miércoles, 24 de septiembre de 2025

,

Hablemos de los días pasados


Inglés

Español
Pretinaverse

Corrección y edición
Carlos
Pretinaverse

※ ※ ※ ※ ※

Desde hacía mucho tiempo, aquella duda venía creciendo en su interior.
 
Para que Roswaal L. Mathers ―su señor, a quien había jurado lealtad― alcanzara su objetivo final, era necesario dar muerte al dragón ancestral que protegía al reino de Lugnica.
Que ella fuera una pieza indispensable en ese plan, fue algo que el propio Roswaal le confesó casi diez años atrás.
 
En la aldea de los oni, envuelta en llamas rojas, Roswaal salvó a Ram y a ▒▒▒. A cambio, exigió un precio.
Y Ram decidió pagar ese precio, a cambio de la represalia que había caído sobre su pueblo oni.
Por eso, aunque el plan consistiera en asesinar al dragón ancestral o en hacer cualquier otra cosa, ella estaba dispuesta a cooperar.

Solo había un punto en el que Ram todavía era incapaz de encontrar respuesta: cómo matar al dragón ancestral.
No sería fácil. Aunque tramara estrategias y recurriera a toda clase de medios, no se trataba de algo sencillo. Cuando llegara ese momento, ¿qué sería capaz de hacer Ram?
 
『 Roswaal: Lo sabrás cuando llegue el momento. ――Es un papel que solo ustedes, la hermana mayor y la ■■, pueden cumplir. 』
 
Tenía la sensación de que, en algún momento, le hubiesen dirigido aquellas palabras que parecían tener fragmentos perdidos.
Curiosamente, hasta el día de hoy, nunca se había detenido a reflexionar demasiado en lo que esas palabras significaban, pero ahora…
 
『 Ram: Por fin lo entiendo… el verdadero objetivo del señor Roswaal. 』
 
Todas las acciones de Roswaal estaban dirigidas a su meta final, aquella por la que había apostado su larguísima vida.
Por eso se infiltró profundamente en el reino de Lugnica, por eso rescató a Ram y a ▒▒▒, por eso se aseguró el control del Santuario como piedra de toque de su determinación, y por eso puso a prueba a Natsuki Subaru.
Incluso cuando las circunstancias lo obligaron a alterar el plan original, ninguna de sus preparaciones previas resultó en vano. ——No, Roswaal era alguien que jamás permitiría que dichas preparaciones fueran en vano.
 
Y por eso, Ram también llegó a la respuesta.
La razón por la que Roswaal había acogido a aquellas jóvenes hermanas oni: a la hermana mayor y a la ■■.
 
▒▒▒ fue acogida como reemplazo del cuerno perdido de Ram.
Ram y ▒▒▒, la hermana mayor y la ■■, fueron tratadas como un solo oni, mantenidas juntas para cumplir la misión de matar al dragón ancestral.
 
Por supuesto, ni siquiera Roswaal pudo escapar del efecto de la autoridad de Glotonería.
Como resultado, él también debió haber olvidado por qué ▒▒▒ había sido colocada en su mansión. Pero, aunque lo hubiera olvidado, seguramente pronto se dio cuenta de sus propios objetivos.
Y mientras observaba a Ram y a los demás esforzarse por recuperar a ▒▒▒ del daño causado por Glotonería, no reveló ese hecho. Realmente, hasta el final…
 
『 Ram: No se puede cambiar lo meticuloso que es, ¿verdad? 』
 
Aunque en algún momento el plan se había visto frustrado por las acciones de Subaru, Roswaal continuaba trabajando en secreto, con paciencia, para cumplir sus objetivos.
Tenía un carácter complicado. Ahora mismo, sin la mirada de Ram, quién sabe qué estaría tramando.
Sin embargo, también se le había ocurrido lo siguiente:
 
——Que, tal vez, al permitir que Ram acompañara a Subaru y compañía en este viaje para intentar salvar a ▒▒▒, Roswaal ya había previsto la posibilidad de que las cosas salieran de este modo.
 
Quizás le estaba dando demasiadas vueltas.
Después de todo, la aparición del arzobispo del pecado de la glotonería en la Atalaya Pléyades fue un imprevisto, y era imposible que él supiera que Ram y ▒▒▒ se encontrarían en peligro.
Podría ser simplemente una malinterpretación provocada por la tendencia de Ram a sobrevalorar al hombre que admiraba.
Sin embargo…
 
『 Ram: … La idea de que el hombre que me gusta tiene su confianza depositada en mí, es mucho más agradable. 』
 
Pensaba que él confiaba en que, estando Ram ahí, ▒▒▒ y los demás lograrían mantenerse a salvo hasta el final.
Creía que él confiaba en que, llegado el momento, Ram percibiría los planes ocultos de Roswaal y elegiría por sí misma desplegar su as bajo la manga para matar al dragón ancestral.
Que el hombre llamado Roswaal L. Mathers había dado por fin su reconocimiento a estos diez años de la mujer llamada Ram… simplemente hacía que todo se sintiera mucho, mucho mejor.
 
Y por eso…
 
『 Ram: … Ahora mismo me siento increíblemente bien. Así que cómete una paliza. 』
 
 
△▼△▼△▼△
 
 
Las hazañas del «Rey del Puño» Neiji Lockhart, en la Isla Gladiador Ginunhive del Sacro Imperio Vollachia, son casi una leyenda. ——No, ya lo fueron antaño.
 
Tras haber sido víctima de la autoridad de Glotonería, fue privado tanto de su nombre como de sus recuerdos, y ya no quedaba nadie que conozca las proezas que alcanzó como esclavo gladiador.
Neiji sobrevivió a centenares de combates a muerte en los espectáculos de la isla de gladiadores, armado únicamente con sus puños desnudos, y fue el único en alcanzar con ello el derecho a la libertad.
Canalizando su refinada energía de combate en sus puños, podía detener espadas, pulverizar el acero y abrirse paso sin que nada pudiera oponérsele, como si todos los obstáculos fueran tan frágiles como la piel suave de una doncella. Quizás se le podría considerar como uno de los hombres que más vidas arrebató a puñetazos en la historia.
 
