado y arañado con todas sus fuerzas en medio de una lucha de vida o muerte.
No era tan tonto como para no entender lo que eso significaba.
 
Subaru: …
 
Levantándose, Subaru comenzó a arreglar la apariencia desaliñada de Meili.
Acomodó su ropa desordenada, cruzó sus manos sobre su pecho y cerró sus párpados medio abiertos. Y, dando su respeto a los muertos, posó suavemente su mano sobre su delgado cuello.
 
A pesar del mal presentimiento que tenía, deslizó sus dedos por el moretón en el cuello de Meili.
 
Subaru: … Encaja perfectamente.
 
Con un susurro sin fuerza y carente de sorpresa, pronunció la verdad sin adornos.
La marca amoratada en el cuello de Meili y la forma de los dedos superpuestos de Subaru coincidían perfectamente, incluso a simple vista.
A estas alturas, no quedaba duda de la verdad.
 
Meili había sido estrangulada hasta la muerte.
Y el culpable no era otro que…
 
Subaru: ――Uh, goegh.
 
Cuando se dio cuenta de esta inamovible verdad, una sensación de querer vomitar subió por la garganta de Subaru. Rápidamente apartando su rostro, Subaru se giró hacia el lado para evitar manchar el cadáver de Meili.
Lo que salió fue el desayuno que había comido apenas momentos antes. Vertiéndolo todo en el suelo, Subaru continuó vomitando hasta que su estómago quedó completamente vacío.
 
Subaru: Realmente… no hago más que vomitar.
 
Limpiándose la boca con la manga, Subaru comentó con autodesprecio.
Ya ni siquiera podía recordar cuántas veces había vomitado. Quizás ésta fuera la primera vez de hoy, pero en el «hoy» anterior, había ocurrido una horrible cantidad de veces.
Sentía como si le fuera imposible digerir lo que sea que pusiera en su estómago. Subaru tenía ganas de disculparse vehementemente con todos los agricultores del país si pudiera.
 
Prestar atención a esos pensamientos inútiles era lo único que evitaba que su mente se resquebrajara y desmoronara por completo.
 
Subaru: …
 
Las pruebas circunstanciales eran abrumadoras.
Estaban solo los dos en la habitación, y las marcas de los dedos en el cuello de Meili coincidían con las de Subaru. En esta situación, Subaru no era lo suficientemente optimista como para pensar que podía rehuir de su culpabilidad.
 
La idea de que le hubieran inculpado ni siquiera pasó por su cabeza.
 
Para crear esta situación, no se requería la intervención de otras personas. No existía una dimensión en la que alguien pudiera ayudar a fabricar esta situación. Esta realidad estaba más allá de la posibilidad de que alguien pudiera manipularla.
Si hablamos de las manos necesarias para crear esta pesadilla, pues solo se necesitaban dos manos.
 
——¿Acaso eso no era suficiente mientras Natsuki Subaru tuviera dos brazos?
 
Subaru: … No entiendo qué significa todo esto.
 
Frente a esta realidad incuestionable, Subaru expresó su propia incomprensión en palabras.
Inexplicable, incomprensible, ambiguo… sea cual sea la palabra utilizada, ésta era una situación imposible de replicar. La única conclusión a la que podía llegar era que se trataba de un crimen cometido por Natsuki Subaru.
Pero tal hecho era algo de lo que el propio Subaru no albergaba recuerdo alguno
 
Subaru: ¿Qué pasó? ¿Qué pasó? Recuerda. Recuerda, recuerda, recuerda…
 
Poniéndose de pie, Subaru caminó en círculos por la habitación, tratando de desentrañar sus recuerdos.
Murió, se despertó y se encontró con Emilia, Beatrice y Patrasche. Ocultó el hecho de haber perdido sus recuerdos y después desayunó. Intentó interrogar a Julius sobre su extraña reacción, y abrazó a Shaula, quien lo vigilaba en secreto. Y luego se encontró con Meili en el pasillo.
Finalmente, Meili le habló, diciéndole que tenía algo que discutir con él…
 
Subaru: Anoche, mencionó algo sobre anoche.
 
Frunciendo el ceño ante sus borrosos recuerdos, Subaru repasó las palabras de Meili.
Sin embargo, justo después de que ella expresara su propósito, la consciencia de Subaru se interrumpió y las palabras que Meili había pronunciado se mezclaron en su mente como pensamientos desordenados antes de caer dormido.
 
Subaru: «Anoche», me preguntó sobre «anoche». De eso estoy seguro. ¿Anoche antes de levantarme o anoche antes de irme a dormir? En cualquier caso, me preguntó por una de las dos… ¿y luego?
 
Después de ese punto, no podía recordar nada más.
Lo único que pudo entender era que lo que Meili le había preguntado estaba relacionado con «los hechos de la noche anterior», algo que Subaru también quería saber.
 
