domingo, 9 de agosto de 2020

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Las estrellas y los Arzobispos del Pecado


Traducción:
Robert

Corrección y edición:
Carlos (Primera corrección)
Pretinaverse (Detallitos por aquí y por allá)

※ ※ ※ ※ ※


El colapso se acercaba rápidamente.

Todas y cada una de las gotas de esa lluvia de sangre fresca, como si fueran manos malévolas de destrucción sublimes, arrasaban la ciudad.

Dondequiera que las gotas tocaran, era atravesado con menor resistencia que el filo de una cuchilla cortando papel. La propagación destructiva demolió los edificios, y las secuelas, a su vez, extendieron más colapso a su alrededor.

Subaru: ¡¡Aaaaaaaaaa!!

Emilia: ¡—!

Plenamente consciente de que exprimir el aliento de sus pulmones no servía para nada, Subaru continuó impulsándose con todas sus fuerzas. Corriendo a su lado a un ritmo similar estaba Emilia, cuyo brillante pelo plateado revoloteaba por el aire, manteniendo su boca bien cerrada. 

Sin embargo, los canales de agua característicos de la idílica ciudad de agua se extendían desde donde ellos estaban hacia todas las direcciones.

En pocas palabras, estaba resultando difícil encontrar un camino recto para escapar adecuadamente. Los canales de agua se extendían frente al dúo que corría, mientras que la destrucción de la parte posterior amenazaba con tragarse a ambos.

Subaru: ¡Cuidado!

Emilia: Aunque sea un tanto arriesgado… ¡Subaru, agárrate!

Subaru levantó la voz al ver que su ruta de escape se cortó, pero Emilia inmediatamente concibió una noción diferente. Sin dudarlo, él tomó la mano extendida que ella le ofreció y, en ese mismo momento, el aire circundante se enfrió.
Justo después del corto canto de Emilia, muchas pequeñas luces aparecieron.

Era el efecto tanto de la magia nacida de la fuerza prestada por los espíritus, como del poder de la propia Emilia, actuando juntos.

Emilia: ——¡Por favor, todos!

Cuando Emilia lo pidió, de cada punto luminoso surgió una luz azul hacia abajo.
En el siguiente instante, el suelo a sus pies fue cubierto inmediatamente de blanco, y en un abrir y cerrar de ojos todo un mundo de escarcha se extendió. Las calles se congelaron y Subaru estuvo a punto de gritar mientras las suelas de sus zapatos se deslizaban ferozmente.
El cuerpo de Subaru fue jalado hacia adelante mientras sus pies patinaban.

Subaru: ¡¿Oouh?! ¡Es increíble, Emilia-tan! ¡Qué inteligente!

Emilia: ¡Es difícil controlarlo, así que no me sueltes la mano!

La mano derecha de Emilia y la mano izquierda de Subaru, quien alzó su mirada, estaban agarradas. Y justo antes, la mano izquierda de Emilia lanzó hacia el frente un carámbano.

Congelando el suelo y lanzando un carámbano de hielo, Emilia tomó prestada la fuerza propulsora de su magia, acelerando su escape. Aún más sorprendente era el camino de hielo formado por los espíritus en el aire.

En el borde del canal de agua frente a ellos se había formado algo así como un salto de esquí, y el dúo formado por Subaru y Emilia, deslizándose con su impulso acumulado, surcaron sobre el canal.


Subaru: ¡I~iyahhaa!

Al otro lado del canal de agua se había creado otra pendiente de hielo. Mientras Emilia aterrizaba y patinaba sobre ella, Subaru alabó honestamente su habilidad.

Subaru: ¡NICE, Emilia-tan! ¡Me enamoré de ti otra vez!

Emilia: ¡Pero… no se me ocurre una forma de parar! ¡¿Qué deberíamos hacer?!

Subaru: ¿Eh?

Emilia ya había liberado el carámbano, pero el impulso que quedaba era suficiente para causarles un daño inevitablemente alto si chocaran contra un obstáculo. La magia de hielo de Emilia no podía hacer algo tan conveniente como un cojín para amortiguar el fuerte impulso que llevaban.

