martes, 1 de junio de 2021

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Theresia van Astrea


Traducción:
Juanca

Corrección y edición:
Jair (Primer corrector)
Carlos (Segundo corrector)
Pretinaverse (Detallitos por aquí y por allá)


※ ※ ※ ※ ※


¿Cuán sorprendido estarías
si supieras que en realidad
fue amor a primera vista?


※ ※ ※ ※ ※


Theresia van Astrea tenía doce años cuando recibió la Protección Divina del Santo de la Espada.

Fue un cambio repentino e imprevisto que alteró enormemente su vida.
Simplemente se abalanzó abruptamente sobre su vida cotidiana normal.

『 Theresia: ¿——? ¿Acaso… he sido elegida? 』

Así se sintió Theresia cuando recibió la Protección Divina. 
Y por un tiempo, Theresia mantuvo esta verdad oculta.

La especialidad de la familia Astrea era la espada, y había engendrado a los Santos de la Espada durante generaciones hasta la fecha.
 
Gracias a los logros conseguidos siglos atrás por el primer Santo de la Espada —Reid Astrea—, el Reino Dragón de Lugnica había reconocido a los espadachines de la familia Astrea como un recurso indispensable para el reino.
Esta tradición se fue transmitiendo durante años, incluyendo los tiempos de Theresia.

Es por esto que toda persona nacida en la familia Astrea, independientemente de si poseía o no la Protección Divina del Santo de la Espada, debía dedicarse a la espada durante toda su vida.
Esto, por supuesto, aplicó a su padre, sus dos hermanos mayores y su único hermano menor, el más joven de ellos. Independientemente de si se convertían en espadachines u obtenían la Protección Divina, tenían que familiarizarse con la espada desde el momento en que empezaran a hacer uso de la razón.

Si alguien preguntara cómo estaba madurando Theresia habiendo nacido en la familia Astrea donde esta forma de crecer era natural, la respuesta sería clara: ella pasaba sus días completamente alejada de la espada.

Naturalmente, si nacías en la familia Astrea, entonces, sin importar el género, debías blandir la espada.
Hubo días en los que Theresia, al igual que sus hermanos, pasó por un duro entrenamiento; pero Theresia no tenía ninguna aptitud con la espada que fuera digna de reconocer.
En lugar de eso, sería más apropiado decir que nunca mostró ni pizca de inclinación por la espada.

Como muchas chicas, a Theresia no le interesaban las espadas.
No es que fuera mala en ello, sino que estaba claramente desmotivada y su actitud era desafiante. Era natural que sus padres se dieran cuenta de que era inútil hacer que siguiera blandiendo la espada mientras continuara actuando así.

La Protección Divina del Santo de la Espada era otorgada sólo a aquellos que demostraran ser dignos de recibir el amor del Dios de la Espada.

Generación tras generación, sólo los miembros de la familia Astrea fueron capaces de heredar la Protección Divina del Santo de la Espada. Por lo menos, esa era la creencia común, pues no se conocían detalles reales sobre las condiciones de herencia de esa Protección Divina.
Sólo cuando el espadachín se enfrentaba a la espada con absoluta seriedad, la protección lo reconocía y se le otorgaba.

Al ver que su probabilidad de ser la siguiente Santa de la Espada era esencialmente despreciable, el egoísmo de Theresia finalmente fue permitido y se le concedió la libertad que tanto deseaba.

Theresia dejó de lado la práctica de la espada, pero también había motivos personales para ello.
Naturalmente, tanto su desinterés en convertirse en Santa de la Espada como su falta de motivación en el uso de la espada influyeron en ello, pero su motivo de mayor peso no tenía nada que ver con eso.

Theresia era consciente de que había nacido con la Protección Divina del Dios de la Muerte.

Las heridas que le infligiera a los demás sangrarían incesantemente, sin posibilidad de sanar.
Al darse cuenta de que su talento yacía en arrebatar la vida a los demás, en la joven Theresia nació el miedo a lo que podrían provocar sus propias manos.

Algo como el entrenamiento con la espada era perfecto para intensificar su miedo.
Aunque sólo fuera una práctica o entrenamiento, la Protección Divina de Theresia, sobre la que no tenía ningún control, ignoraría la situación. Incluso si la herida que pudiera infligir no fuera más que un miserable rasguño, el hecho de que no sanaría lo convertía en un asunto serio.
Una herida infligida accidentalmente durante la práctica de la espada podía ser mortal.

Y fue por eso que, al ser liberada del entrenamiento con la espada, la reservada Theresia sintió un gran alivio.

Vivir sin herir a los que te rodean es, en realidad, difícil de hacer si eres consciente de ello.
Si lo piensas con atención, te darías cuenta de que herir accidentalmente a otros puede ocurrir con facilidad. ¿Cómo podría determinar si la Protección Divina se activaría o no, en caso de que alguien termine haciéndose un corte con un fragmento de un plato que rompió?

La joven Theresia inconscientemente evitó relacionarse con la gente.
Si nunca establecía contacto, si nunca había cercanía, no tendría que preocuparse por lastimar a la gente. Desarrollando una tendencia natural a evitar todo contacto visual, comenzó a pasar más y más tiempo con las flores.
Habiendo obtenido la libertad de abandonar la espada, plantó un lecho de flores sólo para ella en el jardín de la mansión donde vivía y, cultivando flores de temporada allí, su amor por admirarlas nació.

Sus hermanos, que solían blandir la espada en completo sufrimiento, fueron sujetos en repetidas ocasiones a entrenamientos difíciles y dolorosos.
Y no es que no se sintiese excluida o no lamentara verlos así. Era sólo que, debido a su incapacidad para hablarles de su Protección Divina, las flores eran las únicas con las que podía estar y en las que podía confiar con total seguridad.

『 Theresia: Me pregunto si algún día podré vivir al lado de alguien. 』

Sólo podía confiar su sufrimiento, sus dudas y tales sentimientos a sus flores, mientras sus pétalos danzaban al ritmo de la suave brisa.
Éste, como el de mucha gente, era el deseo de la joven llamada Theresia: el deseo de amar y ser amada.
Muy consciente de su capacidad de herir a los demás, se preguntaba si merecía estar con alguien; y mientras seguía sin hacer caso a los planes de sus hermanos o sus padres, los días llenos de duda de Theresia continuaron.

Durante esos días, el amor del Dios de la Espada se derramó sobre Theresia.

『 Theresia: ¿——? ¿Acaso… he sido elegida? 』

Sin aviso, ese entendimiento le llegó a Theresia.
Pesaba sobre ella con una sensación de incomodidad, diferente a cómo percibía su Protección Divina del Dios de la Muerte.
Era natural; ya que ella percibía a la Protección Divina con la que había nacido como algo intrínseco, como los ojos que le proporcionaban visión, o los oídos que le proporcionaban audición.
Algo tan repentino como obtener una nueva Protección Divina se sentía como si le hubieran brotado un par de alas en la espalda. Algo que no existía anteriormente, como semejante repentina extensión de sus capacidades, sólo podía ser recibido como algo fuera de lugar.

——No, no tomaré la espada, pensó Theresia, asqueada por su aborrecible nueva Protección Divina.
Recordó los tiempos en los que había sido obligada a blandir la espada. Se había dado cuenta de cuán inútiles, sin sentido, infructuosas y vanas habían sido sus acciones hasta entonces; pues ahora era capaz de entender instintivamente cómo blandir la espada de la mejor manera, la más óptima, la más ideal, la más refinada.

Su persona, cuyo talento literalmente yacía en matar gente, ahora había obtenido una pericia suprema para hacerlo.

『 Theresia: ——hg. 』

Eso era terror; era desesperación. Ese fue el día en que su mundo terminó.
Cayendo de rodillas, se dio cuenta de que se había convertido en un dios de la muerte con forma de chica, y que sus días de fingir ser una simple señorita habían llegado a su fin.

Theresia no le dijo a nadie sobre la Protección Divina que había recibido.
Tenía la intención de ocultar su posesión de la Protección Divina del Dios de la Muerte y la Protección Divina del Santo de la Espada para toda la eternidad, y esconder en su corazón que era un monstruo cuyo único propósito era matar.

Con la excusa de que no se sentía bien, se encerró en su habitación de la mansión.
Omitiendo incluso cuidar sus flores, Theresia se escondió dentro de su caparazón. Sin hacer nada más que dormir, y esperando despertarse un día para descubrir que no había sido más que un sueño loco, se encerró en su caparazón.
Pero al final, eso no era más que la inmadurez de una chica que se negaba a enfrentar algo que no le gustaba.

El hecho de que Theresia había heredado la Protección Divina del Santo de la Espada se descubrió de inmediato.

『 Fribal: Hermano… el siguiente Santo de la Espada es tu hija. Esta niña. 』

La casa principal de la familia Astrea——el lugar de nacimiento de Theresia, y la base del linaje de Santos de la Espada. 
Su tío, el anterior Santo de la Espada, Fribal van Astrea, fue quien entró a la mansión y reveló que la postrada Theresia era la siguiente Santa de la Espada.

La Protección Divina del Santo de la Espada era una Protección Divina excepcional, capaz de ser heredada sólo por los miembros de la familia Astrea, cosa que había sido así por generaciones.
Esa Protección Divina era heredada por el siguiente Santo de la Espada del anterior Santo de la Espada sin previo aviso. Y una vez que la herencia se completaba, el Santo de la Espada es liberado de su responsabilidad y pierde la Protección Divina. 
Una vez que el actual Santo de la Espada perdía la Protección Divina, era natural que la identidad del siguiente Santo de la Espada fuera buscada exhaustivamente a lo largo de todo el reino.
Además, el anterior Santo de la Espada podía identificar quién era el nuevo Santo de la Espada con sólo mirarlo.

Los días de encierro de Theresia habían terminado.

『 Fribal: Toma la espada, Theresia. 』

Con su cabello hecho un desastre, Theresia fue arrastrada al jardín.
Descalza, en pijama y con su consciencia aún entre sueños y realidad, fue arrastrada a la fuerza por su tío y obligada a sostener una espada de madera.

Con sus dedos, que se habían vuelto más delgados, hizo un gesto de resistencia y sacudió la cabeza reiteradas veces.
Sin embargo, sus quejas no fueron escuchadas. Su tío le entregó a la fuerza la espada de madera y le hizo mirar hacia delante una vez que sostuvo la empuñadura.

Frente a Theresia, estaba el mayor de sus hermanos.
Su amable y tierno hermano, que era educado y amigable con todos, estaba de pie allí con una expresión confundida. Incapaz de entender lo que pasaba delante de sus ojos, su perplejidad era evidente con sólo mirarlo.

——Su postura tiene muchos puntos débiles.

Al pensar eso, Theresia se sorprendió.
Con esa confusión en su corazón, Theresia, sin palabras, simplemente mantuvo sus ojos abiertos.

Ignorando a Theresia y su condición, su tío llamó a su hermano mayor con una voz seria.

——Sostén la espada de madera y ataca a Theresia desde arriba, dijo. Demuestra tus habilidades de espadachín derribando y derrotando a tu hermana menor, dijo.
 
——Jamás haría algo así, replicó el hermano mayor.

Su hermano era muy amable. Se había entrenado intensamente con la espada y no tenía dudas sobre el camino de la familia Astrea, pero con su hermana menor, Theresia, sólo podía ser amable.
Ella temía hacerle daño, así que nunca fue la que iniciaba el contacto físico, pero le encantaba abrazar a su hermano y ese enorme cuerpo suyo. Era un hermano mayor muy, muy amable.

Entonces hizo eco la voz de su tío llamando cobarde a su hermano.
Ante la burla del anterior Santo de la Espada, su hermano hizo una expresión que daba a entender que había sido herido por sus palabras. Theresia sabía que su hermano mayor, su segundo hermano mayor y su hermano menor siempre siguieron el camino de la espada porque admiraban a su tío.
Al recibir palabras tan duras de él, su hermano mayor se sintió inmensamente herido. Sus otros dos hermanos en la orilla del jardín, que habían salido al exterior al oír todo el alboroto, también hicieron expresiones de dolor parecidas.

Al final, su hermano mayor, mientras mantenía su expresión de tristeza, mostró una espantosa determinación en sus ojos.
Enderezando la espada de madera que tenía en sus manos y transfiriendo toda su energía en ella, miró a su objetivo.

Viendo el temblar de su espada y una cierta agudeza en los ojos de su hermano mayor, Theresia se dio cuenta de que, con tal de no lastimar a Theresia, su hermano mayor buscaba derribar la espada que ella sostenía usando la propia. Era obvio por su postura, su mirada, su lenguaje corporal y la forma en que sostenía su espada.

Con el nivel de habilidad de su hermano, ciertamente no sería una tarea difícil de completar.
Sería suficiente para probar su habilidad como espadachín con sólo quitarle la espada a Theresia.

『 ———— 』

Cuando las mejillas de su tío se endurecieron, comenzó la lucha en la que ninguno de los dos bandos quería participar.

Su hermano mayor gritó con fuerza y lanzó un certero ataque hacia Theresia con la espada de madera.
Limitar los movimientos del oponente y adquirir control sobre sus acciones era otra habilidad de la esgrima. Si la espada de madera ni siquiera se levantaba, sin duda sería fácil simplemente derribarla.