Por su parte, el «Carnívoro» Berry Heinelga fue un asesino en serie sin igual, cuyas atrocidades llevadas a cabo con métodos extremadamente crueles sembrarían el terror incluso en el Reino Sagrado de Gusteko. ——No, ya sembraron el terror antaño.
 
Tras haber sido víctima de la autoridad de Glotonería, fue privado tanto de su nombre como de sus recuerdos, y ninguna de las tragedias ni lecciones que sembró en su carrera sangrienta como asesino han quedado en la memoria de nadie.
Desde su nacimiento, Berry mostró un desarrollo anormal, alcanzando una fuerza física que ningún ser humano podía lograr. Con esa monstruosa potencia cometió múltiples crímenes, abrazando hasta la muerte a los hombres de su preferencia. Su descomunal cuerpo le otorgaba una fuerza brutal, y su piel, más dura que el acero, no sufría ni un rasguño bajo las hojas de una espada. Un asesino en busca de contacto y calidez, llegó a ser considerado, junto a la Cazadora de Entrañas, como uno de los criminales más temidos de todos los tiempos.
 
La trayectoria del «Saltador» Dorkell era peculiar. En sus orígenes no era más que un simple comerciante que vivía en las Ciudades-Estado de Kararagi, hasta que comenzó a oír voces que no pertenecían a ningún ser humano y se desvió del camino, convirtiéndose en un auténtico desviado.
 
Tras haber sido víctima de la autoridad de Glotonería, fue despojado tanto de su nombre como de sus recuerdos, borrando el hecho de que Dorkell fuera ridiculizado como un paria, y haciendo que nadie lo recuerde.
Un día, Dorkell abandonó de golpe su vida, esposa e hijos. Eligió seguir ese algo inexistente y terminó estableciendo contacto con el Culto de la Bruja, convirtiéndose en una rareza entre rarezas.
Con el tiempo, Dorkell manifestó un poder distinto de la magia, pero como ese poder no coincidía con las doctrinas del Culto de la Bruja, fue expulsado incluso de allí, marcado como un hereje entre los herejes.
 
En suma, esos tres eran sin excepción seres extraordinarios: monstruos, excéntricos y locos, cada cual un trascendente a su manera. Ningún ser humano ordinario podía plantarles cara. Y además, no se limitaban a existir de forma aislada: dentro de Glotonería, sus recuerdos se mezclaban unos con otros, refinándose hacia algo aún más peligroso.
 
Si Neiji Lockhart adquiriera la resistencia de Berry Heinelga junto con el salto espectral de Dorkell, el resultado sería la culminación de una de las entidades más siniestras que la historia haya visto jamás.
 
Hasta ahora, el arzobispo de la glotonería, Ray Batenkaitos, nunca había hecho algo así.
 
Temía que, al mezclar en el gran caldero de su ser todos esos recuerdos, su propia existencia podría acabar siendo devorada por su contenido. Sin embargo, al convencerse de que aun bebiéndose el contenido entero de ese caldero no sería absorbido —al menos según su propia percepción—, desapareció todo titubeo.
Y, una vez alcanzada esa convicción, dejó de dudar en intentar lo que hasta entonces se había negado a hacer, superando así los límites que él mismo se había impuesto.
 
El que había devorado todos los talentos, trayectorias y posibilidades sobresalientes de este mundo, acumulando en sí mismo el límite de los manjares era precisamente Ray Batenkaitos, el Paladar Exquisito.
 
Por eso, en este mismo día, dentro de la atalaya en un mar de arena en el extremo oriental del mundo, nació un demonio que fusionaba en un nivel supremo toda técnica y habilidad, innata o adquirida.
 
Ese brujo poseía brazos capaces de destruirlo todo, un cuerpo capaz de soportar cualquier ataque, artes antinaturales que repelían cualquier técnica, y una sabiduría que dominaba todas las cosas.
No había en la historia nada comparable en excelencia, y tampoco lo habría nunca aunque pasaran miles de años.
 
Era la destilación de todas las posibilidades del mundo, producida por la calamidad conocida como el factor de bruja.
Un banquete supremo nacido del gran caldero que solo hervía lo más selecto: la encarnación misma de un manjar.
 
『 Ram: … Te daré tres oportunidades. 』
 
Frente a esa existencia sin precedentes, una muchacha de cabellos rosados levantó tres dedos y habló.
Sangrando por la frente y con una luz gélida brillando en sus ojos color cereza, estaba cubierta de heridas graves que limitaban cada movimiento de su frágil cuerpo.
Y aun así, esas heridas no eran la razón principal por la que apenas podía mantenerse en pie.
Lo que más la socavaba era que su débil cuerpo no servía como un recipiente adecuado para albergar su propia existencia. ――Eso resultaba casi conmovedor.
 
『 Ram: Tres veces te dejaré atacarme primero. Quiero probar algo. ¿No te parece que soy generosa? 』
 
Pero, como si nada de eso le afectara, la muchacha mantuvo los dedos levantados y lo dijo con tono de provocación.
 
Tres veces… Una sentencia letal.
Ella ni siquiera debería poder soportar uno. Y tampoco había razón alguna para rechazar esa oferta.
 
¿Era una trampa? No lo consideró siquiera.
No era el tipo de muchacha que negociara sin sentido.
Lo único que pensaba era en enseñarle que un exceso de confianza podía acabar en ruina.
Después de todo, una vez integrada en el mismo caldero, todo quedaría claro.
 
