Traducción:
Greenie
Corrección y edición:
Robert (Primer corrector)
Carlos (Segundo corrector)
Pretinaverse (Detallitos por aquí y por allá)
※ ※ ※ ※ ※
Haciendo muecas de dolor ante el crepitante calor en su piel, Garfiel violentamente pateó una pila de hojas cercanas.
『 Garfiel: Gracias por el regalo, maldito. Eh. 』
El murmullo de Garfiel era de irritación, pero también era un elogio sincero.
El menosprecio será tu perdición, había declarado. Y su enunciado era un hecho irrefutable.
Garfiel, indudablemente, había pensado que Otto no tenía ni una pizca de habilidad de combate, subestimándolo.
『 Garfiel: Una piedra mágica de fuego… ¿Qué está planeando? ¿Por qué ha usado algo que no me representa ninguna amenaza? 』
Una momentánea cortina de fuego que obstruía la visión.
Por un instante había chamuscado su cuerpo petrificado antes de desaparecer. Garfiel reflexionaba sobre la situación, molesto.
Fue un ataque de broma. Le picaba un poco la piel, pero no eran más que quemaduras superficiales, muy lejos de cualquier posibilidad de daño.
Pero podía afirmar claramente una cosa.
『 Garfiel: Si ese golpe hubiera sido más letal, ni siquiera mi asombroso ser habría salido ileso... 』
Su oponente lo había obligado a eludir algo que ni siquiera había sido fatal.
Eso sólo podía llamarse mostrar misericordia. Un oponente contra el cual se había contenido, fallando en dejarle inconsciente, había regresado y lo atacó.
Y con eso, Garfiel se alteró abrumadoramente, estaba molesto.
『 Garfiel: ¡Está burlándose de mí! 』
Lo aún más molesto era que su oponente había ignorado por completo a Garfiel, su atención fue robada por las llamas y, aprovechando la oportunidad, él inmediatamente salió corriendo. La reacción tardía de Garfiel al hecho de que no prestara ninguna atención a las posibilidades de ataque, lograron que perdiera completamente de vista a Otto.
Tierra blanda. Hojas apiladas. Para ser un ambiente no familiar para él, ciertamente logró escaparse hábilmente. Esto cobraba sentido si se tenía en cuenta sus caminatas nocturnas por el bosque.
Sin embargo, si esto se transformaba en una persecución, entonces no habría manera de que escapase de Garfiel. Por cada diez pasos que Otto daba, Garfiel recorría esa distancia en dos. Así de grande era la diferencia en la habilidad física de ambos. Pero Otto incluso esto lo compensó con su inteligencia.
『 Garfiel: —Ghgg! ¿Qué cojones es esto...? ¡Aghh! ¡Maldición, mi olfato! 』
En cuanto Garfiel inhaló profundamente en un intento de oler a Otto para perseguirlo, un hedor intenso y doloroso penetró hasta el fondo de sus fosas nasales, haciendo que se retorciera, sacudiendo su cabeza ante ese hedor tan intenso que nublaba su visión.
Garfiel miró a su alrededor, encontrando una botella transparente en el lugar donde Otto había estado. Un líquido incoloro salía por la boca de esa botella, y Garfiel percibía que ese era el origen del olor rancio. Pero eso era el límite de lo que su nariz le pudo decir.
『 Garfiel: Idiota... apuesto a que cree que ha ganado, sellando mi nariz. 』
Mostrando sus colmillos, y con sus opciones reducidas, Garfiel expresó su furia.
¿Cuántas tácticas Anti-Garfiel había ideado Otto? En cada paso, en cada detalle, éstas habían suprimido a Garfiel a la perfección.
『 Garfiel: — 』
Tocando la cicatriz de su frente, Garfiel respiraba agitadamente mientras intentaba calmarse. Tomó una respiración profunda para calmar su corazón y sus pulmones, riñendo sus sentidos antes de que su furia lo descontrole. Era improbable que su pensamiento pudiera desencadenar alguna otra trampa de Otto.
Pero ¿por qué Otto se lanzó a esta batalla tan imprudente?
Y, de hecho, ya de por sí era extraño que Otto encarase a Garfiel.
Su objetivo era ganar tiempo — atraer la atención de Garfiel sobre sí mismo, permitiendo que los evacuados escapasen en diferentes rutas dispares.