La mismísima base de este enfrentamiento era un sinsentido.
Ni Theresia tenía motivos para luchar, ni su hermano tenía motivos para lastimarla. Siendo que los intereses de ambas partes estaban alineados, no debería haber conflicto.
No debería, pero…

『 Fribal: ——Suficiente. 』

Una espada de madera que había salido volando aterrizó en el suelo a cierta distancia, haciendo eco.
Además de escuchar la perpleja voz de su tío, lo que se veía era la figura de Theresia con su espada de madera apuntando hacia el frente y su filo tocando la garganta de su tambaleante hermano, que dejó escapar un ronco suspiro.

Recordó que había desviado el ataque que llegaba desde arriba, e hizo que su oponente perdiera su espada. Entonces, hizo que el filo de su espada tocara el cuello de su oponente, demostrando que podía matarlo en cualquier momento y dejando clara la diferencia entre sus pericias.
El hermano mayor se arrodilló en el acto por lo extremo que fue el suceso. Al ver eso, Theresia giró su cabeza con los labios temblando para mirar a sus padres, su segundo hermano mayor y su hermano menor, quienes habían estado viendo el duelo.

Todos ellos tenían expresiones de asombro ante tal inverosímil situación.

『 Fribal: El nuevo Santo de la Espada es Theresia. Sin duda, es incuestionable. 』

Dijo su tío; y en ese momento, eso fue lo único que ella pudo escuchar.

『 Theresia: Ah, ah… ah… 』

Theresia dejó caer la espada de madera que sostenía, se miró las manos, y luego procedió a arrancarse su rojo cabello con esas mismas manos. Arrancándolo tan violentamente que sangraba; y casi como una bestia, Theresia gritó.

Llena de lamentos, gritó, casi enloqueció, se deprimió hasta tal punto que se sintió mortalmente enferma.
Theresia, se había convertido en la Santa de la Espada.


※ ※ ※ ※ ※


La esgrima de Theresia había pisoteado casi burlonamente todo el tiempo que sus hermanos habían dedicado a la espada.
Ante tal abrumadora destreza con la espada, cosas como el tiempo y el esfuerzo dedicado no tenían ningún significado.

A ojos de Theresia, que se había convertido en Santa de la Espada, los defectos en el manejo de la espada de sus hermanos eran claros como el agua. De hecho, ahora estaba sorprendida de que, a pesar de pasar tanto tiempo con ellos, no hubiera notado esos defectos antes.
Pero, a pesar de la clara diferencia entre su fuerza y la de Theresia, sus hermanos lastimosamente continuaron entrenando con la espada.

Ninguno de sus tres hermanos sentía pasión por otra cosa que no fuera la espada.
Al nacer en la familia Astrea, crecieron en la casa cuyo nombre era respetado por sus espadas, y habían dedicado su vida y destino a eso; así que, incluso si su hermana menor les había robado su objetivo, no tenían más remedio que continuar.
Aun sabiendo que nunca podrían alcanzar ese nivel.

——Qué sinsentido, pensaba ella para sí de vez en cuando.

Ya no deberían pensar más en la espada. Deberían simplemente hacer lo que quisieran.
Si nunca podrán alcanzarme, deberían vivir según lo que ellos desearan.

『 ???: Theresia-sama, los preparativos están completos. Ya es hora, debemos salir. 』

Mientras miraba por la ventana de su habitación hacia el jardín donde sus hermanos seguían entrenando con la espada, una voz entró por los oídos de Theresia.
Cuando se dio la vuelta, lo que vio fue una chica de aspecto elegante de su misma edad con un hermoso cabello rubio corto.

Era Carol Remendis, miembro de la familia Remendis y conocida por sus excepcionales caballeros. Debido a su reconocida excepcional esgrima, a pesar de ser de edad similar a la suya, había sido asignada como ayudante de Theresia.


Indudablemente, sus habilidades como espadachina eran excepcionales.
No quería mencionarle esto a nadie, pero su habilidad con la espada era comparable a la de sus hermanos. 
Con una personalidad tan tranquila y gran habilidad con la espada, no pudo evitar sentirse incómoda, siendo que tenían la misma edad.

『 Theresia: Sí, vamos. Para hoy tenemos la enseñanza a la gente del castillo, ¿verdad? 』

『 Carol: Sí. Todos en el castillo están deseando recibir instrucción de Theresia-sama. Por supuesto, yo comparto ese sentimiento. 』

『 Theresia: …Creo que ya eres lo suficientemente fuerte, Carol. 』

『 Carol: En absoluto. Alguien como yo no le llegaría ni a los pies a Theresia-sama. 』

Como si se menospreciara a sí misma, Carol dio su impresión de sus propias habilidades.
Theresia dudó un poco de su evaluación. Después de todo, Theresia nunca había blandido su espada contra Carol. No, no era sólo eso.

La última vez que las manos de Theresia sostuvieron una espada fue cuando luchó contra su hermano mayor con una espada de madera.
Durante dos años después de eso, Theresia no hizo ni el más mínimo contacto físico con la espada.

Sin embargo, seguía cumpliendo sus responsabilidades como Santa de la Espada.
El hecho de que ella fuera la Santa de la Espada era una verdad que sencillamente no se podía ocultar. No se atrevería a causarle molestias a toda la familia Astrea, por lo que estaba dispuesta a cumplir con sus deberes diligentemente.

『 Carol: Se puede saber fácilmente lo que vale la pena ver y lo que no con sólo echar un vistazo. Aunque no haya tenido la oportunidad de verlo, si Theresia-sama toma la espada en sus manos, seguramente se convertiría en una fuerza que nadie podría alcanzar. 』

Ante las creencias de Carol, mostró una sonrisa forzada.
Junto con ella, Theresia fue a enseñar a los soldados en servicio. Incluso en nombre de la enseñanza, no había logrado ninguna hazaña destacable.

Sólo se paseaba por ahí mientras les hacía empuñar sus armas y entrenar, señalando sus defectos en batalla como siempre, nada fuera de lo ordinario.
El aspecto más aterrador de la Protección Divina del Santo de la Espada era probablemente el aumento de los instintos de lucha hasta la perfección. No se limitaba sólo a las espadas. Ya sea que se tratara de lanzas o hachas, si se usaba para batalla, Theresia conocía todos los detalles e imperfecciones.

Si se les señalaban los errores de los soldados uno por uno, acabarían corrigiéndose.
Sin embargo, desde la perspectiva de Theresia, aunque la forma de corregir esas fallas podía ser correcta, nunca era suficiente; e incluso si ese ligero cambio ocurriera, los talentosos y los no talentosos lo percibirían de manera extremadamente diferente.
Siempre que le agradecían o siempre que le mostraban respeto, Theresia sentía algo de culpa.

Al igual que cuando se deprimió por heredar la Protección Divina del Santo de la Espada, ahora estaba deprimida por la situación en la que se encontraba.
Encerrada en su habitación y encerrada en su caparazón, siempre terminaba esperando que las mareas de su destino cambiaran de dirección.

——Ese podría haber sido su castigo, por sus deseos egoístas y arbitrarios, por huir de las responsabilidades que debería haber asumido.

En el Reino Dragón de Lugnica surgieron grandes conflictos con la comunidad demihumana.
En un abrir y cerrar de ojos, las quejas y el descontento de los demihumanos que estaban dispersos por todo el reino explotaron e hicieron que el reino ardiera en llamas.

La Guerra Demihumana, la guerra civil más brutal en la historia del reino, había estallado.


※ ※ ※ ※ ※


Originándose en el este del reino, esta guerra civil empeoraba con el paso de los días. Inicialmente parecía un pequeño levantamiento de la comunidad demihumana que podía resolverse fácilmente sin que se extendiera hasta el punto de causar daños, pero a puerta cerrada, el reino despreciaba la profundización de las relaciones demihumanas.

Además de eso, parecía haber gente que estrechaba las relaciones con los demihumanos de manera individual y, a medida que el conflicto se extendía persona a persona, el fuego de la guerra civil se extendió rápidamente.
A medida que la ardiente vorágine de guerra se intensificaba progresivamente y se extendía sin cesar por el reino, y después de todo un año de esfuerzos infructuosos para extinguir el fuego, el reino finalmente reconoció públicamente que ésta era una situación peor que cualquier otra que el reino hubiera enfrentado antes.

『 ???: Informen a la actual Santa de la Espada, Theresia van Astrea. Se espera su aparición en el campo de batalla junto a los caballeros y soldados que están actualmente luchando para aplacar la guerra civil. 』

Reconociendo la situación sin precedentes como una amenaza en todo el reino, los aristócratas de mayor rango no tenían la intención de dejar a su mayor baza —la Santa de la Espada— para el final.
Naturalmente, a Theresia también le notificaron que debía participar en la guerra civil.

Theresia se desesperó ante la llegada del inevitable futuro.

Eso era diferente a sus días de negarse egoístamente a tomar la espada.
Lo que se esperaba de ella ahora no era su conocimiento como Santa de la Espada, sino la verdadera esgrima y fuerza de una Santa de la Espada.

No tuvo más remedio que tomar la espada.
Esa también fue la primera vez que se le entregó la Espada Dragón Reid, que sólo un Santo de la Espada podía blandir.

『 Fribal: Sin embargo, esa espada sólo puede ser desenvainada cuando deba ser desenvainada. Deberías llevar otra espada además de esa. Puedes elegir una que te guste. 』

Su tío, el anterior Santo de la Espada, la aconsejó de primera mano.
Su tío, que previamente había llevado consigo la Espada Dragón en su cintura, comprendía lo caprichosa que era esa espada. Siguiendo el consejo de su tío, Theresia eligió la espada larga que proporcionaba el mejor equilibrio y que también era del gusto de Carol, otra experimentada espadachina.

En su primera batalla, Theresia fue acompañada por Carol, además de sus hermanos y su tío.

La primera batalla de Theresia no fue exactamente un escenario bonito en un día soleado.
No obstante, seguía siendo un evento al que debía poner atención. Ésta era también una oportunidad para mostrar el poder de la legendaria espada Astrea a la gente del reino.
 
Independientemente de los pensamientos y sentimientos de Theresia, su entorno progresaba de forma arbitraria.
Todos y cada uno cargaron sobre ella expectativas personales como «era imposible perder mientras estuviera presente la Santa de la Espada».

La fe desenfrenada e insensible de quienes la rodeaban intimidaba a Theresia. 
Como si ya se hubiera vuelto algo normal, ocultándolo a todos y escondiéndolo en su corazón, Theresia temblaba sólo frente al grupo que la acompañaba a su primera batalla.
Y, al verla así…

『 Thames: ¿Tienes miedo, Theresia? 』

El que se dirigió a ella con esa gentil voz fue nada más y nada menos que el mayor de sus hermanos.
Theresia, mientras esperaba el inicio de su primera batalla en una tienda de campaña, se sorprendió al ver que su hermano mayor le hablaba con tanta amabilidad.

Theresia había evitado conscientemente el contacto con su hermano mayor.
Y no sólo evitó a su hermano mayor, sino que también evitó contacto con su segundo hermano mayor, su hermano menor, sus padres y su tío.

Después de dos largos años, ésta era la primera vez que intercambiaba tales palabras de bondad con su querido hermano.

Theresia no pudo evitar seguir cabizbaja y sin palabras. Al verla con una expresión tan abatida, su hermano se sentó junto a ella, la abrazó y acarició suavemente su cabeza.
Esto tomó a Theresia desprevenida, quien sintió que la palma de su hermano no había cambiado en absoluto.

『 Thames: Sé que te sientes en deuda conmigo o con el resto de nuestros hermanos. No es como si yo tampoco hubiera pensado en nada al perder ante ti de esa manera. Pero… 』

Interrumpiendo sus palabras a media oración, su hermano le mostró una ligera sonrisa.
Esa era la auténtica sonrisa de su hermano, aquella que Theresia había admirado incontables veces.
 
『 Thames: Eres mi preciada hermana menor. Si no quieres hacer esto… si estás asustada, tendré que protegerte. Porque yo… soy tu hermano mayor. 』

『 Theresia: He-Hermano… 』

Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas. No debía expresar su debilidad.
Su inigualable hermano, aquel al que había derrotado, no debía oírlo. Eso pensaba ella, pero su hermano repudiaba esos pensamientos.

『 Thames: Después de perder contra ti, me sentí frustrado, pensé que debía dejarlo. Pero, aun así, amaba la espada. Estoy agradecido de haber nacido en esta familia, de tenerlos a ellos como mis hermanos menores, y de tenerte a ti como mi hermana menor. Le estoy agradecido a la espada. 』

『 Theresia: … 』

『 Thames: Por eso me alegro de haber blandido la espada. 』

Theresia se dio cuenta de su propia idiotez al considerar que sus pensamientos eran estúpidos.
Ver a sus hermanos entrenar con la espada aun después de haber sido derrotados, le hizo pensar que no tenían otra elección, que no tenían otro camino, ignorando cualquier otra cosa respecto a ellos, pensó que blandían la espada porque no tenían elección, que simplemente se aferraban a ella, los miraba con desprecio porque tenía esa impresión sobre ellos. 
Pensando que deberían seguir el camino que quisieran, Theresia puso a su hermano a su nivel y le dio un valor arbitrario.

Se burló de su hermano reduciendo su persona a un mero espadachín, al que debería haber admirado, al que debería haber respetado.
¿Quién era el idiota aquí? Ella era la idiota. Y el Dios de la Espada fue aún más idiota.