『 Ray: … Nee-sama, allá voy. 』
 
Impulsándose con el pie atrasado en una explosión de fuerza, efectuó uno de los ataques que se le había pedido.
Era un puñetazo que contenía toda la técnica y el poder destructivo del Rey de los Puños, demasiado desmesurado para un simple cuerpo humano, y que se hundió directo hacia el rostro de la muchacha.
 
『 Ram: Uno. 』
 
『 Ray: ¡¿―?! 』
 
En el instante en que creyó haberla golpeado con certeza, la muchacha ladeó apenas la cabeza, esquivando el golpe a un suspiro de distancia, y al mismo tiempo sujetó con su mano el brazo extendido, rompiéndole el codo con un rodillazo.
 
Era un suceso imposible.
Un cuerpo tan resistente que ni una espada sagrada podía penetrar, fue quebrado en su punto más débil, el codo estirado――con una precisión quirúrgica.
Y aun así…
 
Con el shock de tener su brazo roto, lanzó un rodillazo ascendente con la pierna izquierda hacia la cara de la muchacha.
No como represalia por lo ocurrido con su brazo, sino como simplemente otro intento de destrozar ese bello rostro con una rodilla blanca y afilada.
 
『 Ram: Dos. 』
 
Al oír ese murmullo desde sus labios delgados, quedó incrédulo.
La muchacha no quedó muda, como era el plan.
En cambio, rozó la trayectoria de su rodilla con la mano y desvió suavemente su curso hacia arriba.
Así, la patada pasó limpiamente sobre su cabeza, como si desde el inicio hubiera estado destinada a golpear el aire vacío.
 
『 Ram: Tres. 』
 
Tras ver esquivados el brazo derecho y la rodilla izquierda, giró con inercia para soltar un codazo izquierdo, lo bastante duro y filoso como para destrozar el cráneo de la muchacha como una fruta madura y esparcir su contenido por el suelo de la torre.
 
O eso debía haber pasado.
 
En realidad, el codazo solo hizo volar unos pocos cabellos rosados.
La muchacha, como si hubiera sabido con antelación lo que venía, lo esquivó y con su mano extendida le agarró de nuevo el rostro.
 
『 Ram: Idiota. 』
 
Con esa cruel palabra, lo estrelló contra el suelo con toda su fuerza.
 
 
△▼△▼△▼△
 
 
Ram estampó contra el suelo a Batenkaitos, que había estado retorciéndose y cambiando de forma una y otra vez frente a sus ojos mientras se le acercaba, y le apuntó al rostro con tres dedos extendidos.
 
『 Ram: Quien crea que solo tiene tres oportunidades para ganar, perderá las tres veces. Si entras a un combate sin la verdadera intención de vencer, incluso la suerte te dará la espalda. 』
 
『 Ray: Bu… gah… hk. 』
 
『 Ram: Gracias. Con esto ha quedado demostrado. ――Ya ni siquiera la suerte está en contra de Ram. 』
 
El enemigo más temible para Ram había sido siempre la fortuna absurda, ese destino caprichoso.
Pero ahora, con sus propias manos lo había doblegado, obligándolo a postrarse a sus pies.
Ya no existía nada que temer.
 
『 Ray: ――Hk. 』
 
Tendido en el suelo, Batenkaitos alzó ambas piernas, se incorporó haciéndolas bajar abruptamente y se lanzó con su brazo derecho roto para golpearla. Ram dio un paso adelante sin la menor vacilación.
Su frente sangraba. Pero aquel dolor y aquella sensación de pérdida hacían hervir la sangre de Ram desde lo más profundo de su ser.
 
Ah… qué sensación tan detestable. Esta exaltación, esta euforia, siempre la había considerado molesta.
 
Ese instinto oni tan odioso, que daba la bienvenida a la lucha, que se embriagaba con la fuerza, que ardía con la sed de matar al enemigo que debía ser eliminado… Ram siempre lo había despreciado.
Por eso, aquella noche en que el cuerno de su frente se quebró, creyó que por fin había quedado libre.
 
『 Ram: Qué ironía. 』
 
Murmurando eso, Ram tomó el brazo que se abatía sobre ella, lo sujetó y lanzó a su rival por encima de su hombro. Lo arrojó al suelo y de inmediato pateó su cabeza, enviándolo rodando hasta el fondo del pasillo.
No podía dejar que se acercara a la dragona de tierra herida ni a la chica recostada contra el muro.
 
『 Rem: … 』
 
La chica seguía dormida sin despertar y, en su frente, un cuerno blanco brillaba tenuemente, reafirmando su existencia.
En teoría, alguien de la raza oni que permaneciera inconsciente no podría hacer funcionar su cuerno.
Sin embargo, incluso habiendo perdido el recuerdo de ello, Ram y la muchacha seguían siendo hermanas gemelas. Aquello llamado «sinestesia», un vínculo inmaterial que a veces se forma entre existencias unidas por una sangre demasiado cercana, estaba allí presente.
 
Ram había sentido ese vínculo a lo largo de este último año mientras cuidaba de Rem en su letargo.
Y fue gracias a esa sensación inmaterial, y no tanto a la semejanza en sus apariencias, que ella pudo aceptar con naturalidad y objetividad el hecho de que aquella muchacha era su hermana menor.
Sin embargo, aquel vínculo llamado «sinestesia» no había mostrado efecto alguno con la Rem dormida.
Si Rem hubiera tenido alguna pesadilla, quizá aquel miedo habría llegado hasta Ram; pero en todo ese año no había ocurrido ni una sola vez.
En otras palabras, la Rem que seguía durmiendo ni siquiera soñaba. ――Solo permanecía contemplando la oscuridad tras sus párpados, respirando en un mundo vacío del todo.
 
