domingo, 14 de enero de 2024

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Re: Iniciando una vida en otro mundo desde cero


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※ ※ ※ ※ ※

——El mundo estaba a punto de sumirse en la oscuridad.
 
La sombra extendió sus múltiples manos hacia el inmóvil Subaru, quien estaba desplomado y sin fuerzas.
Como si fueran una espiral o un torbellino, las mágicas manos completamente negras intentaron envolver a Natsuki Subaru junto con su alma entre sus garras.
Allá donde las manos lo tocaban, sentía que se derretía, se desmoronaba y se deshacía; sabía que su propio ser se volvería hueco.
 
Pero, por raro que pareciera, no le era desagradable en absoluto.
 
Subaru: …
 
Su cuerpo iba a desmoronarse hasta donde podía ver; su propia existencia iba a ser sobrescrita; y su alma iba a ser revuelta.
Pese a estar siendo víctima de tal vez la mayor blasfemia contra un ser vivo, la mente de Natsuki Subaru estaba tan tranquila que podría decirse que estaba en paz.

La decepción de hace un momento aún pesaba muchísimo en lo más profundo de su corazón.
Pero no era solo eso, sino que esta sombra y sus manos mágicas eran lo único genuino y firme.
 
Esta sombra era lo único que mostraba consideración por las emociones de un Natsuki Subaru que todavía deseaba desaparecer.
 
—Quiero morir. Quiero desvanecerme. Quiero desmoronarme, quiero que me pisoteen, quiero ser reducido a cenizas y no dejar ni rastro. Aunque vaya a revivir una y otra vez, ven y borra mi cuerpo hasta que solo queden cenizas.
 
Esta oscura sombra le concedería sus plegarias tan deseadas, le concedería aquello que Subaru había pedido a gritos tan fervientemente.
 
 
——Te amo.
 
 
Lo único que le resultaba irritante de todo esto era que le repitieran estas palabras.
Aunque se tapara los oídos y cerrara su mente, sus dedos encontraban la forma de introducirse por los rincones más recónditos, abriéndose paso y susurrándole su amor directamente.
 
 
——Te amo. Te amo. Te amo.
 
 
—Ya basta, estoy harto. No importa cuántas veces lo repitas, ya lo sé. Yo… no te amo. Yo… no me amo. Sabía lo que era ser amado. Lo sabía muy bien.
 
Sus padres. Tanto su padre como su madre querían a Subaru desde el fondo de sus corazones.
Él lo sabía. Era imposible que no lo supiera. Y por eso, Subaru quería desaparecer.
Pese a ser amado por sus padres, era totalmente incapaz de amarse a sí mismo, creía que no merecía ser amado.
 
 
——Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo.
 
 
—Para, por favor; dame un respiro. Basta ya. No importa cuántas veces lo repitas, no conseguirás nada más. Llegué a esta conclusión hace tiempo. Lo sabía. Y a pesar de eso, hice la vista gorda.
 
Las personas que se esforzaban tanto, se desesperaban y se preocupaban por Subaru no podían ser malas.
Él lo sabía. No podía no saberlo. Por lo tanto, Subaru debería haber muerto.
Debería haberse empeñado en no dejarse llevar por la compasión de quienes se preocupaban por él.
 
 
——Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo.
 
 
—Detente, por favor; te dije que ya lo sé. Si soporto esta tortura hasta el final, ¿concederás mi deseo? ¿Me tragarás, me romperás, me pulverizarás y borrarás toda traza de mí para que nunca más tenga que lidiar con las expectativas de los demás? Si puedes hacer eso… si puedes hacerlo, lo aceptaré. Si este es el final… quiero aceptarlo.
 
Si este pudiera ser el final, entonces Natsuki Subaru desaparecerí——
 
 
——Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo.
                 ???: ¡No te permitiré seguir!
                                                                        Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo.
 
 

………
………………
 
Una voz sonó.
Esa voz que recordaba a una campanilla de plata se alzó, alcanzando a Subaru tras atravesar la confesión de amor sin aparente fin que parecía estar siendo susurrada a sus oídos y estar sobrescribiendo el mundo y la existencia de Natsuki Subaru.
 
 
Subaru: …
 
Una luz brotó.
Atravesó las sombrías manos mágicas que estaban engullendo a Subaru. Se generó una onda de choque, y las manos mágicas recibieron el impacto directo… pero sólo partió y arrancó una de las múltiples manos que había.
Sólo una entre miles había sido cortada, y ese esfuerzo no significaba absolutamente nada ante la hostilidad que provenía de aquella enorme y poderosa masa de sombras. Aun así, la persona que había lanzado aquel ataque avanzó con determinación, esquivando, evadiendo y sorteando las manos mágicas de la sombra que se lanzaban hacia ellos con una agilidad excepcional. Y entonces…
 
???: ¡——Subaru!
 