¿Por qué no dirigió su amor al humano que lo amaba tanto?
¿Por qué bendijo a una humana como ella que siempre se apartó de la espada?

Su hermano, y las personas como él, eran quienes merecían ser bendecidos; y, aun así…
 
『 Thames: No hace falta que luches. ——Después de todo, eres una chica gentil que no mataría ni a una mosca. 』

Asustada del poder de la Protección Divina del Dios de la Muerte, siempre se aseguró de no hacer daño a nada ni a nadie.
Había juzgado mal a su hermano, pero su hermano la entendía bien.

Esto la hizo tan feliz que, en estos dos años, fue lo que más conmovió su corazón.
Terminó actuando como una niña mimada, terminó dependiendo de él. Se aferró a él, lloró sobre él, y lo dejó todo en sus manos.

——En la primera batalla de Theresia, su hermano murió protegiendo el cuartel general de sus tropas.

Theresia no blandió la espada ni una sola vez. No podía.

Y una vez más, Theresia se negó a tocar la espada durante los años venideros.


※ ※ ※ ※ ※


Habían pasado cinco años desde que comenzó la Guerra Demihumana, y Theresia había cumplido ya diecinueve años.

La Protección Divina del Santo de la Espada permaneció sin cambios, viviendo en silencio dentro de ella.
Sin embargo, Theresia, cuyas acciones decidían el curso de la guerra con el paso de los días, desapegada y despreocupada, pasaba sus días tranquilamente.

La primera batalla de Theresia, en la que no había podido luchar.
La primera línea de batalla —donde se esperaba que la Santa de la Espada desatara su feroz poder— se quebró por completo, y su hermano mayor murió en medio de la guerra. El corazón de Theresia, que sufrió un gran daño debido a esa realidad, se volvió incapaz de aceptar blandir la espada una vez más. 
El hecho de que la actual Santa de la Espada tuviera una primera batalla tan deshonrosa fue completamente ocultado al público. La existencia del Santo de la Espada también tenía relevancia moral para el reino. No podían atreverse a revelar que había llorado ante su hermano antes de la pelea y que se había encerrado cuando éste murió.

Desde ese momento, y a espaldas de todos, el deshonor de Theresia fue borrado de todos los registros.
En lugar de la aislada Theresia que se negó a cumplir su deber como Santa de la Espada, su otro hermano mayor y su hermano menor también participaron en la batalla con tal de proteger el nombre de la familia Astrea… muriendo por ello.

——El mayor de sus hermanos, lleno de bondad y que escucharía cualquiera de sus deseos con verdadero interés. 
——Su segundo hermano mayor, que era un poco rudo, pero siempre era el primero en disculparse cuando se reconciliaban.
——Su lindo hermano menor, que era como un gato miedoso y un bebé llorón, que siempre caminaba detrás de ella, siguiendo sus pasos.

Todos ellos perdieron la vida mientras peleaban en lugar de Theresia, que se negaba a luchar.

『 Fribal: Te obligué a todo esto, ¿verdad? Lo lamento, Theresia. 』

Su tío —el anterior Santo de la Espada—, que era la fuente de motivación de sus tropas, también murió luchando.
Luchó incesantemente, ignorando sus heridas, logró enmendar las relaciones, acordar un cese al fuego, y ordenó a sus tropas la retirada; murió con logros sobresalientes en la batalla.
 
No era como si no tuviera nada en contra de su tío.
Si no fuera por la revelación de su tío, tal vez nadie hubiera sabido que Theresia heredó la Protección Divina del Santo de la Espada. Si eso nunca se hubiera descubierto, sus hermanos no se habrían preparado para ser martirizados en esta guerra civil, y no habrían tenido que morir.

Si ella pensaba en todo eso, entonces sí le guardaría rencor. Era cierto, pero a la vez no.
Su tío debió haber conocido el peso del título del Santo de la Espada mejor que nadie. Habiendo sido el anterior Santo de la Espada, él sin duda debió haber pasado por lo mismo que Theresia.
Seguramente, él actuó de la manera que creyó mejor para el reino y para Theresia por igual.

Y como eso no funcionó, su tío le dijo aquellas palabras de despedida la última vez que se vieron.
Después de oírle decir esas palabras, Theresia ya no pudo volver a guardarle rencor.

Así que ahora, la única persona a la que ella podía guardarle rencor era a ella misma.
Ella misma, que siempre fue débil y llorona, a pesar de haber heredado el título de Santo de la Espada.

『 Carol: Tarde o temprano, Theresia-sama se levantará. Es sólo que ese momento aún no ha llegado. 』

Su asistente Carol no intentó ni una sola vez abandonar a Theresia, que se encontraba devastada por las muertes de sus seres queridos
Haciendo de su primera batalla algo que nadie querría ver y perdiendo oportunidades debido a su propio egoísmo, la aislada y solitaria Theresia era alguien en quien Carol todavía quería tener fe.

Incluso las órdenes más recientes del Castillo Real habían hecho que la retiraran de las áreas de máxima y directa exposición.
Sin embargo, incluso después de que Carol mostrara tanta esperanza en ella, Theresia fue incapaz de responder a sus sentimientos.

Aunque fui bendecida con un talento para matar gente… Nunca pensé que llegaría el día en que me preocuparía por no poder matar personas. No tengo motivos para luchar. No puedo hacer algo como luchar.

『 Theresia: … 』

Una vez alejada de la vigilancia de Carol, Theresia comenzó a caminar por la capital mientras reflexionaba.
Todo el lugar estaba cubierto por una atmósfera un tanto desagradable, pues la guerra civil que llevaba librándose cinco años había acabado con toda la vitalidad de la ciudad. Con ese ambiente sombrío, todas las expresiones de la gente también habían perdido toda alegría. Theresia estaba sola, lejos de todos los lugares concurridos y de todas las miradas.
 
El lugar que Theresia recientemente había comenzado a frecuentar era un área en la frontera de la capital.
Era una zona cuyo desarrollo se había dejado de lado debido al comienzo de la guerra civil.
A través de las ruinas y los huecos en los pilares del edificio, se dirigió a la zona que quedaba detrás.

Lo que se extendía un poco más allá era el lugar que a Theresia le había empezado a gustar, un espacio abierto que ni siquiera podía llamarse plaza.
No era tan especial como para que el corazón se le detuviera por un instante o algo así, sino que simplemente esa zona vacía dentro de las ruinas le resultaba figurativamente similar a cómo estaba su propio corazón, y eso la calmaba.
 
Sintiendo la brisa fresca de la mañana, Theresia se dirigió a la parte trasera del espacio abierto.

Sentada en los fragmentos de piedra sueltos y mirando al otro lado, lo que vio fue un jardín de flores extendiéndose hacia el horizonte, con pétalos de flores amarillas bailando dulcemente al ritmo del viento.


La luz del sol brillaba sobre un suelo innecesariamente adecuado para el crecimiento de las flores.
En este clandestino escenario, Theresia había sembrado las semillas de estas flores.

Había sido demasiado inepta para cuidar las flores de la mansión en aquel entonces y acabaron por marchitarse todas.
Sin embargo, tenía sentimientos similares al ver los resultados de las semillas que había sembrado por mero capricho.

『 Theresia: Ni siquiera las he regado… pero han crecido mucho. 』

Las flores son fuertes.
Incluso mientras Theresia reflexionaba sobre sus propias debilidades, las flores, mirando sólo hacia el cielo, desplegaban sus pétalos y florecían de forma preciosa.
Antes había admirado su esplendor, pero ahora anhelaba tener esa fuerza.

Notó cómo sus sentimientos se acumulaban en ella, y sintió que estaba a punto de llorar.
Trató de contener las lágrimas acercando sus dedos al extremo de sus ojos, los cuales se sentían cálidos.


——Ese fue el momento en el que una presencia punzante se aproximó.


『 Theresia: Ah, lo siento. 』

Fue esa insidiosa presencia la que irrumpió en el santuario mañanero de Theresia.
Justo cuando estaba a punto de derramar lágrimas, Theresia dijo deliberadamente esas palabras en un intento de mostrar fuerza. Y entonces, vio a la persona que había aparecido en ese espacio abierto.

Cuando lo miró, quedó completamente anonadada.
Cabello castaño y bien cuidado; ojos elegantes, pero feroces; un cuerpo flexible, delgado y en forma; y su piel era tan clara y reluciente que deslumbraba; era aterrador.
Ciertamente, su actitud nada amistosa la sorprendió. Sin embargo, lo que había asombrado a Theresia en ese momento no era algo tan superficial.

——Para Theresia, ese joven lucía exactamente como una espada desenvainada.


Sentía como si un acero caliente, firme y afilado hubiera posado sus ojos sobre ella.
Frente a semejante imagen, los latidos de Theresia empezaron a alborotarse. Poniendo su mano sobre su pecho, Theresia se preguntó qué le había sucedido.

A pesar de eso, pensó que no quería que ese joven descubriera lo alborotados que estaban sus latidos.
Así que, para ocultarlo, Theresia procedió a hablar.

『 Theresia: Así que hay gente que viene estas horas de la mañana. Hasta este lugar. 』

『 Joven: … 』

Vaya saludo.

Theresia le habló amigablemente, pero el joven entrecerró los ojos y se sintió como si la punta de una espada apuntara directamente hacia ella. Una espada tan estable e intensa que no parecía una amenaza.
Tal vez era su manera de demostrar que rechazaba los desagradables pensamientos de Theresia.

No tardó en dejar de resultarle interesante.
Si iba a ponerse así, entonces Theresia tampoco se guardaría nada. Le haría entender que había malinterpretado esa espada suya.

『 Theresia: …¿Ha pasado algo? Estás poniendo una cara bastante aterradora. 』

Ante las palabras de Theresia, el joven hizo una expresión de desagrado.
Parecía haber juzgado a Theresia como una principiante en la esgrima e incluso en la lucha en general. La verdad era que no se equivocaba.

Theresia carecía de experiencia en la lucha real, y tampoco tenía proeza alguna con la espada.
Era una novata, pero sería más fuerte que cualquiera si luchara de verdad.

『 Joven: ¿Qué hace una mujer aquí tan temprano en la mañana? 』

Respondió el joven con rudeza.
El joven, que acababa de escuchar por primera vez, habló malhumorado, pero con voz clara.

——Y una vez más, sintió cómo sus latidos se alteraron ligeramente.


※ ※ ※ ※ ※


Desde entonces, Theresia y el joven comenzaron a verse una y otra vez con frecuencia.

Al parecer, el joven solía visitar aquel espacio abierto en días festivos.
Parecía que le molestaba la presencia de Theresia, pero nunca la obligó a irse. Tal vez pensó que sería una molestia acercarse a ella.

Theresia solía caminar hasta ese espacio abierto sólo para ver ese jardín de flores amarillas.
A veces el joven era el primero en llegar, mientras que otras veces era Theresia. Mientras Theresia se sentaba en un desnivel y admiraba el jardín de flores, el joven se dedicaba a entrenar con la espada, moviéndola con rapidez y excelente técnica. Estas actividades se convirtieron en la promesa de los dos, que solían pasar tiempo en aquel lugar.

『 Theresia: … 』

Con la mayor discreción, ella observaba la danza de espadas del joven. 
Inconscientemente, estuvo a punto de emitir un suspiro. Mirar la esgrima de otros y sentirse así era algo extremadamente raro para Theresia——no, en realidad puede que ésta fuera la primera vez.

Primero, recordó el asco que había sentido por la técnica del joven al sostener la espada.
Él no tenía la culpa, se debía a las creencias de Theresia. Después de huir de sus deberes como Santa de la Espada, se había encontrado con un espadachín incluso en el lugar al que había huido.
Sentía que también tendría que marcharse del único lugar de descanso que finalmente había encontrado. Esa deplorable preocupación suya desapareció tan pronto como vio la esgrima del joven.

El manejo de la espada del joven no tenía nada particularmente elogiable.
Ante los ojos de Theresia, que poseía la Protección Divina del Santo de la Espada, también había imperfecciones fáciles de encontrar. Ver las asperezas en el manejo de la espada de los demás y sentir repulsión por ello era uno de los malos hábitos de Theresia, pero en el caso del joven, su pasión absoluta cubría todos sus errores.

Los hermanos de Theresia también debieron haber dedicado todo a la espada. Y tampoco era como si hubiera sido imposible para Theresia tener sentimientos negativos por sus hermanos que también le eran devotos a la espada.

Pero, aun así ¿por qué no sentía lo mismo por este joven y su espada?
La respuesta a eso era sorprendentemente simple.

『 Theresia: Qué tonta… 』

——No había absolutamente ninguna impureza en la espada del joven.

Lo había ofrecido todo a la espada, lo había dedicado todo a la espada.
En pocas palabras: Theresia pensó que sus hermanos habían hecho lo mismo que él, pero realmente no había punto de comparación.

En verdad, el joven estaba lleno de pasión, pues la espada era lo único que tenía. 
No tenía más que la espada. No amaba nada más que la espada. No amaría nada más que la espada, eso era un hecho firme como el acero.

『 Theresia: Qué… tonta. 』
 
Observando la destreza del joven con la espada desde un lado, Theresia sintió una calidez en sus mejillas.
Theresia era la Santa de la Espada. Bendecida con el amor del Dios de la Espada, una existencia que estaba por encima de todos los espadachines.

