Traducción:
Julián | Miguel
Corrección y edición:
Robert (Primer corrector)
Carlos (Segundo corrector)
Pretinaverse (Detallitos por aquí y por allá)
※ ※ ※ ※ ※
Las diversas batallas a lo largo de la ciudad estaban llegando a su fin poco a poco.
La destrucción causada en las partes que se habían convertido en campos de batalla era inmensa, y la integridad de la ciudad sufrió un duro golpe.
Podría decirse que este mismo hecho, que transmitía la magnitud de la catástrofe que había ocurrido en la ciudad de Priestella, era el resultado de la maldad que el Culto de la Bruja había traído a la ciudad.
Dentro de tal situación, cuya destrucción continuaba aumentando y siendo infligida, existía un sólo campo de batalla de una naturaleza diferente.
Aunque, puede que ni siquiera fuera apropiado llamarlo un campo de batalla.
Sólo el solemne sonido de las espadas chocando resonaba, con cada una de ellas apuntando a la vida del adversario.
Sólo estaba presente el deseo sin tacto de dos espadachines apuntando sus espadas el uno al otro, destrozando todo lo innecesario y con su —como mínimo— verdadero deseo hacia ellos.
『 ———— 』
Los filos de las espadas continuaban brillando bajo la luz de la luna, y los espadachines seguían intercambiando amor a través de los choques de acero.
En medio de sonidos agudos y chispas saltando en el aire, las cabelleras gris y rojo continuaban bailando bajo la luz de la luna.
Era una danza de espadas tan magnífica y pulida, que eventualmente robaría la mirada, o incluso el corazón, de cualquier público——incluso el Dios de la Espada, de estar presente, habría alentado entre el público.
La espada larga se movía con un brillo inimaginable, como si se deslizara por el agua.
Las dos espadas gemelas se movían como un rayo, zumbando a través del viento.
『 ———— 』
Como si bailaran una danza de mutua obsesión, las espadas de los dos continuaron entrelazándose entre sí.
De frente, Wilhelm recibió el corte de la espada de Theresia, que todavía era tan hermosa como cuando era joven; se empapó del ímpetu del corte de la espada, y sintió lástima por la reacción que sintió en la palma de su mano.
A pesar de su edad, hirviendo desde las profundidades de su cuerpo, clamaba el corazón de su inmaduro ser.
——Se estaba emocionando.
——Se estaba deleitando.
——Se estaba entusiasmando.
Con honestidad, él debió afirmar.
El Demonio de la Espada Wilhelm rememoró su pasado y anheló el presente donde podría volver a estar en contacto con su joven esposa. Su corazón había sido destrozado por eso.
Su mente estaba ahora ocupada pensando en cuánto deseaba y cómo estaría dispuesto a abandonarlo todo si tan sólo esta lucha de espadas——este encuentro siguiera así y nunca llegara a su fin.
『 Wilhelm: Pero— 』
Tal avaricia era una blasfemia, era imperdonable que siquiera la tuviera.
Una blasfemia a los incansables días que el Demonio de la Espada Wilhelm le había dedicado a la espada.
Una blasfemia a su juramento de despojar de la espada a la Santa de la Espada Theresia, una vez que la derrotara.
Una blasfemia como espadachín a sus sentimientos de total dedicación a su líder, Crusch Karsten.
Seguir ciegamente el amor que ardía en el pecho de Wilhelm van Astrea habría sido una blasfemia contra todo lo que estaba viviendo en ese mundo.
——Por lo tanto, no debía seguir posponiéndolo.
——Sin importar lo mucho que estos momentos fueran un delicioso paraíso para el Demonio de la Espada.
『 Theresia: … 』
『 Wilhelm: ¡Hyaaaa! 』
Un silencioso golpe de espada se abrió paso como una tormenta, a lo que él respondió con su propio despliegue de innumerables estocadas.
Vestida de negro y moviendo de lado a lado su roja cabellera, los movimientos de Theresia no se estancaban ni se interrumpían.