Mientras tanto, el dúo se acercaba cada vez más a una pared. Momentos antes del impacto, sintiendo la mano de Emilia apretando la suya, Subaru inmediatamente tomó una decisión.

Subaru: ¡Emilia-tan! ¡Instala una CURVE!

Emilia: ¿Cu—cur-ve?

Subaru: ¡Un tipo de pared suavemente torcida! ¡Como un círculo!

Al oír el grito desesperado de Subaru, Emilia obedeció dócilmente con su magia.
Justo delante de ellos deslizándose, se formó una suave curva, y siguiendo a lo largo de ella mientras giraban ampliamente, los dos evitaron el impacto.

Subaru: ¡Eso es! ¡No dejes que la CURVE se interrumpa! ¡Círculo—! ¡Círculo—!

Emilia: ¡Ci-círculo círculo—!

Así, girando ampliamente, la curva de hielo se prolongó.

Visto desde arriba, se creó una pared de hielo en forma de espiral, y los dos cuerpos que llegaron al punto medio perdieron la velocidad suficiente para detenerse con seguridad.

Subaru: Uff… Después de desperdiciar un montón de la magia de Emilia-tan, de alguna manera lo logramos.

Emilia: ¡Más importante, el ataque de antes!

Después de detenerse, Subaru dejó escapar un suspiro y Emilia golpeó su formación de hielo con la mano y la destrozó. Al ver el hielo triturado convirtiéndose en partículas de maná, Subaru se giró para ver los rastros de la destrucción de la que huyeron, y entonces un escalofrío recorrió su espalda.

Centrado alrededor de la torre en la que se había originado el ataque de Regulus, el escenario de la ciudad había cambiado.
La destrucción era severa, especialmente cerca del centro, donde los impactos de la sangre se habían intensificado. Los rastros variaban a medida que se ampliaba la circunferencia de la destrucción. Aun así, pocos edificios mantuvieron su forma original. En otras palabras, fue un ataque con un área de efecto anormalmente alta.

En la ubicación de Subaru, el ataque había cruzado el canal de agua y llegó hasta allí. El hecho de que apenas haya fallado en alcanzar a Subaru fue el resultado de la casualidad y de un escape desesperado――o tal vez no.

Subaru: Reinhard.

En el edificio donde Regulus había estado hasta ese momento, ahora no había nadie.
En cambio, en su vecindad se levantaba un humo espeso y resonaba el sonido de una destrucción tremenda.

    

Regulus sonrió, desgarrando al dragón de agua y rociando su sangre.

En ese momento podía ver dos pequeñas siluetas tratando desesperadamente de escapar por un callejón.

Qué insignificante; qué mezquino; en verdad, qué trivial.

Riéndose burlonamente mientras la sangre que esparcía arrasaba la ciudad, él esperaba ansiosamente el momento en que la destrucción alcanzara al dúo que huía.

Una prostituta y un violador. Para ellos, morir por una lluvia de sangre era adecuado.

Regulus: ¡Dispérsense! ¡Salpiquen! ¡Malditos demonios atroces que pisotearon mi corazón!

Reinhard: —Mis disculpas, pero no puedo dejarte hacer eso.

Inmediatamente después de declarar su rabia y victoria con esas palabras, Regulus se vio sorprendido por una voz que hablaba cerca de su oído.
Al darse la vuelta, vio una cabeza pelirroja con la apariencia de llamas avivadas por el viento.

Regulus: ¡Qué tonto te ves! ¡Cuánto afán por meterse en el camino del amor de alguien!

Reinhard: Si tu método fuera correcto y respetaras la voluntad de la otra persona… o si una vez rechazado pudieras prometer que te retirarías limpiamente, entonces no dudaría en darte ánimos.

Ante la voz enfurecida de Regulus, Reinhard respondió con una risa y una burla.
Aunque esa postura que siempre era tan compuesta era odiosa, lo que ahora se apoderó de los sentimientos de Regulus fue una sospecha inexplicable. —Es decir, el pie de Reinhard, quien se acercó hasta allí de un solo salto.