Si las declaraciones de Otto eran ciertas, entonces ya no había forma de que Garfiel pudiera detener todos los carruajes.
La idea de utilizar el derecho de comando y hacer que las dobles de Ryuzu los persiguieran cruzó la mente de Garfiel, pero como él no sabía con exactitud qué camino tomó cada uno de los carruajes, no tendría ningún sentido.
Las dobles carecían de conocimiento y de experiencia, y solo podían lograr ejecutar comandos muy claros.
Tanto así, que las chicas ni siquiera comían regularmente si no se les instruía a hacerlo, y si llegaban al límite dentro del bosque, se encogerían en bolita en un intento de abandonar su vida. Garfiel también estaba harto y cansado de esforzarse frenéticamente en intentar encontrarlas antes de que desaparecieran.
『 Garfiel: Al final, sólo puedo contar con mi asombroso ser. ¡Ja! Igual que siempre. 』
Le fallaban sus movimientos. Su nariz estaba inhibida.
Sin embargo, Garfiel no lo veía de manera pesimista. Si algo tenía, era su cuerpo atlético y fuerte. Le sobraba energía para correr por el bosque y lograr su objetivo.
Independientemente del objetivo de Otto, él se había estado oponiendo a Garfiel. Seguramente estaba decidido a ganarse el resentimiento de Garfiel, incluyendo que le clavaran colmillos y garras.
Garfiel había dejado de desdeñar a Otto, como si éste no fuera más que una simple presa.
Ahora lo consideraba una presa que requería el máximo esfuerzo para ser arrinconado y asesinado.
— Garfiel no se dio cuenta de que, pensar de esta manera, significaba que ya había olvidado su objetivo inicial, y estaba siendo engañado por los planes de Otto.
『 Garfiel: Ustedes dos sí que se están comportando bien. Apuesto que todo esto es otra cosa que ese bastardo te instruyó… Realmente es una mierda todo lo que ese tipo dice. 』
Justo antes de avanzar para entrar en el bosque en busca de Otto, Garfiel giró su cabeza y su vista se centró en los carruajes.
Dos vehículos señuelo, que simulaban la huida de los evacuados. Aunque cabía destacar que los dos dragones de tierra que jalaban los carruajes eran reales, y habían estado sentados allí desde el comienzo de la conversación entre Garfiel y Otto, manteniéndose completamente al margen del asunto.
『 Garfiel: Si hacen un mal movimiento, es posible que mi asombroso ser los lastime, ¿eh? Qué inteligente de su parte. Pero, de hecho, no es como si quisiera cometer una matanza innecesaria. 』
Sacudiendo la cabeza, Garfiel pasó junto a los dragones mientras se acercaba al vagón de los pasajeros. Muchas prendas de ropa se habían apilado para engañar la nariz de Garfiel, de modo que pensara que los aldeanos estaban allí. Garfiel había dejado el asunto después de confirmar eso, pero tal vez debería echar otro vistazo.
El pie de Garfiel apartó la ropa fuera de su camino mientras contemplaba los asientos y las paredes. Nada destacaba particularmente, y justo cuando estaba a punto de finalizar la búsqueda y bajar del carruaje —
『 Garfiel: — ¿Eh? 』
Al darse la vuelta, vio algo pegado en el lado interior de la puerta del carruaje.
El papel blanco se mecía por el viento, colocado en una posición donde sólo era visible desde adentro.
— Con un mal presentimiento, Garfiel caminó hasta la puerta, arrancando lo que se mecía y abriéndolo en sus manos.
<— Si estás tan completamente en la palma de mi mano, entonces todo esto valió la pena.>
Leyendo el mensaje, la visión de Garfiel se tiñó de un carmesí furioso.
Al siguiente instante, los asientos del carruaje se volcaron y un bulto negro explotó dentro de este reducido espacio. El rugido de Garfiel fue ahogado por el huracanado zumbido generado por las alas de un enjambre de insectos.
※ ※ ※ ※ ※
— Cuando Otto Suwen era joven, para él el mundo era un infierno.
『 ???: — 』
『 ???: ××××××××× 』
『 ???: ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※』
『 ???: *******************!*!* 』
Los oídos de Otto captaban palabras enigmáticas, a todas horas, incesantemente.
Se sentaba aturdido en el suelo, mientras le hablaban con susurros, o como gritos lejanos, a veces como canciones melodiosas, o como muertes agonizantes. El mundo constantemente le infligía a Otto su conexión.
