martes, 22 de septiembre de 2020

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Regulus Corneas


Traducción: Juanca Corrección y edición: Carlos (Primera corrección) Pretinaverse (Detallitos por aquí y por allá) ※ ※ ※ ※ ※


Imposibleimposibleimposibleimposible. ¿Qué demonios es esto? No lo entiendo. ¿Por qué tengo que pasar por esto? ¿Por quién me tomas? Yo soy Regulus Corneas, el Arzobispo del Pecado de la Codicia. ¡La existencia más satisfecha del mundo! ¡La más indiscutiblemente afirmada, una existencia sin aspectos vacilantes! Se supone que debería ser así, ¡¿por qué tengo que pasar por esto?! No te metas, esto no es una broma. Todos y cada uno de ellos, deben estar locos para aceptar semejantes sinsentidos como si fuera algo natural. Ese hombre, esa mujer y ese caballero también, intentan tomar ventaja sólo porque les mostré algo de misericordia. Si hubiera sido serio desde el principio podría haberlos hecho pedazos, pero ¿no están malinterpretando su propio poder? ¡Odio involucrarme con los demás porque pueden causar malentendidos tan descaradamente que, desde mi punto de vista, son hilarantemente erróneos! Escorias odiosas, molestas, irritantes, exasperantes, sucias y antiestéticas. Siempre me ha ido bien, durante años, décadas, siglos, así durante todo este tiempo, he servido fielmente como Arzobispo del Pecado más que nadie. Cuando fui elegido por primera vez como Arzobispo del Pecado y recibí este Gen de Bruja, los maté a todos: al padre que a pesar de sus pobres ingresos estaba plagado de malos hábitos de bebida, a la madre que parloteaba sin cesar quejándose día y noche, y a los codiciosos hermanos que solían mirar con voracidad la porción que por derecho me pertenecía. Los maté a todos: los aldeanos que me miraban como si fuera un idiota también, la gente del pueblo que me empujó a mí y a mi casa a esa aldea sin esperanza, y también a los jefes ineptos del país que descuidadamente abandonaron el pueblo y la aldea a ese estado. ¡Los despedacé a todos! Y cuando por fin terminé con ellos, ¡finalmente me di cuenta de una manera en que podía vivir! No necesito nada. Todo es simplemente molesto. Ya estoy satisfecho. No es que no lo tuviera, es que no lo necesitaba. A diferencia de la escoria intrusa, nunca he necesitado nada. Por eso, ¿acaso darme algo no significaba que, desde tu punto de vista, me mirabas y pensabas que era una lamentable existencia incompleta? Todo el que quiera imponerme cosas innecesarias debe ser asesinado, así que sólo aquellos que me dejen satisfecho deben ser permitidos en este mundo. No importa quién, sólo hablando de sus tonterías egoístas, esas mierdas. ¿Quién tiene derecho a compadecerse de mí? ¿Quién tiene el derecho de compadecerme y llevarme a la desesperación? Como si yo les dejara. No necesito nada y tampoco pedí nada. Un padre que a pesar de sus pobres ingresos estaba plagado de malos hábitos de bebida y aun así ocasionalmente me compra regalos, es una escoria que es mejor que muera. Una madre que parloteaba sin cesar quejándose día y noche mientras decía cosas obvias como «disculpa por haberte molestado» es escoria que es mejor que muera. Los hermanos codiciosos que, a pesar de mirar vorazmente la porción que por derecho me pertenecía, solían darme una parte de su bollo cuando mi comida se derramaba, son escoria que es mejor que muera. Dejen de ser mierdas, siendo arbitrariamente amables conmigo. Ser amable significa que piensas que eres mejor que yo, que me estás mirando por encima del hombro. Es