domingo, 19 de junio de 2022

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La guardiana de la torre de arena


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Español
Juanca

Corrección y edición
Robert
Carlos
Pretinaverse

※ ※ ※ ※ ※

——Su consciencia estaba en un oscuro y tenebroso limbo.
 
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que Natsuki Subaru había estado en este lugar.
Como en muchas ocasiones pasadas, era un mundo oscuro, donde el cielo y la tierra no tenían fin, y sólo quedaba oscuridad. Se sentía como si lo hubieran llevado allí por la fuerza, como cuando retornaba por muerte.
 
Si lo pensaba cuidadosamente, era un sitio realmente misterioso.
En cualquier caso, no era como si Natsuki Subaru pudiera llevar al exterior sus recuerdos de este lugar. A pesar de que no era su primera vez aquí, olvidaría este lugar en cuanto saliera.[1]
Tenía una sensación transitoria y efímera, como si fuera sólo una burbuja flotando en un sueño.
 
Dentro de esta pálida oscuridad, en los estrechos recovecos de sus vagos recuerdos, la consciencia conocida en el exterior como Natsuki Subaru flotaba en el espacio, y nadaba lentamente en medio de la negrura azabache.
 
Sólo su consciencia se encontraba en ese lugar. En lo que a su cuerpo refería, Natsuki Subaru estaba ya acostumbrado a la sensación de no tener extremidades, ojos, orejas ni boca.
Además de eso, el no saber dónde estaba arriba, abajo, izquierda o derecha, y la preocupación de no poder ver ni las profundidades bajo él, eran cosas sin importancia para su consciencia, que estaba dominada por una sola cosa.

En el núcleo de la consciencia, o quizá formando la consciencia misma, había una insoportable e infinita pasión——no, más bien era cariño, adoración, y un profundo amor incondicional.
 
Cuando estaba en este lugar, podía encontrarse con la fuente de dicho amor.
La consciencia había aprendido eso, y estaba encantada de poder visitar este sitio una vez más.
Antes de que pudiera saborear el tan esperado encuentro, latió en su inexistente pecho un inmenso sentimiento de alegría que le hizo querer abrir sus inexistentes labios para cantar.
 
Sin embargo, la pasión de su consciencia fue…
 
Voz A: Pareces estar muy emocionado, DESu.
 
Voz B: En serio, no es algo con lo que bromear. No te pongas engreído sólo por haber tenido algo de suerte. Ten un poco de moderación, incluso el descaro tiene un límite, eh. Mírate con objetividad, quizás entonces, eh, veas hasta dónde ha llegado tu desfachatez.
 
De repente, las escuchó; fue molestado por unas voces que no debería haber sido capaz de oír.
 
???: ————.
 
Su consciencia se giró para mirar atrás.
Si no existía un cuerpo ni un rostro en este mundo sin direcciones, ¿cuál era el sentido de mirar atrás? ¿acaso tenía algún sentido? La cuestión no era encontrar un significado en ello, sino darle uno.
Se necesita un cuerpo para mirar atrás. Si lo pensaba conscientemente y actuaba, entonces la oscuridad no tendría más opción que concederle eso a Natsuki Subaru, quien no tenía nada.
 
De ese modo, la consciencia que miraba atrás se convirtió en Natsuki Subaru, a quien se le concedió visión con la cual mirar a sus alrededores, y un cuerpo con el cual girarse. Aun así, sólo eso no era suficiente, y su cuerpo estaba lejos de estar completo. Este Natsuki Subaru era una recreación incompleta; el verdadero Natsuki Subaru no podía ser reproducido.
 
¿Sería mejor si hubiera tenido manos, o piernas, o quizá nariz y boca?
——No, crear y manifestar a un ser humano de la nada no era así de fácil.
 
Natsuki Subaru no sabía lo suficiente sobre sí mismo como para recrearse.
No era fácil para él completarse usando sólo sus recuerdos y conocimientos.
 
Por lo tanto, en esta situación fue imposible crear más Natsuki Subaru.
No obstante, en ese deficiente estado, el Natsuki Subaru incompleto fue incapaz de reconocerlo. Y fue por eso por lo que el incompleto Natsuki Subaru, que sólo había otorgado a su cuerpo temporal unos ojos temporales, mientras existía en un estado en el que ni siquiera podía poner un pie en el suelo, se giró para mirar a su alrededor, y se dio cuenta de algo.
 
Había dos consciencias distintas de la de Natsuki Subaru emergiendo de la oscuridad.
 
Voz A: Desagradable y vergonzoso, nada más que el resultado de la autocomplacencia, DESu. ¡Ooh, qué pecaminoso y sucio eres! ¡No merece más que desprecio, DESu!
 
Voz B: Insuficiente, muy lejos de un ser humano; ¿acaso no tenemos aquí la imperfección definitiva? Que me pateara a mí, a alguien tan satisfecho como yo… ¿en qué estaba pensando este tipo? ¿No debería haber sido obvio desde el principio si hubieras conocido tu lugar? Estando de pie ante mí, e interponiéndote en mi camino, ¡y estorbándome! ¡Y obstaculizándome! ¡Y todo! ¡Es insuficiente! ¡No es suficiente! ¡Es decir, si pensaras como un ser humano lógico…! ¡Es decir, que eres un subhumano, inferior como el ganado!
 
Las consciencias que surgieron en la oscuridad abuchearon juntos al imperfecto Natsuki Subaru.
Por un lado, estaba la locura; y por el otro, la molestia; ambos desahogando su odio hacia Natsuki Subaru.
 
Desafortunadamente, al ser simplemente una consciencia, Natsuki Subaru no podía comprender ese odio.
La mente y cerebro de este Natsuki Subaru no estaban preparados para comprenderlo. Si intentara entender esas palabras que decían las consciencias, tendría que crear órganos que se lo permitieran, del mismo modo que había materializado su carne y su vista.
 
???: ————.
 
——Pero, de alguna manera, sentía que esos órganos serían innecesarios.
 
No tenía mucho sentido tratar de tener esa función para, al menos, entender lo que decían esas dos consciencias. O como mínimo, no lo deseó.
No era fácil crear algo tangible de la nada. Si la consciencia de Natsuki Subaru no lo deseaba realmente, no podría crear ni adquirir nada.
Así que, tal y como estaban las cosas, no tenía más opción que posponer la creación de una mente que le permitiera entender y responder a aquellas dos consciencias… No; realmente, no tenía ninguna razón para hacerlo.
 
