sábado, 28 de octubre de 2017

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El sabor de la muerte


Traducción:
Zack

Corrección y edición:
Jagaro (Primer corrector)
Carlos (Segundo corrector)
Pretinaverse (Detallitos finales)

※    ※    ※    ※    ※

—A través de un mundo donde todo parecía torcido, Subaru corrió frenéticamente. 

『Subaru: —』

Él no estaba cuerdo.
Él no estaba cuerdo no estaba cuerdo no estaba cuerdo no estaba cuerdo no estaba cuerdo no estaba cuerdo no estaba cuerdo no estaba cuerdo no estaba cuerdo no estaba cuerdo no estaba cuerdo.

En su cabeza, esas palabras se repetían y se repetían y se repetían.
Y lo que aparecía detrás sus párpados, mientras esas palabras se repetían una y otra vez, era la vista del fin de Roswaal, bajo los colmillos del gran conejo.
Sin resistencia, aceptando tan fácilmente su muerte, sin gritar de dolor aun cuando trituraban su carne, Roswaal permitió que su propia existencia terminara.

—Aberrante.
¿Cómo no podría llamarse esto aberrante y demente?

Si su meta se podía lograr en un mundo paralelo, entonces no le daría importancia su propia muerte. Si esto fuera un videojuego, entonces Subaru le daría la misma importancia a la muerte de su personaje.
Pero, esto era la realidad.
¿Cómo es posible que, en la realidad, puedas confiarle la vida a un Tú diferente?

Roswaal murió devorado por los conejos. Y su consciencia no regresaría al mundo que Subaru alcanzaría con su Retorno por Muerte.
Roswaal lo apostó todo por el Retorno Por Muerte, al igual que hacía Subaru, pero había una diferencia abrumadora en el precio que debían pagar.
Porque, a diferencia de Subaru, Roswaal no puede reclamar el precio.

『Subaru: —eu, gkh,』

Recordando la horrorosa muerte de Roswaal mientras corría, las náuseas empezaron a atormentar a Subaru.
Los jugos gástricos subían por su garganta, quemando con su ácido. Corrió tan desesperadamente que incluso vomitar era una pérdida de tiempo. Subaru vagaba por el SANTUARIO en busca de sobrevivientes. 

—Una vez más el infierno se extendió ante Subaru.

La nevada se detuvo, sin embargo, los vientos aullantes azotaban al SANTUARIO.
Subaru hizo una mueca ante su congelada piel mientras observaba los alrededores, escuchando los lamentos de los animales, los cuales eran casi inaudibles por el viento. 

Rechinaban, rechinaban, dientes dentados rechinaban sin parar, el SANTUARIO estaba siendo acorralado por sonidos que amenazaban a sus futuras presas.

El Gran Conejo rondaba por el SANTUARIO buscando presas.
¿Cuán increíble era el hambre que los asaltaba? 
Si no veían presa alguna, ellos saciarían su hambre comiéndose a sus compatriotas, como si no pudieran soportar el tiempo que sus dientes permanecen inactivos. Un genuino y abominable monstruo. 
Al escuchar repetidamente el áspero sonido de dientes royendo y los gemidos canibalescos de la muerte y el éxtasis, la cordura de Subaru empezó a ser consumida poco a poco.

『Subaru: — ¡Bastaaaaa—!』

Subaru agitó su cabeza para deshacerse de ese molesto sonido, cuando un conejo con su mandíbula abierta pasó sobre su cabeza. Con sus dientes chocando perversamente, y fallando en capturar a su presa, el conejo pivotó con un grito amenazador.
Inmediatamente, una doble de Ryuzu que corría junto a Subaru, golpeó con su talón el pecho del conejo, aplastándolo. Trozos de carne y huesos salpicaron, el conejo vomitó sus entrañas por su pequeña boca, para luego morir.

Exhalando, y sin prestarle atención al cadáver, Subaru reanudó su sprint. La doble de Ryuzu también empezó a mover sus piernas para correr junto a Subaru.
Detrás de ellos, a poca distancia, otros conejos llegaron al lugar donde se encontraba el cadáver. Escuchando cómo se comían el cadáver, dentro de Subaru las campanas de la devastación sonaron más fuerte.

Seis dobles de Ryuzu protegían a Subaru.
De las once que quedaban después de que Roswaal muriese devorado, ahora sólo quedaban la mitad. Se les ordenó proteger a Subaru, así que ellas contraatacarían a los conejos que se acercaran, o harían de escudo humano para protegerlo y sus cuerpos volverían a ser Maná.