Por eso, fue casualidad que en este momento Ram se diera cuenta de que esa sinestesia podía ser usada de otro modo.
Era molesto admitirlo, pero todo eso fue gracias a la idea de Subaru. Gracias a que él había cargado sobre sí una parte del peso de Ram mediante aquel extraño poder, dándole fuerzas para luchar, nació en ella la idea de hacer lo mismo.
 
Quienes están unidos por la sinestesia pueden compartir emociones intensas y, en ocasiones, incluso heridas y dolor.
No se conoce bien el principio, pero en un libro que Ram había hojeado alguna vez en la Biblioteca Prohibida de Beatrice, se exponía una hipótesis:
 
«La sinestesia es el resultado de que el Od de dos individuos distintos se encuentren conectados».
 
El Od es la fuente de poder que existe en lo más profundo de cada ser humano――también podría ser descrito como su alma.
A veces se emplea en lugar del mana como combustible para la magia; pero, en esencia, el Od es la cualidad pura que hace que cada persona sea quien es.
Un territorio intocable para cualquiera; y si ese territorio llegaba a unirse entre seres nacidos del mismo vientre, ese sería el origen de la sinestesia… o al menos eso sugería la teoría.
 
Al final, era una conjetura sin pruebas, un rumor académico. Pero si estaba en la Biblioteca Prohibida, no podía ser desechado como simple patraña. Y, sobre todo, a Ram aquella explicación le resultaba entrañable.
 
Nacer sabiendo que estás unida a alguien desde el principio… es una historia preciosa.
 
『 Ram: Ese molesto cuerno me trajo un montón de problemas. 』
 
Ram había aborrecido el impulso destructor que le transmitía aquel cuerno blanco.
También le resultaba irritante que la gente la ensalzara como si fuese la reencarnación del dios oni. No había vínculo alguno entre Ram y esa existencia arcaica e incomprensible.
El verdadero valor debía colocarse en Ram misma, no en algo así.
 
Por eso, pensar que, sin necesidad de una entidad semejante, estaba conectada con alguien… era algo hermoso.
Y si de verdad existía ese vínculo con alguien, entonces…
 
『 Ram: ――Seguro que Ram, desde su nacimiento, ha amado profundamente a esa chica. 』
 
Incluso de pequeña, no dudaría ni un segundo en usar cualquier medio con tal de proteger ese vínculo.
Para protegerla, para amarla, para cuidarla, para quererla, le daría absolutamente todo.
Y por eso…
 
『 Ram: Perdóname. Por ser una mala hermana mayor que, incluso en un momento como este, te hace cargar con un peso más. 』
 
A través de la sinestesia, Ram compartía con su hermana dormida la carga que recaía sobre su propio cuerpo.
Había sido gracias a experimentar una vez por sí misma la autoridad de Subaru. Ram era capaz de reproducir la mayoría de las cosas con tan solo verlas una sola vez.
Lo de Subaru funcionaba con el mismo principio: su habilidad probablemente forzaba la conexión entre el Od de otra persona y el suyo propio, provocando una sinestesia sumamente unilateral. Subaru podría transferir su carga a otro si quisiera… pero Subaru era tan idiota que jamás lo haría.
En cambio, al tomarla unilateralmente, intentaba reducir el peso que caía sobre sus compañeros.
 
『 Ram: ――Idiota. 』
 
Era la misma palabra que le había dicho antes a Batenkaitos.
Sin embargo, aunque era la misma palabra, no llevaba el mismo matiz.
 
Lo que Subaru había hecho con su autoridad, Ram solo podía reproducirlo con Rem, a través de su sinestesia.
No sabía qué era exactamente lo que le había pasado a Subaru, pero al menos con esto las cosas irían algo mejor. Además, Ram ya no tendría que soportar esa situación abominable de estar siempre conectada con él.
En su lugar, la carga de Ram fluía hacia Rem, pero…
 
『 Rem: … 』
 
La durmiente Rem no decía nada.
Ella simplemente sostenía entre sus manos el blanco cuerno que le habían puesto allí——el cuerno roto de Ram, que previamente había estado oculto en la varita, ahora usado como catalizador. A través de él, Rem dejaba que el maná que fluía hacia su propio cuerno se transfiriera continuamente a Ram.
La carga que debía estar soportando el cuerpo de Rem con la transmisión de esa descomunal cantidad de maná que Ram necesitaba… era algo imposible de calcular.
 
――Por eso, debe ser una batalla corta.
 
『 Ray: Nee-sa… ¡¡MAAAAA―!! 』
 
Con un rugido, Batenkaitos se lanzó nuevamente contra Ram tras haber sido pateado.
Estaba empleando el poder de ese supuesto «Saltador», una técnica antinatural que borraba en un instante toda la distancia que los separaba. Sin embargo, esa habilidad de salto espectral, si era leída por completo, perdía todo su sentido.
 
『 Ram: Qué lento eres, simplón. A este paso, Ram se volverá una anciana. 』
 
Con su clarividencia, robaba la visión del enemigo.
El foco de sus ojos, el movimiento de las pupilas, la tensión de los músculos… integrando todo eso, leer las intenciones resultaba incluso más fácil que leer el corazón.
 
Esquivó la palma que se lanzaba contra ella y, al pasar a su lado, le torció todos los dedos en dirección contraria.
Un codazo hundió la garganta que intentaba gritar y, con una aguda patada giratoria, lo estampó contra la pared.
 
『 Ray: Kuh… 』
 
『 Ram: Aunque, claro, Ram seguirá siendo linda incluso de anciana. 』
 
Diciendo eso, lo tomó del cuello de la ropa y lo azotó de espaldas contra el suelo otra vez. De inmediato, le descargó el talón sobre el rostro, pulverizando su nariz.
Retrocediendo con gracia para evitar los brazos que buscaban aferrarse a ella, desató contra él una lluvia de cuchillas de viento.
 
