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Aingero
Sebastián
Corrección y edición
Miguel
Carlos
Pretinaverse
※ ※ ※ ※ ※
——El mundo estaba a punto de sumirse en la
oscuridad.
La sombra extendió sus múltiples manos hacia el
inmóvil Subaru, quien estaba desplomado y sin fuerzas.
Como si fueran una espiral o un torbellino, las mágicas manos completamente negras intentaron envolver a Natsuki Subaru junto con su alma entre sus garras.
Allá donde las manos lo tocaban, sentía que se derretía, se desmoronaba y se deshacía; sabía que su propio ser se volvería hueco.
Pero, por raro que pareciera, no le era
desagradable en absoluto.
『 Subaru: … 』
Su cuerpo iba a desmoronarse hasta donde podía
ver; su propia existencia iba a ser sobrescrita; y su alma iba a ser revuelta.
Pese a estar siendo víctima de tal vez la mayor blasfemia contra un ser vivo, la mente de Natsuki Subaru estaba tan tranquila que podría decirse que estaba en paz.
La decepción de hace un momento aún pesaba
muchísimo en lo más profundo de su corazón.
Pero no era solo eso, sino que esta sombra y sus manos mágicas eran lo único genuino y firme.
Esta sombra era lo único que mostraba
consideración por las emociones de un Natsuki Subaru que todavía deseaba
desaparecer.
—Quiero morir. Quiero desvanecerme. Quiero
desmoronarme, quiero que me pisoteen, quiero ser reducido a cenizas y no dejar
ni rastro. Aunque vaya a revivir una y otra vez, ven y borra mi cuerpo hasta
que solo queden cenizas.
Esta oscura sombra le concedería sus plegarias tan
deseadas, le concedería aquello que Subaru había pedido a gritos tan
fervientemente.
——Te amo.
Lo único que le resultaba irritante de todo esto
era que le repitieran estas palabras.
Aunque se tapara los oídos y cerrara su mente, sus dedos encontraban la forma de introducirse por los rincones más recónditos, abriéndose paso y susurrándole su amor directamente.
——Te amo. Te amo. Te
amo.
—Ya
basta, estoy harto. No importa cuántas veces lo repitas, ya lo sé. Yo… no te
amo. Yo… no me amo. Sabía lo que era ser amado. Lo sabía muy bien.
Sus padres. Tanto su padre como su madre querían a
Subaru desde el fondo de sus corazones.
Él lo sabía. Era imposible que no lo supiera. Y por eso, Subaru quería desaparecer.
Pese a ser amado por sus padres, era totalmente incapaz de amarse a sí mismo, creía que no merecía ser amado.
——Te amo. Te amo. Te
amo. Te amo. Te amo.
—Para, por favor; dame un respiro. Basta ya. No
importa cuántas veces lo repitas, no conseguirás nada más. Llegué a esta
conclusión hace tiempo. Lo sabía. Y a pesar de eso, hice la vista gorda.
Las personas que se esforzaban tanto, se
desesperaban y se preocupaban por Subaru no podían ser malas.
Él lo sabía. No podía no saberlo. Por lo tanto, Subaru debería haber muerto.
Debería haberse empeñado en no dejarse llevar por la compasión de quienes se preocupaban por él.
——Te amo. Te amo. Te
amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te
amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te
amo. Te amo.
—Detente,
por favor; te dije que ya lo sé. Si soporto esta tortura hasta el final,
¿concederás mi deseo? ¿Me tragarás, me romperás, me pulverizarás y borrarás
toda traza de mí para que nunca más tenga que lidiar con las expectativas de
los demás? Si puedes hacer eso… si puedes hacerlo, lo aceptaré. Si este es el
final… quiero aceptarlo.
Si este pudiera ser el final, entonces Natsuki
Subaru desaparecerí——
——Te amo.
Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo.
Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo.
Te amo. Te amo. Te amo.
『 ???: ¡No te permitiré seguir! 』
Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo.
…
………
………………
Una voz sonó.
Esa voz que recordaba a una campanilla de plata se alzó, alcanzando a Subaru tras atravesar la confesión de amor sin aparente fin que parecía estar siendo susurrada a sus oídos y estar sobrescribiendo el mundo y la existencia de Natsuki Subaru.
『 Subaru: … 』
Una luz brotó.
Atravesó las sombrías manos mágicas que estaban engullendo a Subaru. Se generó una onda de choque, y las manos mágicas recibieron el impacto directo… pero sólo partió y arrancó una de las múltiples manos que había.