Voz A: ¡Cuánta insolencia! ¡Cuánto desprecio! ¡Cuánto desdén! ¡A pesar de que estoy predicando con tanta diligencia, ni siquiera te tomas la molestia de tratar de entenderme, DESu! ¡Cuán… cuán… AHH! ¡AHHH! ¡OH SÍ~! ¡Pereza! ¡Eres… pereza, DESu!
 
Voz B: ¡¿Hasta qué punto ridiculizarás a los demás para satisfacerte, ganado humano?! Escúchame bien, ¿con quién crees que hablas? Soy el hombre más satisfecho del mundo, aquel que desea días sin molestias de cualquier clase, y que sólo desea alegrías simples y sin avaricia; y tú te atreves a interferir con eso. Esto es una violación de mis derechos. Un acto de maldad. ¡No llegues al extremo de pisotear lo que hace felices a los demás!
 
Ante la sensación de que no estaba progresando, decidió darles la espalda a las dos consciencias.
Ese cuerpo incompleto pudo hacer ese gesto que les indicó que no tenía intención de hablar con ellos. Supuso que ellos seguirían diciendo insultos que harían eco por el lugar, pero los ignoró porque sabía que, si dejaba que le importara, los vería de nuevo.
Su vista funcionaba sin la necesidad de girarse. En ese momento, probablemente no necesitaba un sentido de la vista, sino globos oculares. Si se presentaba la oportunidad, recordaría cómo crearlos.
 
No obstante, en este momento, no tenía tiempo para preocuparse por tales nimiedades.
 
???: ————.
 
Porque, justo frente a la consciencia de Natsuki Subaru, la silueta que buscaba empezaba a dejarse ver.
 
???: ————.
 
La silueta vestida de negro azabache era más vívida y oscura que la oscuridad misma.
En ocasiones, su presencia detenía el corazón de Natsuki Subaru con sus brazos y dedos, que colgaban grácilmente. Aunque esbeltas, aquellas extremidades poseían extrema ternura, ataviadas en el oscuro vestido.
Como era usual, sus rasgos no podían verse claramente, pues una gruesa niebla cubría su cuello y rostro. Sin embargo, Natsuki Subaru entendía en el fondo de su alma que había alguien albergando esa intensa emoción de amor.
 
Su apariencia era mucho más clara que en el encuentro anterior, y Natsuki Subaru estaba notablemente más cerca de ella.
En su reunión anterior con ella, sólo sus brazos y cuerpo eran vagamente visibles, pero en esta ocasión veía un vestido, e incluso podía ver sus pies descalzos asomando por debajo del largo vestido. Casi todo su cuerpo había sido reproducido a la perfección; lo único oculto a los ojos de Natsuki Subaru era su rostro, cubierto por la oscuridad.
 
Era irritante. Pero, por el momento, estaba bien.
Sintió su presencia más fuerte y cerca que antes. A pesar de todo, por muy claramente que pudiera verla, Natsuki Subaru aún no estaba listo para reunirse con ella.
 
En este momento, sólo disfrutaría la sensación de su presencia.
Algún día, definitivamente se acercaría, tocaría sus dedos, abrazaría su esbelta cintura y se darían amor el uno al otro.
 
???: —Te amo.
 
Natsuki Subaru asintió con su barbilla recién creada ante tal confesión.
Pudo sentir el deleite de la sombra ante esa simple acción; y surgió una sensación de lamento.
 
Para la siguiente ocasión, necesitaría una boca y una lengua que le permitieran expresar sus palabras de amor.
Mientras lo embriagaban estos profundos sentimientos, la consciencia de Natsuki Subaru empezó a abandonar el jardín de sombras, y…
 
 
     
 
 
Subaru sabía que despertaba lúcidamente, pero también sabía que le costaba conciliar el sueño.
 
Para Subaru, despertar se sentía como sacar el rostro del agua. Sin importar quién estuviera sumergido, si su rostro sale a la superficie, no olvidaría como respirar.
Para Subaru, esa respiración significaba el despertar de su consciencia. Era natural para él respirar al despertarse.
 
«Emilia: Ohh, qué envidia, te despiertas muy bien. Yo soy… muuuy mala para despertar.»
 
Ese había sido el comentario de Emilia cuando tuvieron la conversación anteriormente.
Por cierto, cuando de despertarse se trataba, no había exageración en las palabras de Emilia. De verdad era así de difícil. Como era de esperar, la presión sanguínea de Emilia era muy baja, por lo que le tomaba alrededor de una hora despertarse y salir de la cama.
 
Cuando despertaba en su cama por la mañana, esperaba somnolienta a volver en sí, para finalmente salir del futón, lavarse el rostro y arreglarse el cabello——ese era su estilo.
Por otro lado, a diferencia de Subaru, se duerme con la facilidad que lo hace un niño. Un fuerte contraste.
 
«Emilia: Cuando estaba en el bosque, Puck era mi único acompañante, y como no salía mucho por la noche… lo único que podía hacer era dormir…»
 
Ese había sido el comentario de Emilia cuando hablaron de eso anteriormente.
Omitiremos los detalles de cómo respondió Subaru a eso. Ahora que tenía a alguien que lo acompañara hasta altas horas de la noche, olvidemos cómo eran las cosas en el pasado.
 
El caso es que Subaru envidiaba la calidad de sueño de Emilia.
Sin importar lo que hiciera, cuando Subaru se acostaba a dormir y cerraba sus ojos en medio de la noche, era incapaz de dejar de pensar en todo tipo de cosas. Para ser específicos, pensaba en todo lo que podría haber hecho diferente y los arrepentimientos que tenía.
Ya fuera por cosas ocurridas ese día, o sucesos de hace mucho tiempo, el arrepentimiento atormentaba a Subaru sin importar la hora o el lugar.
Cuando luchaba contra cosas como esa, le resultaba imposible dormir. Esa era la razón de su pobre calidad de sueño.
 
——Así pues, sin duda los eventos ocurridos bajo el mar de arena habían plantado en Subaru una nueva semilla de arrepentimiento que seguramente perturbaría el sueño de Subaru de ahora en adelante.
 
Subaru: ¿Dónde… estoy?
 