『 Ray: ¡¡――Gui… AAAAHH!! 』
 
『 Ram: Qué grito tan desagradable para una cara tan adorable. 』
 
El cuerpo de Batenkaitos fue lanzado mientras era desgarrado por las cuchillas de viento, salpicando sangre por todas partes.
Su carne seguía cambiando sin descanso, de forma grotesca, pero de principio a fin jamás alteraba el rostro que Ram conocía.
Le daban ganas de vomitar. Pero vomitar era una vulgaridad que Ram jamás cometería.
 
『 Ray: … 』
 
Chorreando sangre en abundancia, Batenkaitos volvió a lanzarse contra ella sin ningún tipo de gracia.
Para ser exactos, seguramente estaba empleando una técnica casi divina. Mezclando las fuerzas de distintos seres trascendentales, parecía haber tejido un arte imposible de reproducir por cualquier otro.
 
Y sin embargo, esos ataques excelsos, perfeccionados para atacar en todas direcciones, Ram los aplastaba con una violencia aún mayor.
Cientos y miles de técnicas supremas eran pulverizadas con una fuerza de cientos de millones. Ese era, en esencia, el tipo de combate en que se había convertido.
 
No permitió que Batenkaitos siquiera la rozara. Estaba en buena forma.
A diferencia de Subaru, aquello encajaba con ella. Se había liberado de un par más de grilletes.
Probablemente estaba al cincuenta por ciento de su apogeo——no, dado que entonces Ram era más joven, ahora, habiendo crecido, era mucho más fuerte que en aquel tiempo.
Y su ventaja residía en no ahogarse en esa fuerza.
 
『 Ram: Al final, romperme el cuerno fue lo correcto. 』
 
Si aquella noche no hubiera ocurrido, quizá habría sucumbido a la tentación del cuerno en algún momento.
Le gustaría decir que eso era imposible, pero no había forma de saber algo que nunca ocurrió. Por eso Ram se sentía orgullosa y aliviada de haber llegado hasta aquí.
Gracias a haber perdido el cuerno, Ram había evitado convertirse en aquello que tanto detestaba: el «oni» que repudiaba.
 
『 Ram: Además, si aquella noche no hubiera pasado, Ram jamás habría conocido a Roswaal-sama; así que no hay comparación posible. 』
 
Con esa conclusión incontestable, Ram extendió la palma hacia adelante.
A la vista y a un paso de su mano, Batenkaitos apareció, saltando el espacio. A ese rostro atónito al descubrir que su aparición había sido prevista, lo agarró con su mano, y dijo:
 
『 Ram: No puedes seguir saltando el espacio de forma consecutiva, ¿verdad? Ram ya se cansó de tus trucos. Y también de esa cara. 』
 
『 Ray: Espe— 』
 
『 Ram: No voy a esperar. 』
 
Respondiendo con frialdad, Ram generó cuchillas de viento en la palma que tenía sobre el rostro del enemigo.
En un instante, ojos, nariz, labios, orejas: todas las partes del rostro fueron cortadas a la vez, y Batenkaitos gritó mientras vomitaba sangre.
 
Quería seguir destrozando ese rostro hasta que no quedara nada.
Pero en ese mismo instante, la figura de Batenkaitos desapareció del interior de la mano de Ram.
Aun así, escapar no le libraría del dolor, ni de las heridas, ni de la realidad que lo rodeaba.
 
『 Ray: ¡¡AH… AAH… AAAAAHH――!! 』
 
Gimiendo, Batenkaitos rodó por el suelo derramando sangre en lugar de lágrimas. Ram avanzó hacia él con paso lento y seguro.
 
Al oír los pasos acercándose, la figura de Batenkaitos se transformó.
Un cuerpo alto y macizo――bloqueó el puño que venía hacia él, y ese puño le destrozó la rodilla.
 
Al ser derribado y para intentar huir de Ram, cambió de forma de nuevo.
Un gigante barbudo que se acurrucó para protegerse――Ram lanzó su cuerpo por los aires de una patada, y lo mantuvo clavado en el techo a base de golpes hasta convertir la piel de la que tanto alardeaba en un amasijo sanguinolento.
 
Para matar a Ram y acabar con aquel tormento sin fin, Batenkaitos cambió otra vez de forma.
Un anciano calvo, usando esa técnica de saltos espectrales——Ram, compadeciéndose ya de sus trucos gastados, lo atrapó, presionó su rostro contra la pared y se puso a correr, arrastrándolo a lo largo de ella, castigando todo su cuerpo.
 
『 Ray: ¡Ah… BABABABABABAAAA―!! 』
 
Preso de la fuerza brutal de Ram y sin escapatoria, Batenkaitos era arrastrado y raspado por todo su cuerpo. Su forma se retorcía en las manos de Ram, como buscando la postura óptima para resistir.
Ram suprimía por completo cada uno de esos movimientos, y con su poder rendía homenaje a cientos, miles, incluso decenas de miles de víctimas.
 
Por todos aquellos que fueron devorados por Glotonería, que vieron las técnicas que cultivaron, los caminos que recorrieron y los sentimientos que amaron… ser pisoteados y ultrajados, Ram ofreció un funeral con pura fuerza.
 
Ya nunca más sus artes, sus sendas ni sus afectos serían usados como instrumentos.
Nada, absolutamente nada, funcionaba contra Ram.
 
『 Ram: Asume tu propia responsabilidad. 』
 
Con un violento giro de brazo, Ram lanzó lejos al pecador cuyo cuerpo entero había sido desgarrado.
Rodando por el pasillo de la atalaya, Batenkaitos temblaba convulsivamente. Su cuerpo comenzó a cambiar lenta, muy lentamente.
Basándose en incontables recuerdos, su figura mutó y…
 
『 Ram: Oh, cuánto tiempo sin vernos. Ram quería volver a ver ese rostro. Aunque… ésta sólo sería la tercera vez que lo veo. 』
 
『 Ray: … Ah, kah, ah… 』
 
Mientras se limpiaba la sangre de la frente y relajaba los labios, Ram dirigió la mirada hacia Batenkaitos.
Era el verdadero Batenkaitos. No aquella versión improvisada que hasta ahora solo había tomado prestadas las caras y técnicas de otros, sino Batenkaitos que había retomado su rostro y forma propios.
 