Como una hoja en medio de una corriente, la espada letal era esgrimida partiendo de su postura de pie natural y relajada.
Arriba, abajo, izquierda, derecha… los golpes de su espada no tenían un ángulo concreto.
Sin embargo, a medida que los ataques se superponían, Wilhelm sintió que algo estaba un poco fuera de lugar. Y la convincente sensación de que algo estaba mal también la sintió en las reacciones de ella.
La habilidad de Theresia van Astrea como espadachina era excepcional.
Y no cabía duda de que eso se encontraba en el territorio de la esgrima pura, ya que Wilhelm, en aquellos días que fueron el summum de su físico, lo había igualado una vez.
En este momento, esa habilidad seguía presente en la espada de la silenciosa Theresia que estaba de pie frente a él. El arte de un Santo de la Espada, de matar sin piedad a sus adversarios, que trajo tanto alivio como envidia a sus mentores.
——Sin embargo, entre su yo actual y su yo de aquellos días había un mundo de diferencia.
『 Wilhelm: —Ligera. 』
Comentó el Demonio de la Espada mientras sus espadas gemelas chocaban contra la espada larga con chispas saltando por todas partes.
Wilhelm miró intensamente a los ojos azules detrás de la hoja de la espada.
『 Wilhelm: Sin necesidad de hacer comparaciones, es ligera, Theresia. ——Tu espada, que dejó caer su pesada carga, es algo tan ligero. 』
『 Theresia: … 』
Un cierto tono de decepción se había mezclado en esas palabras, pero las cejas del rostro de su hermosa adversaria ni siquiera se movieron.
Theresia, con ojos perfectamente claros y carentes de toda emoción, le devolvía la mirada a Wilhelm. Sin rechazo, sin rebeldía, ni siquiera mostraban hostilidad.
Ella solía ser una mujer que sonreía a menudo, que se enfadaba a menudo, que a menudo estaba enfurruñada.
Solía ser una mujer que cuando estaba en silencio era tan hermosa como la espada, aunque rara vez estaba en silencio.
Solía ser una mujer como una gran flor, floreciendo bajo el sol.
——Y por eso, su estado actual sólo podía verse como una tragedia.
『 Theresia: … 』
De pie frente a él sólo estaba el cascarón silencioso de su esposa.
Mientras intercambiaba golpes de espada con la silueta que había seguido amando, el corazón de Wilhelm se hizo añicos.
Primero, se alegró como si hubiera regresado a los días del pasado; y luego se entristeció al entender que no había manera de volver a esos días, dejándolos de lado como si hubieran sido un efímero sueño.
——Durante quince años, ¿qué clase de vida había llevado Theresia?
Cuando pensó en la época en que la había perdido y en el tiempo que se había dedicado a la venganza, la herida incurable en el hombro de Wilhelm volvió a abrirse.
Una herida infligida por la Protección Divina del Dios de la Muerte nunca desaparecía.
Era una protección divina aparte de la Protección Divina del Santo de la Espada, la cual fue otorgada a Theresia por el Dios de la Espada para poner fin a esos días de guerra.
Un solo corte podría producir un río de sangre, sólo unos pocos cortes podrían apilar una montaña de cadáveres. Por tanto, ella no necesitaba de habilidad o astucia para cortar el hilo de la vida.
De hecho, la única forma de derrotar a Theresia era a través de una esgrima superior a la suya. En el pasado, Wilhelm pudo lograrlo machacándose hasta sus límites con tal severidad que convirtió todo su ser en una espada.
No había otra manera de derrotar a Theresia, quien también tenía potenciadas sus habilidades hasta el límite a través de la Protección Divina del Santo de la Espada.
Y ahora, después de haber chocado espadas con esa joven espadachina, Wilhelm lo entendió.
——Su habilidad con la espada era excelente y estaba en el territorio de la destreza. Sin embargo, había una enorme sombra sobre esa habilidad.
