lunes, 21 de septiembre de 2020

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El Dios de la Batalla y el desafiante


Traducción: Kolo Corrección y edición: Robert (Primera corrección) Carlos (Segunda corrección) Pretinaverse (Detallitos por aquí y por allá)

※ ※ ※ ※ ※


Las leyendas del Dios de la Batalla —Kurgan— eran ampliamente conocidas en el Imperio de Vollachia.

 

En dicho imperio, siempre y cuando uno tuviera la habilidad, las circunstancias de su nacimiento no importaban.

A diferencia de Lugnica, donde los demihumanos siguen siendo discriminados, y el Reino Sagrado de Gusteko, que no admitía extranjeros, Vollachia asumía un sistema que no consideraba la sangre o apariencia de los individuos, de un modo similar al sistema de Kararagi.

 

Por lo tanto, entre los cuatro países más grandes, Vollachia era considerado como el mejor país para que un humano, que no sea de sangre pura, viva.

 

Pero, por otro lado, la dura meritocracia del más apto implicaba que habría severas represiones y opresiones contra aquellos carentes de poder o sabiduría. Por supuesto, las evaluaciones personales y evaluaciones raciales serían diferentes.

En particular, el Clan de Múltiples Brazos, era una raza que ha deambulado por muchos años, como una raza nómada, la cual nunca se ha quedado en una misma tierra durante muchos años. La apariencia de este clan era como su nombre indicaba, y su adaptabilidad para usar magia como demihumanos era excepcionalmente baja. En términos de raza, no podía considerarse otra cosa más que inferior.

El número total de individuos del clan no era grande. Si alguna vez una disputa se desencadenara, preferirían migrar y reubicarse antes que pelear por proteger su tierra.


Era inevitable que semejante raza, echada de tantos lugares, viniera a Vollachia, donde hubiera sido natural que fueran tragados por el imperio de sangre de hierro y se enfrentaran al declive.

 

— En este mundo meritocrático, un hombre de nombre Kurgan gritó «No».

 

A pesar de que las características del Clan de Múltiples Brazos era tener más de los dos brazos que los humanos tenían, ese número variaba de persona a persona. La mayoría tenía cuatro o cinco brazos, y por eso Kurgan era considerado peculiar al tener ocho.

 

Cuando el señor feudal local reclamó la tierra, el joven Kurgan se rehusó y agitó sus ocho brazos para mandar al mensajero de vuelta. Entonces, alentando a sus temblorosos hermanos, derrotaron al ejército privado del señor feudal, una y otra vez, y luego atacó la mansión de dicho señor feudal.

Aunque el barbárico ataque había asustado al señor feudal, Kurgan no ofreció una solución violenta.

 

Dijo que su gente y él habían demostrado el poder del clan, y aceptó un puesto en el ejército privado del señor feudal. Tras eso, a través de múltiples batallas, el nombre de Kurgan de los «Ocho Brazos» pasó a ser una leyenda en el Imperio de Vollachia.

 

Garfiel: …

 

Su cuerpo entero estaba sumergido en agua fría, y aún podía divisar la ondulante luna a través del agua sobre su cabeza.

 

El hueso que solía soportar su ojo derecho estaba roto, y el glóbulo ocular dentro de la cuenca parecía estar a punto de salirse tras su parpado cerrado. Inmediatamente, usó su mano izquierda para ayudar al tratamiento mágico y efectuar una curación mínima.

Su ojo izquierdo miró alrededor, contemplando el fluyente sedimento rojo a lo largo del agua, su cuerpo arqueándose hacia atrás y hacia arriba, hasta que finalmente alcanzó el fondo del canal de agua.

 

Garfiel: …

 

Obviamente, él yacía tendido y sumergido en el agua, pero no podía sentir nada de la gélida frialdad de ésta.

Liberado de la pesada carga de la gravedad, lentamente puso fuerza en sus brazos y piernas, en este mundo carente de peso.

 

Ojalá liberar el yugo del corazón fuera tan simple como remover el yugo del cuerpo.

 

En este momento, su corazón estaba sumergido en la oscuridad.