Subaru: ——Gh.
 
Mientras Subaru yacía sentado, la dueña de aquella voz que recordaba a campanillas de plata lo llamó y agarró fuertemente su débil mano. El cuerpo de Subaru fue levantado bruscamente y apartado de aquel lugar por la fuerza.
La sombra extendió sus brazos para bloquear su vanguardia y su retaguardia, intentando con ello evitar tanto que avanzara hacia delante como que escapara, casi como si le estuviera diciendo que no se lo permitiría.
Sin embargo, aun con ese obstáculo frente a sus ojos, las piernas de la chica avanzaron sin detenerse.
 
???: ¡¡RYAAH!!
 
Con una mano agarró la de Subaru y, de la otra, una luz radió.
Inmediatamente después, un hermoso cristal de hielo de un intenso brillo apareció——era como el de la jaula de hielo donde Subaru había estado confinado, pero éste cautivador hielo tenía la forma de un valeroso ataque.
 
Aplastó las tenebrosas manos mágicas que se habían expandido hasta formar un muro frente a ellos, y se abrió paso a la fuerza.
Al presenciar el instante en que la sombra era apartada, Subaru, que aún tenía la impresión de que la extraña sombra lo devoraría todo a su paso, creyó que el corazón que pensaba que permanecería inerte para siempre había comenzado a latir de nuevo.
 
Y cuando su corazón congelado empezó a agitarse, sus ojos también se volvieron hacia el bello rostro que estaba a su lado.
La chica que agarraba la mano de Subaru y lo miraba directamente al frente con su largo cabello plateado que brillaba como la luz de la luna… era Emilia, quien se lo llevó consigo, huyendo.
 
Aunque pudo confirmar que ella también seguía con vida, en el fondo no se alegraba por ello.
Más bien al contrario: Subaru sentía que algo iba a romperse en lo más profundo de su cráneo.
 
Por supuesto que no podía alegrarse de su propia supervivencia.
Tras confirmar que Julius, Beatrice y Echidna seguían con vida, los dejó morir.
Aunque no había sido testigo con sus propios ojos, sólo podía imaginarse que todo se vino abajo en cuanto dejó atrás a Julius con las mabestias y con Reid. Beatrice se desvaneció protegiendo a Subaru, y ni siquiera pudo ahorrarle sufrimiento a Echidna cuando estaba al borde de la muerte.
 
Natsuki Subaru era una plaga personificada. La muerte era intrínseca a su propio ser.
Creía que evadía su propia muerte, pero en realidad él estaba imponiendo esa desgracia a todos los que le rodeaban. Era un ser que no podía evitar evocar una metáfora tan ridícula, con su imagen enclavada en un destino tan negro——
 
Subaru: ——Ya es suficiente.
 
Emilia: ¿Eh?
 
Subaru: Digo que ya no vale la pena esforzarse.
 
Mientras Emilia seguía tirando del brazo de Subaru para llevárselo consigo, él forcejeó con ella y detuvo sus propios pies a la fuerza. Emilia volvió a tirar de su brazo; pero, ahora que él tenía una gran determinación, no se dejó llevar.
Aunque la diferencia de fuerza era evidente, la determinación de Subaru seguía firme. Como si notara ese sombrío impulso en el fondo de sus oscuros ojos, Emilia tragó saliva y dejó de tirar de su brazo.
 
Emilia y Subaru: …
 
Encarándose el uno hacia el otro, Subaru y Emilia se miraron fijamente.
En sus alrededores no había señales de la sombra que había intentado engullir a Subaru. ¿Se la habían quitado de encima cuando escapó con Emilia? De ser así, ¿volvería a toparse con ella si regresaba por donde había venido?
Subaru pensó que esa era la mejor forma de borrar por completo a Natsuki Subaru.
 
Subaru: ¿Por qué viniste a salvarme? Debes estar loca. Tú también pensabas que yo era un farsante… Por eso me encerraste en esa jaula de hielo; porque intentabas matarme.
 
Estas palabras eran deliberadamente engañosas; retorcían la verdad a propósito; cada palabra pronunciada maliciosamente abría más heridas.
Y creía que así conseguiría que Emilia no volviera a agarrar su mano jamás.
 