『 Wilhelm: Aunque te sentías preocupada antes de sostener la espada, dejabas de estarlo después de sostenerla. Eras una mujer que lo sabía incluso mejor que yo. 』
『 Theresia: … 』
『 Wilhelm: ¿Recuerdas el día en que nos separamos? Cuando procediste a ir a la Gran Subyugación, te retuve, pero te liberaste de mí y me infligiste una herida incurable en este hombro. ——No he olvidado ni una sola de tus palabras en aquella ocasión. 』
Ella no le dio una respuesta. Él no la exigió.
Ese sólo era el ritual de Wilhelm, rememorando ese día.
Junto con el dolor en ese hombro, el recuerdo grabado en él también fue resucitado.
Theresia literalmente apartó a Wilhelm de ella y, mientras ella se embarcaba hacia la Gran Subyugación —el viaje del que posiblemente nunca regresaría—, le dijo:
——Cuando regrese, por favor, déjame oír las palabras que no pude oír en ese día.
『 Wilhelm: ¡He venido aquí, para cumplir la promesa de ese día! 』
Las espadas gemelas rugieron, y la espada larga de Theresia chirreó al ser golpeada.
La antigua Santa de la Espada blandió la espada utilizando el retroceso del golpe; pero Wilhelm, sin siquiera mirar ese contraataque, lo esquivó leyendo completamente su trayectoria.
Lo sabía.
Sabía de dónde vendría el ataque, lo suficiente como para amarlo.
『 Wilhelm: ¡Ruoooooo! 』
Los hábitos eran los mismos, y las técnicas también.
Grabadas a fuego en su alma, dentro de la dureza de su antiguo ser, cuando se destrozó a sí mismo, había plasmado en su mente las técnicas de espada de la mujer que tenía el título de Santo de la Espada, la mujer a la que perseguía.
Derrotarla, habiendo jurado quitársela, deseando alcanzar ese nivel, enamorándose, grabándose a fuego en su alma.
Al igual que el aspecto de esa mujer, esas cosas hacían arder su corazón.
『 Theresia: … 』
Incluso ante la reclamación de Wilhelm, la bella mujer carmesí no se inmutó, ni siquiera un poco.
Mientras la espada apuntaba a su presa sin ruido, en silencio y sin emociones, Wilhelm la atacó decididamente.
La amaba tanto que lo sabía incluso con los ojos cerrados.
Precisamente por eso, ahora había decidido amarla sin cerrar los ojos.
『 Wilhelm: ——hg. 』
——Arriba, devolver el corte, intercambiar golpes, levantar la espada, corte diagonal.
Wilhelm interceptó la espada que caía sobre él, lanzó un contraataque, esquivó el golpe y se dejó ir, girando su cuerpo alrededor del punto de ataque de la espada, ambos atacaron diagonalmente apuntando a los hombros del otro, y entonces entrelazaron sus espadas como movimiento principal y giraron para contraatacar.
Tras superar los golpes con una elegante guardia, algo imposible surgió en la velocidad de la esgrima de Theresia.
Ella, que había lanzado una serie de golpes, se retiró hacia atrás, y Wilhelm aprovechó esa brecha sin vacilar.
『 ———— 』
Por un pequeño instante, surgió una emoción en los ojos de Theresia, que miraba al Demonio de la Espada.
No, había sido un malentendido. El vacilante corazón de Wilhelm había hecho resurgir el recuerdo de una situación del pasado exactamente igual a ésta.
——Ante la mirada de numerosos presentes, Wilhelm había golpeado y derrotado al actor principal de la ceremonia, la Santa de la Espada, y le robó el ser una espadachina a la joven llamada Theresia.
Se estaba repitiendo exactamente la situación de aquella época.
Lo que significaba que la conclusión también se repetiría.
『 Wilhelm: ¡¡Theresia!! 』
Wilhelm atacó la espada larga que se dirigía hacia su pecho.
El Demonio de la Espada alzó su espada gemela y, al no poder soportar la carga, se formó una fisura en la hoja. Pero al mismo tiempo, la espada larga fue repelida, girando diagonalmente por encima de la cabeza, y la mitad del cuerpo de Theresia quedó expuesto en gran medida.