 

O simplemente podría seguir hundiéndome así —un pensamiento que no estaba ausente de su corazón. Sin embargo, el respirar se iba haciendo cada vez más doloroso, y pronto no sería capaz de ver nada en la oscuridad.

 

La chica de pelo rosa, la chica gato de pelaje anaranjado y el chico de pelo negro emergieron y encendieron su anegado corazón.

 

Quizá era una flama que desaparecería inmediatamente. Antes, ese había sido precisamente el caso, incluso la fachada de pretender ser valiente había sido completamente destruida, lo cual lo demostraba. Aun así, sin importar qué—

 

Esa no es 'xcusa para 'star aquí sumergido por siempre.

 

Garfiel: ¡Fwah!

 

Estirándose para enderezar su espalda y pateando fuertemente el fondo del canal de agua, se impulsó hacia arriba. Cuando su cabeza emergió del agua, Garfiel la agitó con fuerzas.

La visión de su ojo derecho aún estaba obstruida, y los persistentes golpes habían generado un incesante y persistente zumbido en su cabeza. Las náuseas, como la sangre que fluía, permanecían por todo el cuerpo, y la incomodidad de los dientes que le faltaban afectaba la sensación de su boca.

 

Garfiel: Maldita sea…

 

Agarrando el borde del canal de agua para impulsarse a sí mismo arriba, como una bestia salvaje, sacudiendo todo su cuerpo para secarse, Garfiel echó un vistazo a su alrededor.

Previamente, Garfiel había sido arrojado al canal de agua.

 

Nada había cambiado, el Dios de la Batalla seguía manteniéndose en su lugar.

La posición de la desenvainada Cuchilla Demoníaca era la misma, y su espíritu de lucha tampoco había variado ni un ápice; quedando claro que el ataque de Garfiel había fracasado.

 

Kurgan: …

 

Mirando al silencioso Dios de la Batalla, Garfiel comenzó a pensar.

Después de todo, la necesidad de que Garfiel peleara aquí contra Kurgan era, de hecho, escasa. El papel que Garfiel esperaba cumplir era detener el ataque sorpresa que probablemente Lujuria iba a ejecutar sobre el Ayuntamiento. Aunque se enfrentara a Kurgan aquí, no estaría salvando el Ayuntamiento, donde ahora sólo debería haber no combatientes.

A simple vista, todo le indicaba a Garfiel que había que evitar pelear contra Kurgan aquí.

 

Garfiel: Pero… él no me dejaría ‘scapar.

 

Un cuerpo tan grande que cualquiera tendría que mirar hacia arriba para verlo completamente, y una abrumadora masa muscular. Aunque no lucía muy ágil, si tratara de huir, no podía imaginarse siendo capaz de escapar del alcance de esas espadas.

 

Desde el primer instante que este Dios de la Batalla apareció frente a él, Garfiel se vio incapaz de escapar.

Ahora, sólo había dos opciones que Garfiel podía tomar: pelear y morir, o morir sin pelear.

 

Garfiel: Idiota… ¡No es el momento de pensar en eso!

 

Cuando esos pensamientos pesimistas pasaron por su cabeza, Garfiel rechinó los dientes para alejarlos. Los colmillos que habían sido urgentemente regenerados tras perderlos, estaban teñidos con dolor, pero ese dolor hizo retroceder esos pensamientos negativos.

 

Cualquier sentimiento de pérdida inminente, del presagio de la derrota, sería aplastado.

Las palabras de autosatisfacción para justificar su derrota eran innecesarias.

 

¡Gana, gana, gana, gana, gana, gana!

 

¡Gana, demuestra tu propia valía!

 

Garfiel: ¡UUUUAAAAAAAAHHH!

 

Rugiendo vigorosamente, desprendiéndose de cualquier debilidad, Garfiel una vez más corrió hacia delante. En el asalto anterior, el golpe en el cual había puesto toda su fuerza había sido bloqueado.

Sin embargo, si su peso no era suficiente, podía usar la velocidad para enfrentarlo.

Usando garras, usando dientes, abriendo, desgarrando, mordiendo, despedazando.

 

Kurgan: …

 

El silencioso Dios de la Batalla recibió al apresurado Garfiel.