Ciertamente, esa pierna derecha había sufrido una grave lesión alrededor de su espinilla.
Aunque no había sido completamente arrancada, no era una exageración decir que estaba sujeta al tobillo con una simple tira de piel. Su pierna no había quedado en condiciones de soportar ni siquiera caminar, y mucho menos luchar.
Que hubiera logrado sobreponerse a ese estado significaba

Regulus: Qué odioso. Además de la esgrima, ¿la magia de curación también es tu especialidad? ¿Cuánto has pisoteado los corazones de los demás con todos esos talentos tuyos que son mejores que los de otras personas? ¡Te sientes bien destrozando los corazones de los demás sin siquiera intentarlo, ¿verdad?!

Reinhard: De todos tus malentendidos, definitivamente te corregiré uno.

Reinhard se movió, el viento sonó mientras él giraba su cuerpo.

Su patada giratoria liberada voló por el aire, aterrizando directamente en el cuerpo del dragón de agua que esgrimía Regulus. Ese cadáver que ya se había convertido en una simple masa de carne destrozada——

Regulus: ¡¿Qu—?!

Reinhard: No puedo usar ningún tipo de magia, y mucho menos magia curativa. Simplemente fueron los espíritus del aire los que vinieron en mi ayuda, curando rápidamente las heridas de mi pie.

Mientras la fuerza de su pierna golpeaba el cadáver del dragón, con un giro de su tobillo lo rescató de las garras de Regulus. A través de ese hábil juego de pies, los restos del dragón de agua no fueron excesivamente maltratados, y luego fueron suavemente arrojados al techo de un edificio parcialmente destruido.
Y entonces,

Reinhard: Perfecto. —Lo siguiente a comprobar… Pondré en marcha la Operación A.

Regulus: ¡¿Kuaa?!

En el mismo momento en que hizo una mueca por el acto hipócrita de Reinhard, la empuñadura de su espada le golpeó en la cabeza. Golpeado de esa forma, el cuerpo de Regulus rodó por la pendiente del techo.

Mientras Regulus caía deslizándose por la pendiente hacia el suelo, de nuevo cerca de su oído—

Reinhard: Lo pondré a prueba.

Regulus: ¡¿—?!

Saltando en el mismo ángulo con la velocidad de una bala, Reinhard se acercó, agarrando la pierna de Regulus mientras se giraba a mitad de la caída, y con una sacudida su cuerpo fue atrapado por las acciones de Reinhard.
Ahora Reinhard, mientras llevaba a Regulus, saltó en la dirección en la que Subaru huyó, dejando una impresionante tormenta detrás, acelerando lo suficiente para arrancarle la pierna a cualquier persona ordinaria.

Regulus: ¡Qué demonios——!

Reinhard: Nada particularmente especial.

Afirmando eso, Reinhard levantó el cuerpo de Regulus mientras se detenía.
Era como un niño agarrando la pierna de un muñeco y jugando salvajemente. Mientras el temperamento de Regulus ante tal tratamiento explotaba, llegó a comprender los detalles más finos del plan de Reinhard.

Sosteniendo el cuerpo de Regulus, Reinhard lo colocó bajo las gotas de sangre que caían.
Esa lluvia de sangre imbuida de fuerza por Regulus demolía edificios incluso formados de piedra.
Si tuviera tal poder, entonces ese ataque hecho por la habilidad de Regulus podría incluso ser efectivo contra cualquier protección que tuviera en su propio cuerpo.
Si esa era la idea, resultó ser una idea tonta.

Regulus: ¿Si es mi propio ataque, entonces debe funcionar contra mí? —No sé qué tan dotado naciste, pero no menosprecies tanto a los demás. ¡Es imposible que yo mismo me haga daño con un método tan estúpido como ese, ¿no crees?!

Reinhard: Esto también fue ineficaz.