No importaba a qué lugar del mundo fuera, las voces perseguían a Otto sin fin.
Todos los días sin cesar. El eterno eco de un coro discordante. Una cacofonía, un concierto infernal permaneció constantemente al lado de Otto.
— ¿Cómo pueden vivir todos los demás con este ruido como si nada?
Se preguntaba Otto, en medio de un infierno donde no podía entender adecuadamente las palabras de quienes lo rodeaban.
Sus padres lo abrazaban y, junto con su sonrisa, le lanzaban algunas palabras. Pero a pesar de cuán grande era el amor que contenían estas palabras, serían consumidas por ese estruendo y disonancia, sin permitirles llegar a los oídos de Otto.
Sus padres notaron la anormalidad de su hijo y de inmediato lo llevaron a ver a un médico.
No reía, no se enojaba, no lloraba. Su fracaso absoluto en fomentar cualquier expresión emocional se debió al hecho de que Otto percibía todas las influencias externas como si fueran idénticas.
Otto pasó su infancia como un ser humano sin emociones, hasta el punto en el que preocupaba a sus padres.
Por fortuna, si es que se le puede llamar así, la casa Suwen era de comerciantes, y conservaban un estándar de vida de clase media, con ahorros más que suficientes para enviar a su hijo al médico.
Pero ningún médico podía encontrar nada malo en el cuerpo de Otto. Por supuesto que no. Si uno tuviera que nombrar la condición de Otto, seguramente sería sordera, causada por ruido excesivo.
A diferencia de Otto, sus hermanos —uno era dos años mayor que él y el otro era dos años menor que él— pasaron sus infancias como niños sanos, creciendo bien junto con el amor de sus padres. La atención de sus padres hacia Otto se redujo gradualmente a medida que el amor proporcionado a tres personas, era reasignado solamente a dos, distanciando a Otto del cariño de sus padres.
Otto no mantuvo ningún rencor ni celos por sus hermanos ni por sus padres. En aquella época, no había desarrollado emociones de odio ni de envidia hacia alguien, ni negativas ni positivas, pero, a pesar de que Otto generalmente no entendía lo que estaban diciendo, sus hermanos interactuaban con él pacientemente. Llegó a la conclusión de que el agotamiento mental de sus padres era inevitable.
De haber estado en la posición de sus hermanos en aquel entonces, Otto no estaba seguro de que hubiera sido capaz de ser tan insistentemente amable con un miembro tan extraño de la familia. Por eso les estaba agradecido.
Los sonidos tal vez no le llegaban, pero las palabras escritas sí que permitieron la comunicación. Fue su hermano mayor quien descubrió esto e intentó leer libros en voz alta para Otto.
Aprender a leer y escribir era, naturalmente, la más difícil de las tareas.
Él no podía registrar los sonidos necesarios para comprender las palabras. Para Otto, entender lo que significaba una secuencia de palabras le tomó diez veces más tiempo que a los niños ordinarios.
No obstante, Otto no sufrió por ello. Por desgracia, la sensibilidad necesaria para percibir cosas agonizantes estaba fuera de los límites emocionales de Otto, y los niños incapaces de un estilo de vida apropiado carecían de responsabilidades para las actividades diarias.
<— Gracias, por todo.>
Después de que escribiese y les mostrase este mensaje a sus padres, ellos lo abrazaron, con lágrimas cayendo por sus rostros. Otto todavía recordaba esto vívidamente.
Aunque no entendía por completo qué era la gratitud, había sido tratado de tal forma que él debía hacer esto. Esa fue la decisión que su joven yo había tomado y, después de haberse juzgado de esta manera las palabras que escribió por obligación, se formó una ola en el corazón de Otto.
— Esa pudo haber sido la primera vez desde su nacimiento que lloró roncamente, gritando. Suponiendo que fuera así, eso lo convertía en el segundo llanto de nacimiento de Otto.
『 ???: Thiydnyityitkauoubibibibibi. 』
『 ???: Agategatagfatttetaadaertera. 』
『 ???: miii miii muuu miii meeh miii miii. 』
Inmediatamente después de su segundo llanto de nacimiento, Otto descubrió una débil consistencia dentro del coro infernal.
Los ruidos caóticos que asaltaban sus oídos podían, poco a poco, ser filtrados y eliminados progresivamente de acuerdo a la voluntad de Otto.