Un golpe de una Cuchilla Demoníaca venía desde su hombro.

La penetración era baja para llamarlo corte, pero era demasiado afilado para ser un golpe. Esta combinación de juego de espadas y fuerza que aplastaba a sus oponentes solamente pertenecía a Kurgan.

 

La repentina hoja de la Cuchilla Demoníaca que se aproximaba, pasó sobre la nuca de Garfiel, mientras éste se inclinaba hacia delante. Tras ese esquive por tan poco margen, los pensamientos de Garfiel corrieron a toda velocidad.

 

Garfiel debería ser capaz de escapar con un amplio margen ante un sólo un ataque. La velocidad de su pequeño y ágil cuerpo era muy diferente a la velocidad de ese enorme cuerpo con sus igualmente enormes brazos y armas.

Tras evadir el enorme ataque de Kurgan, atacarlo con una patada para despedazarlo con sus garras sería muy fácil. O más bien, debería haberlo sido.

 

Garfiel: —Guu.

 

Sin embargo, Garfiel se vio forzado a esquivar, pese a su ferviente deseo de asestar un golpe. Uno de los brazos laterales gigantes de Kurgan barrió hacia arriba, amenazando con mandarlo a volar si golpeaba su barbilla.

Esto fue tan inesperado ——no, el sentido del equilibrio era simplemente diferente.

 

Kurgan, nacido en el Clan de Múltiples Brazos, había movido y entrenado sus ocho brazos incesantemente para encontrar un estilo que se ajustara a su cuerpo.

Terroríficas técnicas bruñidas de su carne, las cuales eran completamente diferentes de lo que Garfiel entendía acerca de ejercitar cuatro extremidades.

 

Justo después de su ataque, el sentido común indicaba que su cuerpo quedaría expuesto, y las aperturas serían reveladas.

Si una mano estaba siendo usada únicamente para defensa, entonces el espacio restante podría ser usado para apuntar al punto ciego del oponente.

Pero, aunque pudiera bloquear el golpe mortal de un brazo, aún tendría que lidiar con los siete restantes.

 

Si no podía manejar todo eso, sólo le esperaba un único final de muerte.

 

Garfiel: ¡Ngh, ¡gaaaah!!

 

En frente del tembloroso Garfiel, los brazos del Dios de la Batalla parecían ser suficientes como para agitar al mundo.

Las rugientes Cuchillas Demoníacas atacaron desde todas direcciones, aplastando el cuerpo de su oponente con una fuerza violenta.

 

—Bloqueando un golpe con su escudo.

—Inclinándose para esquivar otro.

—Lanzándose hacia atrás para reducir el impacto del siguiente.

—Girando para evadir otro.

—Desviando uno con toda la fuerza de su cuerpo.

—Dejando al siguiente destruir su hombro para evitar una herida fatal.

—Desviando uno con su brazo convertido en bestia.

—Recibiendo un golpe que lo hizo caer sobre el adoquinado.

 

Garfiel: Uwa, huu.

 

——Ocho brazos.

 

Justo ahora, Garfiel se había lanzado totalmente contra Kurgan, y sólo había sobrevivido a duras penas el contraataque que siguió.

Semejante ataque tenía la mortalidad de una tormenta; y, aun así, para Kurgan, simplemente estaba agitando por sólo una vez cada uno de sus brazos.

 

Si esto era lo que significaba ser un Dios de la Batalla, si la pelea continuaba, Garfiel sería aniquilado tarde o temprano. Ahora, colapsado en el suelo, el ensangrentado Garfiel seguía respirando sólo porque el aún parado Dios de la Batalla no tenía intención de perseguirlo.

 

Kurgan: …

 

Adoptando la misma postura que había tomado cuando Garfiel salió del canal de agua, el Dios miró abajo hacia el perdedor que jadeaba.


Ser subestimado— sentimientos como ese no surgieron.

La cuestión ahora era al menos estar a la altura.

Pero sus respectivos niveles diferían demasiado para ser considerados guerreros luchando de tú a tú.

 

El nombre de este Dios de la Batalla —Kurgan de los «Ocho Brazos»— era una leyenda.