Esas gotas de sangre, al tocar el cuerpo de Regulus, se convirtieron en simples gotitas y salpicaron el suelo.
Obviamente, la prioridad era diferente.

En ese mismo momento, Reinhard liberó repentinamente su agarre en la pierna de Regulus.
Él era un tipo inteligente. Si hubiera dejado que las gotas le alcanzaran, su palma se habría convertido en un desastre que no podría volver a agarrar una espada.

La fuerza del balanceo desapareció. Cayendo en medio de la calle, Regulus se enfrentó una vez más a Reinhard. Entrecerró los ojos en señal de advertencia.

Reinhard: De alguna manera, ya no parece posible volver a tocarlo.

Regulus: Parece que tienes una nariz aguda, ¿quieres que te lastime de nuevo como hace un momento?

Reinhard: A partir de ahora, tendré cuidado con tu aliento y tu visión. Si hay otras precauciones que tomar, me gustaría oírlas.

Regulus: ¡¡Fuera de mi vista, AHORA MISMO!!

Al dar un paso adelante con las dos manos en alto, Regulus corrió hacia Reinhard.

Con una velocidad increíble, Reinhard giró en un amplio arco para esquivar, dándole un amplio margen. Usando la empuñadura de la Espada del Dragón, lanzó múltiples golpes hacia Regulus desde la distancia.

Regulus: ¡Para de moverte de un lado a otro!

Reinhard: Qué impotencia al ser incapaz de resolver el problema con golpes de espada. En verdad, me avergüenzo de mí mismo.

Regulus: ¡Ni siquiera has desenvainado esa espada tuya una sola vez!

Encarando a Reinhard mientras se movía de un lado a otro, Regulus hizo un movimiento relativamente invisible de extender su mano.
Sin embargo, un ataque tan frívolo nunca podría alcanzar a un héroe como Reinhard. En vez de eso, los brillantes ojos azules de Reinhard todavía desconfiaban de los fuertes suspiros de Regulus. Esta situación continuó sin que ninguno de los dos asestara un golpe decisivo.

Regulus: ¿Aah?

Pero entonces, algo se entrometió repentinamente.

Mientras tenía su atención centrada en Reinhard, Regulus iba a ser atravesado por un carámbano desde el suelo bajo sus pies.
Sin embargo, ese carámbano a sus pies fue pisoteado antes de que saliera de la superficie y se hizo añicos sin darle tiempo para materializarse del todo.

De manera frívola, Regulus miró a su alrededor, fijándose en la doncella de pelo plateado que estaba al otro lado del canal, con la mano extendida. Sin duda, la magia del hielo había sido uno de sus pequeños trucos.
Sentía que sus órganos ardían de la rabia que sentía.

Regulus: ¡Todos y cada uno de ustedes! ¡¿Qué es lo que no pueden entender aún?! ¡El hecho es que somos diferentes! ¡Lo que tenemos desde el momento de nuestro nacimiento es diferente! ¡Ustedes no pueden alcanzar ni competir con mi completo yo! ¡Acepten que son incompletos, quédense satisfechos con eso y mueran!

Estoy HARTO de lidiar con malos perdedores que no saben cuándo rendirse.
Tal brecha absoluta no podría reducirse. ¿Por qué es tan difícil de entender?

Reinhard: La Operación S también ha fallado. ¿ Qué es lo siguiente?

Regulus dio un pisotón, partiendo la calle en dos, sin dejar espacio en sus oídos para escuchar el murmullo de Reinhard.

    

Emilia: ¡No! ¡Como era de esperar, parece que ese ataque tampoco fue eficaz!

Subaru: ¡Así que no! Es decir, la posibilidad de que sus pies sean su punto débil también ha desaparecido.

Siguiendo instrucciones, Emilia había atacado las plantas de los pies de Regulus― Sin embargo, el hielo se rompió sin dejar rastro de lesión.

Reinhard: La Operación A también falló. Mis disculpas, me faltan capacidades.