Su existencia también se interponía en su camino, para lograr su fastidioso objetivo.
Aunque era incuestionablemente su propio delirio, sentía como si él lo buscara.

La Santa de la Espada, Theresia, podía entender todo sobre la espada con sólo mirarla.
Podía ver su verdadera naturaleza, sin importar si se trataba de una espada atesorada, espada mágica, espada desafilada o, incluso, la Espada Dragón. Era capaz de usarla libremente. No existía ningún acero que pudiera esconder sus secretos en manos de Theresia.

Él era el único.
Era el único que no se doblegaba ante la voluntad de Theresia.

Él era una espada, pero sus límites no podían ser determinados por ella, que era la mismísima Santa de la Espada.
No cabía duda de que era por eso que había terminado pensando tanto en él.

『 Wilhelm: Soy Wilhelm Trias. 』

El joven —que resultó llamarse Wilhelm— y ella, finalmente se dijeron sus nombres tres meses después de encontrarse por primera vez.

A pesar de que se habían encontrado varias veces, nunca preguntaron ni una sola vez por el nombre del otro.
La verdad era que Theresia había estado esperando una oportunidad para hacerlo, pero Wilhelm ignoraba su deseo. Finalmente habían logrado intercambiar nombres sólo porque Theresia se impacientó e inició el intercambio, Wilhelm sólo se limitó a responder.

『 Wilhelm: Hasta ahora, te había llamado «la mujer de las flores» en mi mente. 』

Qué hombre tan descortés.

Sus palabras no tenían ni una pizca de simpatía, y a ella tampoco le importaba particularmente, con sus pensamientos centrados en ella misma. Solía estar satisfecha sólo con hablar un poco y volver, así que ahora el corazón de Theresia se agitaba.

『 Theresia: ¿Te gustan las flores? 』

『 Wilhelm: No. Las odio. 』

Esa fue su respuesta, incluso después de ver la belleza del jardín de flores de Theresia tantas veces.


Era obvio que él no era capaz responder bien, aunque solo fuera para seguirle la corriente a su interlocutor o hacerlo sentir mejor.
Aunque eso la indignó, no pudo evitar pensar «Pero, precisamente por eso es tan parecido a una espada» y que era inevitable.

Para aquella espada que no se doblegaba ante su voluntad, la Santa de la Espada no era nada muy impresionante, y Theresia, en ese entonces, no se dio cuenta de cómo eso había sido su salvación.

『 Theresia: …¿Por qué blandes la espada? 』

Desde que intercambiaron nombres, empezaron a hablar de más cosas.
Solían hablar de flores y otros temas varios, y luego volvían. Lo que había causado el cambio en ese día fue, quizá, el poco ánimo que había.
 
Los intentos de darle punto final a la Guerra Demihumana habían fracasado, y Theresia había oído hablar de las luchas en el campo de batalla.
Dispersos por todo el reino, los demihumanos que se encontraban en el centro de toda la destrucción eran extraordinariamente fuertes, y entre ellos había una Bruja, que tenía una inmensa fuerza sobrenatural, y cuya existencia también había sido confirmada. Eso era lo que había oído ella.

Theresia se intranquilizó de repente.
Wilhelm le había dicho que no era un soldado del reino. Aun así, era un extraordinario espadachín, y sus ojos habían visto la muerte muchas veces.
En esos tiempos tan problemáticos para el reino, seguramente estaba calificado para ser un soldado——pero no era invencible. Algún día, incluso él ya no podría visitar ese espacio abierto por las mañanas.
Debido a la preocupación que eso le causaba, Theresia hizo esa pregunta.

Al terminar su danza de espadas, el sudoroso Wilhelm miró directamente a los ojos de Theresia, con total seriedad. Pensó en una respuesta, se encogió de hombros y realizó un gesto que denotaba que consideraba estúpida la pregunta.

『 Wilhelm: Porque esto es todo lo que tengo. 』

Esa fue su firme respuesta.
Y se suponía que eso era exactamente lo que Theresia esperaba.

Theresia era muy consciente de la sensación de intranquilidad y aislamiento en su pecho.

『 Theresia: ¿Te han empezado a gustar las flores? 』

『 Wilhelm: No. Las odio. 』

『 Theresia: ¿Por qué blandes la espada? 』

『 Wilhelm: Porque es todo lo que tengo. 』

En algún momento se volvió casi una promesa para ellos repetir esa conversación.
La propia Theresia no tenía ni idea de lo que debía esperar como respuesta a sus preguntas. No sabía si estaba bien que sus respuestas no cambiaran, o si debía esperar alguna variación en ellas.

Por naturaleza, Theresia evitaba alterar las cosas que desconocía.
Como cuando ella, a pesar de tener el título de Santo de la Espada, había enviado a sus hermanos a la muerte; acorralando a Carol, quien ahora cumplía desesperadamente con sus deberes.

Por eso, los cambios siempre llegaban y pasaban, mientras Theresia se condenaba al ostracismo.


※ ※ ※ ※ ※


La que llegaba primero a aquel espacio abierto solía ser Theresia.
A diferencia de antes, ahora las visitas de Wilhelm eran regulares y ya sabían de qué hablar.

Theresia también se había dado cuenta últimamente de su inmadurez respecto a la existencia de la espada.
Cuando conversaba con Wilhelm y posaba sus ojos en aquel joven que había dedicado todo a la espada, Theresia era capaz de olvidar brevemente su responsabilidad como Santa de la Espada.
Ella había quedado fascinada por él, pues la había salvado al decir que el Santo de la Espada era una tontería.

Si ella quería ser la Santa de la Espada o no, ambas cosas serían deshonestas de su parte.
La culpa causada por eso la continuaba sumergiéndola más y más en un agua tibia que nunca le daría una respuesta.
Pero la presencia de ese joven le permitía a ella olvidar incluso eso.

『 Theresia: ——Wilhelm. 』

Como de costumbre, Theresia miró hacia atrás al sentir que esa presencia tan perceptible se le estaba acercando.
El joven de la espada se encontraba de pie en la entrada de ese espacio abierto.

Inconscientemente, los labios de Theresia se arquearon, sonriéndole.

『 Theresia: … 』

En ese momento, sus emociones se rompieron.
 
Con los ojos mirando hacia un lado y los labios temblorosos, Wilhelm se llevó los dedos al rostro. La propia Theresia se asombró ante su dramática respuesta, y se sintió impactada.
Theresia se acercó a él, que se cubría la cara, preguntándose de qué debía disculparse. Sin embargo, no sabía qué debía decir.

Hasta ahora, Theresia se había negado a entrar en contacto con la gente para evitar hacerles daño.
Por eso, cuando hería el corazón de alguien, tampoco sabía cómo tratarlo.

Se desesperaba.
——Consigo misma, por no saber cómo hacerlo, y por nunca haber tratado de aprenderlo.
——Consigo misma, por ser incapaz de esbozar alguna palabra frente al herido Wilhelm.

『 Theresia: Wilhelm… 』

Sin saber lo que debería decir, los dedos de Theresia se acercaron a Wilhelm. ¿Cuánto hacía desde la última vez que inició contacto físico con alguien?
Temerosa de herir a los demás, se había negado a tocar a nadie.

Aun así, en ese momento, tenía mucho más miedo de no tocarlo.
Theresia tomó los dedos de Wilhelm que estaban cubriendo su cara, y entonces ella notó que emanaban un calor increíble mientras él temblaba terriblemente indefenso.

Cuando eran expuestas a tan increíble calor, las espadas——el acero se convertía en acero más reforzado.
Wilhelm era una espada que siempre golpeaba primero, pero no era, ni de cerca, una espada completa.

Y ahora, con este calor, Wilhelm estaba listo para cambiar como el acero candente.
Por eso, se esperaba que Theresia tomara el rol de golpear el acero.

Si estaba lidiando con una espada, entonces ella —la Santa de la Espada— debía entenderlo.

En el caso de esta persona——en el caso de esta espada, debería haber deseado entenderlo.

『 Theresia: ¿Te han empezado a gustar las flores? 』

Naturalmente, ella hizo su pregunta habitual.
Si hubiera habido alguien más aquí aparte de ellos dos, habría considerado que sus palabras fueron estúpidas, ya que habría esperado que dijera algo consolador. Sin embargo, para ellos dos, eso era lo mejor.

『 Wilhelm: …No las odio. 』

Y recibió una respuesta diferente a su pregunta de siempre.

La Theresia de entonces temía que algún día, cuando la respuesta de Wilhelm cambiara, a ella sólo le quedaría la desesperación, el desánimo y el miedo.
 
Pero ese no fue el caso. Ella estaba enamorada del nuevo Wilhelm.
Estaba enamorada del acero que cambiaba y se volvía más fuerte——de la espada que había sido blandida una única vez.

『 Theresia: ¿Por qué blandes la espada? 』

La respuesta a eso seguramente también sería diferente.
Y posiblemente, esa respuesta podría ser la que salvaría a Theresia.

『 Wilhelm: Porque ésta es… la única manera de proteger que se me ocurrió. 』

La espada era lo único. Esa fue la respuesta de Wilhelm.
Sí. Para él, la espada era lo único.

Estaba bien, porque él era esa clase de persona. Estaba bien para él.

Llegados a este punto, las conversaciones habituales eran ya innecesarias entre ellos dos.

Sin embargo, eso no significaba que hubieran perdido la oportunidad de intercambiar algunas palabras en aquel espacio abierto.
De hecho, ahora tenían más oportunidades de intercambiar palabras.

Wilhelm, que iba a ese espacio abierto para practicar con la espada, llegó a priorizar el hablar con Theresia por encima de blandir su espada.
Sentada en una superficie elevada, sus oídos escuchaban atentamente las palabras de Wilhelm, quien siempre sacaba a relucir temas rebuscados. Temas desesperadamente malos a los que ni siquiera podía poner fin; sin embargo, se sentía bien con sólo escuchar su voz.

『 Wilhelm: Ha habido una conferencia de investidura… y me convertí en un caballero. 』

Con una mirada llena de emoción, mencionó el tema del día.
Theresia siempre se había mantenido alejada de la gente, por lo que no era la mejor para socializar, pero no era tan estúpida como para no entender el significado de las palabras del joven, quien había tenido que reunir su coraje para decirlas.
 
Era muy inusual que un simple plebeyo, aun trabajando duro en el campo de batalla, fuera nombrado caballero.
La cobarde Santa de la Espada era dolorosamente consciente de cuántas hazañas había logrado el Demonio de la Espada —Wilhelm Trias— en esta Guerra Demihumana.
Pero, por encima de todo, ella se preguntaba el motivo por el que él aceptó el honor de ser nombrado caballero.

『 Theresia: Ya veo; felicitaciones. Entonces te has acercado un paso más a tu sueño, ¿no? 』

Al imaginar cuáles serían sus verdaderas intenciones, Theresia decidió dar una respuesta normal, ya que, si no, no podría evitar sonrojarse rápidamente.
Usando todas sus fuerzas para que eso no sucediera, Theresia sonrió a Wilhelm, quien tenía una expresión inquisitiva.

『 Wilhelm: ¿Sueño? 』

『 Theresia: Blandes la espada para proteger, ¿no? Un caballero es alguien que protege a los demás. 』

Al escuchar las palabras de Theresia, Wilhelm asintió con una expresión que sugería que entendía lo que había dicho.
Aunque normalmente era rebelde, a veces mostraba su lado infantil y manso.

——Ella simplemente quería ser uno de esos seres a quienes él quería proteger.

Aunque no estaba tan segura de ello, se odiaba a sí misma por hacerse creer que lo era.
A pesar de que se daba cuenta de sus propios sentimientos y los entendía bien, al verse incapaz de actuar sobre ellos, se sintió increíblemente estúpida, repulsiva e irredimible; y en ese momento, una vez más, Theresia cometió un error.

Y cuando pensó en eso, concluyó que nunca había hecho nada bien.


※ ※ ※ ※ ※


Mientras su ciudad natal se quemaba hasta las cenizas, Wilhelm entró en solitario al campo de batalla.
 

Cuando Carol, sin aliento, informó de la lucha constante del Demonio de la Espada, a Theresia se le heló la sangre de todo el cuerpo y casi cayó de rodillas en el lugar donde estaba.
La pálida Theresia pudo sentir la impaciencia de Carol. Pero, aunque podía sentirlo, su cuerpo no podía hacer nada. Sabía eso… y lo desesperada que era la situación.

『 Theresia: … 』

Mientras miraba fijamente el suelo, Theresia oyó una voz fuera de lugar.
No era la de Carol. Tampoco era de nadie de la casa. Ella conocía la voz, ya que era de alguien que había estado cerca de ella durante muchos años. Y en ese instante, se dio cuenta.

Era el sonido de la risa del Dios de la Espada, burlándose de ella por su amor no correspondido.

『 Theresia: Debo ir. 』

Escuchando la risa del Dios de la Espada, Theresia se puso de pie lentamente.
Incluso ahora, la burla continuaba resonando en los oídos de Theresia. Sin embargo, no podía aceptar perderlo todo mientras el Dios de la Espada se reía de ella de esa manera.

Dejó todo en manos de su hermano mayor… y lo dejó morir.
Impuso su propia responsabilidad a su segundo hermano mayor, a su hermano menor y a su tío… y los dejó morir.