 

Garfiel: Huu… Huu…

 

No podía ganar. Ganar era imposible.

Una leyenda que había pasado a la posteridad, un hombre que se había convertido en un héroe, éste era un Dios de la Batalla.

 

Prosperando en la imponente Vollachia, incluso cuando su clan había sido inferior y despreciado, este hombre cambió el destino de su propia raza.

Garfiel no era más que un pequeño niño que veneraba a esa leyenda.

 

Garfiel: Huu… Huu… Huu…

 

Claramente era así, pero ¿por qué su cuerpo se puso de pie?

Su yo interior estaba tan agitado, y aun así su cuerpo se levantaba.

 

Garfiel: Haaaaah… cállate, cállate, ¡cállate ya!

 

El latido de su corazón era ahora inusualmente ruidoso.

Escuchando el sonido de sus latidos dentro de sus oídos, Garfiel pisoteó el suelo. El adoquinado debajo de sus pies comenzó a partirse, y las grietas se dirigieron directamente debajo de los pies de Kurgan.

 

El silencioso Kurgan y el ensangrentado Garfiel se enfrentaron.

Balanceándose, Garfiel reunió poder en los dedos de sus pies, una vez más aplastando el piso. Entonces, Kurgan se movió.

No, más bien fue movido.

 

Kurgan: …

 

A través de las plantas de los pies de Garfiel, la Protección Divina de los Espíritus de Tierra hizo efecto. Este poder se movió a través de las nuevas grietas formadas hacia los pies de Kurgan, y el suelo soportando al gigante voló hacia los cielos.

 

El enorme cuerpo flotando en medio del aire, pulido por cientos de batallas, seguía siendo un esclavo de las leyes de la física.

Perdiendo el soporte de su tren inferior, ya no podía ejecutar sus ataques poderosos.

 

Garfiel: ¡Haaaaaaah!

 

Este momento era clave.

 

Dirigiéndose hacia donde el cuerpo de Kurgan estaba flotando en medio del aire, Garfiel osciló su brazo.

Parte bestia, un brazo cubierto en el pelaje y musculatura de un tigre gigante golpeó a Kurgan. Incluso el Dios de la Batalla no tenía forma de resistirse si no podía ajustar su posición en medio del aire.

 

Con el sonido de armas colisionando, la interceptante Cuchilla Demoníaca fue echada hacia atrás.

Y entonces, la patada de Garfiel estaba esperando por él. Tomando ventaja de la primera grieta en su defensa, sus garras perforaron aquellos gruesos músculos abdominales.

Rugiendo y atacando repetidamente, Garfiel incesantemente empujó a su oponente.

 

Pecho, muslos, rodillas y estómago, todo recibió golpes constantes.

Suprimido por la fuerza del impacto, los numerosos brazos de Kurgan no podían ponerse al corriente en la defensa, y sólo podía tomar cada ataque en su posición extendida.

 

Garfiel: ¡¡Te tengo!!

 

Garfiel, convencido de que la victoria estaba a la vista, gritó.

Las cortantes garras bestiales rasgaron a Kurgan, rociando a Garfiel con sangre oscura.

 

Garfiel se limpió la sangre de su cuerpo, y siguió adelante.

Confiado de que su oponente había quedado indefenso, los ojos de Garfiel se encontraron con los de Kurgan, tallados en hierro ——y entonces, un escalofrío recorrió su espalda mientras sus pelos se erizaban.

 

Kurgan: …

 

Los ojos del Dios de la Batalla miraron a Garfiel, su actitud era exactamente igual a como fue en el inicio, sin cambios.

 

Garfiel: ¿—Hah?

 

Fue entonces que Garfiel se dio cuenta—

—demasiado tarde del incipiente contraataque del Dios de la Batalla.

 

Dos Cuchillas Demoníacas chocaron con el par de escudos de Garfiel apresuradamente levantados, pero debido a la fuerza del impacto, sus brazos fueron echados hacia atrás.

 

Garfiel: Gah—.

 

Ni siquiera pudo emitir un gruñido.

En un instante, la orientación se desvaneció de su campo de visión, y las extremidades de Garfiel estaban enteramente fuera de control debido a la fuerza del impacto que lo había mandado a volar.