En un instante, Reinhard había utilizado la Protección Divina de la Telepatía para enviar un mensaje psíquico, pero estas idiosincrasias sobrehumanas ya no dejaban perplejo a Subaru. Examinando de cerca la lesión en su pie derecho, notó que había dejado de sangrar; pero, aunque hubiera sido completamente destrozado, esto no habría sido ni siquiera un poco sorprendente.
Además, Subaru ya había experimentado las implicaciones de un pie destrozado.

Subaru: Si su invencibilidad es una barrera, puede que no se extienda hasta donde sus pies entran en contacto con el suelo, así que se me ocurrió la Operación S (Suelas de los pies), pero…

Las partes de Regulus que tenían contacto con el suelo deberían tener desactivada esa fuerza, de lo contrario él simplemente se hundiría en el suelo. Subaru había pensado que ese podría ser el caso, pero resultó estar equivocado.
Según el informe de Reinhard de la Operación A (Autodestrucción), la idea de que Regulus tendría que desactivar su invencibilidad para lanzar sus ataques invencibles también estaba descartada.

En ese caso, la Operación B (Bola en la charca) también había fallado. Parecía que la realidad negaba la noción de que habría una debilidad en su invencibilidad.

Subaru: ¿Hay… hay algo más? ¡La debilidad de un enemigo invencible, la debilidad…!

Cubriéndose la boca, Subaru furiosamente le ordenó a su mente que pensara.
Antes de encontrar e incluso después de haber conocido a Regulus, lo que a menudo le preocupaba era hallar la forma de derrotar a alguien con un escudo definitivo.
A través de la mente de Subaru volaban respuestas de una variedad de subculturas, como si casi lo hubiera descubierto, pero aún no tenía una respuesta clara.

Subaru: ¿Mi forma de pensar es incorrecta? ¿No estoy pensando como es debido?

Tal vez lo que necesitaba no era una forma de romper con la invencibilidad, sino algo más fundamental: averiguar qué era en realidad la Autoridad de Regulus.

Emilia: Subaru, ¿qué más puedo hacer? ¿Qué… qué debo hacer?

Emilia le preguntó a Subaru, quien se había sumido en sus profundos pensamientos.
Ante ellos, al otro lado de un gran canal de agua, la feroz batalla entre Reinhard y Regulus continuaba, pero ella no podía ofrecer ninguna ayuda, lo cual la trastornaba.

Tanto Emilia como Reinhard confiaban en Subaru, ambos tenían sus expectativas en él.
Y no sólo ellos dos. Los aliados que estaban combatiendo en las torres de control, y los ciudadanos de Priestella a los que se había dirigido en su transmisión con el dispositivo mágico, todos compartían esos sentimientos.

Subaru: …

Piensa, piensa, piensapiensapiensapiensapiensa.

Aunque esos recuerdos eran desagradables, Subaru comenzó a recordar todo desde su primer encuentro con Regulus hasta este instante, sus acciones y palabras, los ataques y lo que había intentado llevar a cabo.

Debe haber algo. Debe haber alguna razón. No sólo Regulus. Incluyendo a los demás Arzobispos del Pecado, debe haber algo. Todos son escoria. Eso ya está claro. No sólo es eso.

Subaru: Los nombres… de las estrellas.

Emilia: ¿Subaru?

De repente, Subaru se dio cuenta.
Antes había pensado en lo mismo, y ahora dejó de lado la broma para pensar en ello seriamente.
Ya que las cosas habían llegado a este punto, comenzó a considerar una idea abandonada de nuevo.

Regulus, Capella, Alphard, Sirius, Petelgeuse.
Estos nombres relacionados con las estrellas reunidos en un lugar, ¿realmente debería pensar que es una simple coincidencia?

En retrospectiva: el Pabellón Fluvial del Plumaje, las costumbres de Kararagi, Hoshin de los Páramos.
En este mundo, muchos lugares habían sido tocados por la influencia del mundo original de Subaru, así que no podía tratarlo simplemente como una broma. Y por el mismo motivo, el Culto de la Bruja también podría estar relacionado con eso.