Dibujando un gran semicírculo, la espada gemela de Wilhelm regresó.
Desde el inicio de ese encuentro, era la primera vez que Theresia —que estaba justo delante de sus ojos— tenía una defensa tan expuesta. Con los músculos de sus brazos hinchados, Wilhelm agarró tan fuerte el mango de la espada que crujió.
Y ejecutando el ataque con todas sus fuerzas, debería poner fin a esta reunión que no tendría que haber ocurrido.
——Intentó ponerle fin.
『 Wilhelm: ¡——hg! 』
Una violenta pasión llenó su garganta, con innumerables expresiones faciales flotando en sus ojos.
La expresión de ella cuando lloraba, cuando se enfadaba, cuando se enfurruñaba, cuando sonreía. Las encantadoras expresiones de la misma mujer.
Quitándose eso de la cabeza, Wilhelm hizo descender la espada.
El corte de la espada cayó, siguiendo una trayectoria desde la cabeza hasta el torso de la mujer.
『 ———— 』
Justo antes de que el golpe acertara, la figura de una persona apareció en el borde de los ojos de Wilhelm. Estando en el punto de máxima concentración, una fluctuación en su consciencia era algo imposible. Sin embargo, sólo era eso. Algo sin ningún tipo de influencia, algo que simplemente podía ignorar.
Como espadachín, arriesgando su vida, él debía cruzar espadas en la frontera de la vida y la muerte, y un tercero nunca crearía ningún margen de duda al respecto.
Dedicándolo todo al ser frente a sus ojos, cumplió su propósito con un corte de espada propio del Demonio de la Espada.
Eso era lo que se suponía que iba a hacer. Eso era lo que se suponía que podía hacer.
——Si tan solo la figura de la persona reflejada no hubiera tenido en ella el color rojo.
『 ???: ——¿Padre? 』
Se encontraba a cierta distancia.
La voz que dudaba no estaba a una distancia en la que su eco habría llegado a Wilhelm.
Aun así, él sintió como si la voz le hubiera susurrado directamente al oído.
Un hombre de ojos azules y pelo rojo estaba mirando directamente.
Heinkel Astrea estaba observando los momentos finales de esa batalla.
Simplemente aturdido, ante el mortal duelo de su padre, Wilhelm, y su madre, Theresia, que apuntaban a la vida del otro.
——En ese momento, la espada de Wilhelm perdió su ímpetu.
『 Wilhelm: ——hk. 』
Se suponía que había hecho un ataque decisivo.
Habiéndose dedicado por completo al ritmo de la batalla, sólo restaba un ataque, un ataque que habría puesto fin a ese largo sueño——un ataque que se atrasó un instante, dando margen para el contraataque.
『 ———— 』
Theresia dobló su cuerpo inmensamente y, con un giro de su muñeca, la espada larga que retornaba rechazó la espada gemela de Wilhelm.
El sonido de las dos espadas chocando resonó y ella desvió el golpe que había prometido herirla junto con su corazón, su técnica y su físico; y haciendo volar chispas por todas partes, dejó esa promesa incluso más lejos de ser cumplida que antes.
『 Wilhelm: Kh… hk. 』
——¿Por qué tuvo que notarlo?
Recibiendo el golpe de la espada que se movía por el aire eludiendo su peso, Wilhelm chocó de frente con las dudas que estaban emergiendo con todo su espíritu.
Si no hubiera notado la presencia de Heinkel, si la hubiera ignorado o si se hubiera concentrado en Theresia, no estaría en este lamentable estado en el que se encontraba ahora.
Había decidido dedicar su vida entera a apartar a Theresia del Dios de la Espada. ¿En verdad el resultado de esa gran determinación tenía que ser éste?
Una vez más, inició una cadena de sonidos de rápidos golpes de espada.