No importaba en quién se convirtiera, ni a quién buscara o de quién se aferrara: no podía escapar de sí mismo.
 
Del mismo modo que romper su propio cuerno jamás haría que Ram dejara de ser una oni.
Del mismo modo que arrebatarle los recuerdos jamás haría que Ram dejara de ser la hermana mayor de Rem.
 
『 Ram: Por lo menos, al final, ¿podrías intentas resistir usando tu propia fuerza? 』
 
『 Ray: … 』
 
『 Ram: Ahora que lo pienso, en la escalera de caracol dijiste algo curioso. ——Parece que tienes un hermano y una hermana. ¿No querrías mostrar algo de orgullo por ellos? 』
 
Batenkaitos, tendido en el suelo, detuvo de golpe su penosa respiración.
No porque hubiera muerto, sino porque reaccionó a las palabras de Ram.
 
Al escuchar las palabras «hermano» y «hermana», su agitada respiración se calmó un poco. Lentamente, Batenkaitos se incorporó en el lugar y murmuró:
 
『 Ray: A nuestra… a nuestra… hermana, no… 』
 
『 Ram: ¿Que no le ponga las manos encima, quieres decir? Me temo que no estás en posición de reclamar eso. ¿Acaso has escuchado alguna vez el ruego de alguien más? 』
 
『 Ray: Pero, aun así… 』
 
『 … 』
 
Con el rostro ensangrentado y deforme, Batenkaitos suplicaba con voz quebrada y lágrimas.
Ante aquel lamento desgarrador, los ojos de Ram se entrecerraron apenas. Luego, bajó la mirada con un suspiro y…
 
『 Ram: Pensar— 』
『 Ray: ――Nee-sama, eres demasiado amable. 』
 
En ese mismo instante en que desvió la mirada, Batenkaitos pronunció esas últimas palabras y desapareció.
El salto espectral del «Saltador» Dorkell——sin dejar rastro, el pecador se desvaneció de la vista.
 
——Había huido.
 
 
△▼△▼△▼△
 
 
『 Ray: ¡Jajaja! ¡Ajajajaja! ¡Ajajajajajaja! 』
 
Usando la habilidad del Saltador, Dorkell, Batenkaitos huyó del dominio de Ram.
Ya no se le pasaba por la cabeza la insensatez de devorarla. Desesperado, sin importarle nada más, eligió la fuga.
 
No podemos ganar. No podemos ganar. Contra esa cosa no hay victoria posible.
 
Tal como había pensado, aquello era un monstruo. Aunque uno lograra ganar tiempo, regresaría más fuerte todavía; un absurdo fuera de toda lógica.
Era algo que no podía servirse ni en un plato de alta cocina ni en uno de carroña: un ser que escapaba a toda clasificación.
 
『 Ray: ¡Lo siento por Ruy y Roy! Pero, en la buena cocina, lo más importante es la preparación previa. 』
 
Mientras presionaba su cuerpo herido, Batenkaitos se burlaba de los hermanos menores que habían estado tras la misma presa.
Ruy había abandonado el frente hacía rato, y Roy seguramente estaría causando estragos en otro lugar. Si aquella oni se centraba en ellos, entonces él podría escapar tranquilamente.
 
Claro que Roy, con su paladar vulgar, no sabía retirarse; por lo que era muy posible que acabara muerto. Pero qué remedio.
En realidad, siempre había estado fastidiado con el paladar vulgar de Roy. Por su culpa, que destrozaba sin medida los lugares de caza, más de un manjar que debería haber sido suyo acabó arrebatado.
 
――No. ¿Y si lo que había comido hasta ahora no había sido auténticos manjares?
 
『 Ray: Todos son unos inútiles… ¡AAH, mierda! ¡Mierda, mierda, mierda! ¡Que… que exista algo así, e~h! ¡¡Preferiríamos no haberlo sabido, e~h!! 』
 
Ese sentimiento no había nacido del afecto de una hermana que adora a su hermana mayor.
Era un anhelo irresistible hacia lo inconmensurable, hacia lo absoluto: una emoción surgida de lo más profundo de Batenkaitos, un deseo ardiente, auténtico, nacido de su propio corazón.
 
Quiero devorarlo. Quiero saborearlo hasta lo más profundo de mi ser.
 
Se había enorgullecido de su paladar exquisito, convencido de haber devorado toda clase de emociones y talentos sobresalientes. Pero, ahora que había descubierto que existía algo realmente auténtico en este mundo, todo lo demás había perdido importancia.
 
Todo lo que el ser llamado Ray Batenkaitos había acumulado creyendo que tenía valor como arzobispo de la glotonería, se derrumbó y se convirtió en polvo y cenizas.
Todos esos banquetes que tanto resplandecían frente a sus ojos, habían quedado reducidos a un simple juego infantil en la tierra, como bolas de barro servidas en un plato.
 
『 Ray: La queremos. 』
 
La queremos. La queremos. La queremos. La queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos la queremos――
 
No le importaba soltarlo todo con tal de poder saborearla.
No se arrepentiría de perder todo lo acumulado hasta ahora, si con eso podía devorarla.
 
No queremos saborear ninguna otra cosa que no sea ella. No queremos saciarnos con ninguna otra cosa que no sea ella.
 
『 Ray: Guh… uegh… 』
 
Mientras corría, se escapaba vómito por la comisura de la boca de Batenkaitos.
No era dolor ni sufrimiento lo que lo provocaba, sino que simplemente no soportaba que, lo que había creído supremo hasta ahora, ya no lo era; y, al conocer lo absoluto, todo lo que lo había llenado hasta ahora le resultaba repugnante.
 