 

Eso fue lo único que supo de lo que había pasado.

 

En medio del aire, sin nada en lo que apoyarse, Kurgan dio un feroz ataque únicamente con su tren superior.

El método era simple y directo: agarrando la hoja de la Cuchilla Demoníaca con dos de sus brazos para incrementar el peso al balancearla, aumentando drásticamente su poder.

 

Era el mismo principio que un papirotazo.

Haciendo un gancho con dos brazos, consiguió convertir su ataque en un golpe mortal.

 

El plan de Garfiel fue lanzarlo por los aires para reducir la fuerza de sus ataques. Pero esa táctica de combate había sido anulada completamente por su oponente.

 

Garfiel: —hk.

 

Dado que su cadena de ataques fue interrumpida, Garfiel fue golpeado por una patada del enorme cuerpo directamente arriba de él.

Con el impulso de la patada y de la caída, todo el cuerpo de Garfiel crujió al ser arrojado contra el adoquinado.

 

Sus pensamientos fueron ocupados por dolor y pérdida, lo cual lo llevó a usar su magia curativa por mero instinto de supervivencia.

Tras unir los huesos rotos en sus brazos, codos y hombros, arregló sus órganos internos. Sus costillas, hueso de la cadera y parte de su muslo derecho también estaban rotos, pero no podría repararlos con una sanación rápida.

 

Activó su Puerta y usó toda su magia curativa, agotando sus reservas de maná.

Tomando ventaja de poder tomar fuerza del suelo con su cuerpo presionado contra él, comenzó a tratarse y repararse de pies a cabeza.

 

Unos pocos segundos, o decenas de segundos, o posiblemente minutos.

 

Bloqueando incluso el pasar del tiempo, Garfiel se enfocó en la restauración de su carne.

Finalmente, alcanzando un punto donde apenas podía moverse, escupió la sangre de su boca y se levantó.

 

Kurgan: …

 

Calmadamente, el Dios de la Batalla observó al ensangrentado Garfiel.

Viendo este gesto, los bordes de los ojos de Garfiel se enrojecieron. La rabia que sentía le hizo bajar su cabeza, mientras sus dientes temblaban.

 

Garfiel: ¿Qué mierda es 'sto?

 

Desde el principio, la postura de Kurgan se había mantenido consistente.

Él recibiría los desafíos de Garfiel, pero no tomaría la iniciativa de atacar, ni tampoco correría hacia Garfiel con sus cuchillas desenvainadas.

 

Garfiel había sido derrotado sin misericordia tres veces.

El sentimiento de la derrota y la humillación en su corazón había aplastado su presunción y su orgullo como guerrero.

 

Sentía que debía ganarle.

Y al mismo tiempo, también pensaba que sería mejor que lo matara para no sufrir este ridículo.

 

El Dios de la Batalla Kurgan, el héroe de Vollachia.

Considerado la cúspide de todos los guerreros, pedirle que entendiera la frustración en el corazón de Garfiel sería imposible.

 

Garfiel: ¿Podrías simplemente—?

 

—Matarme?, podría pedir él.

Admitir honestamente la derrota, sabiendo la obvia disparidad de poder, pidiendo poder morir como un guerrero.

 

Bajar los escudos, extendiendo sus brazos, y formando una expresión de felicidad.

Suplicando de esta manera, ¿su súplica se haría realidad?

 

Batallar contra el Dios de la Batalla; para un guerrero, ésta era quizá la forma más honorable de morir.

 

Garfiel: En 'ste lugar…

 

Sería más fácil si todo terminara.

 

Garfiel: Sería más fácil si todo terminara, ¿eh?

 

Equipado con sus escudos, tensando sus brazos para mostrar hostilidad.

Mirando hacia delante, como si quisiera luchar.

 

Garfiel: No se me va de la cabeza.

 

Alguien le había dicho una vez, que no pensara mucho mientras peleaba.

 

«Eres muy fuerte cuando no estás pensando en cosas extra y simplemente utilizas tus instintos para pelear»

 

—¿En verdad era así?

 

Garfiel: Qué persistente… es ese sonido.

 

Qué molesto es el latir del corazón.