Sin embargo, el filo que antes se había vuelto previsible tras el intercambio de golpes, y esa danza de espadas tan magnífica y pulida del inicio se había perdido completamente. Extrañas impurezas se habían entremezclado en ella.
Había sacado fuerzas de donde no las había y aumentando aún más la pureza de su filo; todo para, al final, perder el ímpetu en su espada —que se suponía debiera haber golpeado sólo dos veces— al notar una única presencia en el otro lado de la plaza.
Lo que quedó fue un solo golpe del ya anciano Demonio de la Espada contra su amada esposa, en frente de su hijo.
No pudo volverse uno con su espada, ni siquiera ser un Demonio de la Espada; era demasiado inmaduro y deficiente, como padre, como esposo, como espadachín y como hombre.
Al final, al ser incapaz de dar un solo golpe, se dio cuenta de su inmadurez. No pudo evitar que el mal se mezclara con la esencia de la esgrima que vertía en su espada.
Por tanto, este resultado pudo haber sido inevitable.
『 Wilhelm: ——¡¿hg?! 』
Chocando continuamente entre ellas, las espadas gemelas fueron desviadas con un fuerte impacto de la espada larga que las dejó temblando.
Habiendo recibido de lleno el poder de ese golpe de espada, empezó una lucha de fuerzas con Theresia, quien detuvo sus piernas. Tan pronto como él superó la resistencia y se adelantó, el delgado cuerpo frente a sus ojos giró, creando un vacío alrededor.
Una pierna se movió hacia adelante, y con medio paso se creó un espacio.
『 ———— 』
Inmediatamente después, una sensación de muerte se acercó por detrás.
Wilhelm recibió el increíblemente poderoso golpe de espada, cuya frialdad era indiscutible, girando su espada hacia atrás sin ni siquiera un milisegundo de retraso.
Siendo incapaz de detener el atroz ataque, su espada, que lo había interceptado, se clavó profundamente en su propio hombro. Tambaleándose hacia delante un paso, su cuerpo inclinado chorreó sangre. Sus huesos crujieron y sus músculos se rompieron sintiendo como descargas eléctricas en su cerebro.
La espada de la mano derecha lo había interceptado. La espada de la mano izquierda seguía libre.
Con sangre saliendo del borde de su boca, Wilhelm, con su espada derecha, que parecía como si la cargara sobre su hombro, una vez más desvió la espada larga de Theresia hacia arriba.
Sin ningún error, la espada larga de Theresia fue elevada. De inmediato, la espada se cayó de la mano derecha de Wilhelm. No le importó: con su mano derecha ahora vacía debía dedicar toda su fuerza a la espada restante y golpear.
Con la espada izquierda, atacó a Theresia por detrás.
Su mano siguió una trayectoria que atravesaría a Theresia directamente.
『 ———— 』
Chispas saltaron y hubo un agudo sonido.
La fuerza de la espada en su mano se redujo a la mitad, y Wilhelm una vez más notó sus propios errores, su propia debilidad, que ya había reconocido incontables veces durante la batalla.
En el momento en que golpeó a Theresia con el ataque, Wilhelm actuó inconscientemente.
Al golpear con su espada izquierda, debía girar su muñeca hacia la derecha o hacia la izquierda.
Era una diferencia pequeña, diminuta, mísera. Pero, para esos dos que habían alcanzado el más alto nivel de la esgrima, era una diferencia letal.
Si buscaba velocidad, atacar desde la izquierda; o si optaba por la fuerza, entonces atacar desde la derecha.
Habiéndose quedado atrapado en esa elección, si se hubiera dado cuenta de lo errada que estaba esa acción, habría podido hacer algo al respecto.
Wilhelm, decidiendo si debía o no mirar a Theresia de frente——en ese único instante, perdió su oportunidad.
『 ———— 』
Con un sólo golpe con la empuñadura, Theresia recibió el ataque del Demonio de la Espada. Atrapándolo mientras seguía en el aire, Theresia cortó la trayectoria del ataque.