natural odiar a alguien que mira con desprecio a los demás, especialmente a alguien que desprecia a la familia. Es natural que estén muertos. No es culpa mía. No he hecho nada malo. Es culpa de ellos, me dan lástima, me tratan como si fuera patético, y me dejan solo. Que los demás también saboreen lo que es que te hagan sentir como la persona más inútil del mundo. A mi alrededor sólo deberían estar aquellos que no me compadecen. Aquellos que me compadecen deberían desaparecer del mundo. Escucho risas. Me estás mirando, ¿verdad? Me miraste y te reíste, ¿verdad? ¿Qué hay de gracioso en mí? ¿Qué viste en mí que te hizo reír? Todos ellos riendo y riendo. Un grupo de escorias impotentes a los que sólo se les da bien hablar. ¿Por qué mi corazón tiene que romperse tanto por culpa de ellos? ¡No te interpongas en mi camino, no me obstruyas, no me compadezcas, no soy el que da lástima, eres tú el indefenso e ignorante pero aun así con Codicia! Tienes que arrastrarte durante toda tu vida sólo para satisfacer tu yo incompleto, ¡tú eres la lamentable codicia! Soy diferente, no soy así, no quiero nada. El yo sin deseos es mejor que vuestros yos incompletos. No me compadezcas. La verdad es que estás celoso de mí, envidioso de mí, me admiras y porque no puedes llegar a mí, sólo estás hablando de más. Es cierto que debe ser cierto, es obvio que es cierto. Espera, espera, sólo espera. Sólo detente. No me mires, no digas mi nombre, no hables de mí. Bueno o malo, sólo detente, no me prestes atención, ignórame y déjame en paz. Aunque una existencia completa tiene un corazón que no debería poder ser pisoteado, ¿cómo es que gente como tú insiste tanto en interactuar conmigo? No puedo comprenderlo en lo más mínimo. Tanto tú como yo somos personas diferentes. Incluso pensar en obtener una ganancia tomando riesgos, no importa cómo lo pienses, nunca podría ser razonable, siempre sería un error. Estás mal de la cabeza. Cálmate y piensa en ello y deberías ser capaz de entenderlo. Todos los humanos, excepto yo, están flotando en una fiebre. Preguntar a los demás, ese hecho de que sea comprensible no tiene sentido, es inútil e irresponsable, debería ser fácil de entender. Es una fantasía tuya que llamas amor, amor es amistad y confiar en la tontería de que las actividades reproductivas en sí mismas son los actos más repugnantes. No entiendo lo que significa. ¿Por qué estás haciendo esto? Ya sea por ser una madre o un niño, aunque forme una familia, aunque lo esté adornado con tales palabras, será diferente de mí, si esa cosa muere o no, ¿qué tiene que ver conmigo? Si siguen viviendo cuando muera, estaré acabado. Si están muertos mientras yo vivo sólo significaría que yo perduraré. El amor y el afecto sólo hacen que la gente no pueda ser independiente. Una persona es independiente en primer lugar. Por preocupación por los que operan bajo tales ilusiones, ser despreciado por los demás es una tontería y por eso encontré compañía reuniendo mujeres de buen aspecto, y para no ser traicionado pido sólo vírgenes, ¿qué más quieres de mí? No digas algo tan egoísta. Me estás molestando hasta este punto, pero sigues preguntando si puedes molestarme aún más. ¡Pensar que has llegado a este punto…! ¡Pensar que tus pensamientos pueden ser tan retorcidos…! ¿Todavía me lanzas demandas? ¿Qué tengo que hacer para que no me compadezcan? ¡La persona más lamentable del mundo! ¡Es imposible justificar nada de lo que dice una dama plagada de tan vulgar codicia que quiere conectar con alguien que le gusta!