Según lo que Emilia y los demás dijeron, esta mañana encontraron a Subaru desmayado en la biblioteca.
Lo que Subaru hizo durante la noche antes de desmayarse era un completo misterio. Al menos, era seguro que lo que ocurrió durante ese intervalo de tiempo tenía alguna relación con la amnesia de Subaru.
 
Y seguramente, Subaru no estaba tan equivocado al pensar que había alguna conexión entre su pérdida de recuerdos y Meili.
 
Subaru: Está muerta. ¿Y la estrangulé yo? ¿Por qué haría eso?
 
Bajando su mirada hacia sus propias manos, Subaru podía sentir una vívida sensación en ellas que no estaba en sus recuerdos.
Con fuerza, sus dos brazos habían apretado el cuello de esta niña hasta que dejó de respirar. En sus muñecas, había marcas que probablemente fueran rastros de la desesperada resistencia de Meili mientras estaba siendo estrangulada.
Si observaba más de cerca, las uñas de las manos entrelazadas de la niña tenían restos de sangre por dentro, prueba de la lucha que tuvo lugar previamente.
Las profundas marcas de uñas en sus brazos parecían ser los ecos del resentimiento que la niña había dejado atrás…
 
Subaru: ——¡Ah!
 
Mientras Subaru pensaba en ello dejándose llevar por la imaginación, repentinamente dejó salir una voz ronca.
Era una exclamación desconcertada, cuya causa radicaba en su propio brazo. No era por las heridas alrededor de sus muñecas, en las que había estado enfocado hasta ahora; sino que su mirada se dirigía a las uñas de su propia mano derecha.
 
En esas uñas había rastros de sangre y piel raspada, igual que las de Meili.
 
Subaru: …
 
Confundido por esas inexplicables manchas de sangre, Subaru volvió su mirada al cadáver de Meili una vez más.
En una muestra de respeto hacia los muertos, Subaru había dispuesto su cuerpo de manera ordenada. Aunque no era un gran consuelo, el cadáver de la niña mantenía la gracia que tenía en vida, a excepción de las marcas en su cuello.
Al menos, en lo que podía verse, no había rastros de arañazos visibles en su cuerpo. No había marcas horribles y dolorosas dejadas por las uñas despiadadas y violentas de Subaru.
 
—Entonces, ¿qué son estos violentos restos de sangre y piel en mis propias uñas?
 
Subaru: No puede ser.
 
Mientras bajaba la mirada hacia su propio adolorido brazo, Subaru tenía un mal presentimiento que le hacía temblar los labios.
Recordaba claramente que su brazo derecho ahora era negro y grotesco desde el codo hacia abajo… pero el dolor pulsante que sentía ahora provenía de su brazo izquierdo.
 
Sintiendo la afirmación del dolor que venía desde la parte interna de su codo, que estaba cubierto por la manga, Subaru comenzó lentamente a remangarla. La sensación de la tela ligeramente pegada era como la de quitar costras de sangre seca.
Conteniendo la respiración, Subaru continuó remangándose hasta el hombro.
Y entonces, al ver la cantidad considerable de sangre en su brazo izquierdo, exhaló.
 
Subaru:
 
Limpió la sangre roja oscura que cubría su brazo con los dedos, y examinó detenidamente las heridas que le estaban provocando dolor.
 
Allí, tal como había imaginado, había marcas de rasguños que parecían haber sido hechas por su propia mano derecha. Las dolorosas heridas que se extendían desde el interior de su codo hasta su antebrazo no eran simples heridas.
 
Eran letras.
Letras distorsionadas talladas en su carne con sus propias uñas.
Y decían lo siguiente: «Natsuki Subaru estuvo aquí».
 
Subaru: ¿Qué…?
 
Una exhalación apenas audible escapó involuntariamente de sus labios.
Intentando descartar la posibilidad de haberse equivocado, Subaru limpió la herida en su brazo izquierdo con los dedos. Frotó la herida una y otra vez, haciendo que la sangre que había cesado de fluir volviera a brotar, todo con el fin de confirmar.
 
Pero no había otra interpretación posible. Sin lugar a dudas, decía «Natsuki Subaru estuvo aquí». Estaba escrito en japonés con mala caligrafía y decían «Natsuki Subaru estuvo aquí».
Era bastante fácil de entender. Una afirmación personal extremadamente obvia. Al parecer, en ocasiones, los perpetradores dejaban evidencia en la escena del crimen para demostrar que fueron ellos quienes lo cometieron. Esto era lo mismo. Dejando su nombre atrás, dejando claro quién era el culpable del asesinato. Qué amable, qué ambición tan grande, qué manifestación de vanidad egoísta—
 
Subaru: ¡Tú… ¿QUÉ DIABLOS PASA CONTIGO!?
 