En el momento en que recibió el ataque y se encargó de él sin moverse de su sitio, dio un golpe con una fuerza inmensa, lo cual quebró la hoja de la espada de Wilhelm y descartó el acero sin dificultad alguna.
La espada larga de Theresia había roto su espada, y Wilhelm sintió la pérdida de su arma especial. Agarrando inmediatamente la empuñadura de la espada rota, se preparó para el siguiente ataque, que era lo que su instinto de espadachín le decía.
Sin embargo, esa preparación y determinación habría dado frutos si no él no tuviera ni una sola impureza como espadachín.
En ese sentido, ella, que estaba frente a él, era el peor enemigo posible.
El Demonio de la Espada, que había perdido su arma, y la Santa de la Espada, amada por el Dios de la Espada. La diferencia estaba clara. No hacía falta mencionarlo.
——Cuando Wilhelm olvidó incluso parpadear, observó cómo la espada larga perforaba su pierna derecha.
『 ———— 』
Era una espada tan hermosa que quedó fascinado por ella.
La espada penetró en el tobillo derecho sin apenas mancharse de sangre su filo.
Sin causar ningún daño innecesario, cortando justo a través del espacio entre las fibras musculares y los nervios, la pierna perdió su movimiento. Aquella era la sublime excelencia del manejo de la espada.
La falta de resistencia fue tal que parecía como si la espada se hubiera deslizado cortando a través del agua.
Ante tal maniobra sobre su pierna, Wilhelm sintió un escalofrío que recorría su espalda.
Eran tales los sentimientos de admiración, frustración y deseo, que no sabía por cuál decidirse.
Lo único que sabía era que su derrota ya era cierta.
『 Wilhelm: Gh… ugh… hg. 』
Al deslizarse la espada a través de su pierna izquierda, Wilhelm cayó de rodillas. Al igual que antes, la espada cortó su carne sin emitir sonido alguno. Wilhelm se derrumbó con un quejido ante el dolor que vino después.
La sangre brotó de la herida, debilitando la mitad inferior de su cuerpo.
Si el poder de la Protección Divina del Dios de la Muerte era invocado, ningún tipo de sanación mágica tendría efecto. Si el portador de la Protección Divina estaba cerca, cuanto más corta fuera la distancia mayor sería el efecto, sin importar lo pequeña que fuera la herida. Se convertiría en una maldición que forzaría a su víctima a morir desangrado.
『 ———— 』
La herida en la pierna derecha no podía ser considerada una herida superficial. Podría amenazar su vida si se dejaba sin tratar, y la Protección Divina del Dios de la Muerte rechazaba cualquier tipo de recuperación.
Parecía como si la fecha de su muerte se hubiese adelantado peligrosamente.
『 Wilhelm: …Lamentable. 』
Mientras su cerebro se consumía por el dolor, dejó salir su lamento antes que su angustia. El dolor estaba alentándolo constantemente a gritar, pero su expresión sólo mostró un ceño fruncido y nada más.
No estaba conteniéndose frívolamente, o aferrándose a su voluntad.
El dolor que recorría su cuerpo no dejaría que su corazón se refugiara de la sombra de la oscuridad.
Mientras la desesperación, el desánimo y su propia cobardía e inutilidad abrasaban su alma, ¿qué sentido podría haber en el dolor físico para un envejecido espadachín?
『 ———— 』
Dejando caer su espada, Wilhelm puso su mano en la herida abierta. El sangrado debería arrebatarle la vida, pero no tenía intención de darse por vencido. Sin embargo, por cortesía, su final no debía ser por la pérdida de sangre.
Había luchado como un espadachín, se había opuesto como un espadachín y había sido derrotado como un espadachín.
Su vida sería arrebatada por la espada del vencedor.
『 Wilhelm: Theresia, yo… 』
『 Theresia: … 』
La espadachina carmesí, con su larga espada sobre su hombro, dirigió su mirada a Wilhelm.
En aquellos ojos realmente no había ninguna emoción. Sin recordar nada hasta el final, y aún sin recordar nada, ella sería la espada segadora que arrebataría la vida a Wilhelm.