    

 

Regulus: ¡¡Ra-ah!!

 

Más y más alto, junto con el viento, el cuerpo de Regulus se elevó hacia el cielo nocturno.

En el instante en que su axila fue golpeada, Regulus activó su Corazón de León y detuvo sus latidos para entrar en un estado de invencibilidad. Como resultado, aunque el daño del golpe había sido contrarrestado—

 

Regulus: ¡Gugub—!

 

Regulus jadeaba y gemía mientras su visión se nublaba por el dolor.

La detención del tiempo de Regulus, junto con su corazón, podían durar cinco segundos como máximo.

Aunque durante este período podía entregarle el Corazón de León a una esposa sin problemas, ir más lejos significaba que el cuerpo de Regulus sería incapaz de recuperarse.

Además, una vez que el Corazón de León fue rescindido, el dolor siempre presente por el repentino bombeo de un corazón detenido se volvió ineludible. No había sentido nada parecido a dolor o sufrimiento en más de cien años.

 

Regulus: Tiene que ser… una broma.

 

Escupiendo odio como si fuera sangre, Regulus ya no podía hablar de manera comprensible. Su cuerpo en el aire era incapaz de salirse de la órbita en la que estaba, infundido con quién sabe cuánto impulso, alcanzando una altura que le ofrecía una vista hermosa de la ciudad de Priestella.

 

Priestella, la Ciudad de las Compuertas——allí, al ver el escrito del Evangelio diciendo que el puesto vacante de esposa podía ser ocupado, no pudo más que sentirse muy afortunado de todo corazón.

 

Regulus: ¡¡Qué… giro de los acontecimientos tan estúpidoooooo!!

 

Perder a esas esposas que había recolectado con tanto trabajo… Incluso mi estatus como Codicia se ha visto afectado, un maldito niño cuyo único talento está en su sucia boca me ha insultado, y una mujer vergonzosa que acaba de conocerme me ha compadecido.

Qué vergüenza. Nunca he pasado semejante humillación. ¿Acaso no me había convertido en arzobispo precisamente porque no quería tener nunca un sentimiento tan desagradable? Se suponía que yo no sería expuesto a esta clase de situación.

 

Regulus: ¡Basta, basta, basta—!

 

No pienses en ser misericordioso. Se acabó ser indulgente. Me da igual ese inhumano Santo de la Espada o que un oponente haya descubierto cómo funciona mi Corazón de León.

 

Mientras pudiera detener su corazón por cinco segundos, Regulus podría matarlos tantas veces como quisiera. Se había contenido hasta ahora porque no quería ver rostros desesperados ni oír gritos de dolor.

 

Usando el efecto del Corazón de León de crear un estado de invencibilidad, Regulus podía ignorar cada ley física en el mundo si así lo deseaba. Alcanzar velocidades que podrían superar al viento, en ese momento que desafiaba a la lógica, con un poder tan abrumador que los habitantes de este mundo no podrían concebir, los convertiría en cadáveres.

Si usara la autoridad de la Codicia para llegar más alto en el cielo, sería bastante fácil matarlos esparciendo arena en la ciudad. Aunque los demás Arzobispos del Pecado también se encontraban en la ciudad, no podía importarle menos si vivían o morían. En este momento, deshacerse de su propia humillación era la prioridad. Llenaría de terror los rostros de esos idiotas que se jactaban de su victoria.

Una vez que ese inútil impulso llegara a su fin, su caída a la tierra significaría la muerte de aquellos chicos. Antes de que eso ocurriera, en el mejor de los casos podían estar emocionados por una victoria superficial…

 

Regulus: —¿¡Agh!?

 

Regulus, que continuamente recitaba palabras de odio, gritó cuando un ataque golpeó su espalda.

Mirando desde lejos se determinaría que el impulso ascendente de Regulus se había detenido repentinamente, quedando clavado en el aire. Como si algo de los cielos lo hubiera pisado para dejarlo en su lugar.

 

Reinhard: Si este fuera un duelo normal, envainaría mi espada una vez que mi oponente perdiera su voluntad de luchar.

 

El dueño de la voz se subió a la espalda de Regulus en el aire mientras hablaba con tranquilidad.

Regulus comprendió al instante qué se había posado en su espalda. Temblando al darse cuenta de esto, fue consciente de lo alto que estaba en ese momento.

 

¿Cómo se las arregló para llegar más rápido que Regulus?

 

Reinhard: Aunque no tengo intención de presumir, tengo bastante confianza en mi capacidad de salto. Una vez incluso salté desde el suelo para aterrizar en la parte trasera de un dragón en pleno vuelo.

 

Regulus: ¡Mal—dito monstruo!

 

Reinhard: En efecto. Soy un monstruo que caza monstruos. —A ti también te llegó el momento de aceptar tu destino.