Pero el despreciable plan de Subaru no surtió efecto en Emilia porque ella observaba los hechos de manera objetiva.
Sus ojos se entrecerraron con enfado y levantó la voz hacia Subaru.
 
Emilia: ¡No estoy intentando matarte! Sólo quería escuchar tu versión de los hechos, ya que notaba algo raro en ti. Y como no nos habías contado lo de tus recuerdos perdidos, nosotros…
 
Subaru: ¡¿Y qué pasa con eso?! ¡Fácilmente podría haber sido una mentira que me inventé por mi propio bien! ¡¿Te lo creíste tan fácilmente?! Realmente pareces estúpida. ¡Tú, Julius y Beatrice… están mal de la cabeza!
 
Le habían encerrado en la jaula de hielo y les había dicho la verdad sobre su amnesia y sobre su desesperación.
Nadie que poseyera la capacidad de pensar debería haber creído tales palabras. La actitud de Ram y Echidna había sido la correcta. Pero, a pesar de ello, más de la mitad del grupo de Emilia eran estúpidos.
 
Subaru: No, más bien… ¡aquí todos son estúpidos! Al final… con las cosas así, al final, hasta Echidna se disculpó conmigo… ¡No lo entiendo!
 
Emilia: ¿Al final, Echidna…? Subaru, ¿qué ha pasado? ¿Acaso Echidna y los demás…?
 
Emilia empezó a hacerle esa pregunta a Subaru, quien murmuraba y gemía cubriéndose el rostro con las manos. Aunque incluso la cara de preocupación de Emilia era hermosa, Subaru le clavaría sus uñas en el corazón.
Fue por eso que Subaru estaba dejando salir todas sus cicatrices emocionales que se resquebrajaban como el cristal.
 
Al revivir en su mente la figura de la joven fallecida —cuya sangre había dejado de brotar y con una expresión de fragilidad en el rostro que denotaba su desgarrador y desolador anhelo de que sus seres queridos no sufrieran—, Subaru dejó escapar un grito como si quisiera abrir del todo las heridas que tenía en lo más profundo de su corazón.
 
Subaru: ¡Murieron! ¡Echidna está muerta! Sus piernas volaron por los aires y se desangró llena de dolor. ¡Murió agonizando! ¡Y también Beatrice!
 
Emilia: ——Gh.
 
Subaru: Ella también… me protegió. Sacrificarse por mí… Qué absurdo. Ojalá lo hubiera notado antes; pero no lo hice, y murió. Dijo que no se olvidaría de mí…
 
Aunque Subaru lo hubiera olvidado, Beatrice no lo haría.
Beatrice había declarado firmemente que ayudaría a Subaru a recuperar sus recuerdos, costara lo que costara.
Pero ella había muerto justo después de haber dicho aquello.
 
Todo fue pura palabrería. Las palabras son efímeras. Y justo después de decir eso… ella evitó que Subaru muriera y, con cara de alivio, desapareció de este mundo.
 
Subaru: Si iba a desaparecer así, ojalá la hubiera detenido. ¿Sacarla? ¿Que yo la saqué? Da igual cómo. En cualquier caso, si la saqué de alguna parte que no fuera este lugar… nunca debería haberlo hecho. Si no lo hubiera hecho, entonces…
 
—ella no habría acabado así, desapareciendo con aquella expresión en su rostro.
 
Subaru: Y también ese tal Julius. Seguramente, él ahora ya esté… Rodeado de tantas mabestias espantosas, y con ese tal Reid estorbándole… y tiene el descaro de decir «Vete, por favor». Qué idiota.
 
Aquí todos eran idiotas. ¿Qué demonios esperaban?
Retractándose, disculpándose por haber dudado de él… ¿Qué demonios estaban diciendo?
 
¿Qué sería de su petición? ¿Qué sentido tendría que volvieran? ¿No era natural que dudaran de él?
Natsuki Subaru estaba aquí porque traicionó todo lo que pesaba sobre él.
Sobrevivir y tener algo de paz y tranquilidad a solas le sería insoportable, así que quería desaparecer y morir.
 
Natsuki Subaru era el más idiota, estúpido, incorregible e incapaz de salvar una mísera cosa.
Si él no era todo aquello, ¿entonces qué——?
 
Emilia: ——Subaru y yo nos conocimos por primera vez en un lugar llamado el Almacén de bienes robados en la Capital Real.
 

………
………………
 
Subaru: …
 
Subaru se había hundido en un pantano sin fondo de culpa y dudas sin escapatoria. Ni siquiera podía mover su propio cuerpo.
Como si le trajeran recuerdos entrañables, preciosos y nostálgicos, la repentina confesión de Emilia hacía palpitar los tímpanos de Subaru.
 