Cuando abrió los ojos, Subaru supo que este despertar era diferente al del Retorno por muerte.
Primero, porque había luz en el entorno. A diferencia del área bajo el mar de arena, donde despertó sumergido en la oscuridad. El hecho de que pudiera mirar alrededor era prueba fehaciente de que las cosas habían cambiado. Además de eso, los escalofríos habían desaparecido, y su cuerpo no tenía la sensación de estar acostado encima de la arena. La suave sensación en su espalda era tal vez una cama.
Bajo su cabeza también había algo parecido a una almohada. En otras palabras, Subaru estaba…
 
Subaru: Estoy acostado en una cama.
 
Si tuviera que comprobarlo y decirlo en voz alta, sobre su cuerpo descansaba una manta blanca.
La sensación de una cama con una almohada no era una sensación con la que no estuviera familiarizado. Más bien, estaba realmente familiarizado con ella, e inmediatamente se dio cuenta de que era la ropa de cama que había en el carruaje de dragón.
Por lo tanto, estaba dentro del carruaje de dragón que habían utilizado en su intento de alcanzar la Atalaya Pléyades.
 
Subaru: ¡Un momento, ¿por qué…?!
 
Subaru se incorporó, comprendiendo que había estado acostado dentro del carruaje de dragón del que supuestamente se había separado. En ese momento, se dio cuenta de que alguien le agarraba la mano derecha.
Se giró hacia dicha mano, y vio una joven arrodillada en el suelo, con el cuerpo extendido sobre la cama, durmiendo. Era Emilia, quien se aferraba a la mano de Subaru con una expresión de alivio en el rostro.
 
Ella respiraba suavemente, y su mano era cálida.
Subaru dejó salir un exhausto y ronco suspiro al ver que ella de verdad estaba ahí.
 
Subaru: Ah… Emilia, eres tú, ¿verdad? Sana y salva…
 
Ver a Emilia acurrucada junto a él dejó a Subaru perplejo, dudando de si lo que estaba viendo era la realidad. Como su mano derecha estaba agarrada, estiró el brazo izquierdo y le tocó la mejilla.
Sus pálidas mejillas estaban calientes, como si tuviera algo de fiebre; su piel estaba increíblemente suave y tersa. Con sólo tocarlas, sintió como si fueran a reventar de amor y cariño. Las tocó tanto como se atrevió, sólo para asegurarse de que en verdad Emilia estaba allí.
 
Subaru: Sí, no hay duda, es Emilia… Tierna, delicada y cálida.
 
???: —Más te vale no estar haciendo algo inapropiado, de hecho. Emilia estaba terriblemente preocupada por ti, supongo. Pasó dos días sin dormir, de hecho.
 
Subaru: ¡¿Ehhh?!
 
Mientras tocaba las mejillas de Emilia, Subaru se estremeció involuntariamente ante la voz que acababa de interrumpirlo bruscamente. Presa del pánico, trató de mirar hacia otro lado y se encontró con una pequeña niña recostada en el marco de la puerta, con una mueca de disgusto.
 
Subaru: Bea—
 
Beatrice: —Shhh, supongo. Me disgusta este Subaru irracional, de hecho.
 
Subaru: …
 
Estuvo a punto de levantar la voz por instinto, contento por verla de nuevo, pero fue interrumpido. Subaru se llevó la mano a la boca, y miró en silencio hacia abajo, donde Emilia seguía durmiendo. Mientras Subaru contenía su voz, la expresión de Beatrice se relajó, haciéndola lucir un poco alegre.
 
Subaru: Eso estuvo cerca… Beako. Ven aquí. Déjame abrazarte.
 
Beatrice: Qué tontería acabas de decir… q-qué remedio, supongo.
 
Si no podía expresar la felicidad que le producía el encuentro con palabras, no tenía más opción que hacerlo con gestos.
Con Subaru llamándola, Beatrice suspiró y se acercó a él. La pequeña chica jugaba indiferentemente con sus rizos, y cuando estuvo junto a él, Subaru la abrazó con su brazo izquierdo, sosteniéndola firmemente contra su pecho.
 
Subaru: Menos mal… en serio, menos mal. Estaba muy preocupado.
 
Beatrice: …Eso debería decirlo Betty, de hecho. No encontrábamos a Subaru ni a la hermana mayor en ningún sitio, y todos estábamos muy asustados, supongo. Temíamos que hubieras muerto, de hecho.
 
Subaru: ¿Ah sí? ¿Tan preocupada estabas?
 
Beatrice: No tanto… supongo. Es cierto, estaba preocupada, supongo. Mucho, mucho…
 
Mientras abrazaba el ligero cuerpo de Beatrice, ella bajó la mirada y empezó a vacilar a mitad de frase. Subaru continuó acariciando el cabello de Beatrice, quien se acurrucó en su pecho y disfrutó en silencio del reencuentro.
Tras un momento en silencio, Beatrice levantó el rostro y, con un aspecto aliviado, saltó a un lado de la cama.
 
Beatrice: De todos modos, además de la dormilona de Emilia, debemos decirle a los demás que ya despertaste, de hecho. Todos estábamos preocupados, creyendo que esta sería tu última aventura, supongo.
 
Subaru: Todos… Oh, cierto, ¿todos están bien? ¿Tanto los que se separaron como los que estaban conmigo?
 
Beatrice: Puedes estar tranquilo, de hecho. Todos están sanos y salvos, supongo.
 
Subaru: Entiendo… Menos ma~l… ¡—!
 
La intranquilidad de Subaru se desvaneció al oír las palabras de Beatrice. Había escuchado que todos estaban bien, y esa inesperada respuesta trajo calma a su corazón.
No obstante, inmediatamente después, Subaru levantó la cabeza con una desagradable sensación de déjà vu.
 
Subaru: Espera, Beako. Lamento que mi alegría dure tan poco, pero ¿en verdad todos están bien?
 
Beatrice: Ahg, es molesto que Subaru dude de mí, de hecho. No tendría sentido que Betty engañara a Subaru de esa manera, supongo. No estoy bromeando, de hecho.
 
Subaru: Entiendo que estés enfadada, pero esa no es la razón por la que estoy dudando de ti. Aunque no intentes engañarme, es posible que hayas resultado engañada… ¿acaso no descubrimos eso de forma dolorosa en Priestella?
 