Fue alrededor del octavo cumpleaños de Otto cuando se volvió capaz de bloquear perfectamente los sonidos del ambiente a voluntad.
Ahora Otto era prácticamente un chico saludable y, como si de arrojar agua en un desierto árido se tratase, él codiciosamente consumió todo lo que pudo.
Él ya había tenido que dejar de aprender lo que la mayoría de los niños hacía en sus primeros ocho años de vida. También se había esforzado en sus largos estudios para aprender a leer y escribir, pero, no obstante, su nivel de comprensión era inferior al de los niños de su edad. Usando el arma llamada “concentración”, Otto acortó la brecha de un solo golpe.
El talento dormido de Otto Suwen, floreció aquí.
Él estaba a la par incluso con sus hermanos. O no, su nivel de comprensión y de pensamiento los sobrepasaba. Otto, con su excepcional habilidad para aprender, hizo que se uniera a las filas de sus compañeros, distinguiéndose entre ellos en el proceso, y él —
— Magníficamente cometió repetidos errores en las relaciones humanas, y estaba completamente sin amigos.
『 Otto: ¿Cómo pueden vivir todos en este mundo tan difícil como si nada? 』
Murmuró Otto, mientras se abrazaba las rodillas, con el rostro enrojecido e hinchado por la bofetada de una chica que le interesaba.
A los diez años, Otto trabajaba diligentemente en sus estudios, para no avergonzarse a sí mismo como hijo de un comerciante. Los entornos donde uno podía recibir una educación adecuada desde la juventud en adelante no eran tan comunes en esta era. Sin lugar a dudas vivió en circunstancias benditas, pasando días ideales junto a sus compañeros.
El problema aquí eran los métodos de Otto en cuanto a expresión emocional y edad mental, ambos eran inmaduros por siete años en comparación con otros niños de su edad.
Otto había fallado en cometer los errores que muchos niños hacían naturalmente y, ahora que era capaz de hacerlos, naturalmente los hacía. Sin embargo, la mayoría de esos errores eran perdonables porque se cometían de pequeño, y cuando Otto, que ya había pasado la mayor parte de ese período de vida, los cometía, a ojos de la gente sólo podían ser descritos con la palabra “adrede”.
Y para colmo, Otto Suwen era un niño bendecido con mala suerte.
Si sus padres contaran la historia, ellos dirían que la mala suerte de Otto comenzó inmediatamente después del parto, cuando casi se ahogó durante su primer baño. Y, a pesar de que esto era por accidente, a él siempre lo dejaban caer, le caía excremento de pájaro, se ahogaba en floreros, y generalmente su vida siempre fue acosada por la mala suerte.
Él no se había dado cuenta de este hecho, puesto que no había podido percibir ninguna sensación de cómo se sentía la mala suerte.
Recordando su pasado después de haber apreciado esa sensación, Otto se estremeció ante su propia historia. ¿Pero qué demonios hacía que una persona pasara sus días completos con una absoluta e inmerecida mala suerte?
『 ???: Uno grande, vino. Ahora, justo vino. Se fue. 』
『 ???: Brillante, brilloso, es brillo, pasando, radiante, radiante, brillante. 』
『 ???: Ey, algo malo se acerca. Ey, algo malo se acerca. 』
Fue aproximadamente en este momento cuando se produjo un cambio en esos ruidos, los cuales, Otto, ahora podía enmudecer.
Aquel coro de sonidos, una vez despojados de cualquier significado, habían cobrado significado.
La mayoría eran ruidos que, aunque él creía que comprendía, no entendía lo que significaban — Pero, después de esforzarse en intentar transformar la confusión en comprensión, Otto descubrió la verdadera naturaleza del infierno que tuvo en su infancia.
Aparentemente, se podía comunicar con criaturas no humanas.
Once años después de su manifestación, este poder posteriormente denominado Protección Divina de “Kotodama” o “Lenguaje del Alma”, finalmente había sido reconocido por Otto Suwen.
Lo que pasó después fue que Otto, interesado en aprender los límites de su Protección Divina, se aventuró por el pueblo, probándola. Después de varias sesiones de prueba y error, descubrió que mientras más inteligente fuera la criatura, más claro serían sus mensajes.
Habló con el dragón de tierra mascota de su familia ante su hermano, y le reveló que había poseído esa Protección Divina desde su infancia.