Sólo una entre miles había sido cortada, y ese esfuerzo no significaba absolutamente nada ante la hostilidad que provenía de aquella enorme y poderosa masa de sombras. Aun así, la persona que había lanzado aquel ataque avanzó con determinación, esquivando, evadiendo y sorteando las manos mágicas de la sombra que se lanzaban hacia ellos con una agilidad excepcional. Y entonces…
『 ???: ¡——Subaru! 』
『 Subaru: ——Gh. 』
Mientras Subaru yacía sentado, la dueña de aquella
voz que recordaba a campanillas de plata lo llamó y agarró fuertemente su débil
mano. El cuerpo de Subaru fue levantado bruscamente y apartado de aquel lugar por
la fuerza.
La sombra extendió sus brazos para bloquear su vanguardia y su retaguardia, intentando con ello evitar tanto que avanzara hacia delante como que escapara, casi como si le estuviera diciendo que no se lo permitiría.
Sin embargo, aun con ese obstáculo frente a sus ojos, las piernas de la chica avanzaron sin detenerse.
『 ???: ¡¡RYAAH!! 』
Con una mano agarró la de Subaru y, de la otra,
una luz radió.
Inmediatamente después, un hermoso cristal de hielo de un intenso brillo apareció——era como el de la jaula de hielo donde Subaru había estado confinado, pero éste cautivador hielo tenía la forma de un valeroso ataque.
Aplastó las tenebrosas manos mágicas que se habían
expandido hasta formar un muro frente a ellos, y se abrió paso a la fuerza.
Al presenciar el instante en que la sombra era apartada, Subaru, que aún tenía la impresión de que la extraña sombra lo devoraría todo a su paso, creyó que el corazón que pensaba que permanecería inerte para siempre había comenzado a latir de nuevo.
Y cuando su corazón congelado empezó a agitarse,
sus ojos también se volvieron hacia el bello rostro que estaba a su lado.
La chica que agarraba la mano de Subaru y lo miraba directamente al frente con su largo cabello plateado que brillaba como la luz de la luna… era Emilia, quien se lo llevó consigo, huyendo.
Aunque pudo confirmar que ella también seguía con
vida, en el fondo no se alegraba por ello.
Más bien al contrario: Subaru sentía que algo iba a romperse en lo más profundo de su cráneo.
Por supuesto que no podía alegrarse de su
propia supervivencia.
Tras confirmar que Julius, Beatrice y Echidna seguían con vida, los dejó morir.
Aunque no había sido testigo con sus propios ojos, sólo podía imaginarse que todo se vino abajo en cuanto dejó atrás a Julius con las mabestias y con Reid. Beatrice se desvaneció protegiendo a Subaru, y ni siquiera pudo ahorrarle sufrimiento a Echidna cuando estaba al borde de la muerte.
Natsuki Subaru era una plaga personificada.
La muerte era intrínseca a su propio ser.
Creía que evadía su propia muerte, pero en realidad él estaba imponiendo esa desgracia a todos los que le rodeaban. Era un ser que no podía evitar evocar una metáfora tan ridícula, con su imagen enclavada en un destino tan negro——
『 Subaru: ——Ya es suficiente. 』
『 Emilia: ¿Eh? 』
『 Subaru: Digo que ya no vale la pena esforzarse. 』
Mientras Emilia seguía tirando del brazo de Subaru
para llevárselo consigo, él forcejeó con ella y detuvo sus propios pies a la
fuerza. Emilia volvió a tirar de su brazo; pero, ahora que él tenía una gran
determinación, no se dejó llevar.
Aunque la diferencia de fuerza era evidente, la determinación de Subaru seguía firme. Como si notara ese sombrío impulso en el fondo de sus oscuros ojos, Emilia tragó saliva y dejó de tirar de su brazo.
『 Emilia y Subaru: … 』
Encarándose el uno hacia el otro, Subaru y Emilia
se miraron fijamente.
En sus alrededores no había señales de la sombra que había intentado engullir a Subaru. ¿Se la habían quitado de encima cuando escapó con Emilia? De ser así, ¿volvería a toparse con ella si regresaba por donde había venido?
Subaru pensó que esa era la mejor forma de borrar por completo a Natsuki Subaru.
『 Subaru: ¿Por qué viniste a salvarme? Debes estar loca. Tú también
pensabas que yo era un farsante… Por eso me encerraste en esa jaula de hielo;
porque intentabas matarme. 』
Estas palabras eran deliberadamente engañosas;
retorcían la verdad a propósito; cada palabra pronunciada maliciosamente abría
más heridas.