Beatrice: …
 
Al oír eso, Beatrice pareció comprender el porqué de la preocupación de Subaru.
Después de la batalla contra el Culto de la Bruja en Priestella, Subaru recibió un reporte idéntico. Le dijeron que todos estaban bien; y, de hecho, era subjetivamente cierto, pero…
 
Subaru: Confirmemos. Estamos Emilia, Beatrice y yo. Además, están Rem, Ram y Patrasche. Y Anastasia, Meili, Gyan… y, por último, Julius. Esos son todos.
 
Beatrice: …
 
Subaru: ¿Todos los que nombré conforman el «todos» que dijiste antes?
 
Beatrice: … No te preocupes, supongo. Esos son todos, de hecho. No hay nadie a quien Betty haya olvidado y Subaru no, supongo.
 
Subaru: Entiendo… ya veo. Entonces, supongo que en verdad puedo alegrarme.
 
Habiendo confirmado todo lo necesario, Subaru pensó cuidadosamente en qué otra trampa podría haber. Determinó que no había pasado nada por alto, y el saber que todos estaban a salvo finalmente lo revigorizó.
 
Subaru: Gracias al cielo. ¡Oh, qué bien!
 
Beatrice: Cielos, Subaru, eres demasiado exagerado, de hecho. Cuando nos dimos cuenta de que tú, que eres quien más atrae el peligro, estabas bien, dimos por hecho que los demás también lo estarían, supongo.
 
Subaru: Idiota, no es eso. Aunque lo sepa, estaría inevitablemente nervioso, e inevitablemente preocupado. De seguro lloraste al ver que yo estaba bien, ¿verdad?
 
Beatrice: No lloré ni nada por el estilo, de hecho. Que Betty haya presionado su rostro contra tu pecho no significa nada, supongo. No puedes demostrarlo, de hecho.
 
Con un bufido, Beatrice hinchó orgullosa su fino pecho, pero sus palabras parecían estar rebosantes de emoción. Además, había marcas en la cama que indicaban que detrás de Subaru otra persona había estado durmiendo ocupando la mitad de la longitud de la cama——Subaru apuntó allí y procedió a hablar.
 
Subaru: Hay evidencia de que alguien estaba durmiendo a mi lado. Tras ver eso, ¿seguirás diciendo que no estabas preocupada?
 
Beatrice: ¡Esa no fue Betty, supongo! Esto… es una acusación completamente falsa, de hecho. No tengo idea de lo que estás hablando, supongo.
 
Subaru: Nadie más haría algo así. No seas tímida.
 
Beatrice: ¡Te equivocas, de hecho! Ahh, demonios. Vamos a despertar a Emilia, supongo.
 
Beatrice cambió de tema mientras intercambiaban esas frívolas conversaciones, como era usual. Esbozando una irónica sonrisa ante el rostro sonrojado de Beatrice, Subaru dejó salir un largo, muy largo y profundo suspiro.
 
Todos estaban bien. Se sintió aliviado al oír esas palabras.
Cuando estaban en las dunas, fueron perseguidos por una horda de mabestias y acabaron separados. Subaru retornó por muerte repetidas veces en el área subterránea del mar de arena. No tenía idea de cómo era la situación de Emilia y los demás, ni lo que hubiera ocurrido si no hubiera podido deshacerlo.
 
Subaru: … Ahora que lo pienso, aquel impulso de pensar negativamente de todo… ¿ha desaparecido?
 
Beatrice: ¿—?
 
Confundida, Beatrice ladeó la cabeza frente a Subaru, quien le acariciaba el cabello con la mano izquierda. Ese comportamiento era algo críptico para Beatrice, pero Subaru tenía una razón. No, ese comportamiento como tal no tenía un significado, pero podría decirse que la presencia o ausencia de síntomas subjetivos era un factor importante.
 
Subaru: Beako es… es la misma de siempre. Emilia también sigue siendo igual de linda que siempre.
 
Beatrice: ¿Qué estás diciendo, de hecho?
 
Aunque Beatrice le lanzó una mirada inexpresiva, Subaru no se sintió incómodo o irritado por sus palabras. Y también sentía sólo amor y confianza hacia la dormida Emilia.
No quedaba ni rastro del inexplicable odio que lo había atormentado bajo tierra.
 
Subaru: Supongo que ya estoy bien, por estar lejos del miasma. Aunque me inquieta dejar algo tan espantoso a un lado, sin saber la causa ni el tratamiento…
 
Beatrice: Subaru, si aún no te sientes bien o te preocupa tu salud, deberías seguir descansando, supongo. No es necesario que estés apurado ahora mismo, de hecho. De alguna forma, Betty y los demás se las arreglarán con los exámenes sin tu ayuda, supongo.
 
Subaru: … ¿Qué?
 
Poniéndole la mano en la frente, Beatrice mostró su preocupación por Subaru, quien miraba hacia abajo. En medio de esas palabras de preocupación, hubo algo que Subaru no había escuchado antes, por lo que la interrumpió sin pensar.
 
Subaru: ¿Qué dijiste hace un momento?
 
Beatrice: Que puedes descansar, supongo. No es como si te estuvieras tomando un día libre sin un buen motivo; Betty no se enojará contigo si es porque no te sientes bien, de hecho.
 
Subaru: Mmm recuerdo que me has dicho algo increíble en la TALK febril, pero esa no es la parte a la que me refería, ¿sabes? Después de eso… ¿dijiste algo sobre un examen?
 
Beatrice: Aah… sí, eso dije, supongo.
 
Al oír la pregunta de Subaru, Beatrice hizo una mueca como diciendo «maldición».
No era como si en verdad hubiera intentado ocultarlo maliciosamente, sino que no quería preocuparlo.
Sin embargo, tras haber oído eso, decirle que todo estaba bien no sería suficiente, pues Subaru nunca fue una persona obediente, y Beatrice lo sabía.
 
Subaru: Beako…
 
Beatrice: Ya lo sé, de hecho. Te daré una explicación adecuada, supongo. En verdad, pensé que sería mejor hablarte de ello cuando estuvieras mejor… a pesar de eso, se me fue de la lengua, de hecho.
 
Subaru: Que no puedas ocultarme cosas es uno de tus puntos tiernos. —Ahora que lo pienso, he descuidado preguntarte lo que debería haber preguntado al principio.
 
Subaru mostró una sonrisa agridulce a Beatrice, quien admitió su derrota, aunque dicha sonrisa se desvaneció rápidamente. Subaru bajó un poco la voz y procedió a hacer la pregunta más obvia.
La cual era…
 
Subaru: ¿Dónde estamos? Y no salgas con alguna tontería como «estamos dentro del carruaje de dragón».
 