Enfrentándose a una realidad inaceptable, Subaru gritó desesperadamente con voz ronca. Agitó su brazo izquierdo inseparablemente unido, apartando su vista de él, tropezándose con sus pies y cayó.
Y entonces, sentado en el suelo, empezó a golpear una y otra vez su brazo izquierdo contra el piso mientras apretaba los dientes, tan fuerte, que la sangre goteaba de la comisura de su boca debido al dolor resonante en sus huesos.
 
Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, la realidad seguía igual. Y la herida en su brazo tampoco desapareció.
 
Subaru: ¡No estaba aquí! ¡Esta herida definitivamente no estaba aquí!
 
Sacudiendo la cabeza en negación, Subaru gimió en aquella habitación donde solo estaba el inmóvil cuerpo de Meili.
La herida en su brazo izquierdo latía dolorosamente, y era completamente nueva. No era una simple herida que había pasado desapercibida hasta ahora. Alguien había estrangulado a Meili y ella le había rasguñado en resistencia——no, no fue así.
 
—¡No, no fue así! Definitivamente no fue así. Es un error. Tiene que ser un error.
 
—Acéptalo de una vez. Date cuenta de una vez. Deberías saberlo. No fue otra persona. No fue causado por otra entidad; este crimen fue cometido por Natsuki Subaru.
 
—El «Natsuki Subaru» que no soy yo ha matado a Meili, y como si estuviera exhibiendo su logro, ha grabado una condecoración en mi brazo.
 
Subaru: Está volviéndome…
 
—Loco. Desquiciado. Parece que estoy perdiendo la cabeza.
 
——¿Era «Natsuki Subaru» el nombre de un monstruo incomprensible para él?
 
Subaru: …
 
Esta no era la primera vez que Subaru sentía una gran desconfianza hacia «Natsuki Subaru».
 
Todo seguía siendo un enigma; empezando desde los hechos extraños de anoche, «Natsuki Subaru» había estado repitiendo comportamientos claramente absurdos.
Cuando confrontó a Julius, se enteró de su relación secreta con Echidna y las maquinaciones entre ambos, lo cual arrinconó psicológicamente a Julius. Comparado con Subaru, que sólo tenía puntos de experiencia en regresar desde la tienda, «Natsuki Subaru» era claramente un ser distinto a él.
 
Realmente, sería mucho más fácil de aceptar que otro ser completamente diferente se hubiera apoderado del cuerpo de Subaru.
 
Subaru: Pero, no tiene sentido…
 
A pesar de lo incómodo que era, si se enfocaba en la herida de su brazo izquierdo, no podía negar sus sospechas.
Su propio nombre grabado en su brazo. Naturalmente, la caligrafía era completamente diferente a lo que lograría con un bolígrafo o una pluma, pero las peculiaridades en la forma de las letras eran difíciles de ocultar.
Específicamente, Subaru tenía una tendencia a curvar ligeramente la parte superior de las letras. A menos que uno hiciera un esfuerzo consciente para imitarlo, sería difícil lograr una coincidencia tan precisa.
 
En otras palabras, era indiscutible que la escritura de «Natsuki Subaru» compartía las mismas raíces que la escritura de Subaru.
Y tan pronto como llegó a esta conclusión, un hecho le quedó claro. Y era que…
 
Subaru: … Cuando perdí la consciencia, ¿«Natsuki Subaru» regresó?
 
—Y entonces, ¿ese «Natsuki Subaru», de alguna manera, mató a Meili en medio de una disputa, dejando esa verdad grabada en mi brazo, y luego se ocultó nuevamente en un rincón de mi mente?
 
Eso era lo único que él no lograba comprender en absoluto.
 
Subaru: ¿Por qué usas mi cuerpo cuando tú…? No, ¿qué soy? ¿Qué estás planeando? ¿Quién diablos eres?
 
Cubriéndose el rostro, Subaru murmuró con voz temblorosa.
En este mundo paralelo donde Subaru no tenía a dónde ir ni sabía quién era amigo y quién enemigo… finalmente Subaru tuvo que incluirse a sí mismo en la lista de sospechosos.
 
Subaru:
 
La angustia se apoderó de él, haciendo que sus pies temblaran y ni siquiera pudiera mantenerse en pie correctamente.
Sin embargo, Subaru intentó luchar contra esa sensación y exhaló un largo y profundo suspiro.
 
No podía mantener la calma. Su mente seguía en un estado de agitación.
Pero no iba a permitir que «Natsuki Subaru» lo manipulara y arrastrara sin entender nada más. No lo iba a tolerar.
Y por eso…
 
Subaru: ¿Quién eres?
 
Murmurando su odio hacia su oponente, a quien no podía mirar sin un espejo, Subaru clavó las uñas de su mano izquierda en su propio brazo derecho, sobre aquella piel grotesca que lo cubría.
 
Gotas de sangre roja aparecieron en la piel oscura, al mismo tiempo que la desgarraba.
 
 
 
――Es irónico que la sangre que fluye de esta piel oscura sea roja, pensó Subaru.