Él miró aquella hermosa cara, hasta quedar fascinado por ella.
Theresia, silenciosamente, alzó la espada frente a Wilhelm. Cuando bajara, su vida terminaría.
Pero…
『 Wilhelm: Sola… ¡Nunca! 』
Cuando la espada descendió, Wilhelm extendió su mano derecha. El fragmento de la espada gemela que la espada de Theresia había cortado yacía ahí. Wilhelm lo recogió con sus dedos y contraatacó, incapaz de aceptar su muerte hasta el mismísimo final.
Había sido derrotado. Eso no se podía remediar.
Pero ahora, él no debía dejar a Theresia, a ella, sola.
Incapaz de detener a su esposa, quien fue hecha para luchar con la espada contra su voluntad, él no permitiría que ella avanzara hacia Crusch ni hacia el grupo de Subaru, a quienes les debía tanto. Si su vida no era suficiente, no le importaría destruir su alma.
Y por lo tanto, en ese instante de convicción——
『 Theresia: … 』
『 Wilhelm: ¿Theresia? 』
Aferrándose a su espada, Theresia se impulsó hacia atrás. El arma que él portaba en su mano derecha no la alcanzaría. Theresia inclinó ligeramente su cuello, fuera del alcance de Wilhelm con su pierna herida.
Por primera vez Wilhelm se asustó al observar aquellos ojos sin vida, con un terrible vacío en ellos.
Ese miedo era debido a su instinto; el instinto de Wilhelm como espadachín.
No hacía falta desviarse para dar el golpe final a una presa que ya presentaba heridas mortales. Con el orgullo de espadachina perdido desde hacía mucho tiempo, sólo quedaban las frías decisiones de un dios de la muerte.
『 Wilhelm: Espera… ¡¡Espera, Theresia!! 』
Wilhelm gritó ante el horror de ser dejado atrás.
Su pierna no le dolía. Olvidando el dolor de su pierna derecha, Wilhelm intentó perseguir a la distante Theresia. Sin embargo, el dolor, o más bien la herida, era real. Sin fuerzas, cayó; golpeándose en el hombro con fuerza. El rostro mirando hacia arriba del viejo espadachín denotó que esto era imperdonable.
Meciendo su larga cabellera roja, Theresia se alejó aún más.
Por delante del camino que marcaban sus pasos, Heinkel permanecía de pie.
La espada larga que hasta ahora conservaba su espíritu de lucha intacto le señaló a él como su siguiente presa. Habiendo cortado al hombre que no reconocía como su marido, cortaría a continuación al hombre que no reconocía como su hijo.
Por eso——
『 Wilhelm: ¡Detente, Theresia! ¿Crees que algo así… crees que algo así es perdonable? ¡Lucha conmigo! Mírame… ¡Mírame a mí! ¡¡A mí, mírame a mí, THERESIAAAA!! 』
Gritando como si su voz estuviera sangrando, Wilhelm llamó a Theresia.
Innumerables veces, incontables veces, llamándola de una forma completamente diferente a la forma en la que pensó de ella muchas veces. La furia en lugar del amor mutuo, la locura en lugar de la pasión, dándolo todo en ello.
Sin embargo, la mujer no miró atrás.
Aferrando la espada donde residía el dios de la muerte, la mujer se dirigió hacia Heinkel. Heinkel inhaló ante la silueta que se le aproximaba y fue incapaz de desenfundar su espada de caballero debido a que le temblaban las manos.
『 Heinkel: E-Espera, un momento. T-Tú… ¿Dijiste «Theresia»? No puede ser. Imposible… Esa no puede ser madre… hg. 』
『 Theresia: … 』
『 Heinkel: No, incluso si no es madre… ¡no es eso! Pa-padre quedó en ese estado, así que… ¡Mierda! ¡¿Qué es esto?! ¡¡¿Qué es esto, qué estás haciendooo?!! 』
La joven Theresia estaba acercándosele frente a sus ojos.