Beatrice: Subaru, creo que no debería ser tan difícil ni siquiera para ti, supongo.
 
Beatrice dio un suspiro de cansancio, cruzándose de brazos.
Y así, con un golpeteo de sus tacones, volteó el rostro con un gesto de mirar un techo lejano.
 
Beatrice: —En la Atalaya Pléyades.
 
Subaru: …
 
Beatrice: Estamos en la atalaya al final de las dunas, de hecho.
 
Eso dijo ella.
 
 
     
 
 
Subaru soltó cuidadosamente la mano de Emilia y la recostó en la cama tras pasar dos días despierta. Subaru salió del carruaje de dragón tras acariciarla suavemente en la frente.
 
El interior del carruaje de dragón en el que habían pasado más de un mes no parecía haber cambiado desde que lo perdió de vista.
El habitáculo del carruaje no tenía desperfectos importantes, y parecía no tener nada roto.
 
Beatrice: Quienes estaban con Betty y fueron engullidos por el Viento de Arena estuvieron a salvo, a diferencia del grupo de Subaru, supongo. Fuimos arrojados a un lugar distinto a ese campo de flores… todos nos pusimos pálidos al darnos cuenta de que Subaru y algunos otros habían sido separados de nosotros, de hecho.
 
Subaru: ¿Tú también?
 
Beatrice: Igual que Emilia y Julius, supongo. Betty no fue la única, de hecho.
 
Con un bufido, Beatrice hizo un puchero y apartó la mirada de Subaru; y entonces ella abrió la puerta que daba al exterior del carruaje de dragón. La puerta se abrió con un chirrido, y al otro lado había un espacio tenuemente iluminado y un aire seco.
Este aire se sentía como el de las dunas, y la oscuridad de este espacio era similar a la del área subterránea del mar de arena. No obstante, este viento no estaba mezclado con arena como el de las dunas, y la oscuridad era menos profunda comparada con el área subterránea gracias a algunas lámparas mágicas que habían sido instaladas por todo el lugar, así como un denso musgo luminoso que cubría las paredes a su alrededor. El musgo cerca de él ciertamente le recordaba al que había visto dentro de la Tumba del Santuario. Como crecía de manera superficial en todas partes, era una vegetación ciertamente útil.
 
Subaru: Este sitio es…
 
Beatrice: Es el sexto piso de la Atalaya Pléyades… aunque es el piso más bajo, supongo. Cuando miras la atalaya desde el mar de arena, el sexto piso parece estar enterrado bajo la torre, de hecho. El quinto piso está por encima de la arena… aunque es difícil saberlo, supongo.
 
Mirando el espacio circular, Subaru abrió los ojos al escuchar la explicación de Beatrice. Sin embargo, no logró comprenderla, probablemente porque no conocía el interior ni la estructura de la Atalaya Pléyades.
 
Por lo que podía ver, el interior de la Atalaya Pléyades era ciertamente vasto y espacioso.
En el lugar al que Beatrice había llamado «sexto piso», el suelo estaba hecho de piedra, y justo en el centro se encontraba el carruaje de dragón. El área circular alrededor del carruaje se extendía hasta los 200 o 300 metros de radio.
Si la torre había sido construida con una forma perfectamente circular en lugar de elíptica, entonces la precisión de la titánica labor de construirla dejaría a Subaru con la boca abierta por un buen rato.
 
Subaru: …Pensar en el trabajo inútil que se hacía en la antigüedad recuerda a cosas como las pirámides. Es un enorme derroche de esfuerzo para la tumba de una sola persona. Espera, creo haber escuchado que eran considerados proyectos públicos, y que las personas desempleadas agradecían mucho su existencia.
 
Beatrice: Nuevamente, no tengo ni idea de lo que hablas, de hecho.
 
Subaru: Hablo de tumbas. Incluso enterrar gente viva fue popular en algún momento, pues creían que estaban tomando medidas preventivas contra lo que les esperaba tras la muerte. Eso pensaban en el pasado. La idea es similar.
 
Beatrice: …Las historias sobre lo que ocurre después de la muerte no son buenos augurios, supongo. Son ridículas, de hecho.
 
Al escuchar los imprudentes comentarios de Subaru, Beatrice apartó su mirada de él, enfadada. Acariciándose la mejilla, Subaru se dio cuenta de que había dicho algo inapropiado, y empezó a acariciar el cabello de Beatrice.
De repente, volvió al frente del carruaje de dragón, como si hubiera recordado algo.
 
Subaru: ¡Ohhh! ¡Gyan! ¡Estás sano y salvo! ¡No moriste, Gyan!
 
Beatrice: ¡¿Por qué dices cosas tan estúpidas de repente, supongo?!
 
Subaru: No… Es sólo que sentí que necesitaba hacerlo; pero me alegra mucho que esté bien.
 
El confiable dragón de tierra —Gyan— estaba atado al carruaje de dragón.
La especie Gairas estaba adaptada al desierto, y su punto fuerte era su resistencia. Y haciendo justicia a ese punto fuerte, Gyan mostró una actitud perseverante y se las había arreglado espléndidamente para sobrevivir a las difíciles circunstancias.

Subaru: Por cierto, si no la contamos a ella, ¡eres el primer superviviente confirmado! Aunque decirlo así suena un poco…
 
Gyan: …
 

Subaru: Oye oye, no me mires así. Alégrate. Mira, luego te daré una porción de comida más grande, así que tenme algo de fe.
 
Gyan: …
 
Subaru: ¿Cuál es el problema? Soy de los que que llevan encima dinero en metálico.
 
Beatrice: Ya va siendo hora de que dejes tu pequeña actuación, de hecho. Está cansado, entonces vámonos, supongo.
 
La expresión de Beatrice indicaba que no quería tener nada que ver con la pequeña broma entre Subaru y Gyan. Ante la reacción de Beatrice, Subaru hizo un ademán de disculpa.
 
Subaru: Vamos, no pretendía avergonzarte, pero hay algo que me gustaría verificar.
 
Beatrice: ¿Qué cosa, de hecho?
 
Subaru: Pues… aunque Gyan está aquí, no veo a Patrasche en ningún sitio.
 
Lo normal sería que Patrasche, su compañera dragona, estuviera atada al carruaje si estuviera bien.
Sin embargo, aunque revisó el otro lado del carruaje, no vio su hermosa figura azabache. A Subaru le intranquilizaba no verla.
 