 

Cada hueso en su cuerpo giró y se conectó, y un sonido comenzó a oírse.

 

Molesto, molesto, molesto, molesto.

¡Ese 'xcesivo sonido es tan——completamente——'nteramente molesto!

 

—Esa voz, ¿no puedes oírla?

 

Garfiel: La oigo. La oigo incesantemente, maldita sea.

 

Aunque evitara pensar en ello, no lograría nada.

En el oído de Garfiel, o quizá una parte de él separado de su membrana timpánica, esa voz seguía siendo escuchada.

 

La voz de alguien, una voz íntima, una voz familiar, una voz reconfortante, una voz ahogada, una voz orgullosa, una voz que no podía suprimir su furia.

Todas estas voces se rehusaban a dejar ir a Garfiel.

 

Aunque se apoyara en su instinto para pelear, estas olas de sonido que venían no se alejarían en absoluto, y Garfiel no estaría solo.

 

Mientras más pensaba en ello, más débil se volvía, y su yo de ahora era muy débil.

Era diferente a cuando había estado en el Santuario, jugando a ser un lobo solitario. Ahora, tenía más humildad y había visto más cosas.

 

Cuanta más gente hubiera para alguien, más débil éste se volvería, y pasarían toda su vida volviéndose más débiles.

 

Garfiel: No puede ser.

 

Abrazando aquellas incesantes voces, tragándose su sentido de derrota, estimulando un deseo de victoria e insertando su admiración y envidia en todo eso—

 

—Garfiel presentó un desafío al Dios de la Batalla.

 

Garfiel: —Kuu.

 

Kurgan: …

 

La mirada de Garfiel cambió.

Kurgan, atestiguando esto, se movió silenciosamente.

 

De sus cuatro Cuchillas Demoníacas, enfundó dos.

Sin embargo, esto no quería decir bajo ninguna circunstancia que la fuerza de Kurgan se hubiera debilitado. En lugar de eso, le permitía enfocarse más en aquellas dos espadas. El Dios de la Batalla ajustó su postura y su actitud.

 

El Dios de la Batalla se ubicó mirando hacia delante, adelantando levemente su pie derecho, inclinándose un poco mientras encaraba a Garfiel.

Ésta era una pose de batalla.

 

—La evidencia de que Kurgan finalmente consideraba a Garfiel como un enemigo.

 

Garfiel: —Así que hace un rato tomabas a mi asombro ser como un niño. Dicen que «los pájaros Gwan no son aptos para criar niños».

 

Kurgan: …

 

En silencio, Garfiel corrió hacia el Dios de la Batalla.

 

Ante esta brutal ofensiva, las Cuchillas Demoníacas respondieron.

Suprimiendo el terrorífico sentimiento de una pared de desesperación acercándosele, Garfiel corrió hacia delante, aprovechando su oportunidad con todo su ser.

 

Con esto había corregido la táctica errónea de su ataque anterior, la cual había sido causada por el aura demoníaca del mismo Kurgan, así como también por la ilusoria admiración temerosa que Garfiel tenía por ese héroe en su corazón.

 

Garfiel: ¡Uuuuuuaaaa!

 

Con un gancho, golpeó hacia Kurgan.

Sonó un eco sordo de acero golpeando la carne; pero no fue el torso del objetivo lo que golpeó, sino un brazo que había sido levantado para bloquear.

 

Garfiel: ¡No me jodas!

 

Viendo su puño bloqueado por esa palma, Garfiel rugió.

Aprovechando el poder absorbido desde las plantas de sus pies, vertió ese poder en su puño conectado con la palma de Kurgan, y la fuerza del golpe explotó con un impulso.

 

Kurgan dobló sus dedos para evitar la repentina fuerza del puño, y Garfiel aprovechó la oportunidad para apoyarse en la cadera del Dios de la Batalla, y corrió sobre su pecho como si estuviera haciendo una vuelta giratoria, apuntando a patear su barbilla.

            

Kurgan se inclinó hacia atrás, azotando con su Cuchilla Demoníaca al mismo tiempo.

Leyendo el desplazamiento del viento y la atmósfera para predecir la dirección, Garfiel recibió el ataque con su par de escudos.