En cuanto al hecho de ordenar a las réplicas arriesgar sus vidas para protegerlo, a Subaru le daba lo mismo ahora.
En ese momento, sólo pensaba en proteger a Rem en la Catedral y en que Emilia aún estaba en la Tumba, los demás asuntos fueron abandonados en algún lugar fuera de su consideración.
Esa era la única forma de que él pudiera mantener su presente conducta, y de proteger su mente.

『Subaru: ¡La… Catedral está…!』

Mientras que la nieve sumergía sus pisadas, mientras rodeaba los caminos infestados por los conejos, Subaru tomó un gran desvío alrededor del SANTUARIO para llegar al centro de la aldea y la Catedral.
En un pueblo carente de luz, Subaru inmediatamente encontró la Catedral.
Por supuesto que la encontraría.

—Ya que, en este mundo teñido de blanco, solo la catedral estaba envuelta en llamas completamente rojas.

『Subaru: —Por…qué…?』

Cayendo de rodillas en la nieve, Subaru murmuró en un aturdimiento ronco.
El chispazo de las llamas se mezclaba con el crujir de la madera. Subaru observó cómo los conejos saltaban hacia la luz abrasadora del fuego como las polillas, con la intención de comerse a su presa que estaba dentro, pero ardían en el intento hasta que no quedaba nada de ellos.

Que estén tan desesperados por entrar en la Catedral significaba que algo dentro de ésta saciaría su hambre.
Y que ese algo permaneciera dentro de las llamas, solo podría significar una cosa.

『Subaru: —』

Viendo que sobrevivir era imposible y, en vez de ser comidos por los conejos, eligieron el suicidio, Subaru sintió una emoción que no era incapaz de entender. No era incapaz, pero…

『Subaru: Aun así, resistir hasta el final….』

Pelear... hasta el final de sus vidas, sin rendirse, es lo que quería que hicieran... pero esas serían unas palabras insensibles.

Tanto Roswaal como la gente del SANTUARIO habían tratado sus propias vidas con bastante negligencia.
Subaru había recibido la misma crítica, pensando que sus ideas eran razonables —y olvidando la realidad. Subaru cubrió su cara y empezó a derramar lágrimas.

Ni Subaru ni Roswaal fueron personas que inspirasen resolución para resistir hasta que llegara el rescate, ni para los atrincherados ciudadanos del SANTUARIO ni para los evacuados de Arlam.
Si Subaru hubiera creado una base de confianza con ellos, seguramente hubieran luchado hasta el final sin abandonar sus vidas. —Una vez más todo fue responsabilidad de Subaru, y todo fue culpa de Subaru.

『Subaru: Pero, solo Rem fue…』

...salvada, ¿quizás? Pensó Subaru, quien estaba siendo demasiado arrogante por dar más valor a unas vidas que a las otras. 
Mentalmente, Subaru llamó a la doble a la cual había ordenado que llevara a Rem a la Catedral—la Ryuzu principal. Pero… no vio ninguna reacción que indicara que lo escuchó.

—Rem estaba dentro de la Catedral en llamas.
Aun diciendo que hipotéticamente hayan escapado, la idea de que Ryuzu pudiera evadir al Gran Conejo mientras la protegía no era muy convincente para el cerebro de Subaru.

Mordió sus molares fuertemente. Empezando a saborear sangre.
Mordiendo el sabor a sangre, mordiendo en la amargura creciente, Subaru mordió en su decisión.
—Subaru debió haber entendido completamente que este mundo ya no tenía salvación, pero con los fallos repetitivos se olvidó de eso, y por eso terminó aquí.
Ahora, de verdad, sería tiempo para rendirse.

『Subaru: —』

Sabía que ese monstruo hambriento se acercaba.
Los conejos, quienes habían abandonado la posibilidad de devorar la presa que se quemaba en la Catedral, notaron la presencia del arrodillado Subaru y las dobles de la Ryuzu que lo rodeaban.

Parándose, quitándose la nieve de encima, Subaru exhaló profundamente. 
Subaru no se dio cuenta de las lágrimas que caían por sus mejillas, así que no se las limpió.

『Subaru: Emilia…』

Este mundo estaba acabando.
Incluso si no fuera a acabar, Subaru lo terminaría.

En este mundo no pudo salvar a ninguna de las personas con las que deseaba estar, con las que deseaba pasar el tiempo—por eso, en el final, él deseaba estar al lado de su querida chica.
Arriésguense y protéjanme. —Una vez que alcancemos la tumba, hagan lo que quieran.』

Sin emociones, Subaru instruyó a las seis dobles restantes, tomando un paso para escapar de la oleada de conejos, y tomando otro paso—para correr.
Sintiendo la intención de escapar de su presa, los conejos dieron un grito insonoro para que siguieran las huellas de Subaru en la nieve mientras babeaban.