Subaru: … ¿Qu—?
 
Aquellas palabras tan fuera de contexto dejaron a Subaru estupefacto; lo único que pudo hacer fue soltar el aire en sus pulmones.
No trataba de despreciar o burlarse de las repentinas acciones de Emilia. La consciencia de Subaru simplemente no podía seguirle el ritmo, y estaba genuinamente aturdido en silencio.
Ignorando la reacción de Subaru, Emilia empezó a recordar sucesos y a contarlos con los dedos.
 

Emilia: Por aquel entonces, Felt-chan me robó una insignia muuuy importante. Tuve que emprender una búsqueda desesperada con Puck para tratar de recuperarla Y entonces, después de perseguirla, luchamos contra la hermana de Meili. Estábamos en grave peligro, pero Reinhard vino a salvarnos. Y después de eso, justo cuando respiraba aliviada, la hermana de Meili fue directa a por mí… y Subaru me salvó de aquello.
 
Subaru: …
 
Emilia: Así fue como te conocí, Subaru. ——¿No lo recuerdas?
 
Al oír su pregunta, Subaru sacudió la cabeza.
Aunque ella había narrado aquellos recuerdos en detalle, él no tenía ni la menor idea de lo que ella había dicho.
Era de esperarse. Aquellos eran los recuerdos de Emilia y «Natsuki Subaru». Sin importar qué, aquellos eran fragmentos de recuerdos hilados por «Natsuki Subaru», quien una y otra vez hacía cosas inimaginables para él.
 
Emilia: Pero Subaru me protegió hiriéndose de gravedad, así que te llevé conmigo a la mansión de Roswaal. Y allí, Beatrice curó tus heridas a regañadientes. Ram… y seguramente Rem también, empezaron a llevarse bien contigo.
 
Subaru: …
 
Emilia: Y luego, Meili sin su hermana, incentivó a las mabestias para atacarnos. Subaru y Ram las mantuvieron a raya hasta que Roswaal las eliminó mientras yo permanecía en la mansión. Fue cuando también prometiste llevarme a una DATE… ¿No lo recuerdas?
 
Subaru: …
 
Sacudió la cabeza.
No lo recordaba. Nunca había hecho algo así. Jamás.
 
Emilia: Y también hicimos muchas cosas en la mansión. Hicimos mayonesa, bebimos alcohol entre todos, Puck hizo que nevara, jugamos al «GAME del Rey»… y después de eso, me llamaron a la Capital Real para la Selección Real, cierto.
 
Subaru: …
 
Emilia: También fue la primera vez que tuve una gran pelea contigo. Yo no quería que salieras lastimado por mi culpa, ni que te exigieras demasiado; tenía miedo y no entendía por qué eras tan amable conmigo. Así que, cuanto nos peleamos, pensé que no volveríamos a vernos…
 
Mientras relataba estos recuerdos, la voz de Emilia empezó a temblar ligeramente.
Había una mezcla de alegría, tristeza, ansiedad, expectación y más emociones contradictorias. A Subaru le invadió una sensación de completa sequedad.
 
Insoportable, insoportable, era insoportable aquel anhelo que le quemaba el pecho.
Que Emilia revelara sus emociones en su rostro por completo… no, sólo por esa razón, aquel anhelo era insoportable.
 
Emilia: No entendía lo que estaba pasando. En ese momento me estaba dejando llevar por el mal momento, y entonces Subaru volvió corriendo a mí cuando estaba en mi peor momento, y después…
 
Subaru: …
 
Emilia: Y después de aquello, ¿recuerdas qué fue… lo que dijiste?
 
Subaru: Yo…
 
—No lo recuerdo.
 
No lo recordaba. Aquellos recuerdos no surgirían de la nada.
El temblor en la voz de Emilia, su petición, su voz que resonaba aferrándose a él. Todo aquello hizo evidente——
 
——que el Subaru que se encontraba aquí ahora no era el «Natsuki Subaru» que ella quería.
Ante esta obviedad, Subaru sintió envidia y celos de sí mismo.
 
—¿Por qué tú, «Natsuki Subaru»? ¿Por qué tú y yo somos tan distintos, «Natsuki Subaru»?
 