『 Hermano: Sí, vale. Sí… Mmm, entonces… Otto. Ese poder es, sí, es impresionante. Sí, creo que es impresionante, pero… Bueno, ya sabes. No lo uses donde alguien pueda verte. 』
Poseer una Protección Divina significaba ser bendecido por el mundo, pero no a todo el mundo le gustaba los portadores de dichos poderes. Si su Protección Divina beneficiaba a las personas sería una cosa, pero la Protección Divina de Otto sólo le servía a sí mismo, y su joven mente podía pensar en muchas formas de usarlo para realizar fechorías.
En efecto, Otto podría estar de acuerdo con la preocupada opinión de su hermano mayor.
Después de hacer una promesa con su hermano, cuya cara estaba pálida mientras apartaba la mirada, Otto decidió no dejar que aquellos a quienes tenía cerca supieran de su Protección Divina “Lenguaje del Alma”.
No se trataba solo de él; éste poder también podría ser peligroso para aquellos a su alrededor.
Un sentimiento de deber apareció como una chispa en el pequeño Otto: Él debía proteger a su amada familia.
Tres días después de su promesa con su hermano mayor, su Protección Divina de “Kotodama” se volvió de conocimiento público, y todos sus compañeros lo rechazaron completamente.
Su hermano menor lo encontró hablando con el dragón de la familia, y Otto, de mala gana, le comentó acerca de su Protección Divina. También le dijo que su hermano mayor estaba preocupado al respecto, y que sus poderes eran increíblemente peligrosos.
Al día siguiente, su hermano menor arrastró a Otto junto con un gran grupo de niños y, en un intento de presumir sobre él, ellos fueron testigos de cómo Otto le hablaba a un insecto y, por primera vez en años, Otto vio el infierno.
El defecto de la Protección Divina “Lenguaje del alma” era, probablemente, que necesita usar el lenguaje del animal durante la comunicación. En pocas palabras: cuando Otto hablaba con dragones de tierra, rugía como un dragón de tierra, y cuando hablaba con insectos, sonaba como un insecto.
Sólo tomó un instante para que Otto se ganara la descripción de “Bicho raro” y ésta se esparciera.
De aquí en adelante, Otto selló su Protección Divina de “Kotodama” y decidió que nunca la volvería a usar. Con el paso de los años, se las arregló para deshacer su horrenda reputación, logrando borrar el mortificante recuerdo de las mentes de muchas personas.
Lo logró cuando tenía 14 años. Una edad delicada.
Teniendo 14 años, las excusas de su madurez mental dejarían de tener efecto. Su maduración física también estaba procediendo firmemente hacia su adultez y, al terminar de crecer, Otto poseía un atractivo bastante bueno.
Cabello gris y un rostro tierno, algo desafortunado. Ojos dulces junto a una disposición de dar lo mejor de sí en sus actividades. Otto había crecido para poseer sorprendentemente muchos factores que desencadenaban el instinto maternal y, justo cuando empezó a tomar interés en el romance, como cualquier otro chico de su edad—
Se enemistó con la hija de la figura más influyente del pueblo usando su Protección Divina “Lenguaje del alma”, y fue desterrado.
Fue justo antes del decimoquinto cumpleaños de Otto, durante la temporada de invierno.
Dejando a un lado los detalles, Otto fue arrastrado a un drama romántico.
En la noche de la fiesta de cumpleaños de la hija de la figura más influyente del pueblo, su novio había entrado enfadado cual tormenta, aclamando que su novia había estado con otro hombre. Todas las miradas recayeron sobre Otto, después de haber sido visto hablando con la chica tan sólo algunas horas antes.
Él respondió sinceramente diciendo que sólo le había preguntado la hora, pero el furioso hombre y sus gritos de “¡Bicho raro!” no tenía intención de escucharlo.
Con esta supuestamente olvidada historia enterrándolo, incluso Otto perdió su vergüenza habitual.
En consecuencia, liberó sus poderes, e hizo todo lo que pudo para aclarar todas las sospechas puestas en él y, después de escuchar a cada una de las criaturas del pueblo, descubrió que la problemática chica en la problemática noche, de hecho, había sido vista con 7 hombres diferentes, y él alegremente le dijo al pobre tipo: “¡Parece ser que eres el octavo!”