Con un gran sonido, el cuerpo de Garfiel fue lanzado por los aires hacia atrás.

 

Garfiel: —Haaaaaaah.

 

Clavando sus brazos en el adoquinado, forzó su cuerpo a frenar. Al levantar la mirada, el Dios de la Batalla lo persiguió y, de hecho, ya se había acercado.

Kurgan, que aún no había lanzado su propio ataque, ahora corría hacia Garfiel.

 

Sólo un instante para predecir, sólo un momento para reaccionar, sólo un segundo para que el resultado fuera exitoso.

 

Kurgan: …

 

Garfiel tensó los brazos que había incrustado en el adoquinado, levantando el suelo frente a él. Kurgan, aún corriendo, destruyó aquella pared con el hombro, y embistió con la Cuchilla Demoníaca.

 

Un sonido atronador.

Garfiel, recibiendo un golpe directo, fue expulsado hacia atrás. El talón que había querido mantenerse firme resbaló a través del suelo, y fragmentos de dientes volaron hacia delante.

 

Pero—

 

Garfiel: ¡¡Noh me subeshtimes, maldito!!

 

Usó sus dientes para bloquear la punta de la Cuchilla Demoníaca.

Sus colmillos se rompieron y sangre se deslizó cubriendo la Cuchilla Demoníaca, pero Garfiel no vaciló.

 

Kurgan: …

 

Garfiel tensó la fuerza en su cuello y mandíbula, y el cuerpo de Kurgan se estremeció.

Él tomó con su otro brazo la Cuchilla Demoníaca que estaba siendo mordida, y la jaló para extraerla en un sólo movimiento, pero los dientes que la sostenían no lo permitieron.

No sólo eso, sino que la fuerza de la mordida en sus dientes aumentó. De cadera para arriba, el cuerpo de Garfiel comenzó a hincharse y convertirse en bestia.

 

Garfiel: ¡¡GHHHRROOOOOooooa, GRAAAAAA!!

 

Transformar su cabeza a la forma animal reduciría significativamente su capacidad de pensar racionalmente.

Su raciocinio se reduciría al nivel de una bestia, y había sido advertido incontables veces que ésta era un arma de doble filo.

 

Pero en este momento, esa era la elección de Garfiel.

 

El poder de esa mitad abominable era necesario ahora.

Frente al más poderoso de la raza de múltiples brazos, ¿cómo podría ganar, si negaba su propia naturaleza?

 

Oh tigre, oh tigre, oh tigre; en este momento, ¡préstame tu fuerza!

 

Kurgan: …

 

En el instante en que el tigre dorado abrió sus ojos, la Cuchilla Demoníaca fue destruida.

La hoja estaba rota, y la fuerza de la destrucción se propagó de la espada a la empuñadura, moviendo la forma del gigante mientras repentinamente perdía su estabilidad y balance.

 

—Ésta era una verdadera oportunidad.

 

Garfiel: ¡¡uu, AAAAAAAAA!!

 

La bestia movió sus patas, golpeando la cabeza de Kurgan. El gigante no pudo volver a pararse bajo los repetidos golpes de la bestia.

Un golpe y un corte con sus garras vinieron al mismo tiempo, y Kurgan, derramando sangre, fue forzado a retroceder.

 

Kurgan: …

 

Trató de moverse hacia delante, pero fue golpeado por un puño.

La enorme cara del tigre fue aplastada con un codo, y el puente de su nariz colapsó; inmediatamente después, un golpe a su mandíbula.

El tigre logró no perder la postura de su cuerpo colapsando, y un puño desde adelante golpeó su rostro.

 

La sangre salpicó. Su campo de visión estaba atenuado.

Orientación, control, todo eso se desvaneció de su mente.

 

¿Acaso importaba? Las únicas cosas que le importaban estaban en su corazón.

Incluso sin pensar sobre eso, no desaparecería ni movería su ensangrentado y abollado cuerpo.

 

La Cuchilla Demoníaca se acercaba.

La restante del par, aquella que no había sido destruida.

 

Sólo un instante para predecir, sólo un momento para reaccionar, sólo un segundo para un resultado exitoso.