«Devuélvenos al verdadero «Natsuki Subaru». Tú, el Natsuki Subaru de ahora, puedes morirte. ¿Por cuánto tiempo más serás tú el que se encuentre aquí?» era lo que debían pensar todos, incluyendo a Emilia. Deberían estar heridos, sufriendo y lamentándose.
Y aun así…
 
Emilia: ——Pero yo lo recuerdo todo. Recuerdo lo que me prometiste, lo que me dijiste y lo que hiciste, Subaru. Lo recuerdo todo.
 
Esa sonrisa estaba cargada de alegría y esperanza, como si nunca hubiera habido tristeza o ansiedad.
Al ver la sonrisa de Emilia, a Subaru le temblaron los labios.
 
No había nada. En ninguna parte.
Todo lo que había dicho, todo lo que había hecho, todo lo que había prometido… ninguna de esas cosas estaba dentro de este cuerpo, dentro de esta cabeza, dentro de este corazón o en lo más profundo de su alma.
Y por eso…
 
Subaru: No lo… recuerdo. Aunque me lo pidas, no lo recuerdo. Tú… ¡Tú! ¡Y todos ustedes! ¡¿DE QUIÉN DEMONIOS ESTÁN HABLANDO?!
 
Estalló.
Hace un rato, con Beatrice y Echidna, se había dejado llevar por un arrebato de emociones; y una vez más, volvió a gritar.
 
Emilia: …
 
Ante su alarido, Emilia abrió de par en par sus ojos amatistas.
Sin dejar de mirarla, Subaru parpadeó rápidamente limpiándose sus cálidas lágrimas; y, con una voz aún más áspera y esforzándose por conservar un tono malicioso, continuó vociferando.
 
Subaru: ¡Jugarse la vida por los demás! ¡Actuar de inmediato por el bien de los demás! ¡Salir corriendo a darlo todo por los demás! ¡Lograr algo arriesgando mi vida por el bien de otra persona! ¡¿Es todo eso siquiera posible?! ¡¿Yo puedo hacer algo como eso?!
 
Ella le había contado sus recuerdos, y él respondió que no recordaba nada.
Había sido incapaz de responder a las palabras de Beatrice antes de que desapareciera; y, con ese pesar aún en el corazón, escuchó a Emilia hablar gentilmente —casi con convicción— de sus recuerdos.
 
Julius había confiado en él, Beatrice había creído en él, Echidna le había perdonado, Emilia tenía esperanzas en él.
Todo eso por «Natsuki Subaru». El que había sido convocado a este mundo paralelo, el verdadero él——
 
Subaru: ¡——No me vengas con esa mierda! ¡Ese tipo no puede ser Natsuki Subaru!
 
Era imposible que alguien pudiera confiarle sus esperanzas a Natsuki Subaru.
 
Subaru: ¡Lo sé muy bien! ¡Sé lo patético, desagradable, incorregible y lo bastardo que es Natsuki Subaru!
 
Era imposible que alguien pudiera creer de verdad en Natsuki Subaru.
 
Subaru: ¡¿A quién estás mirando?! ¡¿De qué estás hablando?! ¡Ese tipo no está por ninguna parte! ¡Todo es una completa mentira! ¡Las cosas que ese tipo mostró, las cosas que dijo, todo, todo! ¡Sólo era mierda al azar que soltaba por su boca! ¡No hay motivos para creer en él!
 
Era imposible que alguien pudiera perdonar los pecados de Natsuki Subaru.
 
Subaru: ¡¿Crees que hay algún valor en Natsuki Subaru?! ¡Natsuki Subaru es escoria! ¡Es un miserable e inútil bastardo! ¡¡LO SÉ MEJOR QUE NADIE!!
 
Como si alguien realmente quisiera a Natsuki Subaru a su lado.
 
Subaru: …
 
Él no tenía esa valía. Ni valía ni nada deseable por el estilo, se mire como se mire.
Natsuki Subaru era una plaga personificada. Sin importar con quién esté, Subaru no hacía más que herirlos, perderlos y traerles la muerte.
Por eso, quería acabar con todo.
 
Emilia y los demás no tenían por qué salir lastimados por culpa de alguien así.
 
Subaru: ——Elijan… a otra persona.
 
Sólo murmuró esas palabras.
No tenía que ser él——de hecho, sería mucho mejor si no fuera Natsuki Subaru.
 
¿Por qué confiarlo todo a un hombre que no podía hacer nada? ¿Por qué creer en él? ¿Por qué perdonarlo? ¿Por qué quererlo?
Debería haber un modo de que todo fuera mejor. Debería haber alguien que lo hiciera mejor.
 
Aunque ese alguien fuera el «Natsuki Subaru» que todos deseaban, ya no se encontraba en ninguna parte.
Desde un principio, él siempre fue un pretexto. Una existencia vana.
 