Pero, aunque sólo sea a él——a Wilhelm no lo entregaré.
Porque esa espada, ese acero, esa persona… me pertenece a mí y sólo a mí.

『 Theresia: Carol, prepárate. 』

『 Carol: ¿Theresia-sama? …Pero su cuerpo está… 』

『 Theresia: Prepárate. 』

Carol, que estaba preocupada por el cuerpo de Theresia, se enderezó al recibir la segunda orden. Moviéndose rápidamente, hizo todos los preparativos necesarios para Theresia.
El traje de batalla que no había usado desde su primera batalla, y la larga espada que aún no estaba manchada de sangre.
 
『 Theresia: Esta vez, no me equivocaré. 』

Apretando y maldiciendo la espada, Theresia corrió con Carol y saltó al carruaje de dragón.
El número de carruajes de dragón que habían llegado para rescatar a Wilhelm era mucho mayor de lo que Theresia había esperado. Eran personas que estaban en la misma unidad que él o que habían sido salvados anteriormente por ellos.

Lo único que no veía en ninguna parte era la figura de ese joven sosteniendo su espada con firmeza.
Para entonces, ese joven se había convertido en una espada atesorada, atrayendo a muchos con su brillantez y agudeza.
 
——La primera línea de batalla de la ciudad natal de Wilhelm acababa de desmoronarse.

Gritos de furia resonaban mientras el campo de batalla se cubría con el aroma de la sangre y el fuego.
El pecho de Theresia sentía náuseas al ver la espantosa escena. Se había imaginado varias veces de pie en el campo de batalla, pero la realidad era mucho más atroz que cualquier cosa que pudiera esperar.
En el campo de batalla, donde se infligían heridas, se quitaban vidas y se derramaba sangre, era inútil prepararse.

『 ???: ¡En todo caso, busquen a Wilhelm! 』

Quien levantó la voz era el líder del grupo de combatientes: Bordeaux Zellgef. Ante sus instrucciones llenas de rabia, su grupo, con armaduras rocosas, avanzó de inmediato en unidad.

『 Carol: ¡Theresia-sama! ¿Qué deberíamos…? 』

La voz de Carol sonó fuertemente pidiendo instrucciones, pero Theresia no pudo oírla.
El grupo de Bordeaux se enfrentaba a los soldados enemigos que habían destruido su ciudad natal. Entre los intensos intercambios de golpes, ella lo sintió débilmente.

『 Carol: ¡¿Theresia-sama?! 』

Tan pronto como se dio cuenta, sus piernas se movieron.
Sin levantar polvo, Theresia corrió hacia el campo de batalla donde los combatientes se enfrentaban. Sin siquiera mirar, supo adónde ir.

Trotó por el suelo, atravesó los montones de cadáveres y se dirigió al punto en el que se superponían los gritos de rabia y los lamentos de muerte.
Y al llegar a ese punto oscuro, en el otro lado, Theresia lo vio.

Frente al colapsado Wilhelm, había un demihumano verde, con una enorme espada en alto.


Con el rostro teñido de rojo por la sangre, Wilhelm miró hacia la espada. Sus labios se movieron; y con una voz frágil y débil, murmuró.
 
『 Wilhelm: No quiero… morir. 』

『 Theresia: … 』

Está bien.
Está bien, así que…

『 Theresia: … 』

Llegados a este punto, ella ya no oía nada.
Theresia sólo pensaba en lo último que había oído: el susurro de Wilhelm.

Tomó la espada larga en sus manos. Era ligera.
No hacía ningún sonido ni ondas de choque, y fácilmente cortó el cuello del demihumano.

Pateó el enorme cuerpo que sostenía la espada, para que no cayera sobre Wilhelm. Al mismo tiempo, disparos llenos de sed de sangre avanzaron enérgicamente hacia la delgada Theresia.
Podía ver las trayectorias. Podía leerlas. Podía sentirlas en su piel.

Al esquivarlos, Theresia siguió un misterioso rayo que podía ver con su espada. Apareciendo repentinamente, misteriosos rayos blancos flotaban en el cielo. Lo que era aún más extraño, era el hecho de que sabía que debía seguir los rayos con su espada.

Siguiendo, siguiendo, su espada se deslizó sobre los rayos blancos.
Su espada se deslizó como el viento, y posteriormente cortó los cuerpos de los demihumanos.
 
Cortando sus miembros, aplastando sus gargantas, cortando sus abdómenes, cosechando sus vidas.

La Protección Divina del Dios de la Muerte estalló en la oportunidad finalmente llegada.

Si les cortaba la muñeca, la herida no se curaría.

Si les abría los intestinos, el sangrado no cesaría.

Incluso la más superficial de las heridas les provocaría un dolor que continuaría corroyéndolos eternamente.


『 Theresia: … 』

Por el rabillo del ojo, vio a Wilhelm siendo sostenido.
Los que estaban a su lado eran Carol y un joven con un escudo. Intentaron marcharse del lugar inmediatamente después de recuperar a Wilhelm, quien estaba atónito.

Sí, eso es.
Apúrate y llévate a Wilhelm lejos de aquí.

『 Carol: Theresia-sama… hg. 』

Mientras veía a Theresia blandir la espada, Carol apretó el colgante en su cuello. Theresia encontró gracioso ese aparente gesto de adoración.

Supongo que sí. Es como dijo Carol, ¿verdad?
De hecho, soy más fuerte que nadie… y mejor que nadie para matar.
——Ojalá me hubiera dado cuenta un poco antes.

『 Theresia: … 』

Los jóvenes agarraron apresuradamente a Wilhelm. Él no quería marcharse de ahí, resistiéndose a ser alejado de ese lugar, pero su cuerpo lleno de heridas únicamente logró que sus pies dejaran una zanja allá por donde era llevado a rastras.

Cuando ella sintió que él ya no estaba allí, se sintió aliviada.
Y mientras se sentía aliviada, se llevó una, dos, tres vidas. Fácilmente, con ligereza.

Cortando, cortando, cortando, se sumergió en los gritos de rabia y los lamentos de muerte.
Se quitó de encima la interminable voz del Dios de la Espada.

Sólo déjame oír su voz, la de aquel que se aferraba desesperadamente a la vida.
Por favor, recuerda mi motivo para luchar así.
——Por favor, déjame creer, que mi espada puede salvar a Wilhelm.


※ ※ ※ ※ ※


La batalla había terminado.
Al entrar en el campo de batalla, Theresia logró su objetivo: recuperar a Wilhelm.

Sin embargo, el objetivo de Wilhelm de luchar y salvar su ciudad natal, no había tenido éxito.
Su ciudad natal fue reducida a cenizas, perdió su hogar, y ahora estaba solo.

Wilhelm, que blandía su espada con furia, tenía una cuenta de más de trescientos muertos. Para un solo espadachín en un solo campo de batalla, era un número incuestionablemente inimaginable y extraordinario.

——Lo que significaba que la esgrima de Theresia, que fue capaz de cortar más de mil cuellos, era monstruosa.

La Santa de la Espada estaba frente a ellos.
Como su vergonzosa primera batalla fue encubierta, este caso quedó registrado en la historia como la primera batalla de Theresia, la Santa de la Espada.

Aunque la batalla terminó en una derrota incuestionable, ella demostró su abrumador poder con la espada.
El nombre de Theresia van Astrea resonó en todo el reino, levantando la moral de los soldados combatientes.
Naturalmente, eso también alcanzó los oídos del Demonio de la Espada.

『 Wilhelm: ¡Es humillante! 』

No había ninguna promesa entre ellos de volverse a encontrar.
Sin embargo, sentían que, si iban a aquel espacio abierto, se encontrarían el uno con el otro.

Y de hecho, eso se volvió realidad.
Habiendo venido a ese espacio abierto, Wilhelm apuntó su espada hacia Theresia.

Ella puso su mano en su camino, y la aceptó con sus dedos.
Theresia sabía todo sobre la fuerza óptima y el ángulo óptimo de ataque.


Habiendo sido detenido el ataque con su espada, Wilhelm apretó con fuerza sus labios y dijo palabras teñidas de emociones violentas impropias de un reencuentro.

『 Theresia: Ya veo. 』

『 Wilhelm: ¡¿Te burlabas de mí?! 』

『 Theresia: … 』
 
『 Wilhelm: ¡¡Responde, Theresia… no, Santa de la Espada!! 』

Theresia no tenía intención de hacerlo.
Y tampoco tenía ningún motivo tras esa excusa.

Era cierto que Theresia miraba por encima del hombro la esgrima de Wilhelm. Y también era cierto que ella vio sus defectos y no se lo dijo. Pero tampoco tenía ningún sentido que ellos hablaran de tales defectos.

『 Theresia: … 』

El perturbado Wilhelm se puso violento y dio un paso adelante. Con expresión de enojo, la atacó, pero Theresia esquivó su movimiento y contraatacó.
En poco tiempo, la lucha se volvió unilateral, y la atesorada espada que Wilhelm empuñaba pasó a manos de Theresia. Literalmente, ella vio la sangre fluir en la mano que agarraba la empuñadura de la espada que enérgicamente la atacó de arriba a abajo——y esquivándolo, siguió el rayo blanco y golpeó su abdomen.
La empuñadura de la espada se clavó en su abdomen e hizo que Wilhelm cayera y respirara con dificultad.


『 Theresia: Yo… no vendré más aquí. 』

Con odio, lástima y pensamientos muy negativos, no pudo soportar ver lo que estaba frente a sus ojos.
Theresia sacudió su cabeza y, como incontables veces hasta ahora, eligió escapar.

『 Wilhelm: No empuñes una espada con semejante expresión en tu rostro. 』

Dijo Wilhelm forzando su voz con arrepentimiento y con su cara en el suelo.
Él, que tenía fe y creía en la belleza y sublimidad de la espada. Ella, que tenía la habilidad de patear y pisotear el todo de él.

『 Theresia: Yo soy la Santa de la Espada. Nunca entendía por qué motivo, pero finalmente lo entiendo ahora. 』

Ella nació con la Protección Divina del Dios de la Muerte.
Y para colmo, se le otorgó la Protección Divina del Santo de la Espada, a pesar de que ni siquiera la había pedido.
Pero parecía que finalmente sería capaz de comprometerse con aquello que la bendecía.

『 Wilhelm: El motivo… 』

『 Theresia: Blandir la espada para proteger a alguien. Eso me suena bien. 』

«Blandir la espada, para proteger a alguien».
Desearía haber notado algo tan simple antes.
Aunque se hubiera dado cuenta, tal vez no hubiera encontrado a alguien a quien proteger.
Pero ahora, tenía a alguien.

——Proteger a Wilhelm.

Mientras pudiera proteger gracias a su poder, el abominable poder de la matanza protegería a Wilhelm.
Protegerlo, proteger a su familia, proteger a Carol, proteger mucho más y, en última instancia, proteger algo tan enorme como el reino, para convertirse en una verdadera Santa de la Espada.

Porque soy la más fuerte. Porque la Santa de la Espada es más fuerte que nadie.
Puedo pisotear sus sentimientos, puedo traicionar sus creencias, pero no puedo abandonar el hecho de que soy la Santa de la Espada.

『 Wilhelm: Sólo espera, Theresia… 』

Ya no había palabras que intercambiar.
Su voz alcanzó a Theresia, quien le había dado la espalda pensando que éste sería el final.

『 Theresia: … 』

Estuvo a punto de detenerse. Suprimió esa emoción desesperadamente.
La voz de Wilhelm, a pesar de todo, llegó a Theresia, que intentaba ahogar sus emociones.

『 Wilhelm: ¡Te arrebataré la espada! ¡No me importa la Protección Divina ni el deber que se te otorga! Cuando blandas una espada… ¡no te atrevas a menospreciar la belleza de lo que llevas en tus manos, Santa de la Espada! 』

『 Theresia: … 』

Le dijo que se la arrebataría.

Y una vez más, en su cabeza resonó la risa del Dios de la Espada.
——Como si se burlara de la ingenua declaración del joven.
——Como si se burlara de un niño mimado movido por una vana esperanza. 


※ ※ ※ ※ ※


Poner fin a la guerra civil costó dos años más.

Desde que se separó de Wilhelm, Theresia se metió en todos los campos de batalla.
Y, trabajando intensamente y con determinación, contribuyó a debilitar la alianza demihumana.

Dicha alianza también perdió a la magna persona que era su pilar, con lo que sus cimientos se debilitaron.
Podría decirse que no tuvieron más remedio que aceptar el tratado de paz ofrecido por el reino.

A partir de entonces, la mayor guerra civil a la que se había enfrentado el reino —la Guerra Demihumana— dejó de lado su crudeza y terminó tan rápido como había empezado.

『 Theresia: ¿Se ha… acabado? 』

Estaba totalmente preparada para ir a la siguiente batalla, y a la siguiente batalla… a un sinfín de batallas.
Por eso, Theresia se vio inmensamente sorprendida al escuchar el informe.

『 Carol: Sí, se acabó. La guerra civil ha llegado a su fin. ——Es el logro de Theresia-sama. 』

Dijo Carol inocentemente, mientras abrazaba el vacilante cuerpo de Theresia.
Carol, que últimamente había mostrado dulces expresiones faciales como ésta en reiteradas ocasiones, le dio su apoyo a la desconcertada Theresia y frotó suavemente su espalda.