Y creía que así conseguiría que Emilia no volviera a agarrar su mano jamás.
Pero el despreciable plan de Subaru no surtió
efecto en Emilia porque ella observaba los hechos de manera objetiva.
Sus ojos se entrecerraron con enfado y levantó la voz hacia Subaru.
『 Emilia: ¡No estoy intentando matarte! Sólo quería
escuchar tu versión de los hechos, ya que notaba algo raro en ti. Y como no nos
habías contado lo de tus recuerdos perdidos, nosotros… 』
『 Subaru: ¡¿Y qué pasa con eso?! ¡Fácilmente podría
haber sido una mentira que me inventé por mi propio bien! ¡¿Te lo creíste tan
fácilmente?! Realmente pareces estúpida. ¡Tú, Julius y Beatrice… están mal de
la cabeza! 』
Le habían encerrado en la jaula de hielo y les
había dicho la verdad sobre su amnesia y sobre su desesperación.
Nadie que poseyera la capacidad de pensar debería haber creído tales palabras. La actitud de Ram y Echidna había sido la correcta. Pero, a pesar de ello, más de la mitad del grupo de Emilia eran estúpidos.
『 Subaru: No, más bien… ¡aquí todos son estúpidos! Al final… con las
cosas así, al final, hasta Echidna se disculpó conmigo… ¡No lo entiendo! 』
『 Emilia: ¿Al final, Echidna…? Subaru, ¿qué ha
pasado? ¿Acaso Echidna y los demás…? 』
Emilia empezó a hacerle esa pregunta a Subaru,
quien murmuraba y gemía cubriéndose el rostro con las manos. Aunque incluso la
cara de preocupación de Emilia era hermosa, Subaru le clavaría sus uñas en el
corazón.
Fue por eso que Subaru estaba dejando salir todas sus cicatrices emocionales que se resquebrajaban como el cristal.
Al revivir en su mente la figura de la joven
fallecida —cuya sangre había dejado de brotar y con una expresión de fragilidad
en el rostro que denotaba su desgarrador y desolador anhelo de que sus seres
queridos no sufrieran—, Subaru dejó escapar un grito como si quisiera abrir del
todo las heridas que tenía en lo más profundo de su corazón.
『 Subaru: ¡Murieron! ¡Echidna está muerta! Sus piernas volaron por los
aires y se desangró llena de dolor. ¡Murió agonizando! ¡Y también Beatrice! 』
『 Emilia: ——Gh. 』
『 Subaru: Ella también… me protegió. Sacrificarse por mí… Qué absurdo.
Ojalá lo hubiera notado antes; pero no lo hice, y murió. Dijo que no se
olvidaría de mí… 』
Aunque Subaru lo hubiera olvidado, Beatrice no lo
haría.
Beatrice había declarado firmemente que ayudaría a Subaru a recuperar sus recuerdos, costara lo que costara.
Pero ella había muerto justo después de haber dicho aquello.
Todo fue pura palabrería. Las palabras son
efímeras. Y justo después de decir eso… ella evitó que Subaru muriera y, con
cara de alivio, desapareció de este mundo.
『 Subaru: Si iba a desaparecer así, ojalá la hubiera
detenido. ¿Sacarla? ¿Que yo la saqué? Da igual cómo. En cualquier caso, si la
saqué de alguna parte que no fuera este lugar… nunca debería haberlo hecho. Si
no lo hubiera hecho, entonces… 』
—ella no habría acabado así, desapareciendo
con aquella expresión en su rostro.
『 Subaru: Y también ese tal Julius. Seguramente, él
ahora ya esté… Rodeado de tantas mabestias espantosas, y con ese tal Reid
estorbándole… y tiene el descaro de decir «Vete, por favor». Qué idiota. 』
Aquí todos eran idiotas. ¿Qué demonios esperaban?
Retractándose, disculpándose por haber dudado de él… ¿Qué demonios estaban diciendo?
¿Qué sería de su petición? ¿Qué sentido tendría
que volvieran? ¿No era natural que dudaran de él?
Natsuki Subaru estaba aquí porque traicionó todo lo que pesaba sobre él.
Sobrevivir y tener algo de paz y tranquilidad a solas le sería insoportable, así que quería desaparecer y morir.
Natsuki Subaru era el más idiota, estúpido,
incorregible e incapaz de salvar una mísera cosa.