Esa figura y la de su madre se solaparon en la mente de Heinkel. Negó con su cabeza en rechazo, y desesperadamente intentó refutar el espectáculo frente a sus ojos, divagando con palabras sin parar.
Sus rodillas se doblaron, su visión se entorpeció, y su figura, portando la espada, parecía débil.
No tenía ni la más mínima posibilidad frente a la anterior Santa de la Espada.
A este ritmo, Heinkel sería sin duda asesinado por Theresia.
Pero algo como eso no podía permitirse.
『 Wilhelm: ¡Theresia! ¡Mírame! ¡Aún estoy vivo! ¡Si quieres matar a alguien, entonces mátame a mí primero! ¡Heinkel, no lo lograrás! ¡¡Huye en este instante!! 』
Apoyándose en una espada, Wilhelm se levantó sintiéndose como si estuviera machacando piedras. Sin espacio para intentar contener su herida, el daño se extendió y su sangre brotó.
Los adoquines se tiñeron de rojo tras el derramamiento de sangre fresca, y mientras dejaba tras de sí ese hilo de sangre, Wilhelm persiguió la espalda de Theresia.
Lejos. Demasiado lejos.
Lento. Demasiado lento.
Una vez más, Wilhelm no lo lograría. Una vez más, no podría alcanzarla.
『 Wilhelm: Hih… hk. 』
『 Theresia: … 』
La espada larga de Theresia trazó un arco, y la espada de caballero de Heinkel, que era sostenida por sus hombros agarrotados y entumecidos, recibió el golpe.
Sin oponer resistencia, las manos de Heinkel soltaron su espada, la cual cayó al suelo estridentemente.
『 Heinkel: D-detente… Por favor, detente m-mamá… hg. 』
Desarmado, el asustado Heinkel cayó hacia atrás en el mismo lugar en el que se encontraba. Sacudiendo sus extremidades desesperadamente, Heinkel intentó escapar arrastrándose.
Sin embargo, sus dedos permanecían inmóviles y su corazón estaba aterrorizado. Los ojos sin vida de Theresia causaron que su mente y su cuerpo temblaran de miedo, yaciendo casi completamente inmóvil en el suelo.
La garganta de Heinkel estaba seca. Intentó apartar las grandes cantidades de sudor frío que cubrían su pálido rostro.
Puede que incluso hubiera llegado a mearse encima. Habiendo perdido la compostura, Heinkel observó la punta de la espada larga alzarse.
——Como si fuera a cortar la luna, la espada se alzó a los cielos.
Al final de su vida, Wilhelm sería testigo de cómo su mujer asesinaba a su hijo frente a sus ojos.
Alzó su voz. No la alcanzó.
Extendió sus manos. No la alcanzaron.
『 Wilhelm: ¡¡Theresia—!! 』
No quedaban fuerzas en el grito del Demonio de la Espada, quien había sido incapaz de poner todo de sí en la espada.
Sin piedad, la espada larga descendió para arrebatarle la vida a Heinkel.
『 ???: ——Ya es suficiente. 』
Esa voz repentina pero inconfundible cortó la tensión que parecía arder.
Con un tono solemne y sin rastro de vacilación, no portaba perdón. Aquellos que lo escucharon fueron golpeados por la presencia de un ser sobrecogedor que transmitía su intención.
Wilhelm, Heinkel e incluso Theresia detuvieron todo movimiento.
Por delante, a la vista de los tres, había un único joven.
Con pelo rojo llameante y ojos azules brillantes perfectamente claros que podían capturar el cielo. Aunque su atuendo blanco había sido teñido de sangre y mugre, la figura que permanecía erguida sólo podría describirse como heroica.
El joven, lentamente, continuó avanzando.
En su mano había una funda con profundos cortes a lo largo, y una espada de caballero desenfundada.
Empuñaba la «Espada Dragón Reid», cuya hoja era increíblemente afilada.
——La estridente risa del Dios de la Espada resonó en los oídos del Demonio de la Espada.