Subaru: Alguien como yo… Sólo ignórame y deshazte de mí. Alguien más fuerte o más inteligente aparecerá. Yo soy…
 
Natsuki Subaru estaba tan abrumado por una sensación de impotencia, que se sentía totalmente incapaz de hacer cualquier cosa.
 
Cada uno tiene su lugar; uno apropiado para todos. Él quería que todos lo entendieran; que no estaba cualificado para continuar al lado de Emilia y los demás. No estaba cualificado para ser lo que ellos deseaban.
No era fuerte ni inteligente. No necesitaban tener a un Subaru así cerca.
Por lo tanto, él…
 
Emilia: ——Me llamo Emilia; sólo Emilia.
 
Subaru: ——¿Eh?
 
Tras liberar toda su impotencia, con el corazón aún preso por las cosas que quería decir mientras se dirigía hacia la nada, la voz que recordaba a campanillas de plata sonó de improviso, provocando que la voz de Subaru sonara involuntariamente.
 
Subaru: …
 
No entendía el significado de aquellas palabras——o más bien, lo que no entendía era la intención tras aquellas palabras.
Alzando la cabeza, Subaru miró a la persona que se había presentado como Emilia y que estaba de pie, justo delante de él. Ella tenía una mano sobre su propio pecho; y, en sus grandes y redondos ojos amatistas, Subaru pudo ver reflejada su propia figura.
 

El brillo de aquellos ojos le arrebató el aliento. Y estando justo delante de Subaru, Emilia prosiguió.
 
Emilia: Hay tantas cosas que tengo que decirte, y tantas cosas que tengo que preguntarte. Muchas, muchas cosas. Pero, ahora mismo tengo que escuchar sólo una.
 
Subaru: …
 
Emilia: Julius, Beatrice, Echidna… y ahora yo, al tomar tu mano, al huir juntos… queríamos protegerte a toda costa… No queríamos que murieras, porque…
 
Llena de emociones, Emilia cerró los ojos y se sumergió en sus pensamientos, permaneciendo en silencio durante varios segundos que se hicieron eternos, durante los cuales Subaru podía ver que diversas emociones recorrían su pecho. Entre ellas había incluso preocupación por sus compañeros que no se encontraban aquí.
Con esas emociones en mente, los rosados labios de Emilia temblaban.
 
Emilia: Tú, que nos has hecho sentir así, ¿quién eres?
 
Subaru: …
 
Emilia: Por favor… dime tu nombre.
 
La pregunta de Emilia hizo que las profundidades de su corazón se estremecieran.
Las intenciones que ella estaba manifestando no eran negar al Natsuki Subaru que tenía delante, o recuperar al antiguo Subaru.
 
——Intentaban afirmar la presencia de este Natsuki Subaru.
 
Subaru: …
 
Resentimientos, comportamientos y palabras como «Devuélvenos al verdadero Natsuki Subaru, el de ahora es un impostor» habrían sido más fáciles de soportar.
Porque no era más que algo que Subaru había deseado para sí mismo.
 
Era el propio Subaru quien seguía prefiriendo ser negado, ser rechazado y que fingieran que nunca había existido, porque él no podía ser el «Natsuki Subaru» que querían.
 
Pero Emilia… no, no sólo ella, sino que todos los que habían hablado con Natsuki Subaru habían implorado lo mismo hasta ahora.
 
Daba igual si era fuerte o débil.
Aunque lo hubiera olvidado todo y se dejara ver en un estado tan lamentable, seguía siendo igual.
Con sus palabras, con su comportamiento y con su vida, mostraron que necesitaban a Natsuki Subaru.
 
Subaru: … ¿Por qué?
 
Emilia: …
 
Subaru: ¿Por qué estás aquí, Natsuki Subaru? ¿Qué puede hacer ese tipo? ¿Qué esperan de él?
 
No lo entendía.
En esta abrumadora desesperación y en esta situación desfavorable, ¿qué pasaría si Natsuki Subaru estuviera aquí? ¿Cómo podría mejorar la situación? ¿Podrían superarla?
 
Subaru: ¿Qué demonios ven en un tipo débil, tonto, miserable y cobarde?
 
Emilia: ——Quizás es como dices.
 
En lugar de negar las súplicas de Subaru, Emilia bajó la mirada y sacudió la cabeza a regañadientes.
Sus ojos estaban enmarcados por largas pestañas, y su voz siempre tan parecida al tintineo de una campanilla de plata que le hacía cosquillas en el corazón. Todo en Emilia parecía ser ese nudo que ataba a Natsuki Subaru a este mundo.
Y, aun así, a pesar de esa poderosa y extraña emoción que sin duda estaba ligada al corazón de Subaru, Emilia prosiguió.
 