Después de que el hombre le diera un puñetazo, la chica, al darse cuenta de que su relación fue expuesta, contrató un asesino para Otto, quien se apresuró a salir de su pueblo natal. Se apoyó en las conexiones de su padre y terminó trabajando para la compañía de un conocido.
Otto acumuló experiencia, emprendiendo un viaje como mercader ambulante cuando tenía 16 años, siendo éste el momento cuando Otto Suwen estableció su independencia como hombre.
El viaje de Otto como un comerciante podría llamarse una serie de dificultades.
Su naturaleza para sufrir desgracia, a pesar de los años, no lo había dejado en paz. Horrendos climas atacarían cuando transportaba objetos frágiles, cada vez que pensaba tomar atajos a través de las montañas era atacado por bandidos y, cada vez que acampaba junto a otros comerciantes, era atacado por insectos chupasangre.
Que Otto lograra sobrevivir a pesar de esta constante desgracia era porque, lamentablemente, había sido bendecido con una habilidad comercial tan sobresaliente que contrarrestaba su mala suerte.
No obtuvo grandes ganancias, pero tampoco grandes pérdidas. Mantuvo un sentido del equilibrio casi perfecto, milagroso, sobre la línea del cero neto, y cuatro años pasaron en una abrir y cerrar de ojos hasta llegar a sus 20 años de edad.
El hecho de que no perdiera su espíritu y regresara a casa, fue por la presencia que había traído consigo cuando fue expulsado de su pueblo natal, a quien conocía desde que era pequeño, su dragón de tierra. Furufu.
Honestamente, él sentía algo complejo acerca de Furufu, quien desencadenó que sus hermanos descubrieran su Protección Divina “Lenguaje del Alma” tal como era, pero en lo que respecta al Otto del presente, con Furufu tenía un vínculo definitivo, y era como un miembro querido de la familia.
Por alguna razón, Otto generalmente no podía hacer que otros comerciantes se unieran a él, por lo que a menudo pasaba las noches en las que no podía dormir hablando con Furufu para distraerse.
“Déjame dormir ya”, es lo que diría Furufu, pero las súplicas de Otto de alguna manera lograban que siguiera despierto.
El resultado usual era que otros comerciantes, siendo testigos de cómo hablaba con rugidos de dragón al lado del fuego a altas horas de la madrugada, se separaran de él.
Si bien desde una perspectiva externa esa uniformidad parecía significar un viaje sin incidentes, para Otto, los días que pasó fueron bastante frenéticos — y fue entonces cuando llegó a un momento crucial.
— Perdió una oportunidad de negocio y quedó en la completa ruina.
Otto estaba vendiendo aceite, el cual se vendería por precios escandalosamente altos en el norte de Gusteco durante la temporada de invierno, eso fue lo que escuchó de un hombre calvo de cara roja con un parche en el ojo. Otto cambió sus mercancías de metal por aceite antes de fijar triunfalmente su mirada en Gusteco — pero entonces fue azotado por una ruptura totalmente inesperada de las relaciones con el extranjero, y perdió toda esperanza de vender sus productos.
El siguiente golpe en su corazón fue que los artículos de metal que había tenido problemas para intercambiar a algún precio decente, se vendían por precios exorbitantes en la Capital.
Golpeado por este desenlace, Otto sintió que su vida como comerciante estaba en peligro.
Omitió buscar medios para cambiar la situación y poder levantarse a sí mismo porque probablemente significaría dejar ir a Furufu. O peor, incluso podría terminar con él aprovechándose como una sanguijuela de su familia.
Esa situación era la única que Otto jamás elegiría.
Había estado más de cinco años sin ver a su familia, pero su amor por ellos no había disminuido en lo más mínimo. Su habilidad para vivir su vida actual, por imperfecta que fuera, fue gracias a que su familia no pensó en abandonarlo cuando él aún era joven.
Durante esos diez años, Otto ya le había dado a su familia toda una vida de problemas. Tendría que pasar toda una vida para pagar la deuda que tenía con ellos.
Sus cálculos de préstamo y deuda fueron precisos. Después de todo, Otto Suwen era hijo de un comerciante.
— Un comerciante que él conocía le ofreció la oportunidad de obtener ganancias. Otto la tomó.
Sin embargo, los requisitos para este trabajo no eran bienes, sino las piernas de su dragón. Alguien quería transportar grandes cantidades de gente en los carruajes de los comerciantes.