Petelgeuse era Betelgeuse. «La mano de Orión»… «Mano Oculta».
Regulus era Leo, «Pequeño Rey». Por lo tanto, tenía un título.
«Pequeño Rey» era, en verdad, un título acorde con él.

Subaru: Emilia. Tengo algo que preguntarte.

Al oír la voz tranquila de Subaru, Emilia abrió los ojos y luego asintió.
Subaru podía sentir la atención que irradiaba del rostro blanco como la nieve de Emilia, y cerró un ojo.

Subaru: Ese hombre te agarró por el cuello una vez, ¿verdad? Es sobre ese momento.

Emilia: Sí.

Subaru: La mano de Regulus, ¿estaba caliente? ¿O estaba fría?

Emilia: …

Ante la pregunta de Subaru, Emilia miró hacia arriba pensativa.
Y así, ella se tocó con una mano su delgado cuello, con un leve golpecito, y respondió.

Emilia: No. Ahora que lo pienso… no pude sentir nada. Ni calor ni frío, no había temperatura.

Al escuchar la respuesta de Emilia, Subaru contuvo el aliento.
A pesar de que Regulus fue arrojado al canal, su respiración no estaba interrumpida y su cuerpo no estaba empapado. La ineficacia de atacar las plantas de sus pies, la ineficacia de que sus propios ataques lo dañen. Impecable tanto en el ataque como en la defensa.

Si esto no fuera simple y mera Invencibilidad

Subaru: ¡Reinhard!

Él se giró, y gritó el nombre del héroe que estaba luchando contra el mal desde el otro lado del canal.
En una batalla sin descanso, Reinhard miró con determinación hacia Subaru.
Para que Reinhard lograra escucharlo, Subaru levantó su voz con fuerza.

Subaru: —¡¡Comprueba si su corazón está latiendo!!

Las fuertes palabras de Subaru hicieron que Emilia y Reinhard abrieran los ojos con sorpresa.
Y Regulus…

Regulus…

    

Después de confirmar que cada uno de los grupos que había partido había llevado a cabo las incursiones simultáneas en las cuatro torres de control, Otto también se fue del Ayuntamiento para cumplir con el deber que se le había impuesto.

Anastasia: No creo que sea extraño pensar que ér debería ser deteni'o… pero también es cierto que, ahora mismo, tenemo' que reconfirmar dónde 'tá er Libro de la Sabiduría que solicitó er Culto de la Bruja. Ese Otto-kun es lamentable, ¿no?

Eso fue lo que Anastasia dijo cuando Otto se fue.
Parecía que Anastasia quería que Otto también se quedara en el Ayuntamiento. Era el lugar de reunión donde Subaru y las demás facciones ya se habían enfrentado a Arzobispos del Pecado.
Aunque se esperaba que el Ayuntamiento funcionara como sede, no había muchas cabezas pensantes que pudieran buscar información de varios lugares diferentes en este momento.

Sin embargo, tampoco se podía permitir dejar el Libro de la Sabiduría en manos de facciones rivales.
Aunque ahora habían establecido una relación de cooperación para luchar contra los Arzobispos del Pecado, cuando la situación cambiara, volverían a ser enemigos. Y cuando eso sucediera, debía evitarse que otras facciones se dieran cuenta de la eficacia del Libro de la Sabiduría.
A decir verdad, lo mejor sería que la conversación nunca se dirigiera a las capacidades del Libro de la Sabiduría—Garfiel y Subaru llegaron a esta conclusión sin decirse nada.
Otto quiso suspirar al sentir que estaba haciendo algo impropio de él mismo.

Otto: Me pregunto cuándo me convertí en alguien que corría por los demás de esta manera.

Con su mano sobre su cabello gris, Otto se cuestionó de nuevo lo que le había venido a la mente varias veces en el último año.
La posición en la que se encontraba era inesperada, su relación con la gente era inesperada, sus emociones actuales eran inesperadas.

¿Qué pensaría mi familia si se enteraran de que estoy haciendo todo esto?

Otto: Si salgo bien de esto y tengo éxito, intentaré escribir una carta.