¿Cómo es posible que hayamos creído que todas las otras cosas que habíamos probado eran maravillosas? ¿Cómo es posible que las hayamos alabado? ¿Cómo es posible que las hayamos disfrutado?
 
Si uno ama algo que no es verdaderamente sublime, ¿cómo podía llamarse a sí mismo «Paladar Exquisito»?
 
『 ¡Ah, así es, así sí es, así es ¿eh?, así es ¿verdad?, es así, parece que así es, precisamente porque parece que así es, precisamente porque quiero que así sea! ¡Beber glotonamente—! ¡Comer glotonamente—! 』
 
Surge el apetito, se sacia el hambre, y desde lo más hondo brota el grito de un corazón que suplica lo que desea.
Unirse, fundirse, mezclarse hasta ser uno.
Si el apetito significaba absorber lo que existía afuera, entonces la glotonería que lo impulsaba no era sino la forma suprema del amor.
 
『 Ray: Te amo, te amo… ¡sí! ¡Te amo—! A ti, nee-sama… no, ¡a Ram! Nosotros te amam— 』
 
El grito de esa emoción desbordante que había brotado dentro de sí se cortó de golpe.
La causa fue el dolor… un nuevo sufrimiento que acababa de nacer.
 
『 Ray: … ¿Eh? 』
 
Se llevó la mano a la mejilla y comprobó que la palma estaba empapada en sangre.
Un corte nuevo. Una herida que había abierto la piel de su cara mientras intentaba huir hacia el exterior de la torre… la causa: un espacio vacío.
 
『 Ray: … 』
 
Extendió los dedos hacia allí, y vio cómo las yemas se le abrían con un tajo.
En ese lugar, en apariencia vacío, había una hoja invisible.
 
『 Ray: Qu… 』
 
Era la misma técnica que Batenkaitos había mostrado a Ram en la escalera de caracol.
El arte de un shinobi legendario que colocaba cuchillas invisibles en el espacio. De quién eran originalmente esos recuerdos, poco importaba ya; hacía tiempo que los había desechado.
El problema era que, en ese lugar, había cuchillas que él no recordaba haber colocado.
 
『 Ray: No puede ser… 』
 
Esquivando la hoja que le había rajado apenas un dedo, intentó avanzar un paso más… pero los dedos de su pie salieron volando de golpe, y con un 『 ¡Ahih! 』 chilló, inclinándose hacia atrás.
Y, al echar la cabeza atrás, la nuca le fue también raspada, obligándolo a quedarse rígido con el rostro tenso.
 
——Estaba rodeado de cuchillas invisibles.
 
『 Ray: … Jaja, ¿es en serio? 』
 
Solo la había mostrado una sola vez.
En medio del combate, apenas una sola vez, y además era una técnica invisible, así que ella no podría haberla visto.
Y, para colmo, ella ni siquiera había puesto un pie en ese lugar. Y aun así, ella había previsto su ruta de escape y había colocado cuchillas invisibles para cerrarle el paso.
 
『 Ray: … 』
 
Batenkaitos se llevó la mano, no a su ojo izquierdo, que había sido cortado por las cuchillas de viento, sino al derecho, apenas intacto.
Ese ojo —con la clarividencia utilizada por Ram— era el vínculo que lo mantenía atrapado.
Ella no lo dejaría escapar. Su mirada se superponía a la suya, impidiéndole huir.
 
『 Ray: Jijajah. 』
 
Batenkaitos rio. Ya no le quedaba otra cosa más que reír.
Había amado. Por primera vez, había ardido de deseo por algo con toda su alma. Aquella desmesura lo tenía fascinado.
Y entonces…
 
『 Ray: ¡Ah! ¡Espera, espera por favor! ¡Dame un momento! ¡Solo un poco más! ¡Solo un poco más, te lo ruego—! 』
 
Sabía, por conocimiento, que por más que suplicara a través de la clarividencia, su voz jamás llegaría.
Por eso aquel grito desesperado no era para ella, sino para empujarse a sí mismo a seguir.
 
A toda prisa, Batenkaitos se abalanzó contra la pared.
Había cometido la torpeza de desechar lo que había devorado.
Si aún conservara el don del «Rey de los Puños», no estaría padeciendo tanto.
Pero no había tiempo para lamentos.
En un arrebato, estrelló sus brazos contra las cuchillas invisibles. Las muñecas volaron hechas pedazos, la sangre brotando a borbotones de las heridas abiertas.
 
Duele, duele, duele, duele, duele… pero ahora el dolor no importa.
 
『 Ray: ¡Recibe nuestros sentimientos—! ¡Atestigua nuestros deseos—! 』
 
Con lo que quedaba de sus brazos chorreando sangre, los apretó contra la pared, trazando letras con todas sus fuerzas.
Con la negruzca sangre de aquel cuerpo menudo, escribió en la pared de la atalaya caracteres enormes, desesperados.
 
『 Ray: Buhah… 』
 
Retrocedió tambaleante y abrió de par en par su ojo derecho, contemplando lo que había escrito para que ese mensaje en letras de sangre alcanzara, sin falta, a la persona que ansiaba desde lo más hondo.
Porque estaba convencido de que ella, hasta el último instante, seguiría compartiendo su visión y sería testigo de todo.
 
『 Ray: Ah… te am— 』
 
Pero antes de terminar de pronunciarlo, la cabeza del arzobispo de la glotonería rodó por los aires, cercenada por una cuchilla de viento.


 
△▼△▼△▼△
 
 
『 Ram: ――Fula. 』
 
Cortando el aire con su dedo, Ram susurró una sola palabra al liberar la cuchilla de viento.
El tamaño de un hechizo puede influir en su alcance, pero no en su filo. Y, para decapitar un cuello tan delgado, la mínima potencia bastaba de sobra.
 