Emilia: Hay gente más fuerte que Subaru, y seguramente también haya mucha gente que sea más inteligente. Pero yo prefiero estar contigo, Subaru, sin importar qué. Creo en que Subaru hará que así sea, por mí, porque así lo deseo. Porque…
 
Subaru: …
 
Emilia: Porque, si puede ayudarme alguien a quien quiero —como tú—, eso me haría mucho, mucho más feliz que si me ayudara alguien que simplemente estuviera disponible y pudiera hacerlo.
 
Fue lo que dijo Emilia sonriendo.
Sonriendo… y un ligero rubor en las mejillas.
 
Subaru: …
 
Subaru exhaló, como si jadeara.
Al recibir las palabras de Emilia, todo el tiempo se detuvo dentro de su cuerpo durante un instante.
 
Podía sentir los latidos de su corazón haciendo bum bum.
Y, al mismo tiempo en que sus sentimientos resurgían en él, otra emoción surgió: burla hacia «Natsuki Subaru».
 
Subaru: ——Fuu…
 
—Ya veo, «Natsuki Subaru». ¿Te enamoraste de esta hermosa chica? Sin duda ella está muy por encima de ti. Como si una mujer así fuera a fijarse en alguien como tú.
 
—Tienes a tu lado un caballero tan genial, una mujer tan sabia, una niña tan dulce… y, por último, esta chica tan hermosa frente a mí.
 
—Confiaban en ti, creían en ti, te perdonaban y deseaban que fueras tú.
No te pedían que fueras un salvador, ni siquiera esperaban que lo fueras. Solamente, si hubiera un desafío a superar, en lugar de alguien más capaz, sólo querían que fueras tú.
 
Emilia: ——Me llamo Emilia. Sólo Emilia.
 
Una vez más, Emilia dijo su nombre al silencioso Subaru.
Le miraba con sus ojos amatistas. Los ojos castaño oscuro de Subaru se encontraron con los suyos. Y entonces…
 
Emilia: ——Por favor… dime tu nombre.
 
Subaru: Yo soy…
 
Al escuchar la pregunta de Emilia una vez más, Subaru no supo qué decir.
 
Lo había negado una y otra vez.
No podía hacerlo. No podía serlo. Lo había negado una y otra vez.
Por lo tanto, esto seguramente no era más que un uso de palabras conveniente.
 
——Habían confiado en él, creído en él, le habían perdonado, habían deseado tenerlo a su lado.
 
¿Y si fuera merecedor de ser tratado así por ellos en esta atalaya del desierto?
¿Y si fuera alguien que pudiera salvar a Emilia y a los demás en esta atalaya del desierto?
 
Si ese alguien era «Natsuki Subaru» pero no estuviera en ninguna parte…
 
Subaru: ——Me llamo Natsuki Subaru.
 
Emilia: …
 
Subaru: Aquel en quien Julius confió, aquel en quien Beatrice creyó, aquel a quien Echidna perdonó, aquel a quien tú —Emilia— deseabas tener a tu lado. Si Natsuki Subaru es el nombre de ese hombre, entonces…
 
El muchacho de cabello negro respondió a la joven de reluciente cabello plateado, clavando sus ojos castaño oscuro en sus ojos amatistas.
Sus labios manchados de sangre respondieron a la pregunta que había salido de los rosados labios de Emilia.
 
Subaru: ——YO SOY NATSUKI SUBARU.
 

—A pesar de que ahora estoy débil y sin fuerzas, y con la mente y el cuerpo destrozados por la desesperación, lo declaro. Por Emilia, por Emilia y los demás, por ti, por ti y los demás… por su bienestar, por su tranquilidad… así lo deseo, así lo imploro.
 
Emilia: …
 
Subaru lo declaró con fuerza.
En el fondo, no había dejado de desconfiar en «Natsuki Subaru».
 
—Todavía pienso en el rostro y la voz de quien causó «mi» muerte——quiero decir, la muerte de Meili. Y tal vez nunca me lo pueda quitar de la cabeza.
 
Pero aquello estaba bien. Aun así, estaría bien.
No era como si quisiera ser salvado. Tampoco era que se aferrara a ellos deseando ser salvado.
 
Quiero que estén a salvo, pensó.
Quiero ayudarlos a todos, imploró.
 