Beatrice: No saques conclusiones apresuradas, supongo. La dragona de tierra… Patrasche está en el cuarto piso porque no podíamos tenerla en el sexto piso, de hecho.
 
Subaru: ¿El piso 4? ¿Arriba? ¿Por qué?
 
Beatrice: Están tratando sus heridas, supongo. Y tampoco encontrarás a la menor de las hermanas —Rem— en el carruaje de dragón, de hecho. Todos los que estuvieran en mal estado fueron llevados al piso 4, supongo.
 
Subaru: ¿Tratamiento? ¿Van a… ¡curar a Rem!?
 
Subaru se sobresaltó ante la inesperada respuesta de Beatrice.
Una leve expresión de sorpresa pasó por el rostro de Beatrice al ver la enérgica reacción de Subaru, pero lo mantuvo a raya pellizcando su nariz mientras se acercaba a ella.
 
Beatrice: ¡Ca-cálmate, de hecho! ¡No seas tan impaciente, supongo!
 
Subaru: ¡Éste no es el momento de mantener la calma! ¿Rem… será curada? Además, dijiste que Patrasche está recibiendo tratamiento… ¿se encuentra en mal estado?
 
Beatrice: ¡Déjame explicar! No puedo decirlo todo de una vez, de hecho. ¡Simplemente la llevamos a un lugar mejor para acostarla, supongo! ¡Igual con la dragona de tierra, de hecho!
 
Subaru: …Ya veo.
 
Tras haber presionado para obtener respuestas, Subaru bajó la cabeza con desánimo. Beatrice lo miró con tristeza luego de ver cómo su energía se agotó de repente, pero la chica apretó su puño y…
 
Beatrice: Mira, ésta no es una situación por la que deberías estar decaído, supongo. Estoy segura de que habrá una forma de solucionarlo, de hecho. Para verificarlo, todos harán los exámenes de la atalaya, supongo.
 
Subaru: …
 
Beatrice trató torpemente de avivar el espíritu del abatido Subaru para animarlo. El intento de Beatrice sorprendió a Subaru, quien dijo Tienes razón levantando la barbilla.
 
Subaru: Lo siento. Lamento haberte preocupado.
 
Beatrice: Si la preocupación es por Subaru… bueno, lo permitiré, de hecho. Pero al menos déjame preocuparme en un lugar en el que Betty pueda vigilarte, supongo.
 
Subaru: Lo tendré en cuenta.
 
Al escuchar sus empáticas palabras, Subaru revolvió el cabello de Beatrice y expresó su gratitud.
El peinado de Beatrice era inalterable; todos los intentos de Subaru por desarreglarlo fueron en vano. En cualquier caso, ante las palabras de Beatrice, Subaru miró hacia la cima de la torre.
 
Subaru: Éste es el sexto piso… podemos simplemente subir, ¿verdad?
 
Beatrice: Es posible que Julius y los demás estén en medio de un examen. Por ahora, es mejor que nos reunamos con quien mora la atalaya y le pidamos más detalles, supongo.
 
Subaru: Ah… ahora que lo mencionas…
 
De lo que dijo Beatrice, Subaru se quedó con «quien mora la atalaya».
A pesar de haber ido a la atalaya para reunirse con el Sabio en primer lugar, ésta era la primera vez que Beatrice lo mencionaba.
 
Subaru: Beako, supongo que ya hablaste con el Sabio, ¿verdad? ¿Qué tipo de persona es? ¿Le has reprochado que nos lanzara esos rayos blancos que pinchaban?
 
Beatrice: …Prefiero no hablar de esa persona, de hecho. Bueno, no, supongo. Tal vez sea mejor que le conozcas personalmente, supongo.
 
Subaru: No recuerdo haber conocido a una sola persona normal luego de que alguien hable así sobre ellos, ¿sabes? Si no recuerdo mal, Emilia-tan me dijo algo similar cuando yo iba a conocer a Roswaal.
 
Ya había pasado más de un año, pero recordaba vívidamente esa conversación.
Recordaba que Emilia se lo había explicado así: «Creo que será más fácil entenderlo si te reúnes con él y hablan en persona».
En realidad, Emilia pensó que no sería igual de impactante si no lo conocía en persona, y que hablarían en la misma onda, pero… bueno, lo que pasó entonces se estaba repitiendo ahora.
 
Beatrice: Si le conoces, lo entenderás, de hecho.
 
Subaru: …Comprendo. En cualquier caso, deberíamos intentar reunirnos con Julius y los demás, ¿no? ¿Cómo se sube?
 
Beatrice: Por las escaleras, supongo. Si te fijas, hay escaleras junto a la pared, de hecho.
 
Si observaba detenidamente según las palabras de Beatrice, ciertamente podía ver algo parecido a escalones——una escalera en el borde exterior de la habitación circular. Sin embargo, había un montón de escalones, formando una escalera en espiral que daba la vuelta a la gran torre circular.
 
Subaru: Eh… ¿se sube usando eso?
 
Beatrice: Se sube usando eso, supongo. Si sigues subiendo, no tardaremos mucho, de hecho.
 
Subaru: Aunque me digas eso… ¡¿cuántos peldaños hay que subir para llegar al piso de arriba?!
 
Subaru gritó, dándose cuenta de que le esperaba una exhaustiva sesión de ejercicio, subiendo y bajando escalones. Su voz resonó en la torre, probablemente llegando hasta la cima antes de desvanecerse.
Ante el lamento de Subaru, Beatrice se encogió de hombros.
 
Beatrice: Qué remedio, supongo. Con un poco de magia, sería posible volar hacia los pisos superiores de alguna manera, pero… tú no tienes opción, de hecho.
 
Subaru: No, mira, podemos usar Murak aquí. ¿Qué te parece si usamos algo así para llegar a la cima fácilmente sin detenernos?
 
Beatrice: Ciertamente podríamos, pero… nos arriesgaríamos a quedarnos sin maná para una emergencia, de hecho.
 
Subaru: ¡¿Acaso no nos quedaremos sin fuerza física si subimos normalmente?!
 
Aunque Subaru tenía más fuerza ahora que cuando era un hikikomori, seguía siendo un chico débil para los estándares de este nuevo mundo.
No sabía qué tan arriba estaba el quinto piso con respecto al sexto piso, pero sabía que cuando miraba hacia arriba, no podía ver el techo. A raíz de eso, juzgó que subir sería una hazaña digna de un alpinista.
 