Si él no era todo aquello, ¿entonces qué——?
『 Emilia: ——Subaru y yo nos conocimos por primera vez en un lugar llamado
el Almacén de bienes robados en la Capital Real. 』
…
………
………………
『 Subaru: … 』
Subaru se había hundido en un pantano sin fondo de
culpa y dudas sin escapatoria. Ni siquiera podía mover su propio cuerpo.
Como si le trajeran recuerdos entrañables, preciosos y nostálgicos, la repentina confesión de Emilia hacía palpitar los tímpanos de Subaru.
『 Subaru: … ¿Qu—? 』
Aquellas palabras tan fuera de contexto dejaron a
Subaru estupefacto; lo único que pudo hacer fue soltar el aire en sus pulmones.
No trataba de despreciar o burlarse de las repentinas acciones de Emilia. La consciencia de Subaru simplemente no podía seguirle el ritmo, y estaba genuinamente aturdido en silencio.
Ignorando la reacción de Subaru, Emilia empezó a recordar sucesos y a contarlos con los dedos.
Como si fueran una espiral o un torbellino, las mágicas manos completamente negras intentaron envolver a Natsuki Subaru junto con su alma entre sus garras.
Allá donde las manos lo tocaban, sentía que se derretía, se desmoronaba y se deshacía; sabía que su propio ser se volvería hueco.
Pese a estar siendo víctima de tal vez la mayor blasfemia contra un ser vivo, la mente de Natsuki Subaru estaba tan tranquila que podría decirse que estaba en paz.
Pero no era solo eso, sino que esta sombra y sus manos mágicas eran lo único genuino y firme.
Aunque se tapara los oídos y cerrara su mente, sus dedos encontraban la forma de introducirse por los rincones más recónditos, abriéndose paso y susurrándole su amor directamente.
Él lo sabía. Era imposible que no lo supiera. Y por eso, Subaru quería desaparecer.
Pese a ser amado por sus padres, era totalmente incapaz de amarse a sí mismo, creía que no merecía ser amado.
Él lo sabía. No podía no saberlo. Por lo tanto, Subaru debería haber muerto.
Debería haberse empeñado en no dejarse llevar por la compasión de quienes se preocupaban por él.
『 ???: ¡No te permitiré seguir! 』
Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo.
………
………………
Esa voz que recordaba a una campanilla de plata se alzó, alcanzando a Subaru tras atravesar la confesión de amor sin aparente fin que parecía estar siendo susurrada a sus oídos y estar sobrescribiendo el mundo y la existencia de Natsuki Subaru.
Atravesó las sombrías manos mágicas que estaban engullendo a Subaru. Se generó una onda de choque, y las manos mágicas recibieron el impacto directo… pero sólo partió y arrancó una de las múltiples manos que había.
Sólo una entre miles había sido cortada, y ese esfuerzo no significaba absolutamente nada ante la hostilidad que provenía de aquella enorme y poderosa masa de sombras. Aun así, la persona que había lanzado aquel ataque avanzó con determinación, esquivando, evadiendo y sorteando las manos mágicas de la sombra que se lanzaban hacia ellos con una agilidad excepcional. Y entonces…
La sombra extendió sus brazos para bloquear su vanguardia y su retaguardia, intentando con ello evitar tanto que avanzara hacia delante como que escapara, casi como si le estuviera diciendo que no se lo permitiría.
Sin embargo, aun con ese obstáculo frente a sus ojos, las piernas de la chica avanzaron sin detenerse.
Inmediatamente después, un hermoso cristal de hielo de un intenso brillo apareció——era como el de la jaula de hielo donde Subaru había estado confinado, pero éste cautivador hielo tenía la forma de un valeroso ataque.
Al presenciar el instante en que la sombra era apartada, Subaru, que aún tenía la impresión de que la extraña sombra lo devoraría todo a su paso, creyó que el corazón que pensaba que permanecería inerte para siempre había comenzado a latir de nuevo.
La chica que agarraba la mano de Subaru y lo miraba directamente al frente con su largo cabello plateado que brillaba como la luz de la luna… era Emilia, quien se lo llevó consigo, huyendo.
Más bien al contrario: Subaru sentía que algo iba a romperse en lo más profundo de su cráneo.
Tras confirmar que Julius, Beatrice y Echidna seguían con vida, los dejó morir.
Aunque no había sido testigo con sus propios ojos, sólo podía imaginarse que todo se vino abajo en cuanto dejó atrás a Julius con las mabestias y con Reid. Beatrice se desvaneció protegiendo a Subaru, y ni siquiera pudo ahorrarle sufrimiento a Echidna cuando estaba al borde de la muerte.