『 Theresia: ¿«Logro» dices? 』

Ella no estaba realmente de acuerdo.
Lo único que había hecho Theresia fue cortar y cortar sin parar. Ella creía que, haciendo eso, lograría proteger a alguien.
Creía que salvaría a ese joven que iba en solitario a las batallas dejando atrás al resto del ejército y cuyo paradero actual era desconocido.

Lo que Theresia no comprendió fue la intención de las palabras de Carol: que sus acciones fueron reconocidas como la mayor contribución al reino.
Se le celebró una ceremonia, usando un vestido formal y llevando una espada de cortesía en sus manos. En ningún momento Theresia se sintió como en un sueño.

Si aquello era un sueño, entonces Theresia siempre había estado soñando.
Se había encontrado en un sueño desde que conoció la existencia del Dios de la Espada——desde que recibió la Protección Divina del Santo de la Espada.

Por lo cual, esto también debía ser un sueño. Un sueño mostrado por el amor del Dios de la Espada, donde nunca brilló ningún sol.
Por eso, si llegaba un momento en que aquel sueño terminaría, entonces…

『 ——— 』

De la multitud alegre por la ceremonia, repentinamente surgió un alboroto.
En medio de todos los gritos que exigían a alguien que se detuviera, alguien continuó entrando en la sala de la ceremonia.
 
En sus manos, había una vieja y oxidada espada.
Llevaba una chaqueta marrón que, al igual que la poca piel visible, estaba teñida con manchas de suciedad. Pero antes de su repulsiva apariencia, había algo que el instinto de todos notó: la abrumadora energía demoníaca que emanaba de él——no, más bien, era un abrumador espíritu espadachín.

『 Theresia: … 』

Con la espada de cortesía en sus manos, Theresia saludó al silencioso individuo que se le aproximaba.
El rey, que se encontraba en la misma sala, detuvo a los guardias que intentaban rodear al intruso. Ella estaba agradecida por eso, ya que ahora nadie se interpondría entre ellos dos.
 
Nadie se interpondría en el camino de su cita con el Demonio de la Espada.

——No hubo advertencia.

Sin embargo, como si fuera natural, los filos de ambos chocaron, produciendo un agudo chasquido.
La hoja sin filo chocó frontalmente con la inconfundible espada sagrada, aunque su propósito era sólo por cortesía. Los destellos bailaban exuberantemente, las espadas se deslizaban por el viento, y las dos sombras se entrelazaban y desenlazaban en el escenario, como si danzaran.

『 Theresia: … 』

Mientras blandía la espada, Theresia se llenó de admiración. Su corazón se sobresaltó y sus latidos se aceleraron.
Como siempre, Theresia veía flotantes rayos blancos de batalla. Si ella simplemente siguiera los rayos con su espada, incuestionablemente mataría a su oponente, esa era la ayuda del Dios de la Espada en sus ojos.

Y ese camino garantizado a la victoria en la lucha con espada construido por el Dios de la Espada estaba siendo destruido por la devoción y la enloquecedora pasión del Demonio de la Espada.

Los flotantes rayos blancos siempre parecían ser cortados en sus extremos por la oxidada espada. Interceptando cada uno de los incontables rayos blancos, el Demonio de la Espada rugió y dio un paso hacia una victoria que nunca debería haber sido capaz de lograr.

Su corazón latía cada vez más rápido. Se aceleraba con cada ataque.
Cada vez que sus espadas chocaban; cada vez que los rayos blancos eran cortados; y cada vez que sus miradas se encontraban.

Se estaba enamorando del Demonio de la Espada frente a sus ojos.
Una y otra vez, la Santa de la Espada se enamoraba del Demonio de la Espada.
Ella lo amaba. Lo amaba. Lo amaba tanto, que era insoportable.

——Se enamoró de esta persona hasta el punto de ser insoportable.

『 Theresia: …hg. 』

La ceremonia se convirtió en un vórtice de absurdos, y a la vista de tanta gente, cuando Theresia pensó en lo que estaba haciendo, lo encontró increíblemente risible.
Sus mejillas estaban calientes. Su corazón latía rápido. Cada momento que pasaba, su amor se intensificaba.

La verdad es que quiero tirar mi espada de inmediato y agarrar con fuerza mi pecho. No hay nada que me pueda quitar ahora. Hace mucho tiempo, cuando te conocí, desde que tu figura se grabó por primera vez en mi memoria, yo——

『 Theresia: … 』

La opción de escapar, de negarse a enfrentarse a él, se había frustrado por completo.
No por la voz de reprimenda del Dios de la Espada, sino por el brillo de los ojos del demonio que estaba delante de ella, repudiándola con todo su espíritu.

No tienes que estar en deuda con las manos de nadie, ni siquiera con las tuyas. Yo, con mis propias manos, con mi propia fuerza, te quitaré la espada.
Con mi propia fuerza, con mi propia perseverancia, con todo lo que le dediqué a la espada, le quitaré esta mujer al Dios de la Espada.

Cuánto, por cuánto tiempo.
Cuántas veces, cientos de veces, decenas de miles de veces, cientos de millones de veces había pensado en eso para sí mismo.

Las espadas colisionaron, se presionaron entre sí, sus puntas brillaron y se abrazaron una y otra vez.
Y la furiosa voz del Dios de la Espada acompañó a todos los cortes.

『 Theresia: … 』

La hoja oxidada se fracturó, y su punta se separó, dando vueltas por el aire y cayendo al escenario.
Eso fue causado por el seguro y apasionado ataque de la Santa de la Espada.

Se lo jugó todo con un ataque como ningún otro, con toda la fuerza de la Santa de la Espada.
Sin embargo,

『 Wilhelm: He… 』

『 Theresia: … 』

『 Wilhelm: He… ganado. 』

La atesorada espada le fue arrebatada de sus manos.

Su palma se entumeció debido al impacto del ataque, y la atesorada espada salió volando, produciendo un estruendo al caer detrás de ellos. Y la oxidada espada, que estaba fracturada de manera que sólo le quedaba la mitad inferior, se colocó justo al lado del pálido y delgado cuello de Theresia.

 
La Santa de la Espada perdió contra el toscamente entrenado Demonio de la Espada. Ese fue el momento en que la oxidada y vieja espada ganó contra la atesorada espada, y el sueño conocido como Santa de la Espada fue derrotada.

『 Wilhelm: Eres más débil que yo, así que ya no hay motivo para que empuñes la espada. 』

Su voz resonó.
Ahora que lo pienso, ha pasado bastante tiempo desde que escuché su áspera voz.
Y pensar que sus primeras palabras serían éstas.

『 Theresia: Si yo no empuño la espada, ¿entonces quién lo hará? 』

『 Wilhelm: Tomaré tu motivo para empuñar la espada. Basta con que te conviertas en mi motivo para blandir la espada. 』

Su motivo para blandir la espada era proteger algo. Diciendo eso, se quitó la capucha de su chaqueta.

Al verse observada por la mirada agria y manchada, Theresia sacudió la cabeza.
Aunque había dicho algunas cosas muy bonitas como quitarle su motivo o protegerla, todavía no podía entender el corazón de una mujer. Pero él era una espada, así que era inevitable.

『 Theresia: Eres muy grosero. No puedes tirar a la basura las decisiones y la perseverancia de alguien de esa manera. 』
 
『 Wilhelm: También me ocuparé de eso. Olvida que alguna vez sostuviste la espada y… todo irá bien. Sólo vive en paz a mis espaldas, y cultiva flores o algo así. 』

Ah, eso es… eso es——

『 Theresia: ¿Mientras soy protegida por tu espada? 』

『 Wilhelm: Así es. 』

『 Theresia: ¿Me protegerás? 』

『 Wilhelm: Así es. 』

Si se contara entre las cosas que él quería proteger y él respondiera a su amor…

Theresia sonrió ante las palabras del Demonio de la Espada——de Wilhelm.
Después de eso, tocando la espada en su cuello, dio un solo paso adelante.

Al tocar su espada, ella pudo sentir los dos años que tuvo Wilhelm.
Pensar que, posiblemente, durante ese tiempo él estuvo pensando en ella, le causó calidez en el pecho.
Con tantas emociones que no podía soportar, los ojos de Theresia se llenaron de lágrimas. Finalmente, fluyeron y cayeron por las mejillas sonrientes de Theresia.

『 Theresia: ¿Te gustan las flores? 』

『 Wilhelm: Ya no las odio. 』

『 Theresia: ¿Por qué… blandes la espada? 』

『 Wilhelm: Para protegerte. 』

Se le acabó la paciencia.
Desde que perdió la espada de sus manos, ya no podía oír la voz del Dios de la Espada.

No veía nada más que a Wilhelm.
No sentía nada más que a Wilhelm.
No tenía nada más que a Wilhelm.

Poniendo suavemente sus manos en su pecho, alzó su cabeza ligeramente.
Los labios de Theresia, que tenía los ojos cerrados, se unieron con los labios de Wilhelm. Ella sintió su amor, suave y cálido, y su mundo cambió.


Sonrojada, miró a su amado, delante de ella.
Wilhelm no dijo nada, esperando en silencio sus palabras.
Esa actitud era extraña. Ella estaba esperando algo de él. Como parecía que él no lo entendía, entonces una vez más, como tantas otras veces antes, ella inició la conversación.

『 Theresia: ¿Estás enamorado de mí? 』

『 Wilhelm: ——Eso ya lo sabes. 』

Dando esa tosca respuesta, giró su rostro hacia un lado.
Tan pronto como apartó su mirada después de responder a su pregunta, volvió a sus oídos el ruido de la multitud. Los espectadores reanudaron su agitación, y los guardias se dirigieron hacia ellos.
Wilhelm tenía cara de ser muy consciente de ello.

『 Wilhelm: Cielos… 』

Ante la expresión relajada de Wilhelm mientras él los observaba, ella hinchó las mejillas.
A pesar de que ella estaba justo delante de él, ¿por qué miraba a otro lugar?
Ni siquiera había dicho las palabras que ella quería oír todavía.

『 Theresia: Hay algo que quiero que digas, de hecho. 』

『 Wilhelm: Ah… 』

Wilhelm volteó la cabeza, rascándose la mejilla, como si tratara de engañarla. Sin embargo, poco después, miró el rostro de Theresia y luego agachó la mirada. Suspiró, abrazando su delgada cintura.
Y colocó suavemente su cara junto a la sorprendida oreja de Theresia.

『 Wilhelm: Algún día, cuando me apetezca. 』

——Sintió que le tomaría mucho tiempo llegar a ese día.

Se sentía frustrada por eso, pero al mismo tiempo, esperaba con ansias ese día.
Con su debilidad por él, Theresia perdonó las palabras de la persona que amaba.


※ ※ ※ ※ ※


Luego de eso, ocurrieron muchas cosas:
——Dar la bienvenida a su marido, Wilhelm, que había interrumpido la ceremonia de forma extraordinariamente violenta.
——Wilhelm convirtiéndose en caballero de la Guardia Real en lugar de Theresia, que había dejado de ser la Santa de la Espada, a sugerencia de Bordeaux y los otros.
——Carol enamorándose de uno de los colegas de Wilhelm, pero sin casarse, y dejando en claro su servicio de por vida a Theresia.
——Bordeaux recibiendo un puesto en el Comité Parlamentario por sus hazañas en batalla, con la tarea de manejar los asuntos importantes del reino.
 
Con tantas cosas sucediendo, eran días muy divertidos.

『 Theresia: Estoy enamorada de ti, Wilhelm. ¿Qué hay de ti? 』

『 Wilhelm: … 』

Al final, nunca dijo las palabras que debía decir. Sin embargo, sus acciones hablaban por él.
Quien podía ser engañada por eso era una mujer amable, o una mujer que estaba perdidamente enamorada del hombre en cuestión; y como Theresia era ambas cosas, seguía siendo engañada.

El tiempo que pasaban como pareja era tranquilo y pacífico, de tal manera que se sentía demasiado tranquilo.
Wilhelm se había comprometido con Theresia, y desde entonces, ella no tuvo que empuñar la espada ni una vez más. Tampoco Theresia sentía apego por la espada. La voz del Dios de la Espada también había sido silenciada desde entonces.

Aun así, ocasionalmente, continuó encontrándose con su Protección Divina del Santo de la Espada.
Por ejemplo, cuando iba a cocinar, siempre que agarraba un cuchillo de cocina, simultáneamente se daba cuenta de cosas como el ángulo óptimo para cortar. Aun habiendo conseguido eso de alguna manera, cuando llegó el momento de aprender los siguientes procedimientos, se dio cuenta de que ser ama de casa era mucho más duro que ser espadachina.
 
『 Theresia: …Ah. 』

Además, en esta época, ella aprendió a controlar la Protección Divina del Dios de la Muerte. Accidentalmente se cortó el dedo con la cáscara de un ingrediente mientras cocinaba.
Las heridas voluntarias siempre eran sometidas a la Protección Divina, sin excepciones. Cuando la herida que se había infligido a sí misma se volvió pálida y trató de detener la hemorragia, ésta cesó inmediatamente.

——¿De verdad era tan fácil?, fue lo sorprendida que estuvo.

Aceptó la existencia de las Protecciones Divinas, y controló su poder.
Aunque a la pequeña niña se le había otorgado el grandioso título de Santa de la Espada, la verdad era que ni siquiera comprendía lo que poseía.