Persiguiendo la espalda de aquel Glotonería fugitivo, Ram lanzó una única hoja de viento.
Los pasos desesperados de aquel monstruo eran fáciles de rastrear gracias a la clarividencia. Había colocado algunas trampas para inmovilizarlo y afinar la puntería; y, para ser improvisadas, habían funcionado sorprendentemente bien.
 
Sin embargo, en el instante previo a que la cuchilla final lo alcanzara, Glotonería ejecutó una acción aberrante.
 
Se cercenó los brazos y, con la sangre que brotaba, manchó el muro con palabras.
Repugnante, unilateral, un acto ruin que no merecía ni una mirada; pero…
 
『 Ram: … 』
 
Lo último que Ram vio antes de cerrar los ojos fueron aquellas letras rotando en su campo de visión.
Los cerró, de lo contrario, no habría sentido sosiego. Además, no tenía ninguna obligación de presenciarlo hasta el final.
 
El pecador había errado en su última elección.
Si hubiese entregado la vida por sus hermanos, Ram no le habría negado la misericordia. Pero él los usó como cebo, como herramienta para su propio escape.
Ni siquiera conocía la manera de devolver lo devorado. De haberlo sabido, lo habría ofrecido como moneda de cambio en su súplica por la vida. No lo hizo. Y por ello recibió su castigo.
 
『 Ram: Quien empuña la espada, perece por la espada.
Quien se aferra a la magia, perece por la magia.
Quien confía en el fuego, perece por el fuego.
――Y quien suplica al oni, el oni mismo lo destruye. 』
 
Esa era la providencia divina de retribución en la que Ram creía.
 
Bajó los brazos y soltó un largo suspiro.
Luego, Ram se dio la vuelta y regresó por el pasillo, bastante destrozado. No podía luchar cerca, así que deliberadamente se alejó.
Esa distancia frustrante hacía que sus pasos se aceleraran de manera natural.
 
『 ¿¿??: ――ϠϠ. 』
 
Al superar la pared derruida y volver, lo que recibió a Ram fue el rugido de una dragona de tierra.
La dragona azabache usaba su cuerpo para ocultar hábilmente a Rem. En el peor de los casos, si no fuera Ram quien regresara, probablemente pretendía servir de escudo.
A pesar de su lamentable condición, aún mostraba la lealtad de seguir las instrucciones de Subaru. Era una dragona realmente digna de Subaru…
 
『 Ram: ――No, no es solo eso. ¿Tú también querías proteger a Rem? 』
 
『 Patrasche: … 』
 
『 Ram: Ya veo… eres una buena chica, Patrasche. 』
 
Suavemente acarició el cuello de la dragona de tierra.
Con lo herida que estaba, ella también necesitaba volver pronto a la Sala verde. Ni siquiera a una dragona tan leal se le podía exigir más en ese estado. Ram tampoco quería ser cruel con la dragona que había sido la benefactora de su hermana.
 
Tras mostrar su gratitud hacia la dragona, Ram fue hacia Rem, quien había estado siendo protegida por ella.
Ya se había terminado de compartir el poder del cuerno mediante la sinestesia, por lo que no había cuerno sobre su frente. Sin embargo, la repercusión de haber cargado con la fuerza de Ram, que era casi divina, aún corroía su cuerpo.
Incluso a Ram le pesaba pensar en las repercusiones que inevitablemente sufriría.
Pero…
 
『 Ram: Ahora… en estos momentos, no tiene sentido pensar en cosas inútiles. 』
 
Se arrodilló lentamente y posó su mano sobre la mejilla de su hermana permanentemente dormida.
Sentía que el vínculo como hermanas, que antes no había sentido realmente, ahora era mucho más firme que antes, y podía sentir cómo el cariño y la importancia de su hermana desbordaban en su corazón.
 
Con su cuerno roto, y sin la fuerza de la reencarnación del dios oni, había seguido viviendo hasta el día de hoy.
Ram siempre había concluido que aquella noche de fuego existió para que ella se convirtiera en sí misma, y no había considerado eso un error.
 
Pero hoy, desde este momento, todo cambió.
El día en que el cuerno de Ram se quebró fue――
 
『 Ram: ――para darme cuenta hoy, aquí, de que Ram es la hermana mayor de Rem. 』
 
A través de la sinestesia, al tocar sus almas y compartir un mismo mundo, pudo sentir que eran gemelas, que eran hermanas irreemplazables.
 
『 Ram: Ahora quiero hablar contigo más que nunca. Quiero saber qué tiempo pasaste con Ram, qué días compartiste junto con Ram, y juntas rellenar los recuerdos que faltan. 』
 
El tiempo no se detiene y sigue avanzando, por lo que los recuerdos del futuro se acumularán sin fin.
 
Por eso, para que nada se pierda sin ser recordado, para que los recuerdos olvidados no desaparezcan, cada noche, una y otra vez, hagamos florecer esos recuerdos todas las veces que sean necesarias.
 
『 Ram: Hablemos un montón, de los días pasados. 』
 
La «bella durmiente» no respondería.
Pero Ram no sentía su pecho oprimido por ese silencio; sintiendo calidez en su lugar, ella sonrió.
Sonriendo, sin dudar de sus sentimientos, movió sus labios:
 
『 Ram: ――Ram te quiere, Rem. 』
 
Seguramente, sin importar cuántos días compartan juntas, ese sentimiento nunca sería traicionado.
Curiosamente, aunque pronunció las mismas palabras que las últimas del retorcido arzobispo――aunque tuvieran el mismo sonido, no tenían la misma resonancia.
 
 
Aquellos que desconocen el amor y aquellos que viven por el amor, nunca resonarán igual.
Nunca, nunca resonarán igual.