Creía que evadía su propia muerte, pero en realidad él estaba imponiendo esa desgracia a todos los que le rodeaban. Era un ser que no podía evitar evocar una metáfora tan ridícula, con su imagen enclavada en un destino tan negro——
Aunque la diferencia de fuerza era evidente, la determinación de Subaru seguía firme. Como si notara ese sombrío impulso en el fondo de sus oscuros ojos, Emilia tragó saliva y dejó de tirar de su brazo.
En sus alrededores no había señales de la sombra que había intentado engullir a Subaru. ¿Se la habían quitado de encima cuando escapó con Emilia? De ser así, ¿volvería a toparse con ella si regresaba por donde había venido?
Subaru pensó que esa era la mejor forma de borrar por completo a Natsuki Subaru.
Y creía que así conseguiría que Emilia no volviera a agarrar su mano jamás.
Sus ojos se entrecerraron con enfado y levantó la voz hacia Subaru.
Nadie que poseyera la capacidad de pensar debería haber creído tales palabras. La actitud de Ram y Echidna había sido la correcta. Pero, a pesar de ello, más de la mitad del grupo de Emilia eran estúpidos.
Fue por eso que Subaru estaba dejando salir todas sus cicatrices emocionales que se resquebrajaban como el cristal.
Beatrice había declarado firmemente que ayudaría a Subaru a recuperar sus recuerdos, costara lo que costara.
Pero ella había muerto justo después de haber dicho aquello.
Retractándose, disculpándose por haber dudado de él… ¿Qué demonios estaban diciendo?
Natsuki Subaru estaba aquí porque traicionó todo lo que pesaba sobre él.
Sobrevivir y tener algo de paz y tranquilidad a solas le sería insoportable, así que quería desaparecer y morir.
Si él no era todo aquello, ¿entonces qué——?
………
………………
Como si le trajeran recuerdos entrañables, preciosos y nostálgicos, la repentina confesión de Emilia hacía palpitar los tímpanos de Subaru.
No trataba de despreciar o burlarse de las repentinas acciones de Emilia. La consciencia de Subaru simplemente no podía seguirle el ritmo, y estaba genuinamente aturdido en silencio.
Ignorando la reacción de Subaru, Emilia empezó a recordar sucesos y a contarlos con los dedos.
Aunque ella había narrado aquellos recuerdos en detalle, él no tenía ni la menor idea de lo que ella había dicho.
Era de esperarse. Aquellos eran los recuerdos de Emilia y «Natsuki Subaru». Sin importar qué, aquellos eran fragmentos de recuerdos hilados por «Natsuki Subaru», quien una y otra vez hacía cosas inimaginables para él.
No lo recordaba. Nunca había hecho algo así. Jamás.
Había una mezcla de alegría, tristeza, ansiedad, expectación y más emociones contradictorias. A Subaru le invadió una sensación de completa sequedad.
Que Emilia revelara sus emociones en su rostro por completo… no, sólo por esa razón, aquel anhelo era insoportable.
El temblor en la voz de Emilia, su petición, su voz que resonaba aferrándose a él. Todo aquello hizo evidente——
Ante esta obviedad, Subaru sintió envidia y celos de sí mismo.
Y aun así…
Al ver la sonrisa de Emilia, a Subaru le temblaron los labios.
Todo lo que había dicho, todo lo que había hecho, todo lo que había prometido… ninguna de esas cosas estaba dentro de este cuerpo, dentro de esta cabeza, dentro de este corazón o en lo más profundo de su alma.
Y por eso…
Hace un rato, con Beatrice y Echidna, se había dejado llevar por un arrebato de emociones; y una vez más, volvió a gritar.
Sin dejar de mirarla, Subaru parpadeó rápidamente limpiándose sus cálidas lágrimas; y, con una voz aún más áspera y esforzándose por conservar un tono malicioso, continuó vociferando.
Había sido incapaz de responder a las palabras de Beatrice antes de que desapareciera; y, con ese pesar aún en el corazón, escuchó a Emilia hablar gentilmente —casi con convicción— de sus recuerdos.
Todo eso por «Natsuki Subaru». El que había sido convocado a este mundo paralelo, el verdadero él——
Natsuki Subaru era una plaga personificada. Sin importar con quién esté, Subaru no hacía más que herirlos, perderlos y traerles la muerte.