『Ryuzu: —』

Dos dobles de Ryuzu atacaron en el momento en que los conejos se lanzaron.
El sonido de los gemidos de la muerte y el sonido de la carne aplastada resonaron, lo cual tuvo como consecuencia que un gran número de conejos atacaran a las dobles.
En un instante, las dos fueron cubiertas por pelaje blanco, y las dobles abatidas—con heridas fatales, se transformaron en un torrente de luz azulada.

Su ataque final junto con su desaparición—una explosión de Maná—atrapó a los conejos que las consumían. El resplandor bailaba en el cielo nocturno del SANTUARIO.
Sintiendo con su piel la explosión de brillo de las dobles detrás de él, Subaru sacudió la cabeza para quitarse de la mente a las dobles que dejó atrás, chasqueó sus dientes, y corrió hacia la tumba.
—Sin detenerse, corrió.

※    ※    ※    ※

Al llegar a la tumba, el cuerpo de Subaru ya no sentía el frío.

La nieve nubló su visión y sus parpados podrían estar congelados pero Subaru no les prestó ni la más mínima atención, mientras exhalaba un blanco aliento a través de sus temblorosos labios.
La única cosa que imaginaban sus oscuros y pesados pensamientos, era a una simple y solitaria chica.
Sus pasos resonaban por el pasillo de piedra, dirigiéndose hacia las profundidades.
En el cuarto de la Prueba, una chica le estaría esperando.

『???: —¿Subaru?』

Descubriendo el espacio abierto, un timbre de voz como la de una campanilla plateada llamó su nombre.
Y así, atraído por ese sonido, Subaru se dirigió a su origen, entrando al cuarto. Viéndolo entrar, la persona que estaba parada ahí habló con encanto.

『Emilia: ¡Eras tú, Subaru! ¡Cielos! ¿Dónde habías ido? Estaba preocupada.』

Dijo Emilia mientras se apresuraba a tomar la mano de Subaru.

Poniendo mala cara, Emilia movió la mano de Subaru a su pecho, transfiriéndole su tierna calidez mientras lo miraba.

『Emilia: ...¿Estás cansado?』

『Subaru: Sí… tal vez, un poco… cansado.』

『Emilia: Je je, ya veo. Muy bien entonces, muy bien.』

Emilia se rió, y sus mejillas se sonrojaron.
Aún sosteniendo la mano de Subaru, Emilia se sentó en el lugar en el que estaba. Doblando sus piernas una al lado de la otra, extendió sus espinillas hacia un lado, y acercó a un Subaru medio agachado.

『Emilia: Ahora, aquí tienes, Subaru.』

『Subaru: ...Tu… regazo.』

『Emilia: Sí. Subaru, te gusta tumbarte en mi regazo, ¿verdad? Tú lo dijiste. Recuerdo esas cosas muuuuy bien. Ven, toooodo tuyo.』

Sonriendo avergonzadamente con orgullo, Emilia señaló su regazo. Subaru se puso de rodillas, aceptando su invitación mientras ponía su cabeza encima de sus suaves piernas.
Su corto cabello cepilló la suave piel de ella, lo que hizo que Emilia pronunciara un tentador 『Nnhm』, pero inmediatamente después de eso, empezó a acariciar la cabeza de Subaru de forma practicada.

『Emilia: ¿Cuantas veces te he prestado mi regazo?』

『Subaru: No lo sé… ¿esta es la tercera, quizá? De alguna forma, siempre me dejas descansar en él cuando estoy agotado.』

『Emilia: Me divierto tocando tu cabello o tu cara. Es cooomo, toquetoquetoque.』

Tirando de su flequillo, tocando sus mejillas, Emilia estaba alegre mientras le hacía esas cosas a Subaru.
Subaru entendía que ella estaba expresando su amor, así que no tuvo ganas de apartar sus dedos. 
Un mundo que ya se estaba acabando—ahora Subaru tan solo deseaba ahogarse en el amor de Emilia.

—Porque él ya había perdido la mayoría de su sangre y sus vísceras.

El estado sangriento en el que estaba Subaru, haría que cualquier persona normal quisiera dejar de mirarlo.
Su espalda bañada en heridas de colmillos, sus huesos probablemente visibles entre su ropa. Una gran cantidad de sangre chorreaba por sus devastadas piernas, y en su mano derecha sólo quedaba el dedo pulgar, ya que los demás dedos fueron arrancados cuando sacudió dicha mano para deshacerse de un conejo que se abalanzó sobre él. 
Su llegada a este lugar en medio de su borrosa consciencia tal vez fue el resultado de una tenacidad delirante, e irónicamente el frío helado ralentizó su metabolismo.