Si eso lo puede hacer «Natsuki Subaru», entonces lo haré yo.
 
—Más te vale que la razón por la que iniciaste este viaje y el destino que marcaste sean los mismos. Mientras el objetivo sea el mismo, entonces sólo seremos enemigos acérrimos en el mismo barco. Aunque te odie, no me quejaré.
 
Déjamelo a mí, deja a «Natsuki Subaru» salvar a Emilia y a los demás.
 
Subaru: Gracias, Emilia. ——Tú me hiciste creer.
 
Emilia: ——Subaru, yo…
 
Ante la respuesta de Subaru, una lágrima surgió en los ojos amatistas de Emilia.
Con los labios temblorosos, Emilia comenzó a hilar algunas palabras hacia Subaru, quien se había definido a sí mismo.
Pero justo entonces…
 
Subaru: ——Gh.
 
Hasta ahora, nada había perturbado su conversación. La situación, que hasta ahora había permanecido pacífica, se resquebrajó en un instante.
 
Subaru: ——¡Emilia!
 
Cerca de ellos, el pasillo donde ambos habían estado conversando fue aplastado y pulverizado por una sombra en un abrir y cerrar de ojos.
El pasillo perdió su forma, y Emilia, al perder el equilibrio, perdió contacto con el suelo. Frente a ella, Subaru, quien a duras penas tenía los pies en el suelo, dio una fuerte patada contra el suelo.
 
En este momento, la atalaya estaba perdiendo su forma, destrozándose y reduciéndose a escombros de piedra impregnados con el aroma de la arena.
Subaru se lanzó inmediatamente hacia Emilia, quien había empezado a caer. Acortó la distancia hasta alcanzar sus cabellos plateados y, finalmente, abrazó su esbelto cuerpo, suave y cálido cuerpo.
 
Emilia: ¡Subaru… Gh!
 
Emilia gritó el nombre de Subaru y se agitó mientras él la abrazaba. Probablemente ella estaba tratando de ponerse más abajo en los brazos de Subaru. Y por eso, quien ayudaba y el ayudado se intercambiaron los papeles.
Emilia, y todos los demás estaban realmente locos. Pero, por desgracia, el esfuerzo de Emilia sería completamente inútil en esta situación.
 
Emilia estaba de espaldas al suelo, sin poder ver hacia dónde caía y, probablemente, sin saber lo que les esperaba a ambos.
No chocarían contra el duro suelo de la atalaya ni contra las extensas dunas del exterior, sino contra las tenebrosas sombras que envolvían a la atalaya y que acabarían con todo y todos.
 
Así, los dos acabarían siendo tragados por las sombras mientras se abrazaban sin más.
 
——No, al contrario.
 
Esto seguramente se convertiría en el principio.
Lo que habían empezado una vez, se volvería a repetir otra vez aquí, desde el final, otra vez.
 
Por esa razón, Subaru haría una promesa.
Aquí mismo, en este mundo, en este lugar, haría realidad las palabras que intercambió con Emilia.
 
Haber sido salvado; haber deseado querer salvarlos.
Era hora de empezar desde el final, con todo eso en mente. El momento de farfullar y balbucear había terminado.
 
—¿Acaso un encaprichamiento que parece una maldición no era algo bonito? Es lo que siempre quise.
 
No sabía si Natsuki Subaru era digno de ser amado.
Pero los requisitos necesarios para ser amado por Emilia y por todos los demás estaban presentes.
 
—Aunque lo olviden, aunque no recuerden las palabras que me dijeron en este mundo que termina, en este mundo que comienza de nuevo…
 
—Aunque lo olviden, aunque no recuerden las palabras que les dije a todos en este mundo que termina, en este mundo que comienza de nuevo…
 
—Yo lo recordaré. Lo recordaré todo. Porque incluso ahora, aunque tenga que aferrarme a ellas, no las olvidaré.
 
 
 
 
Subaru: Aunque lo olviden… no olvidaré a ninguno de ustedes.
 
 
 
—Recuérdalo siempre, Natsuki Subaru.
 
Las sombras estaban cada vez más cerca y, con su oscuridad, engulleron a Emilia y a Subaru.
Y así, sin más, Emilia y Natsuki Subaru se hundieron hacia las profundidades de las sombras.
 
 
Metempsícosis. Todo se estaba deshaciendo. Todo se reducía a la nada. El final llegaba tal y como se esperaba.
Y donde todo se redujo a cero, comenzó.
 
 
 
——Una batalla para matar a Natsuki Subaru, y para traer de vuelta a «Natsuki Subaru».