«Si Subaru estuviera aquí, definitivamente diría que acabo de activar una FLAG de muerte», murmuró Otto justo cuando llegó al Distrito Tres de la ciudad.
Los Arzobispos del Pecado deberían estar concentrados en las torres de control, y considerando eso, no deberían estar en la ciudad. No deberían, estar…

Otto: Ha~a… ha~.

Agarrando su pecho con fuerza, Otto sintió cómo se aceleraban los latidos de su corazón.
Culto de la Bruja, Arzobispos del Pecado, Cultistas de la Bruja — Otto tenía malos recuerdos de ellos.

Hace un año, haber estado Otto a punto de morir era la otra cara de la moneda del encuentro con Subaru. El horror del Arzobispo del Pecado en ese momento todavía era inolvidable.

Esos ojos de loco que no se lo pensaría dos veces antes de asesinar.
Ese loco, la encarnación del fanatismo, que dedicaría su sangre y su carne por su propia voluntad.
Cuando él realmente esperaba ayuda, sólo el silencio y la soledad habían dominado.

Nunca había estado tan asustado. Nunca se había sentido tan vacío.
Luchar contra Garfiel, enfrentarse a la Cazadora de Entrañas, o encontrarse con manadas de mabestias, no era nada comparado con el miedo que sintió en ese momento.

El encuentro con el Culto de la Bruja dejó caer una sombra inmensamente oscura en el corazón de Otto. Aunque sabía lo horrible que era esa cosa, no era algo que pudiera ser borrado tan fácilmente.


—Emilia, quien no podía escapar a los prejuicios por su parecido con la Bruja de la Envidia.
—Subaru, quien había sido nombrado Caballero por ella, y que estaba destinado a luchar por ella contra los cultistas de la bruja que tenían en el punto de mira a la semibruja.
—Beatrice, quien ató su destino al de Subaru y gastó toda la fuerza que tenía en ese pequeño cuerpo.
—Garfiel, quien puso todo en su puño para proteger a su familia.
—Ram, quien tras su afilada lengua se escondía una dulzura que no podía ser ignorada.
—Frederica, quien vivía sintiéndose en deuda con su hermano, y tenía un sentido de responsabilidad por su posición.
—Petra, quien siempre actuaba con un rostro sonriente con todos, aunque era tratada como una niña.

Me encariñé con todos.

A pesar de que él no tenía la intención de quedarse en un lugar demasiado tiempo, por desgracia, se sentía muy a gusto con ellos.
Aunque sabía que debía mantenerse alejado de las cosas que daban miedo, no podía abandonarlos.

Para salvar este lugar, me gustaría estar a su lado y apoyarlos; aunque tenga miedo, quiero ayudarlos en todo aquello que ellos no sean capaces de hacer. Y por eso—

Otto: —De alguna manera, tengo que hacer mi parte.

Al decir esto, entró en el Distrito Tres.
Había una pequeña silueta delante de él.

Más allá del puente de piedra sobre el canal de agua había una plaza, y allí estaba la pequeña silueta.
Además de esa silueta, se podían ver varias siluetas más.
Pero ahora mismo, los ojos de Otto estaban fijos en una única silueta pequeña.

El sonido desapareció. Todo estaba terriblemente tranquilo y no se oía nada.
Era una situación en la que los seres vivos aspiraban su aliento y lo contenían, tratando desesperadamente de ocultar su existencia.
Otto Suwen conocía bien ese tipo de situación.

Aun así, los latidos de Otto eran sorprendentemente tranquilos, ni siquiera cuando la silueta que tenía delante de sus ojos aplaudió suavemente con las manos y, al despeinarse su larga cabellera, levantó el rostro.

???: Bienvenido, onii-san.

Otto: …

Ray: Bienvenido al banquete de cena del Arzobispo del Pecado del Culto de la Bruja, representando a la Glotonería… Ray Batenkaitos.

Abriendo su boca llena de colmillos, el Arzobispo del Pecado que no debería estar allí, rio horriblemente.