Si tan sólo lo hubiera sabido antes

Pensamientos como ese llenaron su corazón junto con imágenes de sus hermanos.

『 Wilhelm: Theresia. 』

『 Theresia: ——Hm. 』

En ese momento, vio a Wilhelm regresando a casa. Le entregó sus ropas a Theresia, quien escondió sus pensamientos en su corazón.
Y en esa posición, ella se salvaría.

『 Theresia: ¿Estás enamorado de mí? 』

『 Wilhelm: … 』

Sin embargo, él sólo se negaba obstinadamente a responder esa pregunta.


※ ※ ※ ※ ※


Después de eso, volvieron a ocurrir muchas cosas.
De verdad, pasaron muchas cosas.

El hijo de la pareja nació, Heinkel.
Heinkel conoció a la mujer que luego se convirtió en su novia, y nació el nieto de Theresia: Reinhard.

——Nadie en absoluto, tuvo alguna culpa.
 
Heinkel, serio y diligente, trabajaba duro con la espada con la mayor sinceridad.
La novia, afectada por la enfermedad conocida como Bella Durmiente, le robó a Heinkel la oportunidad de reivindicarse, y dejó al joven Reinhard solo.
Reinhard, que fue bendecido con talentos perceptibles a simple vista, estaba condenado a un destino innecesario para su corta edad.

Nadie tiene la culpa.
Por eso, como siempre, la culpa es mía.

La actitud de Heinkel se torció, y la novia estaba enjaulada en sus sueños. Reinhard trabajaba duro, tratando de ser amado por tales padres.
Fue la primera en darse cuenta de esto, pero no pudo hacer nada al respecto, lo cual la llevó a sentirse la más tonta e inútil.

『 Heinkel: Va a haber una batalla para derribar a la Ballena Blanca… la llaman La Gran Subyugación. Allí, yo… 』

Un caballero de la Guardia Real sólo en su nombre, y una misión de peso sólo en su nombre.
Mientras la voz de su hijo temblaba al presentar su propuesta, Theresia tranquilamente hizo una decisión firme de inmediato.

Desde la última vez que usó su espada larga, había sido dejada a cargo de Carol, que había conservado su estado hasta ese día.

『 Wilhelm: Estoy en contra. ¡¿En qué estás pensando?! 』

Obviamente, Wilhelm estaba absolutamente en contra de la decisión de Theresia.
Sintió una fuerte mirada sobre sí misma.

Aunque tenía algunas canas y su voz había perdido su antigua juventud, los rasgos fundamentales de Wilhelm habían permanecido inalterados.
Su dignidad, su pasión, su torpeza… Todo seguía siendo como cuando Theresia se había enamorado de ellos y aún los amaba.

『 Theresia: …Estoy decidida a hacerlo. 』

『 Wilhelm: ¡Haciendo lo que se te da la gana…! ¡¿Quién demonios te ha…?! No es posible… 』

Al ver la actitud obstinada de Theresia, Wilhelm se dio cuenta de a quién se le ocurrió tal idea, y entonces su rostro se puso rojo de furia y desenvainó su espada.

『 Wilhelm: Ese maldito idiota… es una vergüenza… hg. 』

『 Theresia: Ni tú ni yo tenemos el derecho de decir eso. 』

『 Wilhelm: … 』

Wilhelm también se lamentaba por su hijo. Mordiéndose el labio, Wilhelm logró suprimir progresivamente su expresión furiosa.
Aunque su entusiasmo no cambió, había madurado en cuanto al manejo de sus emociones.

『 Wilhelm: Yo también… me haré cargo. 』

『 Theresia: Tienes tus propios deberes que cumplir. Debes ser consciente de ello, Wilhelm. ——No puede ser que hayas olvidado que Ford-sama está llorando. 』

『 Wilhelm: … 』

Ford era el hermano menor del rey, y su hija había sido secuestrada por alguien que entró a hurtadillas al castillo. Como comandante de la Guardia Real, Wilhelm tenía el deber de recuperarla inmediatamente.
Jamás permitirían que el Demonio de la Espada participara en la Gran Subyugación.

En su lugar, se le pidió a Theresia, quien era la heredera de la Protección Divina del Santo de la Espada, que entrara al campo de batalla.
Ella no podía negarse. Sus días de paz abandonando la espada se basaban en su propio egoísmo.

No podía dejar que eso continuara.

『 Wilhelm: Theresia, esto es… 』

『 Theresia: Wilhelm. 』

Al ver que su esposo aún seguía intentando persuadirla, Theresia lo llamó. Ante ese rostro que contuvo ligeramente la respiración, ella sonrió y le hizo una pregunta que hacía mucho tiempo que no hacía.

『 Theresia: ¿Estás enamorado de mí? 』

『 Wilhelm: ¿Qué…? …hg. 』

Desasosiego——la misma emoción que antes.
Mientras sonreía, Theresia deslizó su mano con filo sobre el hombro de Wilhelm. Cortó el viento y le atravesó la piel.
Indefenso frente a su esposa, Wilhelm no logró reaccionar ante ese ataque hecho inconscientemente, y la nueva herida infligida en su hombro comenzó a sangrar.

『 Wilhelm: Theresia, ¿qué estás haciendo? 』

La herida en su hombro fue sometida al poder de la Protección Divina del Dios de la Muerte. No era profunda, pero la hemorragia continuó. Y seguiría mientras la responsable, Theresia, estuviera cerca de él.

『 Wilhelm: ¿Theresia? 』

Ella se acercó suavemente a su pecho.
Mientras sentía la rigidez de los hombros de Wilhelm, Theresia puso sus labios en la herida del hombro de Wilhelm.
La sangre tiñó sus labios, mientras probaba la sangre de su marido por primera vez.

『 Theresia: Con esto, ya no podrás venir a buscarme. Porque, si te acercas a mí, esa herida no se cerrará. 』

『 Wilhelm: Hacer algo tan estúpido por algo como eso… Que sepas que, aunque la hemorragia no se detenga, iré a buscarte. 』

『 Theresia: Si haces eso, nada tendrá sentido. 』

Con una ligera sonrisa, Theresia soltó su cuerpo.
Y, mientras señalaba la herida de Wilhelm en su hombro,

『 Theresia: Dejaré esa herida como está; para que no me sigas. La cerraré cuando nuestros dos trabajos estén hechos. 』

『 Wilhelm: … 』

『 Theresia: Está bien. Además, ¿quién crees que soy? Soy la espadachina más fuerte del mundo, después de ti. 』

『 Wilhelm: Pero comparar tu nivel ahora, a mediados de los cuarenta, con el de tus días de juventud… 』

『 Theresia: No digas cosas innecesarias. 』

Con dureza, lo hice callar para que no continuara con sus groseras palabras.
Cielos, incluso después de veinte años de estar juntos, seguía siendo así.
El acero seguía sin cambiar. Y por eso,

『 Theresia: Te amo, Wilhelm. 』

『 Wilhelm: … 』

『 Theresia: Sí, así está bien. Responde más tarde. 』

『 Wilhelm: ¿Más tarde? 』

Frente a Wilhelm, que frunció el ceño, Theresia asintió.
Y, mientras juraba sobre la herida de su marido que se verían de nuevo,

『 Theresia: Cuando regrese, ese día, por favor déjame escuchar las palabras que no pude oír. 』


※ ※ ※ ※ ※


Sus recuerdos, estaban desapareciendo.
La visibilidad era pobre, como si estuviera dentro de una tormenta de arena; y los sonidos y voces dispersos eran cada vez más difíciles de escuchar.

『 Theresia: ¡——! 』

Oía chillidos y gritos de alguien.
Lo único que veía uno de sus ojos era color verde——era el suelo. Tenía el color de una pradera. Cuando miró a su alrededor, una densa niebla ocultaba completamente todo lo que había a más de diez metros de distancia de ella.

Las tropas de la subyugación habían sido reducidas a la mitad y estaban en un estado lamentable.
 
Tratando desesperadamente de escapar de la densa niebla sin saber hacia dónde ir, se empujaban unos a otros.
Sin embargo, sólo sentían vagamente una titánica sensación de opresión desde el otro lado de la niebla. En ese instante, pudo entender que las voces que resonaban huían en la dirección opuesta a esa opresión.

『 Theresia: … 』

No podía recordar lo que había pasado.
Durante la violenta y feroz batalla en la que habían trabajado duro para lograr la ventaja, ella sintió que su poder sería mucho más útil para retirar la primera línea de batalla; pero justo cuando empezó a sentirse de esa manera——

『 Theresia: ¿———? 』
 
Pensando en eso, notó una leve sensación de incomodidad.
Se miró la palma de la mano. Algo le incomodaba.

No había ningún problema en sus miembros, ojos o pies.
Pero sintió como si hubiera perdido sus alas.

『 Theresia: La Protección Divina… 』

Ella lo notó.
Ya no tenía la sensación de poseer la Protección Divina del Santo de la Espada. Lo mismo ocurrió con el Dios de la Espada, que siempre estuvo a su lado sin importar cuán lejos llegara con la espada.
Ni siquiera podía escuchar sus burlas.

『 Theresia: ¡Reinhard! 』

Al mismo tiempo, Theresia sintió que sabía quién poseía ahora lo que su cuerpo había perdido.
¿Era esa la misma sensación que tuvo su tío cuando sintió que Theresia era la heredera de la Protección Divina? De lo contrario, tal vez Theresia simplemente fuera consciente del ilimitado talento natural de Reinhard.

Fuera lo que fuera, Theresia no tenía ninguna duda de que la próxima generación del Santo de la Espada sería Reinhard.
Ese sentimiento era, quizás, una traición hacia su hijo Heinkel; pero no había nadie a quien culpar por ello, ni ella tenía tiempo para encontrar a alguien a quien culpar.
 
『 ???: ——Oh. Que una dama solitaria esté presente en un lugar así resulta ciertamente galante. 』

La elegante voz de una joven, que no encajaba con el momento ni el lugar, resonó.
Girándose, Theresia vio una pequeña silueta dentro de la densa niebla.

Ropa blanca, pelo color plateado.
Íntima y afectuosa, una mirada amable llena de compasión que ensalzaba sin límites la unión——un amor tan mal dirigido, que era inquietante.

『 Theresia: … 』

『 ???: Parece que no te caigo muy bien. 』

Agarrando la espada larga, Theresia avanzó hacia ella.
Si esa chica hubiera aparecido en una situación normal, podría haberse preocupado por ella. Sin embargo, estaba en el mundo de la muerte regido por la densa niebla de la Ballena Blanca.
Que la joven apareciera en ese lugar era, sin duda, más que extraño.


Aun habiendo perdido la Protección Divina del Santo de la Espada, el cuerpo de Theresia todavía poseía la esgrima de un antiguo Santo de la Espada. Demostrando plenamente su habilidad, su esgrima, que era la cúspide de la esgrima, cortó en dos el pequeño cuerpo de la joven.

『 ???: Quiero entenderte. 』
 
La voz de la joven le hizo cosquillas en los tímpanos, y su consciencia se vio afectada.
Su voz tenía algo especial.

Su consciencia cayó en la oscuridad.
Con las manos y las piernas atadas, el cuerpo de Theresia se sumergió en un agua tibia sin fondo.

El futuro de su nieto, el corazón de su hijo, la novia que los ató… Tales preocupaciones pasaron por su mente.
Y, al final,

『 Theresia: Wilhelm. 』

Llamó el nombre de su amado, y su consciencia fue interrumpida completamente.
Y entonces…
 

※ ※ ※ ※ ※


『 Theresia: Qué cara tan patética… 』

Abriendo lentamente los párpados, pudo ver un rostro ajado.
Su cabellera era completamente blanca, y en su cara se habían grabado las finas líneas del envejecimiento; pero ella no podía evitar pensar que eso era genial a su manera.

Era imposible que se equivocara: era el rostro de su marido. Parecía que había pasado bastante tiempo desde su última despedida.

『 Theresia: … 』

Inhaló profundamente.
Heinkel y Reinhard también estaban cerca. Podía sentir la presencia de ambos.
Los tres hombres de la familia Astrea se habían reunido aquí, posiblemente sólo para despedirla.

Porque todos son muy amables.

『 Wilhelm: Theresia, yo… 』

Con cara arrugada, Wilhelm estaba sin aliento.
No podía decir que lo desaprobaba delante de su hijo y su nieto.
¿Dónde estaba su majestuosidad y dignidad? En realidad, mirándolo ahora, esas debilidades suyas siempre habían destacado, sorprendentemente.

『 Theresia: Ey, Wilhelm… 』

Su voz era ronca, pero inusualmente joven.
Como si no fuera suya——no, definitivamente era la suya, pero se suponía que era una abuela.
Parecía su voz cuando se había enamorado por primera vez. Le resultó vergonzoso.

『 Wilhelm: … 』

Se sintió cada vez más incómoda, como cuando se enamoró por primera vez.
No les quedaba mucho tiempo; pero, aun así, perdieron mucho tiempo eligiendo simplemente mirarse el uno al otro.

Pero, aun así, está bien.

Las palabras que Theresia debería haber dicho, las había transmitido bastantes veces. Wilhelm también debería saberlo.
Por eso era él quien necesitaba el tiempo, la oportunidad y las palabras.