 

Los pies de Reinhard se levantaron de su espalda.

Tan pronto como el sonido de su voz se detuvo, Regulus sintió un espíritu de lucha. Aunque Regulus se había enfrentado con oponentes fuertes a lo largo de su vida, no había aprendido nada.

Incluso la parte de él que era así había saludado a esos poderosos oponentes que habían salido a enfrentarlo como si no fuera la gran cosa, y su memoria consciente era limitada. Confiando en esta memoria, Regulus trató de reaccionar.

 

Corazón de León se activó en el mismo instante en que recibió un ataque.

 

Regulus: ¡OAAAAAAA!

 

Hacia el centro de la espalda de Regulus, Reinhard movió su mano como si se tratara de una cuchilla.

Regulus recibió un ataque aún más penetrante de lo que una cuchilla real le haría, pero recibió el impacto con su invencibilidad, y se precipitó hacia abajo con un solo movimiento.

 

Cayendo rápidamente, Regulus se estrelló contra el suelo. Sin embargo, el efecto de Corazón de León persistió, y su cuerpo siguió enterrándose en la tierra como si ésta lo engullera.

El cuerpo de Regulus penetró el pavimento en línea recta, atravesando una sólida lámina de roca al perforar la tierra. Mientras seguía abriéndose paso entre la tierra, Regulus se dio cuenta de repente.

 

Si este impulso se dejaba intacto, su cuerpo caería en picado hasta el nivel más bajo de la tierra. Nunca antes había considerado si había o no un nivel más bajo, pero la tierra de este mundo no podía ser infinita. Rodeada como estaba por la Gran Cascada, al final de ella estaría el lugar al que fluían aquellas cataratas.

Si seguía cayendo así, ¿llegaría a ese lugar?

 

Regulus: ¿Cómo podría tolerar algo así——¡Gh!?

 

Literalmente, el desmesurado horror había hecho que Regulus contuviera la respiración, llevando su corazón al límite.

Habían pasado cinco segundos. Las sirenas en su mente comenzaron a sonar, mientras Regulus se encontraba confundido con su pensamiento. Detener su corazón sin usar una esposa por más de cinco segundos no era factible. Posiblemente podía mantenerlo como máximo diez segundos. Y aunque pudiera extenderlo, sólo conseguiría llegar más abajo.

Pero ¿qué pasaría si desactivara su habilidad mientras atravesaba el suelo?

 

—No hay tiempo para preocuparse por eso. Ya fuese un paro cardíaco, muerte cerebral o cualquier cosa, la estupidez debe tener un límite.

 

Regulus: ¡¡UUuuuUuuuu!!

 

Apretando los dientes, preparado para para el shock que estaba a punto de recibir, Regulus fortaleció su determinación.

Al oír el sonido de su corazón que exigía volver a latir, Regulus levantó el efecto de Corazón de León, dejó ir su invencibilidad, y las leyes de la física volvieron a aplicarse—

 

Regulus: ¡Bu, ue—!

 

Todo su cuerpo, todos sus huesos, destrozados.

El cuerpo de Regulus fue golpeado sin piedad en el momento del impacto.

Eso era algo natural. El cuerpo de Regulus había golpeado el suelo con una velocidad mucho mayor a la de la caída libre, y el impulso continuó perforando la tierra sin desacelerar. La razón por la que su cuerpo no se había roto en todas las direcciones posibles era que no había espacio para que se dispersara bajo tierra.

Sin embargo, aunque no podía esparcirse horizontalmente, verticalmente era otra historia.

 

Regulus: A—ag

 

Junto a una voz vacía, las lágrimas de sangre fluyeron de los ojos arruinados de Regulus. El impacto penetró a través de su cuerpo, dejándolo completamente destruido.

Decir que el daño no se limitaba a un cuerpo destrozado no era exagerar, incluso los órganos de su estómago se habían torcido. El pelo blanco, anteriormente impecable, estaba cubierto de sangre y barro, y la parte inferior de su abdomen incontinente había perdido su función y liberado a su suerte los desechos.

 

Sólo quedaba un trozo de carne sin forma humana.