Otto se lanzó a la oportunidad sin dudarlo, usando su Protección Divina “Lenguaje del Alma” para salir disparado a toda velocidad, entusiasta de llegar a su destino antes de que cualquier otro lo hiciera.
Pasó por carreteras de mala calidad, recorriendo senderos inusuales, ignorando las declaraciones de Furufu de “deberíamos para ya, joven amo”, llegando al destino más rápido que nadie.
Y allí—
『 ???: Vaya vaya vaya… ¿A dónde vas con tanta… PRISA? 』
—Se metió en problemas.
Un grupo de personas con lunáticos ojos lo aprisionó, lo inmovilizó con cuerdas, y Otto sintió que su mala suerte había llegado a su punto crítico.
Lo separaron de Furufu, lo despojaron de sus pertenencias y lo arrojaron a una caverna fría, la diversión caprichosa de ellos lo transformaron en una mera criatura que esperaba morir.
Seguramente nadie podría entender la profunda desesperación en la que se sumergió el corazón de Otto en aquel entonces. Porque en aquel entonces Otto había puesto a prueba todas las habilidades que tenía, en un intento de escapar, usando a tope su Protección Divina “Lenguaje del Alma” con todo su poder, mientras buscaba los medios para escapar de las firmes ataduras.
Lo que quebró el espíritu rebelde de Otto fue el silencio total y abrumador. — Cuando liberó su Protección Divina de “Kotodama”, un infierno equivalente a lo que sufrió en su juventud debería haberle golpeado.
Pero la cacofonía familiar y repugnante que usualmente resonaba en sus oídos, nunca apareció.
Insectos, criaturas del bosque, cosas que supuestamente moraban en el bosque y en las cavernas, todas ellas escondidas de esta presencia diabólica — y Otto, que se había preparado para el infierno, terminó enfrentando un infierno que trascendía lo que él había previsto. El corazón de Otto se fracturó.
Sus ojos perdieron su vigor y la fuerza escapó rápidamente de su cuerpo. Él sabía que todo había terminado.
Nada que él pudiera intentar funcionaría, y allí, en esa caverna fría, era donde terminaría. La desesperación era demasiado grande para las lágrimas. Y justo cuando se adormeció por el paso de las horas, de repente, Otto Suwen fue rescatado.
『 ???: ¡¿Qué tenemos aquí?! ¡Malditos engendros del Culto de la Bruja, no discriminan en su trabajo! ¡No se puede esperar nada más! 』
Una voz retumbante resonó a través de la caverna, sacando a Otto de su trance y devolviéndolo a la realidad.
Él levantó su cabeza y llamó con una voz frágil por ayuda. La persona que escuchó y apareció en frente de él era un hombre bestia alto, con rostro de perro y dominio del acento de Kararagi, quien liberó al capturado Otto.
『 Hombre bestia: ¡Qué buena suerte la tuya, mi amigo! ¡Si no nos hubieran dicho que viniéramos, sin ninguna duda habrías sido asesinado por esos tipejos! ¡Y lo mismo habría pasado si hubiéramos llegado más tarde! ¡Hemos llegado justo a tiempo! ¡Justo a tiempo! Y por supuesto puedes darnos las gracias, ¡pero también deberías dárselas al chico jefe! 』
『 Otto: ¿J-jefe, chico? 』
Moviendo sus extremidades entumecidas por las ataduras, Otto inclinó su cabeza hacia el bullicioso hombre bestia.
Sus ojos se agrandaron ante la respuesta con duda de Otto, justo antes de golpearlo en la espalda con su enorme palma, haciendo que Otto soltara un gemido.
『 Hombre bestia: ¡Jefe es el jefe! ¡Chico es el chico! ¡Si lo juntamos es chico jefe! En otras palabras, es quien nos ha ordenado buscar hasta acá! ¡Nunca lo hubiera dicho con esa cabeza suya, pero las apariencias engañan! ¡Gjajajajaaja! 』
『 Otto: Ja, jauh… E-entendido. De todas formas, te lo agradezco mucho. Ah sí, también tengo que… 』
…agradecerle a él. Era como Otto planeaba continuar, pero entonces se dio cuenta de algo.
El hombre bestia lo estaba viendo, y había arrugado su cara en sorpresa. Otto no tenía idea de lo que esto significaba.