Theresia debería simplemente esperar tranquilamente esas palabras.
Aunque tendría que esperar, sus expectativas seguramente se cumplirían. Así era el hombre Wilhelm Trias.
Así era su marido Wilhelm van Astrea

『 Wilhelm: Hay algo que debo decirte. 』

『 Theresia: … 』

『 Wilhelm: Se me dan mal las palabras, así que no puedo transmitir bien mis pensamientos… me cuesta incluso contigo. Por eso, en estos veinte años, nunca lo hice. 』

『 Theresia: … 』

『 Wilhelm: Estos veinte años… pueden haberme inquietado. Pero, yo—— 』

『 Theresia: ——Tonto. 』

Viéndole luchar tanto para hablar, y presentándose tan penosamente, no pudo soportarlo.

Me va a hacer reír. En serio, este hombre… ¿qué está diciendo?

『 Theresia: ¿De verdad, nunca lo notaste? 』

Ella extendió la mano con desesperación hacia aquel rostro a punto de llorar.
Su cuerpo se sentía terriblemente pesado. No le quedaban fuerzas, pero puso toda la que le quedaba en los dedos y limpió las lágrimas que caían por su cara.

『 Theresia: Lo has estado diciendo todo este tiempo. 』

『 Wilhelm: … 』

¿Tenía la intención de ocultarlo?
¿Creía que sería capaz de ocultarlo si nunca lo decía?

『 Theresia: Tu voz, tus ojos, tu actitud, tus acciones… siempre lo han dicho. 』

Todo lo que Wilhelm había dirigido hacia Theresia.
Esa persona, siempre, y por encima de todo, había estado transmitiendo claramente su corazón.

『 Wilhelm: De ti, estoy—— 』

『 Theresia: De mí, estás—— 』

Por eso, fue suficiente.

『 Wilhelm: ——enamorado. 』

※ ※ ※ ※ ※

No me cabe duda de que, desde el principio hasta el final, mi vida estuvo llena de bendiciones.

Tenía mis hermanos con los que tenía una buena relación, tenía una amiga que siempre fue cálida conmigo y me cuidó con ternura, me ayudó mucha gente, y conocí a Wilhelm.

Estoy segura de que muchos problemas deben estar todavía ahí.
Pero tengo fe en que todos ustedes estarán bien.

Pero la verdad es que hay una cosa.
Sólo queda una última cosa en mi corazón que quiero preguntar.

——¿Cuán sorprendido estarías si supieras que realmente fue amor a primera vista?


※ ※ ※ ※ ※


Esa fue la última vez que intercambiaron palabras de amor entre ellos.


La figura de Theresia van Astrea, que sonreía con satisfacción, con sus mejillas teñidas de amor y cuyos ojos brillaban con lágrimas, perdió su forma y se desmoronó en un abrir y cerrar de ojos.
En los brazos de Wilhelm, que se había arrodillado, ya no se veía la figura de una mujer sangrante y sufriente, sino un montón de cenizas——la única prueba que quedó de su antigua presencia.

『 Wilhelm: … 』

Theresia se había convertido en meras cenizas. Wilhelm bajó la mirada y, en silencio, continuó mirando los restos de Theresia.

『 ???: ¿Estás satisfecho ahora? 』

En lugar del silencioso e inmóvil Wilhelm, un hombre levantó su voz.
El hombre pelirrojo de mediana edad——Heinkel dijo eso y miró con profundo odio a Reinhard, que estaba a su lado de pie igual que él.
Reinhard se encontró lentamente con esa mirada, y exhaló.

『 Reinhard: ¿Cómo que satisfecho? 』

『 Heinkel: No te hagas el tonto, ¡es tal y como has visto! ¿Estás satisfecho? ¡Debes estar satisfecho ahora, ¿eh?! Tanto en el nombre como en la realidad, el puesto de Santo de la Espada es todo tuyo ahora, ¡felicidades! Los rumores de que lo robarías matando a la generación anterior ahora ya son una verdad irrefutable. ¿A que sí? ¿Estás satisfecho? ¡Eh! 』
 
『 Reinhard: No entiendo lo que intentas decir. 』

『 Heinkel: ¡No pongas esa cara, mocoso de mierda! 』

Pronunciando esas palabras violentamente, Heinkel intentó agarrar a Reinhard. Pero Reinhard esquivó sus dedos y, estando su padre desequilibrado hacia delante, lo sujetó con la palma de su mano.
El actual Santo de la Espada no se vio afectado en lo más mínimo luego de haber asesinado a la anterior Santa de la Espada hasta su muerte. Y en verdad, su oponente tampoco.
Como tratando de asimilar ese hecho, la garganta de Heinkel se estremeció débilmente.

『 Heinkel: No hagas una escena de esto, Reinhard… hg. 』

Desesperado, tratando de calmar su corazón, Heinkel apuntó con su dedo a Reinhard, y escupió.

『 Heinkel: Por muy bien que intentes hacer las cosas, lo que he visto no cambiará. Es un hecho que mataste a mi madre——a Theresia van Astrea. Lo proclamaré. Difundiré este hecho por todas partes, ¡para que nadie te reconozca como el Santo de la Espada nunca más! 』

『 Reinhard: … 』

『 Heinkel: No importa lo calmada que sea la cara que pongas, no permitiré que sigas siendo llamado Santo de la Espada. Puede que hayas tenido el título hasta ahora, pero ya no. ¿El Santo de la Espada asesina a sus propios parientes? ¿La espada del reino? ¡Ja, no me hagas reír! ¡Asesino! 』

『 Reinhard: Subcomandante, sin importar cuántas veces lo diga, no entiendo a qué se refiere. ——Que haya matado a la generación anterior es un malentendido por su parte. 』

『 Heinkel: ¿Qu—e? 』

Reinhard respondió tranquilamente a Heinkel, cuyo rostro estaba enrojecido. Heinkel entornó los ojos ante su respuesta, pero Reinhard no parecía tener intención de engañarle ni de andar con rodeos.
Reinhard no parecía estar dando su opinión, sino que simplemente estaba declarando los hechos.

『 Reinhard: El enemigo era un cadáver que se movía mediante el uso de artes secretas. Es imposible que fuera la Santa de la Espada de la generación anterior: mi abuela. ¿Aún no lo entiende? 』

『 Heinkel: … 』

Heinkel se quedó estupefacto ante las palabras de Reinhard.
Después de eso, se llevó las manos al rojo cabello y frotó violentamente. Con una risa débil y una sonrisa anormal,

『 Heinkel: Entonces, ¿qué fue eso al final? ¡Cuando ella estaba hablando con padre! ¡Cuando nos miraba con tanto odio a ti y a mí… ¿qué era, si no era mamá?! 』

『 Wilhelm: ——Basta. Detente ya, Heinkel. 』

Heinkel rechinaba los dientes, lleno de odio. Quien extinguió la furia de Heinkel fue Wilhelm, que había estado en silencio hasta ahora.
El anciano espadachín, con su postura agachada, rompió la manga de su chaqueta y trató la herida en su hombro derecho que había sido infligida por cierta espada larga.

La Protección Divina del Dios de la Muerte, la cual se suponía que impedía que la herida se cerrara, perdió su efecto tan pronto como Theresia dejó de existir——no, antes incluso de eso, desde el momento en que Theresia recuperó la cordura, se había perdido. En lugar de eso, lo que quedó fue el dolor en su hombro izquierdo debido a la herida tallada en él cuando tuvieron su última despedida.

La Theresia cuerda permanecía en su hombro izquierdo, y la Theresia muerta en su pierna derecha. Las heridas talladas con la capacidad de la Protección Divina del Dios de la Muerte habían sido anuladas con la pérdida de ambas.

『 Heinkel: ¡¿Que me detenga, dices, padre?! ¡¿Realmente esto te parece bien?! ¡Él es——! 』

『 Wilhelm: ——Basta ya, Heinkel. Detente. 』

Wilhelm objetó a Heinkel, y le impidió decir más.
Se quitó el chaleco y usó la tela para envolver y contener las cenizas de Theresia. Dejarla en un frío viento como aquel, la haría sentirse demasiado sola.
Sentía que, como mínimo, debía enterrar sus cenizas en una tumba apropiada.

『 Heinkel: ——hg. 』

Viendo el estado de su padre, Heinkel rechinó los dientes y se tragó sus palabras. Tras recuperar las cenizas, Wilhelm se puso de pie temblorosamente.
Aunque el sangrado había cesado, su cuerpo había perdido mucha sangre. La herida en su pie derecho era profunda, así que caminar sin ningún tipo de apoyo le causaba malestar. Inmediatamente, Reinhard intentó servirle de apoyo, pero…

『 Wilhelm: ¡¡¡——NO TE ACERQUES!!! 』

『 Reinhard: … 』

El grito furioso de Wilhelm paró en seco los dedos que se le habían acercado hasta casi tocarlo.
Habiendo detenido su brazo levantado, Reinhard dejó de intentar apoyar a Wilhelm. Pero el Demonio de la Espada, sin mirarlo, inhaló silenciosamente.

『 Wilhelm: Reinhard… 』

『 Reinhard: ——¿Sí? 』

A diferencia de la voz temblorosa de Wilhelm, la de Reinhard era estable y digna.
Al oír su voz, sus ojos se encontraron, y Wilhelm dejó salir las siguientes palabras de su boca.

——Era una pregunta.

『 Wilhelm: ¿Te arrepientes de haber asesinado a tu abuela Theresia? 』

『 Reinhard: … 』

Se produjo una espera entre la pregunta y su respuesta.
O tal vez descartó la pregunta por ser absurda, como hizo con las preguntas anteriores de Heinkel.
Sin embargo, al poco tiempo, Reinhard respondió.
 
『 Reinhard: No. ——Hice lo correcto. No me arrepiento de nada. 』

『 Wilhelm: …Ya veo. Así es. 』

『 Reinhard: … 』

『 Wilhelm: Tienes razón. Estoy equivocado. ——Por eso no me queda nada que discutir contigo. 』

Hablando en voz baja, Wilhelm dio la espalda a Reinhard.
El abuelo y el nieto pusieron punto final a su conversación, sin siquiera mirarse a la cara.
Wilhelm levantó el dedo y señaló hacia el centro de la ciudad.

『 Wilhelm: Estoy preocupado por el Ayuntamiento al que se dirigía Garfiel-dono. Si le es posible, le pido que se dirija allí para proporcionar apoyo, Santo de la Espada Reinhard-dono. 』

『 Reinhard: … 』

Al recibir esas palabras terriblemente formales y distantes, Reinhard miró en la dirección hacia la que apuntaba el dedo. Asintió con la cabeza y finalmente miró a Heinkel.
Heinkel, aún resentido, abrió sus ojos azules con una tosca inhalación, pero Reinhard decidió ignorar sus inminentes palabras.

『 Reinhard: El exterior es peligroso. Si es posible, subcomandante, diríjase a un refugio… junto con Wilhelm-dono. 』

『 Heinkel: ¡Ci-cierra la boca! ¡Desaparece rápido de mi vista! 』

Al recibir las palabras propias de un perdedor, Reinhard apartó el rostro al mismo tiempo que se precipitó hacia el canal de agua, pateando su superficie y saltando por encima de un edificio, desapareciendo en dirección al centro de la ciudad.

Al ver sus extraordinarios movimientos, Heinkel escupió. Luego se acercó a Wilhelm, quien caminaba lentamente debido a su pierna derecha herida.
Sin embargo…

『 Heinkel: Padre, ir solo es… 』

『 Wilhelm: Déjame solo por ahora. Ahora mismo, no quiero que nadie vea mi cara. 』

『 Heinkel: Padre… 』

『 Wilhelm: No hace falta que te preocupes por mí. Sólo debes preocuparte por ponerte a salvo. Escóndete en un edificio adecuado o en un refugio; estarás bien con eso. 』

Tras decir eso, Wilhelm se alejó de Heinkel, quien ahora se quedó solo.
Con las cenizas de su esposa en el abrigo que sostenía, enderezó su espalda y arrastró sus pies.


『 Heinkel: … 』

Se quedó atrás, solo, incapaz de detenerlo o de estar a su lado.
Y cuando Wilhelm desapareció de su vista,

『 Heinkel: ¿Qué diantres…? ¿Qué diantres, qué diantres, qué diantres, qué…? ¡Mierda, qué diantres…?! 』

Abandonado en la plaza y observando el adoquinado sobre el que estaba parado, Heinkel maldijo. Se rascó violentamente la cabeza, dejó salir su indescriptible indignación, y lanzó al suelo la espada atada a su cintura. La hermosa espada de caballero resonó con un eco agudo mientras rodaba por el suelo.

『 Heinkel: Mierda mierda mierda mierda… ¡Todos…! ¡Muéranse todos! ¡¡MUERAAAAAAN!! 』
 
El odioso chillido de Heinkel resonó en la plaza desierta. El grito, que era una mezcla de ilimitado e interminable resentimiento y pena, resonó lejos.


Y así, el campo de batalla del abuelo, el padre y el nieto de la familia Astrea, llegó a su fin.

Una dama, una abuela, una madre, una esposa.
El final de Theresia van Astrea grabó a fuego heridas en los corazones de los tres.

——Y con eso, finalmente todas las batallas que se libraban en la lucha por Priestella, la Ciudad de las Compuertas, habían sido resueltas.