Y lo más sorprendente era que esa bola de carne aún se aferraba a la vida.

 

Regulus: Ogaaa

 

Persistencia sin igual en aferrarse a la vida——o, más bien, una persistencia convertida en rencor.

No se trataba de un simple apego a la vida. Lo único que quedaba era rencor contra los de arriba que permanecían vivos. Incluso en tal condición, todavía podía verse esa vanidad vacía.

 

—Si yo hubiera ido en serio, cabrones, no habrían tenido ni una oportunidad.

 

Regulus: Eg—uu…

 

Sin embargo, esa determinación no debía ser manchada.

Habiendo agotado toda una vida en busca de un ser al que no compadecieran, un mal cuya raíz seguía intacta después de sufrir más de un siglo de ataques y palizas, tomando las decisiones más adecuadas para su propia supervivencia.

 

Desgraciadamente, al usar repetidamente su Corazón de León en ráfagas cortas, Regulus cavó en la tierra. Si entraba en un estado de invencibilidad, sus heridas se volvían insignificantes. En ausencia de dolor, incluso podía ejercitar su cuerpo herido sin sufrir daño. Con sus manos vacías, Regulus cavó incesantemente en la tierra.

 

Su cuerpo había sido enterrado cabeza abajo, y lo ajustó cavando en círculo. Ahora que su cabeza estaba boca arriba, sólo necesitaba abrirse camino lentamente hacia la superficie.

 

Cuando lo logre, seguramente veré a esos gusanos satisfechos celebrando mi derrota.

—Imperdonable. Nunca lo perdonaré.

 

Ser despreciado y compadecido es insoportable. Naturalmente, esas heridas son inadmisibles en vida, y ni siquiera en la muerte podían ser toleradas. Ah, claro; únicamente tengo que actuar sin vacilación. Si me deshiciera de quienes me han visto y los que no, nadie volvería a molestarme. Ojalá lo hubiera hecho desde el principio. Esta vez no cometeré el mismo error. Volveré a la superficie, mataré a esos tres y acabaré con todo de una vez.

 

Regulus: …

 

Incapaz de emitir sonidos, Regulus convirtió su odio en fuerza y continuó cavando en el suelo.

 

Cuando salga a la superficie, me aseguraré de disfrutar la mirada horrorizada de esos tipos mientras suplican por sus vidas. Especialmente la mujer que lo había despreciado continuamente; me burlaré de ella en igual medida. Se suponía que debía hacer el papel de la esposa número 79. Hablando de eso, la mujer que originalmente se suponía que debía ocupar ese puesto era esa mujer elfa que vivía en el bosque, donde también había estado el odioso Petelgeuse—

 

……

…………

…………………

 

Ahhh. Aaaaah. Aaaaaahhh.

 

Lo recuerdo. Ahora, lo recuerdo.

¡Esa mujer! Era esa mujer. No, ¡ella era una niña en ese entonces!

 

¡Esa pequeña mocosa que lloraba y gritaba sin parar cuando fui a buscar la número 79!

¡La pequeña mocosa de aquel entonces se ha convertido en la mujer de hoy!

Ahora entiendo por qué me apeteció ocupar la vacante con ella en el instante en que la vi. Claro. Era natural que ella tomara esta posición, sirviendo como sustituta de su madre.

 

Era la mocosa de número 79, quien me despreciaba, y ese idiota de Petelgeuse. ¿Por qué no me había dado cuenta antes? No, menos mal que me he dado cuenta ahora. Si los hubiera matado sin darme cuenta, no lo hubiera disfrutado tanto.

Precisamente porque ahora me he dado cuenta claramente de sus pecados, ¿hay valor en matarlos? ¿Sentiré el logro de vengar mi humillación? ¿Experimentaré ese sentimiento largamente perdido de cumplir un deseo?

 

Mírame mancharla, número 79. Mira cómo la tomo, Petelgeuse.

La que todos ustedes apreciaron, la que se atrevió a compadecerme, esa chica.

 

Regulus: Ah, juju.

 

Regulus estaba tan emocionado que un impulso surgió de lo profundo de su garganta.