Por eso, quería acabar con todo.
No tenía que ser él——de hecho, sería mucho mejor si no fuera Natsuki Subaru.
Debería haber un modo de que todo fuera mejor. Debería haber alguien que lo hiciera mejor.
Desde un principio, él siempre fue un pretexto. Una existencia vana.
No era fuerte ni inteligente. No necesitaban tener a un Subaru así cerca.
Por lo tanto, él…
Alzando la cabeza, Subaru miró a la persona que se había presentado como Emilia y que estaba de pie, justo delante de él. Ella tenía una mano sobre su propio pecho; y, en sus grandes y redondos ojos amatistas, Subaru pudo ver reflejada su propia figura.
Con esas emociones en mente, los rosados labios de Emilia temblaban.
Las intenciones que ella estaba manifestando no eran negar al Natsuki Subaru que tenía delante, o recuperar al antiguo Subaru.
Porque no era más que algo que Subaru había deseado para sí mismo.
Aunque lo hubiera olvidado todo y se dejara ver en un estado tan lamentable, seguía siendo igual.
Con sus palabras, con su comportamiento y con su vida, mostraron que necesitaban a Natsuki Subaru.
En esta abrumadora desesperación y en esta situación desfavorable, ¿qué pasaría si Natsuki Subaru estuviera aquí? ¿Cómo podría mejorar la situación? ¿Podrían superarla?
Sus ojos estaban enmarcados por largas pestañas, y su voz siempre tan parecida al tintineo de una campanilla de plata que le hacía cosquillas en el corazón. Todo en Emilia parecía ser ese nudo que ataba a Natsuki Subaru a este mundo.
Y, aun así, a pesar de esa poderosa y extraña emoción que sin duda estaba ligada al corazón de Subaru, Emilia prosiguió.
Sonriendo… y un ligero rubor en las mejillas.
Al recibir las palabras de Emilia, todo el tiempo se detuvo dentro de su cuerpo durante un instante.
Y, al mismo tiempo en que sus sentimientos resurgían en él, otra emoción surgió: burla hacia «Natsuki Subaru».
No te pedían que fueras un salvador, ni siquiera esperaban que lo fueras. Solamente, si hubiera un desafío a superar, en lugar de alguien más capaz, sólo querían que fueras tú.
Le miraba con sus ojos amatistas. Los ojos castaño oscuro de Subaru se encontraron con los suyos. Y entonces…
No podía hacerlo. No podía serlo. Lo había negado una y otra vez.
Por lo tanto, esto seguramente no era más que un uso de palabras conveniente.
¿Y si fuera alguien que pudiera salvar a Emilia y a los demás en esta atalaya del desierto?
Sus labios manchados de sangre respondieron a la pregunta que había salido de los rosados labios de Emilia.
En el fondo, no había dejado de desconfiar en «Natsuki Subaru».
No era como si quisiera ser salvado. Tampoco era que se aferrara a ellos deseando ser salvado.
Quiero ayudarlos a todos, imploró.
Con los labios temblorosos, Emilia comenzó a hilar algunas palabras hacia Subaru, quien se había definido a sí mismo.
Pero justo entonces…
El pasillo perdió su forma, y Emilia, al perder el equilibrio, perdió contacto con el suelo. Frente a ella, Subaru, quien a duras penas tenía los pies en el suelo, dio una fuerte patada contra el suelo.
Subaru se lanzó inmediatamente hacia Emilia, quien había empezado a caer. Acortó la distancia hasta alcanzar sus cabellos plateados y, finalmente, abrazó su esbelto cuerpo, suave y cálido cuerpo.
Emilia, y todos los demás estaban realmente locos. Pero, por desgracia, el esfuerzo de Emilia sería completamente inútil en esta situación.
No chocarían contra el duro suelo de la atalaya ni contra las extensas dunas del exterior, sino contra las tenebrosas sombras que envolvían a la atalaya y que acabarían con todo y todos.
Lo que habían empezado una vez, se volvería a repetir otra vez aquí, desde el final, otra vez.
Aquí mismo, en este mundo, en este lugar, haría realidad las palabras que intercambió con Emilia.
Era hora de empezar desde el final, con todo eso en mente. El momento de farfullar y balbucear había terminado.
Pero los requisitos necesarios para ser amado por Emilia y por todos los demás estaban presentes.
Y así, sin más, Emilia y Natsuki Subaru se hundieron hacia las profundidades de las sombras.
Y donde todo se redujo a cero, comenzó.