Subaru: ¡Maldita sea! Pero, si no subo, no podré ver cómo están Rem y Patrasche. Qué remedio. ¡Ah, demonios!
 
Beatrice: Así se habla, supongo. FIGHT, de hecho. Betty te animará, supongo. Sería de gran ayuda que me llamaras cuando llegues arriba, de hecho.
 
Subaru: ¡No te dejaré hacer un SHORTCUT! Tú vienes conmigo. ¡Camina! ¡Suda un poco!
 
Beatrice: Lo siento, pero Betty es una linda espíritu, y sudar sería…
 
Subaru no tuvo más opción que armarse de valor para subir las escaleras, pero, en medio de la discusión, Beatrice interrumpió repentinamente su propia frase, y miró hacia arriba.
 
Subaru: ¿Beako?
 
Beatrice: Tiene mala pinta, supongo. ¡Subaru, agáchate, de hecho!
 
Al notar un cambio brusco en la actitud de Beatrice, Subaru la llamó, y entonces la expresión de Beatrice cambió y ella saltó hacia él. Subaru la tomó por el pecho y la levantó en sus brazos. Beatrice, boquiabierta, golpeó el pecho de Subaru.
 
Beatrice: ¡Idiota! ¡Eso no significa que puedas sostenerme como a un bebé, supongo! ¡Bájame ya, de hecho!
 
Subaru: Lo siento, con las prisas…
 
Mientras tenía a Beatrice en sus brazos, Subaru inclinó su cuerpo hacia atrás con cuidado. No sabía qué ocurría, y la única información que tenía era la alerta de Beatrice. Trató de pensar, pero era demasiado tarde.
 
——Inmediatamente después, una terrible sensación de presión emanó de algún lugar sobre ellos; Subaru contuvo el aliento.
 
La fuente de esa presión se acercaba con ferocidad, y en el siguiente instante, algo impactó contra el suelo delante de Subaru, haciendo temblar la gigantesca torre, y Subaru fue arrastrado por la onda expansiva y la nube de polvo.
Probablemente hubiera salido despedido si no fuera por el cuerpo de Gyan, que estaba justo detrás de ellos. Protegido por el peso del dragón de tierra y el carruaje de dragón, Subaru abrió desesperadamente sus ojos en medio de la ráfaga de aire polvoriento que soplaba contra él.
 
Y entonces, al otro lado de la nube de polvo donde se había generado el impacto, la nube de polvo se despejó abruptamente.
Una ráfaga de viento se llevó la nube de polvo, revelando al otro lado la majestuosa figura de una persona. Cuando la densa nube de polvo que los había envuelto pasó a través de Subaru, entonces vio la figura, y las mejillas de Subaru se pusieron rígidas. Estaba paralizado.
 
Esa figura y esa apariencia… las reconocía.
 
Subaru: ¿Eres…?
 
Una mujer alta caminaba enérgicamente por el duro suelo, acercándose cada vez más a él. Su cabello marrón, casi negro, estaba atado en una coleta. Avanzaba con paso firme y decidido. Sus extremidades, vientre y espalda estaban descubiertos; se podría decir que iba casi desnuda. Su pecho y entrepierna apenas estaban cubiertos, y llevaba una capa negra sobre su ropa.
 
Llevaba un atuendo extraño.
 
En palabras de Subaru, parecía una ninfómana con una capa sobre la parte superior de un bikini y unos pantalones cortos provocativos.
 
Larga, esbelta, con extremidades blancas y unos grandes pechos que se balanceaban generosamente. Era de aproximadamente la misma estatura que Subaru, quizá un poco más alta. Un bello rostro reposaba sobre sus pálidos hombros. Era bastante guapa, con ojos lánguidos, pero llamativos.
 
——Definitivamente fue lo último que Subaru vio antes de perder el conocimiento.
 
Fue ella quien había atacado y asesinado sin piedad al centauro. Y esos destellos de luz que le había lanzado al centauro eran algo que Subaru conocía muy bien.
 
Subaru: ¿Eres… el Sabio?
 
???: …
 
Sintiendo cuán seca estaba su garganta, Subaru planteó esa pregunta a la mujer que se le acercaba en silencio.
No obstante, ella no se dignó a contestar hasta que estuvo justo frente él. Se detuvo al alcance de la mano de Subaru… mirándolo con intensidad.
 
Subaru sentía que aquella mirada estaba escrutando todo su cuerpo y, a decir verdad, le hacía sentir intranquilo.
Ni siquiera conocía la voz de esa persona, pero su fuerza era tal que había derrotado sin esfuerzo al centauro que lo había atacado. Un paso en falso y esa peculiar persona convertiría a Subaru en poco más que carbón.
Subaru no lograba captar si la actitud de aquella persona era hostil, sólo sabía que la única emoción que le evocaba era miedo.
 
???: …
 
El cuerpo de Beatrice se mantenía inmóvil en los brazos de Subaru mientras se aferraba fuertemente a él. Incluso ella estaba nerviosa, lo cual captó Subaru a través de su cuerpo.
Al menos Subaru había sido lo suficientemente afortunado para encontrarse con esa mujer junto con Beatrice. En el peor de los casos, sería imposible evitar una pelea.
Claramente no hacía falta iniciar un altercado sin razón. Subaru no debía tomarse a la ligera gastar fuerzas en algo así.
 
Subaru: ¿N-nos… nos escuchas? Oye, mira, escuché que mis amigos están siendo atendidos, y no tienes intención de ser hostil ni nada por el estilo… ¿no?
 
???: …
 
Subaru: Mmm, tu silencio me está poniendo un poco nervioso, si dijeras algo… ¿o tal vez te comunicas por telepatía en lugar de palabras? ¡Eso sería un problema! Jaja.
 
???: …
 
La presunta Sabia no respondió a Subaru; en su lugar, siguió observándolo.
Él se sintió extremadamente intranquilo. La confusa forma de hablar de Subaru denotaba su desconcierto y perplejidad.
A ese ritmo, sería la preocupación lo que los mataría.
 
——Sin embargo, la preocupación de Subaru fue eliminada repentinamente.
 
???: …Tres.
 
Subaru: ¿Eh?
 