Sonrió con la boca desdentada y los labios agrietados. Surgió una esperanza de supervivencia.

Sintiendo alegría ante la idea de brutalizar a aquellos que se atrevieron a insultarlo.

 

Subió, subió, subió, y entonces…

 

Regulus: ¿——?

 

Habiendo estado subiendo hasta ahora, Regulus de repente sintió que las puntas de sus dedos entraban en contacto con algo. Retiró la mano derecha —que ahora tenía los dedos en posiciones totalmente antinaturales— y con un ojo ciego trató de echar un vistazo. Su figura, ensangrentada y embarrada estaba ligeramente mojada por algo que no era sangre.

Trató de lamerlo. Aunque se encontraba impregnada del sabor amargo del barro, parecía ser agua.

 

—Agua. Es agua.

 

Después de entender que era agua, Regulus sintió inmediatamente una sed que le secó la garganta. Una gota no era suficiente. Quería aliviar su garganta, llenar su estómago. El efecto del Corazón de León había sido interrumpido, y el cuerpo de Regulus había vuelto a fluir con el tiempo, finalmente tuvo la oportunidad de ingerir de nuevo después de un siglo.

Por ahora, el agua era suficiente. Tenía un sabor sublime. Como él pensaba, como si de acuerdo con sus deseos, el agua gorgoteaba mientras caía por encima de la cabeza.

 

Bebió a sorbos esa agua ligeramente turbia. Aunque se le hubieran caído todos los dientes, su lengua hubiera sido destrozada y su sangre brotara sin cesar, esta agua tenía un sabor asombroso. Qué satisfactoria. Tenía esa sensación.

 

—El flujo de agua que entraba creció de repente, y el cuerpo de Regulus volvió a caer al fondo.

 

Regulus: ¿Aa——uu——oAH?

 

Fluyó hacia abajo. Fluyendo hacia adentro. En esta tierra sin ningún lugar hacia el cual correr, el agua se precipitó gradualmente.

Esto era el subsuelo, sin ningún espacio extraño. En un abrir y cerrar de ojos, el cuerpo de Regulus se hundió en el agua, donde perdió su libertad de movimiento.

 

—Tal vez hasta ese momento, Regulus aún no había entendido lo que estaba pasando.

 

Esa agua provenía de arriba, de los canales de agua de Priestella.

Debido al ataque de Reinhard, Regulus se había estrellado contra la calle y el suelo. El agua del canal que él mismo había destruido inundó los alrededores y ahora se estaba colando dentro del túnel subterráneo que había hecho con su cuerpo, fluyendo hacia Regulus sin pausa y sumergiendo al villano por completo.

Como si expresara la furia por la destrucción del paisaje urbano, de la ciudad y sus habitantes.

 

Regulus: Glo——foah——

 

Naturalmente, Regulus, que estaba ocupado ahogándose en ese momento, no se dio cuenta.

Atrapado en el suelo, Regulus entró en pánico por la presión del agua que le llegaba directamente a los pulmones, y comenzó a luchar con desesperación. Sin embargo, no tenía espacio para hacerlo dentro de la tierra. Lo único que podía hacer era acurrucarse en el lodo y protegerse con su Corazón de León.

 

Cuando su Corazón de León estaba activo, podía respirar libremente. Lo mismo ocurría con el dolor de su carne destruida.

Sin embargo, sólo podía mantener su Corazón de León por cinco segundos. Una vez que sintiera que su corazón llegaba a su límite, el miedo a la muerte haría que Regulus liberara el efecto y fuera arrastrado al infierno una vez más.

 

La muerte que se cernía sobre él se alternaba.

Era incapaz de elegir una de las dos. Era incapaz de descartar una de las dos. Sin embargo, Regulus no tenía más opción que aguantar. Lo único que podía hacer era resentirse por esa situación irrazonable.

 

El límite de tiempo se estaba agotando.

Aunque pudiera usar su Corazón de León repetidamente, no era así con la respiración. Y para reutilizar su Corazón de León, tendría que esperar varios segundos.

 

Fallo cardíaco.

Ahogamiento.