 

Garfiel: Guu, uu…

 

La espada dirigiéndose a su cuerpo se deslizó contra un escudo y apuñaló su estómago.

Incluso habiendo disipado el impacto, este golpe aún tenía una fuerza capaz de penetrar a través de los gruesos músculos abdominales.

 

Sin embargo, no sería capaz de cortar el duro pelaje como alambre y el hinchado cuerpo del enorme tigre.

 

El suelo bajo los pies de Kurgan explotó debido a un pisotón de Garfiel. Éste era un efecto de la Protección Divina de los Espíritus de Tierra.

 

Garfiel: ¡OOOOWOOOOON!

 

Con la espada alojada en sus músculos abdominales, Garfiel forcejeó contra el Dios de la Batalla.

En una competencia de tira y afloja, Kurgan ganaría, pero Garfiel no podía quedarse atrás.

 

La falta de dientes, el brazo que había sido fracturado muchas veces, y el instinto aumentando el poder de su sensibilidad, lo había llevado a agarrar a Kurgan firmemente.

 

Kurgan: …

 

Tirando de su engorrosamente gran cuerpo, Garfiel lanzó a Kurgan——hacia el canal de agua detrás.

En el instante en que fue arrojado, el brazo de Kurgan alcanzó a agarrar el cuello de Garfiel, arrastrando a ambos al agua.

 

Junto a un gran chapoteo y un sonido violento, los dos cayeron directamente al canal.

Dos enormes cuerpos fueron arrastrados por la corriente, y el agua teñida de sangre fluyó lejos.

 

Kurgan: …

 

En el agua, las dos figuras seguían atacándose y defendiéndose continuamente.

Sin importar la resistencia del agua, Garfiel y Kurgan seguían golpeándose el uno al otro en medio de la oscuridad de las profundidades.

 

Puños de un gigante destruían sus órganos internos, expulsando el aire de sus pulmones de manera insoportable. Dolor sobre dolor, sufrimiento sobre sufrimiento, así la batalla acuática continuó.

 

Entonces, Garfiel comprendió que estaba en desventaja.

Por algún motivo, el Dios de la Batalla frente a él no parecía respirar. Sentía como si su oponente fuera un cadáver resucitado.

La falta de oxígeno llevaba al letargo, y Garfiel comenzó a ver cada una de sus acciones lenta y aletargada.

 

El fluir del agua surgió y creció gradualmente; y, una y otra vez, las dos siluetas cayeron de cascada en cascada.

Y entonces, en esa repetición de caídas, finalmente dejó de moverse.

 

Mientras su consciencia se apagaba, el espíritu de lucha en las puntas de sus dedos se desvanecía.

 

Garfiel: U—

 

—Necesitaba respirar.

Ésta se convertiría en la verdadera razón de su derrota, mientras la consciencia de Garfiel lo abandonaba. Y la victoria era…

 

Kurgan: …

 

Un fuerte sonido resonó a través del agua, a pesar de sus malas propiedades de transmisión de sonido.

Volviendo de su distante consciencia, Garfiel vio algo en el agua turbia.

 

La Cuchilla Demoníaca cortó la pared y el piso del canal, creando así una gran apertura por donde pasaba el agua.

 

Garfiel no tenía ni la oportunidad ni el aire para preguntar qué estaba haciendo.

 

El sonido resonante del golpe afectó el flujo del agua, y finalmente el sonido de la rotura del acero y el impacto se superpusieron.

En el siguiente instante, una nueva corriente apareció.

 

Era una corriente de agua completamente distinta a la del canal de agua.

El cuerpo de Garfiel, atrapado por esta corriente, fue succionado y arrojado fuera del canal.

 

Garfiel: —Pua, kuu, kuu.

 

Notó que el agua dejaba de envolverlo, y Garfiel escupió el agua que había tragado.

Saliendo agua de sus ojos, nariz y orejas, Garfiel sacudió la cabeza.

 

Justo cuando se estaba preguntando qué había pasado, lo escuchó.

 

???: —¿Gorgeous tiger?

 

Una débil voz lo llamaba, mezclándose con el sonido del agua que fluía.