???: …
 
Mientras miraba a Subaru, la mujer murmuró algo.
Su voz era algo ronca, pero, si la escuchara un poco más, probablemente encontraría algo de belleza en dicha ronquera.
No obstante, era relativamente misterioso que encontrara algo de encanto en las insondables emociones escondidas en aquella voz.
Y entonces, frente a Subaru, la mujer suspiró silenciosamente.
 
???: Bueno, no hay problema. Lo importante es que le encontré.
 
Subaru: Este… ¿qué?
 
La expresión de la mujer cambió rápidamente, como si se hubiera deshecho de una carga.
Hasta este momento, su actitud severa daba la impresión de que intentaba ver el interior de Subaru, pero eso cambió con el tiempo, como si algo congelado se derritiera.
Y entonces, la boca de la mujer se abrió en forma de una sonrisa.
Y mirando a Subaru…
 
???: —Gran Maestro.
 
Subaru: ¿Qué?
 
Pronunció una palabra que nunca le habían dicho a Subaru, acompañada de unas emociones que parecían salir de la nada.
Subaru se giró para mirar detrás de sí mismo, mudo de asombro ante lo que dijo la mujer. Como esperaba, detrás de él sólo estaba Gyan. Entonces… ¿sería Gyan dicho Gran Maestro?
 
Subaru: ¡¿Viniste aquí para levantar FLAGS de CHARACTERS importantes de repente?!
 
Beatrice: ¡No creo que sea eso, supongo! ¡Presta atención a la realidad, de hecho!
 
Subaru se acercó a Gyan mientras Beatrice, que aún estaba en sus brazos, se enfadaba.
Aunque sus palabras eran razonables, Subaru no podía comprenderlas. En su lugar, se giró hacia la mujer, quien seguía de pie como si nada hubiera ocurrido, y preguntándose qué diantres había querido decir ella.
 
Subaru: Ay, lo siento, pero tengo la impresión de que me confundes con otra persona o algo por el estilo… ¡¿Mugh?!
 
???: ¡Gran Maestro! ¡Cielos cielos cielos! ¡O sea, le estaba esperando~!
 
A mitad de la frase, la mujer saltó muy emocionada y lo rodeó con sus brazos. En lugar de recibir un empujón hacia atrás, Subaru fue empujado hacia el suelo.
Cuando Subaru cayó al suelo de espalda, Beatrice, que quedó atrapada entre los dos, gritó ¡Mukyu~! .


La mujer, rebosante de alegría, no se despegaba de Subaru, quien movía sus ojos de un lado al otro, confundido.
 
La mujer agitaba su coleta y, mientras abrazaba a Subaru con fuerza sobrenatural, seguía repitiendo lo mismo con deleite en su voz.
 
???: ¡Gran Maestro! ¡Gran Maestro! ¡Ha pasado tanto tiempo! ¡Le he echado super de menos! ¡O sea, pensé que mi vida se reduciría a disparar en soledad a quienes se acercaran!
 
Subaru: ¡E-espera! ¡Espera, espera! ¡¿De qué estás hablando?!
 
???: ¡Qué supercrueeel! Me lo ordenó, ¿no, Gran Maestro? O sea, usted dijo que yo debía impedir que cualquiera se acercara al templo… Aunque, bueno, los medios que usé son tema aparte.
 
Subaru: ¡No me refiero a eso; ¿yo soy tu Gran Maestro?! ¡¿Qué insinúas?!
 
Se encontraba apretado contra su suave piel de mujer, pero no tenía tiempo de disfrutar aquel afortunado encuentro lascivo. Subaru trató desesperadamente de escapar de su fortísimo agarre.
Sin embargo, las mujeres siempre serán mujeres, y ella no parecía tener intenciones de soltar a Subaru.
Como resultado, Beatrice terminó en un sándwich entre Subaru y la mujer.
 
Subaru: De todos modos, suéltame. ¡Esto es ridículo!
 
???: ¡No lo haré! ¡O sea, no lo haré de ninguna maneraaa! ¡Volverá a desaparecer en cuanto le pierda de vista! ¡No ha cambiado supernada, Gran Maestro!
 
Subaru: ¡¡No sé de qué estás hablando!!
 
La obstinada mujer se aferró a Subaru como si acabara de sufrir algún tipo de trauma. Mientras él intentaba empujar su rostro para mantenerla alejada, Subaru le respondió.
 
Subaru: ¡En primer lugar, ¿quién eres tú?! ¡¿Qué está ocurriendo?!
 
???: ¡¿Qué dice?! ¡Soy Shaula! ¡La Guardiana de Estrellas de la Atalaya Pléyades! ¡O sea, soy la linda aprendiz del Gran Maestro, Shaulaaa!
 
Subaru: ¡No te recuerdoooo!
 
Era una mujer llamada Shaula, cuyo nombre supuestamente pertenecía al Sabio de la torre. El gran y renombrado Sabio de la Atalaya Pléyades no podía ser una mujer tan extraña.
Subaru se negó firmemente a esa idea.
No obstante, en medio de esa conversación que no llevaba a ningún lugar, hubo una súbita interrupción. Y era…
 
Emilia: —¡Oh no! ¡Oh no! ¡Subaru despertó y ahora no está aquí! Debo avisar a los demás, tenemos que buscarlo…
 
Subaru: Ah.
 
Tras decir eso, Emilia salió por la puerta del carruaje de dragón con el pelo revuelto por acabarse de despertar. Tras eso, se encontró con Subaru y Shaula abrazados. Beatrice también estaba ahí, pero sus ojos se abrieron de par en par viendo únicamente el abrazo.
 
Subaru: ¡Emilia… -tan! ¡Gracias al cielo que despertaste! Por cierto, ella es…
 
Emilia: ¡Ei!
 
Subaru: ¡Duele! ¡¿Por qué me pateaste, Emilia-tan?!
 
Emilia: No estoy segura, ¡pero me puse muuuy molesta!
 
El griterío continuó un rato más, ahora incluyendo a la recién despertada Emilia.
 
Al final, la dura batalla contra la (presunta) Sabia de la Atalaya Pléyades continuó hasta que, eventualmente, Julius y los demás notaron el ruido y regresaron con ellos.

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[1] La vez anterior que la consciencia de Subaru estuvo en ese lugar fue luego de salvar a Emilia de la explosión de piedras mágicas al final del arco tres. Debería haber ocurrido en el último capítulo de la primera temporada, pero fue omitido por el anime. Pueden leer lo ocurrido aquí.