El hombre bestia sacó de su bolsillo un pañuelo sorprendentemente blanco, y se lo entregó.
『 Hombre bestia: ¿Qué estás haciendo? ¡Si te dan ganas de llorar, deberías hacerlo donde nadie te vea! ¡Es patético que un hombretón llore delante de la gente! 』
『 Otto: Weh, aeh… ¿L-llorar? 』
『 Hombre bestia: ¡Lágrimas, tus ojos salpican bastante! ¡¿O acaso planeas negar que estás llorando?! ¡¿Sudor?! ¡¿Tu corazón está sudando?! ¡Amigo, incluso nosotros los de Kararagi hace tiempo que no hacemos ese chiste! 』
El hombre bestia le dio la espalda a Otto, tomando una distancia considerable de él. Otto se puso el pañuelo en su rostro, incrédulo, para luego atestiguar el gran volumen de lágrimas que el pañuelo atrapó — sorprendiéndose sinceramente.
En cuanto se dio cuenta de que estaba llorando, el caudal de lágrimas aumentó cada vez más.
『 Otto: Auh, maldición… ¿Q-qué es, est… esto… hg. 』
Otto apretó sus dientes ante el imparable torrente de lágrimas mientras presionaba el pañuelo contra su rostro.
Él no podía entender por qué estaba llorando, una corriente de maldiciones incoherentes llenaba su cabeza por completo.
— Él había sido liberado de una desesperación tan intensa que sus lágrimas se habían secado y, por lo tanto, tal vez en consecuencia, ahora estaba llorando.
『 Otto: E-estoy… t-tan contento de, de… no haber, muerto… 』
Otto todavía no había logrado nada.
No había pagado ni una sola de sus deudas.
Si hubiera muerto allí, habría fallecido sin que su vida hubiera tenido algún significado. Como si nunca hubiera vivido.
Fue debido a que sobrevivió que ahora reconocía ese hecho.
— Con cada una de las lágrimas vertidas, Otto sentía intensamente que su vida comenzaba de nuevo.
Su primer llanto de nacimiento fue el de parto, al recibir la vida en este mundo.
Su segundo llanto de nacimiento fue al enterarse del amor de sus padres, y el paradero de su propio corazón.
Y el tercero, al sobrepasar la muerte que supuestamente ya había aceptado, y comprender lo que significaba vivir para un propósito.
— Otto Suwen, ese día, lloró una vez, como si hubiera vuelto a nacer.
※ ※ ※ ※ ※
『 Otto: — No es que me pidieran ganar tiempo de esta manera. 』
Dando grandes pasos, forzándose a hacer labores físicas inadecuadas para él, una sonrisa irónica surgió en la cara de Otto.
Estos recuerdos de sus vergonzosos llantos son cosas bastantes incómodas que preferiría olvidar, pero desafortunadamente todos sus recuerdos de llanto son preciados. No podría olvidarlos ni aunque lo intentara.
El hombre bestia Ricardo, que había salvado a Otto en aquel entonces no le dijo nada a nadie, y mantuvo en secreto ese asombroso llanto. Esa era una deuda que tendría que pagar algún día.
Y,
『 Otto: Pagaré mis deudas sea como sea. — Porque, después de todo, soy un comerciante. 』
— Quién salvó su vida, el chico jefe.
Otto Suwen le debía algo a Natsuki Subaru que necesitaba corresponder.
Él usaría su cuerpo y alma para pagar la deuda que tenía por haber sido salvado.
Era una mentalidad normal para un comerciante.
Pero sobre todo —
『 Otto: ¡¡—Lo estoy haciendo por un amigo!! 』
Como comerciante y como ser humano, Otto se impulsaba a sí mismo hasta aquí, y ahora se mantenía firme.
Otto Suwen estaba entrando en un desafío con pocas posibilidades de éxito.
Había apostado ignorando las posibilidades de éxito, y dedicaría todo lo que estuviera a su alcance para aumentar las posibilidades de victoria de Natsuki Subaru.
Esa era el alma de comerciante de Otto en el trabajo, y la prueba de su amistad.
— Lejos de aquí, proviniendo de los carruajes abandonados, él escucho los rugidos de una bestia.
Sintiendo que la verdadera pelea había comenzado, Otto desató su Protección Divina— y dejándose caer en ese infierno familiar, con la intención de reunir todo lo que tenía, él corrió.