『Emilia: Subaru, ¿has perdido peso?』

『Subaru: Estoy probando la dieta derrama sangre. Es… del tipo lastre, descargas el peso de la sangre, o algo…así.』

『Emilia: No entiendo lo que estás diciendo, pero hiciste alguna locura por alguien otra vez, ¿verdad? Ese es el tipo de persona que eres tú, Subaru. Te entiendo… pero estoy taaaan preocupada.』

Subaru no dijo nada.

『Emilia: La verdad es, que quiero que solo hagas eso por mí. Pero, sé que es egoísta, y no quiero que actúes como si no vieras a otras personas a excepción de mí… Eso también es ser egoísta, lo siento.』

La voz de Emilia empezó a distanciarse.
A diferencia del frío de afuera, el interior de la tumba mantenía un nivel normal de calidez. Esto, irónicamente, aceleró el metabolismo de Subaru a un nivel normal, su lento flujo de sangre volvió a retomar la normalidad.
El suelo de piedra se tiñó de color rojo por la sangre fresca, que también empezaba a salir de la boca de Subaru con cada tos.
Sangre salpicó en las blancas mejillas de Emilia por la tos. Pero—

『Emilia: ¿Me estás escuchando, Subaru? Quiero hablar y escuchar tantas, tantas, taaaaantas cosas. Por favor. Quédate conmigo. Escucha mi voz. Di algo, por favor…』

—Emilia no le prestó atención a la sangre que le salpicó en la mejilla.
No, ella ni siquiera la notó. Sus ojos amatistas definitivamente miraban fijamente a Subaru, definitivamente se reflejaba en sus ojos—pero… esos ojos no aceptaban la realidad que tenía presente.

Cuando Subaru volvió a la mansión, fue sometido a la tortura de Elsa y fue cubierto por heridas. Después, al ser arrastrado por Garfiel a la tumba, probablemente empeoró su fea apariencia.
Pero Emilia no notó las heridas de Subaru, ni se preocupaba por ellas.
Mirando a un Subaru comido por los conejos y con partes de su cuerpo faltantes, ella le respondía como si él estuviera perfectamente bien.

Emilia, no estaba viendo la realidad ante ella.
Y tal vez para Subaru era lo mismo.

『Subaru :—』

Lo que Subaru de verdad debería estar haciendo era advertir a Emilia del peligro y hacer que se aleje de este lugar.
El Gran Conejo… ya ha invadido las afueras de la tumba, y pronto estarán en su interior, en cuyo caso no había esperanza de que Emilia sobreviviera.
Como Roswaal, como los aldeanos con su suicidio en el fuego, Emilia también sería incapaz de evitar esta espantosa muerte.
Subaru sabía sobre esto, pero aun así era incapaz de avisar a Emilia.

Era incapaz de escapar de su egoísta deseo antes de morir, de encontrar su final al lado de Emilia.

Sus remordimientos por dejar que Ram y Garfiel muriesen, las palabras y la espelúznate muerte de Roswaal, el flujo constante de perder a Petra y Frederica, su sentido de impotencia por fallar en salvar a Rem y a Beatrice, todo eso abatía a Subaru.
El dolor, y hasta el terror de la muerte, no le importaban una mierda.

—Todo lo que deseaba era desaparecer de este mundo.

El deseo egoísta del agotado Subaru, pronto se haría realidad.
El mundo empezaba a nublarse, su consciencia y su alma lentamente se distanciaba de este lugar.

La fuerza abandonaba sus extremidades, la sensibilidad de su carne se reducía casi completamente siendo dejada atrás.
Lo que quedaba, lo que se quedaba atrás, inconsciente de la partida de Subaru, era Emilia.

『Subaru: —』

Así que, ¿Estaba abandonando de nuevo a Emilia?
Emilia, solo siendo capaz de confiar en Subaru, perdiendo todo tipo de cosas y personas de quien depender—y ahora que su único punto de dependencia era Subaru, ¿Realmente él la estaba abandonando?

『Subaru: a…』

Su arrepentimiento llegó demasiado tarde. Absolutamente todo estaba perdido.
Sin decir nada, su vida se desvanecía poco a poco de sus ojos.

Emilia seguía sin darse cuenta, únicamente inclinaba su cabeza de forma adorable hacia el callado Subaru.
Acercando su cara a la de él, mientras sonreía—

『Emilia: Subaru—』

『Subaru: —』

Tomó al silencioso Subaru, y lo besó.

—Su primer beso tenía el sabor frío de la MUERTE.