Fallo cardíaco.

Ahogamiento.

Fallo cardíaco——.

Ahogamiento——.

 

El dolor y el sufrimiento continuaban como si no tuvieran fin.

Regulus abrió la boca. El agua y el barro se introdujeron juntos en su boca abierta. Ante ese constante abuso de sus pulmones y órganos internos, Regulus gritó. Con una voz que no podía emitir sonido, continuó gritando.

 

No hubo respuesta. No había nadie a su alrededor.

Aun así, continuó gritando. Sus aullidos emanaban odio, un odio con esperanza de que la humanidad muriera.

 

Después de su muerte, le rogó a la risa burlona que se fuera.

A esa chica que se regocijaba por vengar a su madre y a Petelgeuse también les rogaría que se fueran.

El mero hecho de pensar en cómo esa chica se emocionaría y se volvería radiante de alegría por la muerte de Regulus le resultaba vomitivo.

Consumar el objetivo de una vida —la motivación para seguir viviendo— ciertamente traería alegría.

Su existencia, impulsada por la muerte de Regulus, emitiendo un resplandor… decir que ese significado era desconocido no sería un error.

 

El mero hecho de pensar que esa chica estará satisfecha con semejante alegría irrazonable debido a algo tan incorrecto e inesperado como esto, me resulta insoportable.

Mi muerte tendrá un impacto enorme en el corazón de la chica——a.

 

    

 

Regulus Corneas se estrelló contra la calle adoquinada y se hundió en la tierra.

El agua de la Ciudad de las Compuertas fluyó cuantiosamente hacia la tumba cavada por el cuerpo del villano. Se desconocía la profundidad a la que se había hundido el villano. Sin embargo, considerando los límites de su autoridad, era imposible que se hubiera estrellado hasta el otro lado del mundo.

 

Seguramente, el efecto se había agotado en algún lugar bajo tierra, y había sido aplastado por el impulso. Incluso si, de alguna manera, no hubiera sido aplastado, el agua que cayó sobre él nunca permitiría que el villano escapara.

El villano que satisfacía su poderosa autoridad finalmente se había ahogado como tributo a la ciudad que había destruido.

 

Subaru: …Emilia-tan, pareces triste.

 

Emilia se quedó inmóvil observando el orificio donde Regulus se hundió. Viendo un atisbo de luto en su rostro, Subaru habló en respuesta.

Para ese villano, no debería haber ni una pizca de simpatía. Se suponía que Emilia compartía ese sentimiento, y no sentirse mal por su muerte subterránea debería haber sido lo correcto…

 

Subaru: Aunque la amabilidad de Emilia-tan es maravillosa, no creo que deba desperdiciarse en él. Realmente existe semejante tipo sin remedio.

 

Emilia: …Gracias por preocuparte por mí. Pero no es eso. No es así.

 

Subaru: ¿No?

 

Emilia negó con la cabeza suavemente ante el preocupado Subaru.

Luego se quedó en silencio durante un largo rato mientras bajaba los ojos, de los que colgaban largas pestañas…

 

Emilia: Regulus parecía… Cuando lo vi por primera vez, sentí que lo había conocido en algún lugar antes.

 

Subaru: ¿Así que éste no era su primer encuentro? Entonces… ¿cuándo?

 

Emilia: Eso… no lo recuerdo.

 

Ante la pregunta de Subaru, ladeó la cabeza en señal de duda.

Milagrosamente, esto coincidió con el momento exacto en el que Regulus gritó enterrado.

 

Con una voz que no pudo ser escuchada, el villano gritó para que Emilia no se alegrara por su muerte.

La muerte de su madre y la locura de su benefactor estaban estrechamente relacionadas. Para una niña, aquello debió ser un punto de inflexión que jamás podría olvidar, y no quería que ella encontrara satisfacción en su muerte.

 

Tal era el último deseo del villano, quien no tenía forma de llegar a la superficie.

 

Emilia: —Regulus, ¿dónde me conociste?

 

Regulus Corneas no había dejado ninguna impresión en Emilia.

De esa forma tan irónica, ese hecho se había vuelto una realidad.